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martes, 25 de septiembre de 2012

Atienden a pacientes con esclerosis múltiple

http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2012-09-24/atienden-a-pacientes-con-esclerosis-multiple/

Desde el 2003 un equipo multidisciplinario ha atendido en el Hospital de Rehabilitación Doctor Faustino Pérez, de Sancti Spíritus, a cerca de 270 convalecientes de todo el país con esta enfermedad inflamatoria crónica desmielinizante, que afecta el sistema nervioso central
Luis Orlando Hernández
digital@juventudrebelde.cu
24 de Septiembre del 2012 22:14:46 CDT
SANCTI SPÍRITUS.— Con énfasis en la recuperación cognitiva, para lograr una mejoría psicológica y avances en la concentración y memoria de los pacientes con esclerosis múltiple, trabaja el Hospital de Rehabilitación Doctor Faustino Pérez, único de su tipo en el país fuera de La Habana.
Desde el 2003 un equipo multidisciplinario ha atendido aquí a cerca de 270 convalecientes de todo el país con esta enfermedad inflamatoria crónica desmielinizante, que afecta el sistema nervioso central, argumentó Sara María Díaz, especialista en Medicina Física y Rehabilitación.
La esclerosis múltiple resulta la segunda causa más frecuente de discapacidad en pacientes jóvenes con afecciones del sistema nervioso central, y sus principales síntomas son el deterioro de la fuerza, rigidez y fatiga muscular, así como la pérdida del equilibrio.
La especialista en Rehabilitación agregó que a esta enfermedad se le conoce como la gran simuladora, pues se instala de manera silenciosa y limita actividades vitales, en dependencia de la región nerviosa donde se aloje.
Hasta el momento, la rehabilitación es el único método probado para mejorar la calidad de vida del paciente. En el Faustino Pérez se labora en un programa diario de más de 12 horas con actividades como la hidroterapia, tratamiento psicológico, equinoterapia y agentes físicos, entre otros.
Sara María Díaz insistió en que el diagnóstico de esta enfermedad —se calcula que en Cuba la padecen unas 3 000 personas— lo realiza el neurólogo y, una vez detectada, se produce el ingreso al hospital espirituano por seis semanas y el reingreso posterior cuantas veces sean necesarias por cuatro semanas.

Desarrollan más de 150 tecnologías para la industria farmacéutica

http://www.juventudrebelde.cu/ciencia-tecnica/2012-09-24/desarrollan-mas-de-150-tecnologias-para-la-industria-farmaceutica/

Delegados de 36 países debatirán en Congreso Internacional Labiofam 2012, entre otros temas, sobre las experiencias cubanas del Vidatox como alternativa terapéutica en la oncología
Mayte María Jiménez
digital@juventudrebelde.cu
24 de Septiembre del 2012 22:51:42 CDT
Unas 150 tecnologías para concebir productos farmacéuticos y suplementos dietéticos para el tratamiento de diferentes enfermedades humanas son desarrolladas actualmente en Cuba por el Grupo Empresarial de Producciones Biofarmacéuticas y Químicas (Labiofam), aseguró el doctor José Antonio Fraga Castro, director de esta entidad, en la inauguración del II Congreso Internacional Labiofam 2012, que sesiona desde este lunes en el Palacio de Convenciones, en la capital.
Fraga explicó que esta institución produce en el país más del 98 por ciento de los medicamentos de uso veterinario, e impulsa más de 54 tecnologías para la obtención de biofertilizantes y bioplaguicidas en la agricultura; y más de otros 30 en la medicina veterinaria y los medios de diagnóstico de la misma.
El doctor precisó que, durante los cinco días del evento, los más de 450 delegados de 36 países debatirán junto a los investigadores de la Isla en torno a las experiencias con el producto cubano Vidatox 30CH, como una alternativa terapéutica en la oncología desde la atención primaria de salud, y la evaluación de la calidad de vida de pacientes con tumores intracraneales y de colon.
Además se conocerá sobre las vacunas veterinarias en la industria nacional, la evaluación de la homeopatía en la medicina veterinaria, el desarrollo de los bioproductos agrícolas en la Isla; así como el programa nacional de productos naturales.
Fraga destacó la importancia de la colaboración científica investigativa para la transferencia tecnológica y la cooperación sur-sur, no solo para soluciones terapéuticas, sino también profilácticas, a partir del enfoque hacia las predisposiciones genéticas de las personas.
También subrayó el trabajo de Labiofam hoy en el control de vectores transmisores de enfermedades como el dengue y la malaria, en regiones de África, América Latina y Asia.

Despide Raúl a Evo Morales

http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2012-09-25/despide-raul-a-evo-morales/

Los mandatarios intercambiaron sobre el estado de las relaciones entre Cuba y Bolivia y sobre otros temas de interés regional e internacional
Granma
digital@juventudrebelde.cu
25 de Septiembre del 2012 8:49:20 CDT
El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, despidió en la tarde de este lunes al compañero Evo Morales Ayma, Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, quien realizó una visita de trabajo a nuestro país.
Raúl y Evo intercambiaron previamente sobre el excelente estado de las relaciones entre Cuba y Bolivia y sobre otros temas de interés regional e internacional, reportó la AIN.
El compañero Evo Morales Ayma partió hacia Nueva York para participar en el Debate General del 67 periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

“Podemos vivir sin petróleo”


Arbetaren

Traducción del sueco por Luis E. Sabini Fernández.

A través del nuevo método para extraer petróleo, la tan mentada “fragmentación” (frackning) EE.UU. está apostando a ser nuevamente una gran potencia energética. Pero el método está encontrando una fuerte resistencia por la existencia de enormes sufrimientos ambientales. El 28 de julio de 2012 hubo una fuerte manifestación de unas cinco mil personas delante del Congreso de EE.UU.
“EE.UU. está en camino de convertirse en una nueva potencia energética mundial”. Eso sostiene la craneoteca de la Foreign Policy Association y aclaran que el país en un futuro relativamente cercano podrá constituirse en un estado no dependiente del petróleo de Cercano Oriente y que además, estará en condiciones de exportar gas a China.
La solución para tantos despliegues es una nueva tecnología de extracción, “frackning”, la cual, junto con el mantenimiento de altas cotizaciones del petróleo ha hecho redituable la extracción de enormes reservas de petróleo y gas de esquisto en el Medio Oeste de EE.UU. La producción del emplazamiento más grande ubicado en los campos de Bakken en el estado de Dakota del Norte ha ascendido de los cien mil barriles diarios de 2005 a los 550 000 barriles diarios actuales.
La técnica de fragmentación consiste en enviar bajo tierra millones de litros de agua con arena y diversos precipitadores químicos en pozos de kilómetros de profundidad, a muy fuerte presión, lo cual raja las piedras de las napas de esa altura, con lo que se libera gas o petróleo “atrapado” hasta entonces y permite que ascienda y se lo envase o entube, según los casos. [1] Una operación de fragmentación es percibida en la superficie de la tierra como un débil terremoto.
El uso del método ha crecido según el modelo de bola de nieve en los últimos diez años, pero a la vez ha ido conociendo la resistencia de los vecinos de los sitios de explotación. El 18 de julio ppdo. manifestaron unas cinco mil personas habitantes de estos parajes, ante el Congreso en Washington [2] y ante las oficinas del lobby petrolero API, según informes del vespertino The Huffington Post. Los manifestantes estaban vestidos con ropas de protección y provistos de frascos y envases plásticos con fango oscuro.
−Ésta es agua de fragmentación. No la queremos en nuestra vecindad. ¡No la podemos beber! ¡Nos gustaría saber si los que perforan nuestro suelo se la quieren beber!
Representantes y referentes de Occupy Wall Street participaron de la manifestación con consignas como “¡Fragmenten Wall Street, no nuestra agua!
Podemos vivir sin petróleo, podemos vivir sin gas, pero no podemos vivir sin agua, comentaba una dueña de casa, Vicky Bastidas, de Belén, Pennsylvania, en el sitio-e Waging Nonviolence.
Los problemas son varios: contaminación del agua de las napas locales, derrames de petróleo y contaminación del aire con los gases que se escapan de las perforaciones, mucho del cual se quema.
En un video se ve como una familia campesina canadiense enciende fuego directamente de la canilla del agua de la cocina luego que las operaciones de fragmentación subterránea liberaran metano que indudablemente se ha mezclado con el agua de las napas superficiales del lugar.
En el documental Gasland [País del Gas] se entrevista a toda una serie de afectados por las operaciones de fragmentación para la extracción de gas, que empezó antes de que también sobreviniera la técnica para la extracción de petróleo. Decenas de familias han empezado a recibir agua potable provista por las compañías petrolíferas, las que les hacen firmar un contrato comprometiéndose a no aludir a esta situación en los medios de comunicación de masas, de acuerdo con el portal del documental.
Durante una conferencia de la industria en 2011, un representante de una empresa especializada en Relaciones Públicas del sector energético recomendó “trabajar con el manual del Ejército de EE.UU. dedicado a enfrentar disturbios y revueltas”, puesto que la población local que resiste “constituye una revuelta”.
El periodista ambiental británico George Monbiot describió en The Guardian en julio ppdo. en un artículo que mucho llamó la atención, que el proyecto estadounidense de fragmentación forma parte de una nueva ola de gas y petróleo. Placas de esquisto fragmentables para extraer tanto petróleo como gas existen en China, Canadá, Gran Bretaña y hasta en Suecia. [3] Shell, por ejemplo, ha hecho prospección en Escania. [4] Durante los dos últimos años se ha invertido un billón [5] de dólares en proyectos petrolíferos y para 2012 se estima que tales inversiones alcanzarán los 600 000 millones, suma sin parangón hasta hoy.
Junto con otras fuentes de energía no convencional, llega el momento, según Monbiot para echar por tierra con la teoría del Pico de Petróleo.
Monbiot considera que el verdadero problema que enfrentamos no es la escasez de petróleo sino su abundancia. −”Hay suficiente como para freírnos a todos a través del calentamiento global”, explica.
Las estimaciones de Monbiot y particularmente los estudios hechos por una investigación promovida por BP han recibido críticas. Las perforaciones realizadas en Dakota del Norte se han secado mucho más rápido de la previsto inicialmente y por lo mismo se ha tenido que intensificar considerablemente el ritmo de las perforaciones, mucho más de lo previsto, y pese a los nuevos yacimientos, lo obtenido no alcanza ni para cubrir los que se están agotando, según ejemplifica theoildrum.com
Desde el punto de vista climático se calcula que el petróleo de esquisto es de tan mala calidad como el carbón, a causa de la cantidad de energía que insume y de la magnitud de combustibles fósiles que hay que quemar durante el mismo proceso de extracción.


[1] Para completar una sucinta descripción de la técnica de fragmentaciòn, hay que agregar que la perforación vertical de dos, tres o cuatro km, se complementa con otras perforaciones radiales y horizontales a la profundidad a que llega esa perforación vertical, y este segundo momento, inexistente en la extracción “clásica” de petróleo, también consiste en perforaciones de km. de extensión. Como se aprecia, el mero dispositivo inicial para hacer que la tierra tiemble y “libere” gas y líquido, es mucho más agresivo contra la naturaleza que la extracción “tradicional” (que ya tenía rasgos contaminantes y devastadores, apreciables sobre todo en la periferia planetaria, como se conoce en Nigeria o en Guatemala, por ejemplo) (N. del t.).
[2] La distancia entre Dakota del Norte y el D.F. es de unos dos mil km (N. del t.).
[3] Nosotros sabemos que el actual director de la YPF “renacionalizada” o mejor dicho puesta en la órbita estatal como empresa privada de la que el estado argentino es dueño mayoritario, el ingeniero Miguel Galuccio, fue designado como tal precisamente por su especialidad en petróleo y gas de esquisto. Y las estadísticas argentinas sitúan al país como tercero mundial en tales disponibilidades, detrás de EE.UU. y China (N. del t.).
[4] Región del sur de Suecia (N. del t.).
[5] Terminología nuestra, del castellano: millón de millones.

