Pyongyang ha vuelto a advertir a Seúl de que la guerra puede estallar en cualquier momento, al tiempo que las autoridades niponas por segunda vez han transmitido informaciones erróneas sobre lanzamiento de misil norcoreano. Tomando en consideración todas estas circunstancias, el jefe del comité de la Duma de Estado (cámara baja del Parlamento ruso) para los asuntos internacionales, Alexéi Pushkov, ha sugerido que una llamada telefónica del presidente de EEUU, Barack Obama, a su homólogo norcoreano, Kim Jong-un, podría relajar la tirantez en la Península de Corea. 
Si Barack Obama diera una llamada telefónica a Kim Jong-un, justificaría siquiera en parte su Premio Nobel de Paz, opina Alexéi Pushkov, mostrándose seguro de que Kim Jong-un podría aceptar el arreglo del conflicto, pero guardando las apariencias. No quiere ver dañada su reputación ni besar el azote, sino ser reconocido como mandatario de un Estado cuya postura es respetada, consignó el parlamentario ruso. 
Mientras tanto, Pyongyang busca alcanzar este objetivo al son de una retórica belicosa. El jueves pasado ha vuelto a advertir a Seúl de que el Ejército norcoreano, si la situación lo exige, puede asestar un fuerte golpe a Corea del Sur. Para infundir mayor miedo, se dio a conocer que a los misiles norcoreanos ya fueron asignados los blancos en la parte sur de la Península.
Ha contribuido a arreciar la tirantez en torno a Corea del Sur el segundo falso toque de alarma, dado por el Japón en los últimos dos días. Este país informó erróneamente sobre lanzamiento de misil balístico norcoreano. La reacción de los militares japoneses bien podría haber provocado unas contramedidas por parte de Pyongyang. Gueorgui Toloraya, experto del Instituto de Economía (Academia rusa de Ciencias), no descarta que el conflicto local entre las dos Coreas puede estallar en cualquier momento: 
Pueden producirse escaramuzas en la frontera o en el Mar Amarillo o, tal vez, perpetrarse acciones subversivas que puedan degenerar en tiroteos, conflictos locales que, sin embargo, no adquirirán las dimensiones de una guerra a gran escala. 
La crisis en torno a Corea del Norte se ha gestado sobre el telón de fondo de las maniobras militares, protagonizados por EEUU y Corea del Sur que en buena medida provocan la retórica belicosa de Pyongyang, opina Alexánder Vorontsov, experto del Instituto de Orientalismo (Academia rusa de Ciencias): 
Corea del Norte experimenta determinados recelos en cuanto al perfil de estos ejercicios que no se sabe si son maniobras rutinarias anuales o preparativos para hostilidades. Para prevenir el peor escenario, Pyongyang lanza temibles advertencias, cuya esencia podría expresarse así: es imposible intimidarnos, no tenemos miedo a la guerra; si la guerra llega a estallarse, pelearemos hasta la última gota de sangre, de modo que será mejor que no os metáis con nosotros. 
Las prestigiosas organizaciones sociales de Corea del Sur instaron a las autoridades de su país a entablar sin demora negociaciones con el vecino del Norte. La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) se muestra dispuesta a aportar su grano de arena a esta tarea. Indonesia, que integra la ASEAN, por su parte también aplica esfuerzos para ayudar a Pyongyang y Seúl a relajar las tensiones.
Washington confía en que China hará valer su fuerte influencia sobre Corea del Norte para solventar la crisis. Para la Casa Blanca no pasaron desapercibidas “las crecientes preocupaciones de Pekín con motivo de los efectos negativos de una actitud irreflexiva de Pyongyang” y la tesis de que la desestabilización en la Península de Corea también repercute negativamente en la situación estratégica de la propia China. 
Los titulares de asuntos exteriores del G8 han amenazado a Pyongyang con aplicar nuevas sanciones en caso de que lance otro misil. Se supone que el 15 de abril, día del 101º aniversario natalicio de Kim Il-sung, fundador de Corea del Norte, este país podría ensayar otro misil balístico de alcance medio. 
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