Qué se juega en Venezuela en las elecciones presidenciales




Queda menos de un mes y todo parece indicar que el triunfo de Hugo Chávez no se cuestiona. Más allá de la guerra de encuestas, las cartas están sobre la mesa. Aun así, vale la pena recapitular. Siempre hay lugar para imprevisibles. En estas elecciones, Venezuela se juega seguir avanzando en el proyecto popular, nacional, antimperialista y democrático iniciado en 1998. Pero también entra en liza dar un paso de gigantes en la construcción de un proyecto regional cuyo organigrama no contempla la presencia de Estados Unidos. De ganar el candidato de la derecha, el proceso de involución está garantizado. La oposición venezolana, hoy agrupada en torno a Henrique Capriles, no encuentra la hora de acabar con todo lo que huele a Chávez y el proceso bolivariano.

La revolución genera odio, resentimiento y desafección. Odio en la vieja clase política, los grandes empresarios y las elites dominantes, acostumbradas a mandar sin contrapesos. Resentimiento y desafección entre una izquierda vulgar cuyo imaginario de cambios se afincaba en el “manual” de estilo de la “revolución”. En este contexto combate la propuesta bolivariana. Políticas sociales populares, inversiones públicas, redistribución de la riqueza, nacionalizaciones, reforma agraria, acceso a la vivienda, salud, educación. Vorágine democrática que pone en cuestión la estructura social y poder tradicional, removiendo los cimientos de una sociedad piramidal y excluyente.

El desarrollo de la alternativa tuvo que vencer temores, convocar una asamblea constituyente y plebiscitar el proyecto democrático. El 15 de diciembre de 1999, por primera vez en la historia política del país, sería aprobada, en referéndum, con 71.78 por ciento de votos afirmativos, la nueva Constitución. Y lo hizo marcando diferencias con su predecesora, vigente desde 1961 aprobada en el seno del Parlamento, sin un refrendo popular.

La promulgación de la Carta Magna ha sido el primer triunfo de la revolución en marcha. Sin embargo, la derecha tardará en reconocer el nuevo marco constitucional. Pasará un lustro y entre medias, el frustrado golpe de Estado de 2002, cuyo fin era, entre otros, aparte del magnicidio, derogar la Constitución de 1999, cuyo fundamento la diferencia de la mayoría de las existentes en la región, al subrayar el carácter fundante de la democracia participativa bajo la construcción de una ciudadanía integral. Así lo destacan dos científico-sociales venezolanos, Edgar Lander y Margarita López Maya: “La búsqueda de la igualdad social como objetivo explícito es una de las diferencias que tiene la actual democracia venezolana con otras democracias de la región, y es uno de los sentidos que se le puede dar al término 'revolución' con que se auto-identifica esta experiencia. Es así como la Constitución de 1999, establece en su segundo artículo, los principios fundamentales de la república: "Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de derecho y de justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general la preminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político".

Con este marco se han creado las misiones, herramienta fundamental para resolver y definir proyectos tendentes a la inclusión, la transformación económica y social. Asimismo, el control de los recursos naturales y energéticos, como el petróleo, han permitido tener los fondos necesarios para llevar a cabo las políticas redistributivas. A lo que debe sumarse, en política exterior, el carácter antimperialista y emancipador que hunde sus raíces en el pensamiento de los libertadores.

La revolución bolivariana marcha a contracorriente. En América Latina y el mundo tiene enemigos que insisten en minimizar sus logros tachándolos de populismo, sin diferenciar lo popular-nacional, la construcción de un sujeto político autónomo, de lo que configura el populismo, un discurso obrerista, que renegocia la dependencia y cuyo liderazgo está en manos de las burguesías criollas que no altera la estructura de poder ni ataca las desigualdades en su raíz. Piénsese en Berlusconi, Aznar en España, Putin en Rusia, Calderón en México, Uribe en Colombia y Piñera en Chile.

Las políticas implantadas en Venezuela son populares ni populistas ni calla bocas, no busca comprar votos. Es una acción tendiente a erradicar la miseria, devolver la dignidad a un pueblo y hacerlo partícipe de su destino. Así lo demuestran los datos económicos durante estos 10 años de cambios democráticos. La lucha contra la desigualdad, la pobreza y marginalidad social rinden frutos. Durante el periodo 1999-2010, la inversión social acumulada se ubica en 330 mil millones de dólares (20 por ciento del PIB), mientras que en la década de 1988-1998 sólo alcanzó 8 por ciento. Según el Banco Mundial, la pobreza disminuyó de 70 por ciento en 1996 a 23.9 en 2009 y la pobreza extrema se redujo de 40 por ciento a 5.9. El índice de Gini, para medir la desigualdad, se redujo en un punto, situándose en 0.4068, el más bajo de toda América Latina. La tasa de desempleo no supera 6.2 por ciento y el salario mínimo pasó de 185 dólares en 1998 a 462 en 2010. En 1998 los beneficiarios del sistema de pensiones alcanzaba a 387 mil personas, hoy suman un millón 916 mil 618, con una pensión homologada al salario mínimo, inexistente hasta la revolución. Igualmente el crédito a microempresarios y sectores populares ha tenido un gran impulso. En 2011 la banca pública aumentó 50 por ciento sus fondos de préstamos, pasando de 40 mil 200 millones de bolívares a 60 mil 346 millones. En salud, en 2011 se realizaron 113 obras de nueva construcción, cuatro hospitales, nueve maternidades y se incrementó en 21.1 por ciento el número de camas. Por otro lado, la Misión Milagro, programa conjunto cubano-venezolano, cuyo lema es "una visión solidaria del mundo" , que desde 2004 opera a la población de bajos recursos en patologías oculares de cornea, cataratas, glaucomas, oftalmología pediátrica y oncológica, ha devuelto la visión a un total acumulado de un millón 413 mil 708 personas de casi todo los países latinoamericanos. Venezuela tiene hoy una deuda externa saneada y sus reservas mundiales acumuladas se han duplicado en 10 años, aproximadamente de 30 mil millones de dólares. Pero sus logros se volatilizan en medio de una propaganda espuria que oculta la realidad y presenta un país sumido en la violencia, el caos y la represión. Su control sobre los medios de comunicación es abrumador. De 111 estaciones televisivas, 61 son privadas, 13 públicas y 37 comunitarias con alcance limitado. En las emisoras de radio AM, 87 por ciento pertenecen al sector privado, 3 por ciento a comunitarias y 10 por ciento es pública. Y en FM, 57 por ciento son privadas, 31 por ciento comunitarias y la minoría es pública. Y en la prensa escrita 80 por ciento está en manos de la oposición. Pero la imagen es la contraria.

La derecha venezolana reconoce la Constitución con la boca chica, pide referéndum y se autodefine moderada. Su candidato, Henrique Capriles, se presenta bajo la etiqueta de "progresista" y hombre de "centro" , a pesar de su beligerante acción en el golpe de 2002, asaltando la embajada de Cuba, sin ir más lejos. No olvidemos que Capriles es el representante de una amalgama de organizaciones, más de una docena, en la cual mayoritariamente se incluyen personas cuyo objetivo es reconquistar, para las clases dominantes tradicionales y el capital transnacional, su poder hoy en manos del pueblo venezolano. En conclusión, en estas elecciones se juegan dos opciones, mantener la senda del proyecto democrático o retornar al pasado neoliberal.

Fuente original: http://www.jornada.unam.mx/2012/09/22/opinion/022a1mun

La indignación española reta al Gobierno con la acción Rodea el Congreso



Desobediencia Civil en España demanda la renuncia del gobierno de derecha y nueva Constitución

el movimiento 15-M ha llamado a los ciudadanos de toda España a sumarse a la acción para “luchar por un nuevo modelo político, económico y social, y parar la agresión contra los derechos sociales, laborales y de las mujeres, el medio ambiente y los servicios públicos
El movimiento 15-M ha llamado a los ciudadanos de toda España a sumarse a la acción para «luchar por un nuevo modelo político, económico y social, y parar la agresión contra los derechos sociales, laborales y de las mujeres, el medio ambiente y los servicios públicos»
Madrid, 25 sep. 2012, Tribuna Popular TP/RT.com.- El descontento ciudadano moviliza a los españoles en la protesta Rodea el Congreso, que carga contra los políticos acusados de tener "secuestrada la democracia" y busca la dimisión del Ejecutivo y el arranque de un nuevo proceso constituyente.
Convocada por la Coordinadora 25-S y la plataforma ¡En Pie!, la protesta contempla diversas acciones y reuniones que desembocarán a las seis de la tarde (hora local) en 'el rodeo' de la Cámara Baja, donde, como es habitual cada martes, se celebra la sesión plenaria semanal de los diputados.
Según dijeron activistas a nuestra corresponsal, que se encuentra en el lugar de los hechos, mientras los manifestantes se movilizan, sus autobuses han sido interceptados por la Policia y todos han sido identificados.
De este modo, la iniciativa busca rescatar simbólicamente la sede de la soberanía española, que es víctima, aseguran, de "un secuestro llevado a cabo por la Troika y los mercados financieros y ejecutado con la colaboración de la mayoría de los partidos políticos".
Asimismo, el movimiento 15-M ha llamado a los ciudadanos de toda España a sumarse a la acción para “luchar por un nuevo modelo político, económico y social, y parar la agresión contra los derechos sociales, laborales y de las mujeres, el medio ambiente y los servicios públicos".
Aunque los organizadores de la acción han asegurado que su intención no es "ocupar el Congreso" sino "rodearlo" y "andar alrededor", y que no impedirán el tránsito de los diputados ni interrumpirán el funcionamiento de la institución, la Policía ha decidido blindar el edificio con tres anillos de seguridad con más de 1300 agentes antidisturbios. 
Ante la iniciativa pacífica de la ciudadanía, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, sugirió que "la última vez que se rodeó el Congreso fue por el intento de golpe de Estado del 23-F de 1981 por unas personas que querían taparnos la boca a todos los españoles que habíamos elegido libremente a nuestros representantes y querían ocupar la casa que es de todos".
Además, se les recordó a los manifestantes que el artículo 494 del Código Penal establece una pena de prisión de seis meses a un año o multa de doce a veinticuatro meses para "los que promuevan, dirijan o presidan manifestaciones u otra clase de reuniones" ante el Congreso de los Diputados cuando esté reunido, "alterando su normal funcionamiento".
Los activistas insisten en que sus actuaciones "no son ilegales" y dicen que no tienen intención de "imponer ninguna alteración violenta del funcionamiento del Congreso, sino visibilizar su secuestro fáctico por los poderes económicos".
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"Es nuestro deber ajustar nuestra actividad combativa al ejemplo de los grandes revolucionarios de la humanidad"

Cmdte Carlos Fonseca A. -  Sept. 1969


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Actividad reciente:
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- "Solo los obreros y los campesinos iran hasta el fin, solo su fuerza organizada lograra el triunfo"
A. C. Sandino


- "de todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesia, solo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria"
C. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista


- "Sin Teoria Revolucionaria no hay Movimiento Revolucionario"
V. Ilich Ulianov - Lenin


- "Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes. Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida... "
Fidel Castro R. -1961


- "Después de Nerón Somoza, la Revolución Popular Sandinista. Tal es la aspiración del movimiento guerrillero nicaragüense inspirado por el ideal justiciero de Carlos Marx, Augusto César Sandino y Ernesto Che Guevara, ideal de liberación nacional y socialismo, ideal de soberanía, tierra y trabajo, ideal de justicia y libertad"
Carlos Fonseca A. - 1969


- "los terminos medios son la antesala de la traición"
Ernesto Che Guevara


- "Tenemos que hacer una lucha revolucionaria, y eso pasa, por forjar conciencia de clase, lo decía Marx... Se necesita ¡la conciencia de clase! para ser revolucionario; para no convertirse en un instrumento de la contrarrevolución"
Daniel Ortega S. - 30-04-2008


- "Aqui en Venezuela, nuestra batalla es una expresión de la lucha de clases : El pueblo, las clases populares y los pobres contra los ricos y los ricos contra los pobres y los sectores populares"
Hugo Chavez F. - 30-11-2008


- "que no se reblandezcan con los cantos de sirena del enemigo y tengan conciencia de que por su esencia, nunca dejará de ser agresivo, dominante y traicionero; que no se aparten jamás de nuestros obreros, campesinos y el resto del pueblo; que la militancia impida que destruyan al Partido"
Raoúl Castro R.

Cómo funciona el marxismo


Submitted by admin on Sat, 15/10/2011 - 00:08.
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Existe el mito muy difundido de que el marxismo es difícil. Ha sido propagado por los enemigos del socialismo y un tipo particular de académicos, que se proclaman "marxistas". Por tanto no hay nada de sorprendente en que muchos socialistas que trabajan 40 horas por semana y más acaben concibiendo el marxismo como algo que nunca tendrán tiempo u oportunidad de entender. Este folleto pretende brindar una introducción a las ideas marxistas, que haga más fácil a los socialistas la comprensión de lo que Marx planteaba y entendía, y el desarrollo del marxismo de la mano de los aportes de Frederick Engels, Rosa Luxemburg, Vladimir Lenin, León Trotski
Primera publicación: En en inglés en Londres en 1997 con el título, How Marxism Works.
Traducción: Del portugués y el inglés al castellano, por Carla Modernell, Marina Rivero y Sofía Rivero para En Lucha y Socialismo Internacional (Uruguay).
Edición en castellano: El mundo al revés, diciembre de 2001.
Esta edición: Noviembre de 2009, en base al texto de Socialismo Internacional (Uruguay).
 
Chris Harman fue redactor de International Socialism, la revista marxista trimestral del Socialist Workers Party (SWP), grupo hermano en Gran Bretaña de En lucha / En lluita. Escribió además La locura del mercado y La nueva crisis del capitalismo (disponibles en la web de En lucha), así como los libros Zombie capitalism, A People’s History of the World y The Lost Revolution: Germany 1918-23, entre otros.
 

Introducción

Existe el mito muy difundido: "el marxismo es complicado". Este ha sido propagado por los enemigos del socialismo -Harold Wilson, un importante líder laborista británico, se ufanaba de nunca haber sido capaz de ir más allá de la primera página de El Capital. Y es un mito que también ha sido respaldado por un tipo particular de académicos, que se dicen "marxistas": ellos deliberadamente utilizan frases oscuras y expresiones místicas, con el fin de dar la impresión de que poseen un conocimiento especial, negado a otros. Por lo tanto nada hay de sorprendente, en que muchos socialistas que trabajan 48 horas semanales en fábricas, minas y escritorios, acaben concibiendo al marxismo como algo que nunca tendrán tiempo u oportunidad de entender.
En realidad las ideas básicas del marxismo son particularmente simples. Ellas explican, como ningún otro conjunto de ideas consigue hacerlo, la sociedad en que vivimos. Estas ideas posibilitan entender un mundo destrozado por las crisis, con pobreza en medio de tanta riqueza, con golpes de estado y dictaduras militares, en el que invenciones fantásticas llevan a millones al desempleo y la miseria, donde existen "democracias" que toleran la acción de torturadores y países "socialistas" que amenazaban a la población de otros países con misiles nucleares.
Pero aunque el marxismo no sea difícil, existen algunos problemas para el lector que toma contacto con los escritos de Marx por primera vez. Marx escribió hace más de 100 años. Utiliza el lenguaje de su tiempo, realiza referencias a personas y eventos entonces familiares para casi toda la gente, pero ahora conocidos solamente por historiadores especializados. Recuerdo mi perplejidad, cuando estando en la Facultad intenté leer su obra El 18 Brumario de Luis Bonaparte. No sabía que significaba Brumario, ni quien era Luis Bonaparte. ¡Cuántos habrán abandonado sus tentativas de aproximarse al marxismo, después de experiencias como esta!
Aquí se halla la justificación para este pequeño libro. Pretende brindar una introducción a las ideas marxistas, que haga más fácil a todos la comprensión de lo que Marx planteaba y entendía, y el desarrollo del marxismo de la mano de los aportes de Federico Engels, Rosa Luxemburg, Vladimir Lenin, León Trotsky y un grupo de pensadores menores.
La mayoría de lo que esta escrito en este folleto, apareció en una serie de artículos publicados en el Socialist Worker bajo el título "Marxism Made Easy" [Marxismo para todos]. Pero con el agregado de una cantidad importante de material nuevo. Este proviene de dos intentos anteriores de proveer una exposición simple de las ideas de Marx: El Significado del Marxismo de Duncan Hallas, y la "Serie de Educación Marxista" del Comité de Norwich del Socialist Workers Party de Gran Bretaña.
Chris Harman
 

1. Por qué necesitamos la teoría marxista

¿Por qué necesitamos una teoría? Sabemos que hay crisis. Sabemos que somos robados por nuestros patrones. Sabemos que esto nos indigna. Sabemos que necesitamos el socialismo. Todo lo demás es sólo para intelectuales. A menudo pueden escucharse palabras como estas venir de militantes sindicales y socialistas. Tal visión es promovida fuertemente por aquellos que están en contra del socialismo, quienes intentan dar la impresión de que el marxismo es una teoría oscura, complicada y aburrida.
Ellos dicen que las ideas socialistas son "abstractas". Pueden parecer muy correctas en teoría, pero el sentido común nos dice absolutamente lo contrario. El problema con esos argumentos es que las personas que los defienden, tienen su propia "teoría" de las cosas, aunque se nieguen a reconocerlo. Si uno les pregunta sobre cualquier aspecto de la sociedad, ellas responderán con alguna generalización. Estos son algunos ejemplos:
"Las personas son naturalmente egoístas".
"Cualquiera puede triunfar en la vida, si se esfuerza lo suficiente".
"Si no hubieran ricos, no habría gente con dinero para proveernos de empleos". "Si pudiésemos educar a los trabajadores, la sociedad cambiaría".
"Es la decadencia moral lo que ha llevado al país a este estado de cosas".
Uno puede escuchar afirmaciones como estas en cualquier discusión en la calle, en un ómnibus o en un boliche. En todas y cada una de ellas está presente una visión sobre las razones de por qué la sociedad es como es, y sobre cómo las personas pueden mejorar sus condiciones de vida. Tales visiones, son "teorías" sobre la sociedad. Cuando las personas dicen que no tienen una teoría, lo que realmente quieren decir es que ellas no han clarificado sus concepciones.
Esto es particularmente peligroso para quienes estamos intentando cambiar la sociedad, puesto que los diarios, las radios y la televisión están llenando permanentemente nuestras mentes con explicaciones del caos en que se encuentra la sociedad. Esperan que aceptemos lo que ellos dicen sin pensar más en esos temas. Pero uno no puede luchar efectivamente para cambiar esta sociedad, si no aprende a reconocer lo que es falso en todos esos argumentos y explicaciones diferentes.
Esto tuvo demostración por primera vez hace 150 años. Entre las décadas de 1830 y 1840 el desarrollo de la industria en regiones como el noroeste de Inglaterra arrastró a cientos de miles de hombres, mujeres y niños a trabajos con pagas miserables. De hecho, fueron forzados a soportar condiciones de increíble pobreza. Ellos comenzaron a luchar contra esta realidad, creando las primeras organizaciones de masas de los trabajadores -los primeros sindicatos, y en Gran Bretaña el primer movimiento por derechos políticos para los trabajadores, el cartismo. Junto con esos movimientos surgieron los primeros pequeños grupos de personas dedicadas a la causa de la conquista del socialismo.
Inmediatamente surgió el problema sobre cómo podría el movimiento obrero alcanzar este objetivo. Algunas personas decían que por medios pacíficos sería posible convencer a quienes dominan la sociedad de cambiar las cosas. La "fuerza moral" de un movimiento pacífico de masas, aseguraría que fuesen concedidos beneficios a los trabajadores. Centenares de miles de personas se organizaron, movilizaron y trabajaron para construir un movimiento basado en esas concepciones -solamente para acabar derrotados y desmoralizados.
Otros reconocieron la necesidad de usar la "fuerza física", pero concluyeron que esto solo podía ser realizado por pequeños grupos de conspiradores, aislados del resto de la sociedad. Esto también condujo a decenas de miles de trabajadores a luchas para acabar también derrotados y desmoralizados. Había otros además, que consideraban que los trabajadores podían alcanzar sus objetivos a través de la acción económica, sin confrontar al ejército y a la policía. También estos argumentos llevaron a acciones masivas. Durante 1842, en Inglaterra se realizó la primera huelga general de la historia, llevándose a cabo en las áreas industriales del norte, con decenas de miles de trabajadores parando por cuatro semanas, hasta ser forzados a retornar al trabajo fruto del hambre y las privaciones.
Fue al final de esta primer etapa de derrotas en las luchas obreras, en 1848, que un socialista alemán, Karl Marx, expuso el conjunto de sus ideas en un trabajo llamado El Manifiesto Comunista. Sus ideas no venían de la nada. Ellas intentaban proporcionar una base para responder a todas las interrogantes que habían sido levantadas por el movimiento obrero de su época. Las ideas que Marx desarrolló son relevantes todavía hoy. Es absurdo decir, como algunas personas hacen, que estas ideas están pasadas de moda porque fueron escritas 150 años atrás. De hecho, todas las nociones de la sociedad que Marx defendió, están todavía muy extendidas. Los cartistas discutían si "fuerza moral" o "fuerza física", y los socialistas de hoy discuten si "vía parlamentaria" o "vía revolucionaria". Entre aquellos que son revolucionarios la discusión entre posiciones contrarias o favorables al "terrorismo" está tan viva hoy como lo estaban en 1848.

Los idealistas

Marx no fue la primera persona en intentar describir lo que venía ocurriendo en la sociedad. En el tiempo en que él escribía, nuevas invenciones en las fábricas proporcionaban riquezas en una escala nunca soñada por las generaciones precedentes. Por primera vez parecía que la humanidad tenía los medios para defenderse contra las calamidades naturales que nos habían azotado en épocas anteriores.
Pero esto no significó ninguna mejora en la vida de la mayoría de las personas. Más bien todo lo contrario. Los hombres, las mujeres y los niños que trabajaban en las nuevas fábricas, llevaban una vida mucho peor que sus abuelos, que trabajaban en el campo. Sus salarios no daban para mantenerles por encima de la línea de pobreza, y las crisis periódicas de desempleo acababan por dejarlos bien por debajo de la misma. Vivían amontonados en tugurios miserables, sin condiciones sanitarias apropiadas, a merced de terribles epidemias. En vez de traer la felicidad y el bienestar general, el desarrollo de la civilización estaba dando origen a una miseria mucho mayor.
Esto no fue solo advertido por Marx, sino también por otros grandes pensadores del período -gente como los poetas ingleses Blake y Shelley, los franceses Fourier y Proudhon, y los filósofos alemanes Hegel y Feurbach. Estos últimos daban el nombre de "alienación" al estado de infelicidad en el cual se encontraba la humanidad -un término que todavía puede escucharse con frecuencia. Por alienación Hegel y Feuerbach entendían que los hombres y las mujeres continuamente se encontraban dominados y oprimidos por lo que ellos mismos habían hecho en el pasado. Por esta razón, decía Feuerbach, la gente desarrolló la idea de Dios -y se inclinaron ante ella, sintiéndose miserables por tener que vivir de acuerdo a aquello que ellos mismos habían creado. Cuanto más avanza la sociedad, más miserables y "alienadas" se volvían las personas.
En sus primeros escritos, Marx tomó la noción de "alienación" y la aplicó a aquellos que crean la riqueza de la sociedad.
El trabajador se vuelve más pobre cuanto más produce, y cuanto más crece el poder y alcance de su producción... El aumento en el valor del mundo de las cosas ocurre en proporción directa con la desvalorización del mundo de los hombres... Los objetos que el trabajo produce se presentan ante el trabajador como algo ajeno a él, como un poder independiente al productor...
En tiempo de Marx, las explicaciones más populares sobre lo que estaba mal en la sociedad, eran de naturaleza religiosa. La pobreza de la sociedad, decían, existía porque las personas no conseguían hacer lo que Dios quería que hiciesen. Si todos "renunciáramos al pecado", las cosas serían mejores. Una visión similar y frecuentemente escuchada en estos días, niega cualquier carácter religioso. Ella afirma que "para cambiar la sociedad, necesitamos primero cambiar nosotros mismos". Si las mujeres y los hombres se liberaran de su "egoísmo" y de su "materialismo" (y ocasionalmente de sus obsesiones) la sociedad se volvería automáticamente mejor. Una visión parecida a esta plantea no el cambio de todos los individuos, sino el de algunos individuos claves aquellos que ejercen el poder en la sociedad. La idea es intentar que los ricos y poderosos "entren en razón".
Uno de los primeros socialistas británicos, Robert Owen, comenzó intentando convencer a algunos empresarios para que fueran bondadosos con sus trabajadores. La misma idea todavía es dominante entre los líderes del Partido Laborista británico, incluida su ala izquierda. Y esto se nota cuando ellos juzgan los crímenes de las patronales como "errores", como si un poco de convencimiento pudiera persuadir a los grandes empresarios de aflojar su presión sobre la sociedad.
Marx se refiere a todas estas visiones como "idealistas". No porque él estuviera en contra de que la gente tuviera "ideales", sino porque esas visiones consideran que las ideas existen aisladas de las condiciones en las cuales viven las personas. Las ideas de las personas están íntimamente ligadas al tipo de vida que ellas son capaces de vivir. Vamos a tomar al "egoísmo" como ejemplo. La actual sociedad capitalista estimula el egoísmo -incluso entre aquellas personas que intentan sacrificar sus propios intereses en beneficio de los demás. Un trabajador que intenta hacer lo mejor por sus hijos, o ayudar a sus padres a tener una vida mejor en la vejez, descubre que el único método para realizar esas cosas es luchar continuamente contra las demás personas -conseguir un empleo mejor, hacer más horas extras, ser el preferido del patrón, etc. En esta sociedad no nos podemos librar del "egoísmo" y de la "ambición" apenas cambiando la mentalidad de los individuos.
Es todavía mas ridículo hablar de cambiar la sociedad a través de cambiar las ideas de capitalistas y gobernantes. Supongamos que conseguimos conquistar a un gran empresario para las ideas socialistas y él deja de explotar a sus trabajadores. Este empresario simplemente perdería en la competencia con los empresarios rivales y quedaría fuera del negocio. Incluso para aquellos que gobiernan la sociedad lo que importa no son las ideas, sino la estructura sobre la cual se apoyan esas ideas.
Esto se lo puede decir de otra manera. Si las ideas son las que pueden cambian la sociedad, es importante saber de dónde vienen las ideas. Vivimos en un determinado tipo de sociedad. Las ideas divulgadas por los periódicos, la televisión, el sistema educativo y demás, defienden este tipo de sociedad. Entonces: ¿Cómo es que las personas pueden ser capaces de desarrollar ideas completamente nuevas y diferentes? Porque las experiencias de la vida cotidiana contradicen las ideas oficiales sobre nuestra sociedad. Por ejemplo, no podemos explicar que muchas menos personas sean religiosas hoy que hace 100 años, solamente porque sea grande la divulgación de las ideas ateas. Al contrario, es preciso explicar por qué las personas adoptan estas ideas de un modo que no lo hacían 100 años atrás.
De la misma manera, si quisiéramos explicar la capacidad de liderazgo de los "grandes hombres", tenemos que explicar primero por qué las personas concuerdan en seguirlos. No alcanza decir, por ejemplo, que Napoleón o Lenin cambiaron la historia, sin explicar por qué millones de personas aceptaron hacer lo que ellos proponían. Al final, ellos no eran especialistas en hipnosis colectiva. Alguna cosa en cierto momento en la vida de la sociedad llevó a las personas a sentir que lo que ellos proponían parecía correcto. Sólo llegaremos a entender cómo las ideas cambian la historia, si comprendemos de dónde vienen las ideas y por qué las personas las aceptan. Esto significa intentar conocer, además de las ideas, las condiciones materiales de la sociedad en la cual ellas surgen. Por esto es que Marx insistía en que "no es la conciencia la que determina el ser social, sino el ser social el que determina la conciencia".
 

2. Comprendiendo la historia

Las ideas por si mismas no pueden cambiar la sociedad. Esta fue una de las primeras conclusiones de Marx. Al igual que muchos pensadores antes que él, Marx insistía en que para entender la sociedad era preciso entender a los seres humanos como parte del mundo material. El comportamiento humano estaba determinado por fuerzas materiales igual que cualquier otro objeto natural. El estudio de la humanidad es parte del estudio científico del mundo natural. Los pensadores que defendían esta concepción eran llamados materialistas.
Marx consideraba el materialismo como un gran avance en relación a las variadas concepciones idealistas y religiosas de la historia. Significaba que se podía discutir científicamente sobre las condiciones del cambio social y este no dependía más de las súplicas a Dios y de un "cambio espiritual" en las personas. El reemplazo del idealismo por el materialismo era el reemplazo del misticismo por la ciencia. Pero no todas las explicaciones materialistas de la conducta humana son correctas. Así como ha habido teorías científicas equivocadas en biología, química o física, ha habido intentos fallidos de desarrollar teorías científicas de la sociedad. A continuación algunos ejemplos.
Una visión materialista muy difundida, no marxista, es aquella que considera a los seres humanos simples animales, que se comportan "naturalmente" de cierta forma. Del mismo modo en que la naturaleza del lobo sería la de matar y la de la oveja ser pacífica, la naturaleza del hombre sería la de ser agresivo, dominador, competitivo y ambicioso (así como las mujeres estarían destinadas a ser dóciles, sumisas, respetuosas y pasivas). Una reciente formulación de esta visión puede ser hallada en el libro de gran venta The Naked Ape [El Mono Desnudo]. Las conclusiones que son extraídas en el libro son invariablemente reaccionarias. Si los hombres son naturalmente agresivos, no tiene ningún sentido intentar mejorar la sociedad. Las cosas siempre van a llegar al mismo lugar. Las revoluciones "siempre fracasarán".
Pero, la verdad, es que la "naturaleza humana" varía de sociedad a sociedad. Por ejemplo, la competencia, que es entendida como propia de nuestra sociedad, raramente existió en muchas de las antiguas sociedades. Cuando los científicos intentaron por primera vez aplicar tests para medir el coeficiente intelectual en los indios Sioux, descubrieron que ellos no conseguían comprender por qué no se podían ayudar unos a otros en las pruebas. En la sociedad en que ellos vivían se enfatizaba la cooperación, no la competencia. Lo mismo ocurre con la agresividad. Cuando los esquimales se encontraron por primera vez con los europeos, no tenían la menor idea de lo que era una "guerra". La idea de un grupo de personas intentando aniquilar a otro grupo les parecía absurda. En nuestra sociedad se considera natural que los padres amen y protejan a sus hijos. En la ciudad de Esparta, en la Grecia antigua, se consideraba "natural" llevar a las criaturas a lo alto de las montañas y abandonarlas allí para medir su capacidad de resistir al frío.
Las teorías que defienden una "naturaleza humana inmutable" no pueden ofrecer una explicación de los grandes acontecimientos de la historia. Las pirámides de Egipto, las maravillas de la Grecia antigua, los imperios romano e incaico y la moderna ciudad industrial, son colocados al mismo nivel que los campesinos ignorantes que vivían en las chozas inmundas de la Edad Media. Todo lo que importa es un "mono desnudo" -no las grandiosas civilizaciones que el "mono" construyó. Siendo irrelevante que algunas formas de sociedad hayan sido capaces de alimentar a los "monos", mientras otras dejan a millones morir de hambre.
Muchos aceptan una concepción materialista diferente, que enfatiza lo necesario de cambiar el comportamiento humano. Igual que los animales pueden ser entrenados para comportarse en forma diferente en un circo que en la jungla, el comportamiento humano también podría ser cambiado. Bastaría con que las personas adecuadas tomasen el control de la sociedad, para que la "naturaleza humana" fuese transformada. Esta visión es ciertamente un gran paso frente a la del "mono desnudo". Pero falla al momento de explicar la transformación de la sociedad como un todo. Si todos están absolutamente condicionados en la sociedad de nuestros días: ¿cómo alguien podría colocarse por encima de los otros y poner en funcionamiento los mecanismos que condicionaran los cambios sociales? ¿Sería una especie de minoría escogida por Dios para ser inmune a las presiones que dominan a todos los demás? ¿Si todos somos animales en un circo, quién podría ser el domador de leones?
Aquellos que sustentan esta teoría terminan diciendo que la sociedad no puede cambiar (como en el "mono desnudo") o creen que los cambios sólo podrían ser realizados desde fuera de la sociedad por Dios, o los "grandes hombres", o por el poder de las ideas individuales. Su "materialismo" nos lleva a una nueva versión del idealismo que entra por la puerta de atrás. Como señaló Marx, esta doctrina acaba necesariamente por dividir la sociedad en dos partes, una de las cuales sigue siendo superior a la otra. Esta concepción "materialista" es, en general, reaccionaria. Uno de los más conocidos partidarios de esta visión, es un psicólogo de derecha llamado Skinner. El propone condicionar a las personas para que se comporten de ciertos modos. Pero como él mismo es un producto de la sociedad capitalista norteamericana, su "condicionamiento" persigue simplemente que las personas se conformen con esa sociedad.
Otra visión materialista culpa a la "presión demográfica" de toda la miseria del mundo (es común que se llame malthusianismo a esta concepción, ya que fue Malthus, un economista inglés del siglo XVIII el primero en desarrollarla). Pero esta no puede explicar por qué en los Estados Unidos, por ejemplo, se queman cereales mientras que en la India muere gente de hambre. Ni puede explicar por qué 150 años atrás no había en EE.UU. alimentos suficientes para 10 millones de personas y hoy la producción es capaz de alimentar a 200 millones. Esta visión olvida que cada boca a ser alimentada es también la de un individuo más, capaz de trabajar para crear riquezas.
Marx denominaba a todas estas explicaciones como formas "mecanicistas" o "vulgares" del materialismo. Estas visiones olvidaban que siendo parte del mundo material, los seres humanos también son criaturas vivas y activas cuyas acciones lo transforman.
La interpretación materialista de la historia
Los seres humanos se pueden diferenciar de los animales por la conciencia, la religión y cualquier otra cosa que queramos considerar. Pero, ellos solamente empiezan a diferenciarse de los animales en cuanto comienzan a producir sus propios medios de subsistencia -comida, vestimenta y viviendas.
Con estas palabras, Marx quería enfatizar antes que nada lo que era distintivo de su explicación de cómo se desarrolla la sociedad. Los seres humanos son animales que descienden de los primates. Al igual que en los otros animales, su primera preocupación es la alimentación y la protección del clima. Pero el modo en que los demás animales satisfacen estas necesidades depende de su naturaleza biológicamente heredada. Un lobo se mantiene vivo cazando y matando a sus presas, de la forma en que sus instintos biológicos determinan. Su piel se mantiene caliente en las noches frías. Cría a sus cachorros de acuerdo a patrones de comportamiento heredados.
Pero la vida humana no está determinada de esta manera. Los hombres que vagaban por el planeta 30.000 y 100.000 mil años atrás vivían de un modo completamente diferente al nuestro. Lo hacían en cavernas o en agujeros en el suelo. No poseían recipientes para almacenar los alimentos o el agua, y para alimentarse dependían de la recolección de frutos o de derribar animales con piedras. Ellos no podían escribir, o contar más allá de los dedos de sus manos. No poseían ningún conocimiento de lo que ocurría más allá de las tierras que habitaban o de lo que sus antepasados habían realizado. Con todo, físicamente, el hombre de 100.000 años atrás era semejante al hombre moderno y el de 30.000 años atrás idéntico. Si bañáramos y afeitásemos al hombre de las cavernas, lo vistiéramos con un traje y lo llevásemos a caminar por una avenida céntrica, nadie lo consideraría extraño. Como el arqueólogo Gordon Childe dice:
Los más antiguos esqueletos de nuestra especie pertenecen a las fases próximas de la última Edad de Hielo... Para el momento de los primeros registros geológicos del Homo Sapiens... la evolución física del hombre había llegado a un punto de estabilidad, aunque su progreso cultural estaba justo comenzado.
El mismo punto de vista es defendido por otro arqueólogo, Leakey:
La diferencia física entre los hombres de las culturas Auriñaciense y Magdaleniense (25.000 años atrás) y el hombre contemporáneo, es despreciable. Mientras que la diferencia cultural es inconmensurable.
Lo que el arqueólogo llama "cultura" son aquellas cosas que los hombres y las mujeres aprenden y enseñan unos a otros. Por ejemplo, cómo fabricar ropas con lana y piel de animales, cómo hacer vasijas de barro, cómo hacer fuego, cómo construir casas y demás. Esta idea contrapone la cultura a aquellas cosas que los animales saben instintivamente.
Las vidas de los primeros humanos ya eran inmensamente diferentes a la vidas de los otros animales. Porque ellos eran capaces de usar las características físicas propias del ser humano -cerebro grande, miembros posteriores capaces de manipular objetos- para modificar el ambiente de modo de tornarlo conveniente a sus necesidades. Esto significaba que ellos podían adaptarse a una gran variedad de condiciones ambientales, sin cambiar en nada su estructura fisiológica. Los seres humanos ya no necesitaban luchar contra las condiciones naturales. Podían actuar sobre dichas condiciones para transformarlas en su beneficio.
Al principio ellos usaron piedras y palos para atacar a los animales salvajes, obtenían luz y calor a partir del fuego que surgía accidentalmente en la naturaleza, se cubrían con vegetación y pieles de animales. Transcurridas muchas decenas de miles de años, ellos aprendieron a hacer fuego por sí mismos, a dar forma a las piedras con otras piedras, a cultivar alimentos a partir de simientes que ellos mismos plantaban, a guardarlas en recipientes hechos de arcilla y a domesticar algunos animales. En tiempos relativamente recientes -hace apenas 5.000 años, al lado del medio millón de años de historia humana- los seres humanos aprendieron el secreto de transformar minerales metálicos en herramientas resistentes y armas eficaces.
Cada uno de estos avances tuvo un enorme impacto, no solo por hacer más fácil la alimentación y el vestuario de los seres humanos, sino también al transformar la propia organización de la vida humana. Desde el inicio la vida humana fue social. Solamente la unión de los esfuerzos de varios seres humanos les posibilitaba matar animales, recoger alimentos y mantener vivo el fuego. Tenían que cooperar. Esta cooperación continua también los llevó a que se comunicaran a través de la emisión de sonidos y al desarrollo de lenguajes. En el comienzo, los grupos eran simples. En ninguna parte existía una provisión natural suficiente para mantener a más de dos docenas de individuos. Todo el esfuerzo tenía que ser dirigido a las tareas básicas de conseguir alimento, lo que llevaba a que todos hiciesen el mismo trabajo y viviesen el mismo tipo de vida.
Sin medios para acumular alimentos, no podía haber propiedad privada o división entre clases sociales, y ni el saqueo ni el pillaje podían presentarse como motivos para la guerra. Hasta hace pocos años, todavía había centenares de sociedades en las más variadas partes del globo en el que este patrón social permanecía. Es el caso de algunos indígenas de América del Sur y del Norte, ciertos pueblos del África ecuatorial y del Pacífico, además de algunos aborígenes australianos. No es que estos pueblos fuesen menos inteligentes que nosotros o tuviesen una "mentalidad primitiva". Los aborígenes de Australia, por ejemplo, aprendieron a reconocer literalmente millones de plantas y los hábitos de una gran diversidad de animales para poder sobrevivir. El profesor y antropólogo Firth lo describe de esta forma:
Las tribus australianas... conocen los hábitos, características, zonas de procreación y migraciones estivales de todos los pájaros, peces y demás animales que son objeto de caza para su alimentación y vestuario. Conocen tanto las propiedades externas, como algunas menos obvias, de piedras, grasas, resinas, plantas, fibras y cáscaras; saben como hacer fuego, como utilizar el calor para aliviar el dolor, detener sangrados y retardar el deterioro de los alimentos frescos; saben también utilizar el fuego para endurecer algunas maderas y ablandar otras... Saben lo básico sobre las fases de la luna, el movimiento de los mares, los ciclos planetarios y las secuencias y duración de las estaciones, relacionan los cambios climáticos con sistemas de vientos, patrones anuales de unidades, temperaturas y flujos de crecimiento y presencia de las especies naturales...
Además realizan un uso inteligente y económico de los subproductos de los animales muertos para alimentación; la carne del canguro es comida; los huesos de las piernas son utilizados para realizar herramientas como hechas de piedras o de madera; los tendones son utilizados para amarrar las puntas de piedra de las lanzas; las garras forman collares atados con fibras y ceras, la gordura combinada con ocre rojo es usado como cosmético, la sangre mezclada con carbón se transforma en un pigmento... Tienen algún conocimiento de los principios básicos de la mecánica y por eso trabajaban sus bumerangs una y otra vez hasta darles la curvatura correcta...
Son mucho más "capaces" que nosotros para lidiar con los problemas de la supervivencia en el desierto australiano. Lo que ellos no aprendieron fue a sembrar y cultivar su propio alimento -algo que nuestros ancestros aprendieron hace sólo unos 5.000 años, cuando ya habían vivido en el planeta un período 100 veces mayor. El desarrollo de nuevas técnicas para producir bienes -los medios necesarios para la continuidad de la vida humana- siempre hizo que nacieran nuevas formas de cooperación entre los seres humanos, nuevas relaciones sociales. Por ejemplo, luego de que las personas aprendieron a cultivar su propio alimento (sembrando la tierra y domesticando animales) y los almacenaron (en vasijas de barro) hubo una completa revolución en la vida social -llamada por los arqueólogos "la revolución neolítica". Los seres humanos tenían que cooperar entre sí para limpiar la tierra, recoger el alimento, así como para cazar animales. Podían vivir juntos en grupos más numerosos que antes, podían guardar comida e iniciar la práctica de intercambiar bienes con otros asentamientos humanos.
Las primeras ciudades se desarrollaron. Por primera vez había posibilidades de que algunas personas vivieran sin dedicarse únicamente a la producción de alimentos: algunos se especializaron en la fabricación de vasijas, otros al trabajo de la piedra y más tarde a la producción de herramientas y armas, otros desempeñaron tareas administrativas elementales para el grupo como un todo. Pero lo malo fue que el excedente de comida ofreció un motivo para la guerra. Al comienzo, la gente había comenzado a descubrir nuevas maneras de relacionarse con el mundo que los rodeaba, o de someter a la naturaleza a sus necesidades. Pero en el proceso, sin querer habían transformado la sociedad en que vivían y con ella sus propias vidas. Marx describió este proceso del siguiente modo: el desarrollo de las "fuerzas productivas" transformó las "relaciones de producción" y, a través de ellas, la sociedad. Existen buenos ejemplos más recientes...
Hace mas de 300 años la gran mayoría de la población de Gran Bretaña vivía en el campo, cultivando alimentos con técnicas que eran las mismas desde hacía siglos. Su horizonte intelectual estaba delimitado por la aldea en la que vivían y sus ideas estaban muy influenciadas por la iglesia local. La gran mayoría no tenía necesidad de la lectura o la escritura, y nunca aprendieron a utilizarlas. Entonces, 200 años atrás, la industria comenzó a desarrollarse. Decenas de miles de personas fueron llevadas a las fábricas. Sus vidas sufrieron una transformación completa. Ahora vivían en grandes ciudades, no en pequeñas aldeas. Precisaban aprender habilidades nunca imaginadas por sus ancestros, incluyendo la capacidad de leer y escribir. La llegada del ferrocarril y la navegación a vapor volvieron posible viajar a gran parte del planeta. Las viejas ideas martilladas en sus cabezas por sus padres ya no tenían sentido frente a todo eso. La revolución material en la producción fue también una revolución en el modo en que ellos vivían y en las ideas en que creían.
Cambios parecidos están aún hoy afectando a un gran número de personas. Basta con observar como los habitantes de las aldeas de Bangladesh o de Turquía acuden a las fábricas de Alemania y de Inglaterra en busca de empleo. Y como, muchos de ellos descubren que sus antiguas costumbres y actitudes religiosas ya no son adecuadas. Basta observar como en los pasados 50 años la mayoría de las mujeres se han acostumbrado a trabajar fuera del hogar y como esto les ha llevado a desafiar la vieja concepción de que ellas eran prácticamente propiedad de sus maridos. Los cambios en el modo en que los seres humanos trabajan colectivamente para producir sus alimentos, vestimentas y viviendas propicia cambios en el modo en que la sociedad se organiza y en el comportamiento de las personas al interior de ella.
Este es el secreto del cambio social -en la historia- que los pensadores anteriores a Marx (y muchos después de él), idealistas y materialistas mecanicistas, no pudieron comprender. Los idealistas entendían que los cambios ocurrían -pero decían que debían ser enviados por el cielo. Los materialistas mecanicistas entendían que los seres humanos eran condicionados por el mundo material, pero no veían cómo los seres humanos pudiesen algún día llegar a transformarse. Lo que Marx vio fue que los seres humanos efectivamente estaban condicionados por el mundo que les rodea, pero también que ellos reaccionan ante su medio, trabajando sobre él para hacerlo más habitable. Pero al hacerlo ellos transforman a su vez las condiciones en las cuales viven y por ende a ellos mismos.
La clave para entender el cambio social reside en la comprensión de cómo los seres humanos hacen frente a los problemas de cultivar su alimento, construir sus viviendas y proveerse de vestimenta. Este fue el punto de partida de Marx. Pero esto no significa que los marxistas crean que los avances de la tecnología automáticamente produzcan una sociedad mejor, o que las invenciones lleven necesariamente a los cambios sociales. Marx desaprobaba esta concepción (algunas veces conocida como determinismo tecnológico). Repetidas veces en la historia, las personas han rechazado ideas que hubieran permitido aumentar la producción de alimentos, viviendas o vestimentas porque estas chocaban con las conductas o formas de sociedad existentes.
Por ejemplo, en el Imperio Romano aparecieron muchas ideas sobre cómo incrementar la cosecha en una limitada extensión de tierra, pero las personas no las adoptaron porque requerían una dedicación al trabajo que no podía ser obtenida de los esclavos que cumplían su labor bajo el miedo al látigo. Cuando Gran Bretaña dominó a Irlanda en el siglo XVIII, intentó impedir el desarrollo de la industria local porque chocaba con los intereses de los empresarios de Londres. Si alguien encuentra el método para resolver el problema del hambre en la India matando a las vacas sagradas o abasteciendo a cada habitante de Gran Bretaña con suculentos bifes surgidos del procesamiento de carne de ratón, sería ignorado debido a los preconceptos establecidos.
El desarrollo de la producción desafía los viejos preconceptos y los antiguos hábitos de organización social, pero no los derrota automáticamente. Muchos seres humanos luchan para evitar el cambio -y aquellos que quieren introducir nuevos métodos de producción deben luchar para cambiar las cosas. Si los que se oponen vencen, las nuevas formas de producción no pueden ser puestas en funcionamiento y la producción puede quedar estancada o retroceder. Utilizando la terminología marxista diríamos que: cuando las "fuerzas productivas" se desarrollan, ellas chocan con las "relaciones sociales" preexistentes y con las ideas que surgen en el marco de las viejas fuerzas productivas. Es así que las personas que se identifican con las nuevas fuerzas productivas pueden ganar este enfrentamiento o pueden hacerlo aquellas identificadas con el viejo sistema. En el primer caso, la sociedad se mueve hacia delante, en el último, esta permanece paralizada o incluso retrocede.
 

3. Lucha de clases

Vivimos en una sociedad dividida en clases, en donde algunas personas poseen grandes cantidades de riquezas y la mayoría de nosotros no posee prácticamente nada. Naturalmente, tendemos a dar por sentado que las cosas siempre fueron así. Pero de hecho, durante gran parte de la historia humana no existieron las clases, la propiedad privada, la policía ni el ejército. Esta fue la situación durante medio millón de años de desarrollo hasta hace unos 5.000 o 10.000 años. Como no era posible que una persona con su trabajo produjera más alimento que el necesario para mantenerse en condiciones de trabajar, no podía haber división en clases. ¿Que motivo podía haber para tener esclavos si todo lo que producían sería utilizado para mantenerlos vivos?
Pero pasado cierto punto, el avance de la producción hizo que la división en clases fuera posible y necesaria. Podía producirse suficiente alimento para que quedara un excedente, luego de que los productores inmediatos tomaran lo necesario para sobrevivir. Y comenzaron a existir los medios que permitían almacenar alimentos y transportarlos de un lugar a otro. Las personas que con su trabajo producían todo el alimento, podían simplemente comer el que les quedaba excedente. Como vivían en condiciones de extrema pobreza estaban fuertemente tentados a hacerlo. Pero los dejaría desprotegidos contra los desastres naturales, tales como hambrunas o inundaciones del año siguiente, y contra ataques de tribus hambrientas venidas desde otras áreas.
En un primer momento era una gran ventaja para todos el que un grupo especial de personas tomase a su cuenta la riqueza excedente, almacenándola en prevención contra futuros desastres, usándola para apoyar a los artesanos, construyendo medios de defensa, utilizando una parte para intercambiar con otros pueblos distantes a cambio de objetos útiles. Estas actividades comenzaron a ser llevadas a cabo en las primeras ciudades, donde los administradores, mercaderes y artesanos vivían. A partir de marcas hechas en tablas para registrar diferentes tipos de productos, la escritura se empezó a desarrollar.
Tales fueron los primeros pasos vacilantes de lo que nosotros llamamos "civilización". Pero -y este pero es más que importante- todo esto estuvo basado en un creciente control de la riqueza por parte de una pequeña minoría de la población. Y esa minoría usaba la riqueza para su propio bien, así como en beneficio del resto de la sociedad como un todo. Cuanto más se desarrollaba la producción, más riquezas se concentraban en las manos de esta minoría -y más de la misma era retirada al resto de la sociedad. Las "reglas" que al principio eran un medio para mejorar la vida social, se transformaron en "leyes", donde se insistía en que las riquezas que la tierra producía eran "propiedad privada" de una minoría. Una clase dominante comenzó a surgir -así como las leyes que defendían su poder.
Podemos preguntarnos si tal vez hubiera sido posible que la sociedad se hubiese desarrollado de otra manera, de modo que aquellos que trabajaban la tierra hubiesen podido controlar su producción. La respuesta es, no. Y no por causa de la "naturaleza humana", sino porque la sociedad era todavía muy pobre. La mayoría de la población del planeta estaba ocupada escarbando el suelo en busca de su subsistencia, como para dedicar tiempo a desarrollar la escritura y la lectura, para crear obras de arte, para construir navíos, determinar el curso de las estrellas, descubrir los rudimentos de las matemáticas, para saber cómo actuar cuando los ríos se desbordaban o cómo podían ser construidos canales de riego. Estas cosas podían darse solamente porque algunos medios de vida fueron retirados a la población y usados para mantener a una minoría privilegiada que no tenía que trabajar de sol a sol.
Pero esto no significa que existiese una división en clases como la de hoy en día. En los últimos 100 años se ha visto un desarrollo jamás soñado en la historia previa de la humanidad. La escasez natural ha sido vencida lo que existe ahora es una escasez artificial, creada por los gobiernos con la destrucción de alimentos almacenados. La sociedad de clases de hoy está retrasando a la humanidad, impidiéndole avanzar. No fue solamente aquel cambio inicial que transformó a las sociedades puramente agrícolas en sociedades urbanas, el que provocó, necesariamente, las nuevas divisiones de clases. El mismo proceso se repitió cada vez que se desarrollaban nuevas formas de producción.
Así, en Gran Bretaña, mil años atrás, la clase dominante estaba formada por señores feudales que controlaban la tierra y vivían del trabajo de los siervos. Cuando el comercio comenzó a desarrollarse a gran escala, surgió junto con ellos una nueva clase privilegiada, la de los ricos comerciantes. Cuando la industria empezó a desarrollarse en una escala respetable, su poder, a su vez, fue cuestionado por los propietarios de las industrias. En cada etapa de desarrollo de la sociedad hubo una clase oprimida, cuyo trabajo generó la riqueza, y una clase dominante que controló esa riqueza. Pero al desarrollarse la sociedad tanto los oprimidos como los opresores sufrían cambios.
En la sociedad esclavista de la Roma antigua, los esclavos eran propiedad personal de la clase dominante. Al propietario de esclavos pertenecían los bienes producidos por sus esclavos, fruto de que ellos eran de su propiedad. Exactamente de la misma forma en que a él le pertenecía la leche producida por las vacas de que era dueño. En la sociedad feudal de la Edad Media, los siervos poseían su propia tierra y poseían aquello que era producido en ellas. Pero para mantener esa tierra, ellos tenían que trabajar un cierto número de días por año en las pertenecientes al señor feudal. Su tiempo estaba dividido -tal vez la mitad del mismo era dedicado al trabajo en las tierras del señor y la otra mitad en sus propias tierras. Si ellos se negaban a trabajar para el señor, él tenía derecho de castigarlos (con golpes, prisión o cosas peores). En la moderna sociedad capitalista, el patrón no posee físicamente a sus trabajadores, ni tiene derecho a castigar a un empleado que se niegue a trabajar gratis para él. Pero el patrón posee la empresa donde el trabajador tiene que conseguir empleo para seguir viviendo. Y es por esto que es muy fácil para él obligar al trabajador a producir a cambio de un salario, cuyo monto sea mucho menor al de los bienes producidos por él en la fábrica.
En cada caso la clase opresora toma el control de toda la riqueza una vez que las necesidades más elementales de los trabajadores han sido cubiertas. El propietario de esclavos quería mantener su propiedad en buenas condiciones. Por eso alimentaba a sus esclavos de igual forma en que nosotros le ponemos combustible al auto. Pero todo lo que excediera las necesidades físicas del esclavo, su propietario lo usaba en su propio beneficio. El siervo feudal tiene que alimentarse y vestirse con lo producido en su propio pedazo de tierra. Todo el trabajo extra que pone en las tierras del señor beneficia a este último. El trabajador moderno tiene un trabajo remunerado. Pero toda la riqueza que él crea queda en manos de la clase dominante como ganancia, intereses o rentas.

La lucha de clases y el Estado

Los trabajadores raramente han aceptado su destino sin resistencia. Hubieron revueltas de esclavos en Egipto y Roma antiguos, levantamientos de campesinos en la China imperial, guerras civiles entre ricos y pobres en las ciudades de la Grecia antigua, en Roma, y en la Europa renacentista. Por eso es que Karl Marx inició su Manifiesto Comunista, insistiendo en que "la historia de todas las sociedades hasta ahora ha sido la historia de la lucha de clases". El desarrollo de la civilización ha dependido de la explotación de una clase por otra y por lo tanto de la lucha entre ellas.
Por más poderoso que fuese un faraón egipcio, un emperador romano o un señor medieval, por más suntuosas que fueran sus vidas, magníficos sus palacios, ellos siempre necesitaron asegurarse la apropiación de los productos cultivados por los campesinos y los esclavos más humildes. Solamente podían hacer esto si junto con la división de clases también se desarrollaba algo más: el control sobre los medios de violencia en su favor y el de sus aliados. En las primeras sociedades no había ejército, policía o aparato gubernamental al margen de la mayoría de la población. Así mismo hasta hace 50 o 60 años atrás era posible encontrar, por ejemplo, en algunas regiones de África, sociedades en las cuales la situación era la misma. Muchas de las tareas que cumple el Estado en nuestra sociedad eran realizadas informalmente por la población en general o por asambleas de representantes. Tales asambleas juzgaban a cualquier persona cuya conducta fuese considerada una desobediencia a alguna ley social importante. La penalización podía ser aplicada por toda la comunidad por ejemplo, forzando a los infractores a dejarla. Todos coincidían en la necesidad de penalizar la infracción, no haciendo falta una fuerza policial independiente. Si una guerra daba comienzo, todos los hombres jóvenes tomaban parte bajo el liderazgo de las personas escogidas para la tarea, sin la necesidad de una estructura militar especializada.
Pero cuando se tiene una sociedad en que una minoría controla gran parte de la riqueza, estas maneras de mantener la "ley y el orden" y una organización militar como la mencionada, dejan de funcionar. Cualquier asamblea de representantes o banda de jóvenes armados se dividiría conforme a los intereses de clase. El grupo privilegiado solamente puede sobrevivir si comienza a monopolizar en sus manos la implementación de castigos, las leyes, la organización militar y la producción de armas. Por eso, la separación en clases sociales fue acompañada por el surgimiento de jueces, policías, personal de inteligencia, generales, burócratas -a quienes la clase privilegiada ofreció parte de la riqueza de la cual se apropia, a cambio de la protección de su dominio.
Aquellos que sirven en las filas de ese Estado fueron entrenados para obedecer sin vacilar las órdenes de sus "superiores" y romper todos los lazos sociales normales con las masas explotadas. El Estado se desarrolló como una máquina asesina en manos de la clase privilegiada. Y es una máquina extremadamente eficaz. Por supuesto, los generales que controlan esta máquina frecuentemente derrocan a determinado rey o emperador e intentan colocarse a si mismos en el poder. La clase dominante, habiendo armado al monstruo, muchas veces no consiguen controlarlo. Pero como la riqueza necesaria para mantener la maquina asesina funcionando viene de la explotación de las masas trabajadoras, cada revuelta de estas es seguida por la continuidad de la sociedad bajo los viejos esquemas.
A lo largo de la historia las personas que realmente quisieron cambiar la sociedad para mejor se encontraron enfrentados no sólo a una clase privilegiada, sino también a una máquina armada, un Estado, que sirve a los intereses de esta clase. Las clases dominantes, junto a sacerdotes, generales, policías y los sistemas legales que los sustentan, surgieron en primer lugar porque sin ellos la civilización no se hubiera podido desarrollar. Pero una vez que se establecieron en el poder, pasó a ser interés suyo el que la civilización no se desarrollara. Su poder radica en la habilidad para forzar a aquellos que trabajan, a entregarles la riqueza que producen. Están alertas a todo nuevo sistema de producción que sea más eficiente, pues temen que el control se les escape de las manos. Temen cualquier cosa que lleve a las masas explotadas a desarrollar iniciativa e independencia. Y temen también el surgimiento de nuevos grupos privilegiados con riqueza suficiente para asumir el costo de sus propias armas y ejércitos. A partir de cierto punto, en vez de ayudar al desarrollo de la producción, ellos comienzan a impedirlo.
Por ejemplo, en el Imperio Chino, el poder de la clase dominante se apoyaba en la propiedad de la tierra y el control de los canales y diques que eran necesarios para la irrigación y freno de las inundaciones. Este control fue la base para una civilización que se extendió por cerca de 2.000 años. Pero al final del período la producción no estaba mucho más avanzada que a su comienzo a pesar del floreciente arte chino, el descubrimiento de la pólvora y de la imprenta, todo esto en una época en que Europa estaba sumergida la Edad Oscura de comienzos de la Edad Media. El motivo fueron las nuevas formas de producción que comenzaron a desarrollarse en las ciudades, a través de la iniciativa de comerciantes y artesanos. La clase dominante le temía al crecimiento del poder de los grupos que no estaban completamente bajo su control. Por esto, periódicamente las autoridades imperiales tomaban duras medidas para enlentecer la creciente economía de las ciudades, disminuyendo la producción y destruyendo el poder de las nuevas clases sociales.
El crecimiento de las nuevas fuerzas productivas -de los nuevos medios de producir riquezas- chocaron con los intereses de la vieja clase dominante. Y se desarrolló una lucha cuyo resultado determinó el futuro de toda la sociedad. Algunas veces el resultado, como en China, fue que las nuevas formas de producción fueron sumergidas y la sociedad permaneció estancada por largos períodos de tiempo. Otras veces, como en el Imperio Romano, la ineptitud de las nuevas formas de producción determinaron que no hubiera creación de riquezas suficiente para mantener a la sociedad sobre sus viejas bases. La civilización entró en colapso, las ciudades fueron destruidas y las personas volvieron a vivir en sociedades agrícolas. Y otras veces una nueva clase, basada en nuevas formas de producción, fue capaz de organizarse, debilitar y derrumbar a la vieja clase dominante, junto con su sistema legal, sus ejércitos, ideología y religión. De este modo, la sociedad pudo avanzar.
En cada caso, la sociedad avanzaba o retrocedía dependiendo de quien venciera en la guerra entre las clases. Y como en cualquier guerra, la victoria no estaba garantizada de antemano, dependía de la organización, unidad y liderazgo de las clases en lucha.
 

4. Capitalismo. ¿Cómo se inició el sistema?

Uno de los argumentos más absurdos que pueden escucharse, es que las cosas no hubieran podido ser diferentes de lo que hoy son. Pero, las cosas ya fueron diferentes. Y no hay que ir muy lejos para descubrirlo. En Gran Bretaña por ejemplo, la realidad era diferente hace no mucho tiempo. Apenas 250 años atrás las personas nos hubieran considerado locos, si les describiésemos el mundo en que hoy vivimos, con grandes fábricas, aviones, misiones espaciales. Incluso las vías férreas estaban lejos de su imaginación. Porque ellos vivían en una sociedad que era fundamentalmente rural, en la cual la mayoría de las personas nunca se había alej ado a más de 15 kilómetros de su aldea, y en la cual el ritmo de vida por miles de años, estuvo determinado por el cambio de las estaciones. Pero hace 700 u 800 años ya comenzaba un desarrollo que iría a transformar toda la sociedad. Grupos de artesanos y negociantes empezaron a establecerse en las ciudades, no prestando sus servicios a cambio de nada como sí lo hacía el resto de la población, sino intercambiando sus productos con varios señores y siervos a cambio de alimentos. Cada vez más se comenzó a utilizar el metal como medida de cambio. Fue un gran paso ver en cada operación de intercambio una oportunidad para conseguir un poco del precioso metal del cual obtener alguna ganancia.
Al comienzo las ciudades sólo podían sobrevivir al contraponer un señor feudal contra otro. Pero a medida que las habilidades de sus artesanos se fueron perfeccionando, más riquezas producían y mayor poder de influencia obtenían. Los "burgueses" comenzaron a surgir como clase social al interior de la sociedad feudal de la Edad Media. Pero ellos obtenían su riqueza de un modo diferente a como lo hacían los señores feudales que dominaban la sociedad. Un señor feudal vivía directamente de la producción agrícola que era capaz de obligar a sus siervos a producir en sus tierras. Este usaba su poder personal para forzarles sin necesidad de pagarles. Diferente a las clases ricas de las ciudades que vivían de la manufactura de bienes no agrícolas. Ellos les pagaban a los trabajadores para que produjesen para ellos, por día o por semana.
Estos trabajadores, frecuentemente siervos escapados, eran "libres" de ir y venir -desde el momento en que terminaban el trabajo por el cual se les había pagado. Lo "único" que los llevaba a trabajar era el hecho de que morirían de hambre si no encontraban a alguien que los empleara. Los ricos se hacían aún más ricos porque para no morirse de hambre, los trabajadores libres aceptaban menos dinero del valor de los bienes que ellos producían con su trabajo. Volveremos a este punto más tarde. Ahora lo que nos interesa es que la burguesía y los señores feudales obtenían sus riquezas de diferentes fuentes. Esto los llevaba a querer organizar la sociedad de diferentes formas.
La sociedad ideal de los señores feudales era una sociedad en la cual ellos tuviesen el poder absoluto sobre sus tierras, sin restricciones en la ley escrita, sin intromisión de cualquier ente externo, teniendo a sus siervos imposibilitados de escapar. Ellos querían las cosas tal como eran en los tiempos de sus padres y de sus abuelos, con todos aceptando la situación social existente al momento de venir al mundo. La recién enriquecida burguesía necesariamente veía las cosas de forma diferente. Quería restringir el poder individual con que los señores feudales y los reyes interferían en el comercio o robaban las riquezas que producían. Soñaban conseguirlo a través de un cuerpo estable de leyes, que serían escritas y refrendadas por sus propios representantes electos. Querían liberar a los pobres de la servidumbre para que pudiesen trabajar (y aumentar las ganancias de los burgueses) en las ciudades. En cuanto a ellos mismos, sus padres y sus abuelos ya habían estado bajo el yugo de los señores feudales y ciertamente no querían que eso continuase.
En una palabra, ellos querían revolucionar la sociedad. Sus desacuerdos con el viejo orden no eran solamente económicos sino también políticos e ideológicos. Y desacuerdo ideológico significa principalmente desacuerdo religioso, en una sociedad analfabeta en donde la principal fuente de las ideas generales sobre la sociedad eran el resultado de la predicación de la Iglesia. Debido a que la Iglesia medieval era dominada por obispos y abades que también eran señores feudales, ellos propagaban visiones en favor del feudalismo, atacando como "pecaminosas" muchas de las prácticas de la burguesía urbana. Por esto en Alemania, Holanda, Gran Bretaña y Francia en los siglos XVI y XVII sectores de la burguesía organizaron su propia religión, el protestantismo una religión que predicaba el ahorro, la sobriedad, el trabajo duro (¡principalmente de los trabajadores!) y la independencia de la congregación de los obispos y abades. Estos sectores de la burguesía crearon un Dios a su imagen, en oposición al Dios de la Edad Media.
Hoy cuentan en la escuela y en la televisión que hubieron grandes guerras religiosas y civiles que estuvieron motivadas por diferencias religiosas, como si los hombres fuesen lo suficientemente locos para luchar y morir por las razones esgrimidas para ellas el papel de la sangre y del cuerpo de Cristo en la Sagrada Familia. Mucho más estaba en juego -el choque entre dos formas completamente diferentes de sociedad, basadas en diferentes formas de organizar la producción de riquezas. En Gran Bretaña, la burguesía venció. Tan horrible como debe parecerle a nuestra actual clase dominante, sus ancestros consolidaron su poder cortando cabezas coronadas, justificando el acto con palabras de los profetas del Antiguo Testamento. Pero en otros lugares el primer round fue para el feudalismo. En Francia y Alemania la burguesía protestante revolucionaria fue liquidada después de terribles guerras civiles (aunque una versión feudal del protestantismo sobrevivió como religión en el norte de Alemania). La burguesía tuvo que esperar más de dos siglos hasta alcanzar su triunfo en el segundo round, que comenzaría esta vez sin ropaje religioso, en París en el año 1789.

Explotación y plusvalía

En las sociedades esclavista y feudal las clases superiores tenían que tener control legal sobre la masa trabajadora de la población. De otro modo, aquellos que trabajaban para el señor feudal o el propietario de esclavos huían, dejando a la clase privilegiada sin nadie que trabajara para ella. Pero el capitalista, generalmente, no precisa controles legales sobre la persona física del trabajador. No necesita poseerlo, porque sabe que el trabajador al negarse a trabajar para él morirá de hambre. En lugar de poseer al trabajador, el capitalista puede prosperar porque posee y controla las fuentes de supervivencia del trabajador -las máquinas y las fábricas.
Las necesidades materiales de la vida son producidas por el trabajo del ser humano. Pero este trabajo es casi inútil sin herramientas para cultivar la tierra y procesar materias primas. Las herramientas pueden variar enormemente de simples implementos agrícolas como arados y asadas hasta complicadas máquinas en las modernas fábricas. Pero sin herramientas ni el más habilidoso trabajador es capaz de producir las cosas necesarias para sobrevivir. El desarrollo de esas herramientas llamadas por nosotros "medios de producción" separan al ser humano moderno de sus distantes ancestros de la Edad de Piedra. El capitalismo está basado en la propiedad de esos medios de producción por parte de unas pocas personas. En la Gran Bretaña de hoy, por ejemplo, un 1% de la población controla el 84% del capital y de las acciones de la industria. En sus manos está concentrado el control efectivo sobre la gran mayoría de los medios de producción máquinas, fábricas, campos petroleros y las mejores tierras de cultivo. La masa de la población solamente puede sobrevivir si el capitalista le permite trabajar con dichos medios de producción. Esto le da a los capitalistas un poder inmenso para explotar el trabajo de las demás personas, aunque a los ojos de la ley "todos los hombres sean iguales".
Se necesitaron algunos siglos para que los capitalistas monopolizaran el control sobre los medios de producción. En Gran Bretaña, por ejemplo, los parlamentos de los siglos XVII y XVIII tuvieron que aprobar una sucesión de Leyes de Alambramiento de los campos que separaron a los campesinos de sus medios de producción, o sea de la tierra que ellos habían cultivado por siglos. Ella se volvió propiedad de una parte de la clase capitalista y la gran mayoría de la población rural fue forzada a vender su trabajo para los capitalistas o morirse de hambre. Una vez alcanzado el monopolio de los medios de producción, el capitalismo pudo permitir que la mayoría de la población disfrutase, como los capitalistas, de una aparente libertad e igualdad de derechos políticos. Ya que, por mas "libres" que fuesen, los trabajadores aún tenían que trabajar para vivir. Los economistas favorables al capitalismo tienen una explicación simple sobre lo ocurrido entonces. Ellos dicen que al pagar salarios, el capitalista compra el trabajo del empleado. Y debe pagar un precio justo por él. Caso contrario, el trabajador iría a emplearse con otra persona. El capitalista paga un "salario justo" al trabajador, por lo tanto el trabajador debe dar un "día de trabajo justo" al patrón.
¿Cómo entonces, podemos explicar las ganancias? Las ganancias, afirman, son una "recompensa" para el capitalista por el "sacrificio" que ha hecho para poner en actividad los medios de producción (capital). Es un argumento que difícilmente convence a ningún trabajador que piense esto dos veces. Tomemos una empresa que anuncia una "tasa de ganancias neta" de 10% al año. Estarían afirmando que si el costo de toda su maquinaria, instalaciones y todo lo que posee es de 100 millones de libras, le sobran 10 millones después de pagar salarios, la materia prima y el costo de reposición de la maquinaria desgastada en un año. No es preciso ser un genio para ver que después de 10 años, esa empresa totalizará una ganancia de 100 millones- o sea, el monto integral de la inversión original.
Si es el "sacrificio" el que está siendo recompensado, entonces seguramente después de 10 años toda ganancia debería cesar. Pues entonces los capitalistas ya habrían recibido el equivalente a lo que invirtieron al inicio. Entretanto, la verdad es que el capitalista se hizo dos veces más rico que antes. Se quedó con la inversión inicial más la ganancia acumulada. Mientras tanto el trabajador sacrificó gran parte de la energía de su vida trabajando 8 o más horas por día, 48 semanas por año, en una empresa. ¿Estará dos veces mejor al final de ese tiempo que al inicio? Puedes apostar tu ropa a que no. Aunque él ahorrase todo el dinero que pudiese, no podría ser capaz de comprar mucho más que un televisor color, un sistema de calefacción barato o un automóvil de segunda mano. Nunca será capaz de juntar dinero suficiente para comprar la empresa donde trabaja. El "justo día de trabajo por un justo jornal" multiplicó el capital del capitalista, mientras dejaba al trabajador sin capital y sin más opción que ir a trabajar apenas por ese jornal. La "igualdad de derechos" entre capitalistas y trabajadores ha incrementado la desigualdad.
Uno de los mayores descubrimientos de Marx fue la explicación de esa aparente anomalía. No existe mecanismo que obligue al capitalista a pagar a sus trabajadores el valor integral del trabajo que realizan. Un trabajador empleado hoy (1979), por ejemplo en la industria, puede crear 400 libras de productos por semana. Pero esto no significa que él o ella reciban esa suma. En 99 casos de 100 ellos recibirán mucho menos. La alternativa de los trabajadores, es trabajar o morir de hambre (o como máximo vivir algunos meses con un miserable subsidio de desempleo). Por ello los trabajadores no reivindican el valor integral de lo que producen, apenas lo suficiente para tener un nivel de vida aceptable. El trabajador recibe apenas lo suficiente para reponer diariamente todas fuerzas y capacidades de trabajo a disposición del capitalista.
Desde el punto de vista de los capitalistas, si los trabajadores están recibiendo lo suficiente para mantenerse trabajando y criar a sus hijos, quienes serán la nueva generación de trabajadores, están entonces recibiendo un salario justo por su fuerza de trabajo. Pero el total del valor necesario para mantener a los trabajadores en condiciones de trabajar, es considerablemente menor que la cantidad de riqueza que ellos producen -el valor de la fuerza de su trabajo es considerablemente menor que el valor creado por su trabajo. A la diferencia que va a parar a los bolsillos de los capitalistas, Marx la llamó "plusvalía".

La autoexpansión del capital

Si leemos los escritos de los apologistas del actual sistema, vamos a notar que ellos comparten una extraña creencia: el dinero tiene una extraña propiedad mágica. Puede crecer como una planta o un animal. Cuando un capitalista coloca dinero en un banco, su expectativa es de que crezca. Cuando ellos invierten en acciones de Unilever, por ejemplo, esperan ser recompensados al año con generosos retornos en dinero, en forma de beneficios. Marx notó eso y llamó a este fenómeno "autoexpansión del capital", en relación a lo cual elaboró una explicación.
Como vimos anteriormente, su explicación comienza no con el dinero, sino con el trabajo y los medios de producción. En la sociedad actual, aquellos que poseen riqueza suficiente pueden comprar el control de los medios de producción. Pueden entonces obligar a cada uno de aquellos que no tengan ese poder, a vender la fuerza de trabajo necesaria para hacer funcionar los medios de producción. El secreto de la "autoexpansión del capital", de la milagrosa capacidad del dinero de crecer y multiplicarse para quien ya posee grandes cantidades de él, reside en la compra-venta de esta fuerza de trabajo.
Tomemos como ejemplo un trabajador, a quien daremos el nombre de Jack. El consigue un empleo con un empresario, Sir Browning Browne. El trabajo que Jack puede hacer en 8 horas diarias creará un volumen adicional de valor -tal vez de unas 48 libras. Pero Jack está dispuesto a vender su trabajo por mucho menos que eso, ya que su alternativa es el seguro de desempleo. Hay parlamentarios favorables al capitalismo que afirman que con 12 libras diarias un trabajador y su familia pueden subsistir, y pagar un seguro de desempleo mayor a esa cifra implicaría "destruir el incentivo para trabajar". Si Jack quiere ganar más de 12 libras diarias, tendrá que vender su habilidad para trabajar, su fuerza de trabajo, aunque le ofrezcan mucho menos que las 48 libras que él puede crear en sus 8 horas de trabajo. Podrá trabajar, quizás, por 28 libras diarias. La diferencia diaria de 20 libras irá al bolsillo de Sir Browning. Esta, es la plusvalía de Sir Browning.
Porque tuvo riqueza suficiente para comprar el control de los medios de producción en primera instancia, Sir Browning Browne puede asegurar enriquecerse en 20 libras al día por cada trabajador que emplea. Su dinero sigue creciendo, su capital se expande, no por causa de alguna ley natural, sino debido al hecho de que su control sobre los medios de producción le permite comprar el trabajo ajeno a bajo precio. Por supuesto que Sir Browning no guarda necesariamente la totalidad de estas 20 libras para si mismo. El puede alquilar instalaciones fabriles o tierras. Puede haber pedido dinero prestado a los otros miembros de la clase dominante para iniciar su negocio y ellos van a exigir una parte de su plusvalía. Tal vez, ellos exijan 10 libras como pago, dejando a Sir Browning apenas las restantes 10 libras de beneficios.
Aquellos que viven de rentas probablemente nunca han visto a Jack en su vida. Sin embargo, no fue el poder místico del dinero lo que les proveyó de ingresos, sino el muy físico sudor de Jack. Los dividendos, los intereses, los beneficios, todos ellos provienen de la plusvalía. ¿Qué es lo que determina cuánto consigue Jack por su fuerza de trabajo? Su empleador va a intentar pagarle lo menos posible. Pero en la práctica existen límites, debajo de los cuales los salarios no pueden llegar. Algunos de esos límites son físicos -no es recomendable pagar salarios tan miserables como para que los trabajadores estén desnutridos e incapacitados de poner esfuerzo en el trabajo. Ellos también tienen que ser capaces de viajar hacia y desde el trabajo, y tener algún lugar para descansar en la noche, para no caer de sueño sobre las máquinas. Desde este punto de vista, vale la pena incluso pagar por aquello que los trabajadores consideran "pequeños lujos" -como unos tragos a la noche, un televisor, y ocasionalmente unas vacaciones. Todo esto da al trabajador nuevo ánimo para trabajar mejor. Sirve también para que el trabajador "reabastezca" su fuerza de trabajo. Y un hecho importante es que donde los salarios son mantenidos muy bajos, la productividad también cae.
El capitalista tiene que preocuparse por otra cosa también. Su empresa va a estar en actividad por muchos años. Mucho tiempo después de que sus actuales trabajadores ya estén muertos. Su empresa va a precisar de los hijos de estos trabajadores, por lo que tiene que pagarles lo suficiente como para que los críen. También tienen que asegurar que el Estado provea a través del sistema de educación, ciertas habilidades a esos niños (como leer y escribir). En la práctica, una cosa más es importante -aquello que el trabajador considera como un "salario decente". Un trabajador que recibe un salario más bajo del que podría percibir puede ser negligente con sus responsabilidades laborales, importándole poco perder su empleo ya que este le parece "inútil". Todos esos elementos determinantes del salario tienen una cosa en común. Todos intentan asegurar que el salario sea suficiente para mantener viva la fuerza de trabajo, para que el capitalista la compre por hora. Los trabajadores reciben una paga para mantenerse ellos y sus familias, vivos y aptos para trabajar.
En la actual sociedad capitalista, un aspecto más debe ser destacado. Grandes cantidades de dinero son gastadas en cosas como fuerzas policiales y armamentos. Tales instrumentos son utilizados por el Estado en defensa de los intereses de la clase capitalista. De hecho, ellos pertenecen a la clase capitalista, aunque sean dirigidos por el Estado. El valor que es gastado en ellos pertenece a los capitalistas, no a los trabajadores. Esto también es parte del plusvalor.
Plusvalor = beneficio + renta + intereses + gastos en policía, ejército y demás.
 

5. La teoría del valor-trabajo

Pero maquinaria y capital producen tanto bienes como trabajo. Si este es el caso, es una cuestión de justicia que el capital, así como el trabajo, reciban su parte de la riqueza producida. Cada "factor de producción" tiene que tener su recompensa.
De esta forma respondería al análisis marxista de la explotación y la plusvalía, alguien que hubiese aprendido un poco de economía favorable al capitalismo. Y a primera vista, esta objeción parece tener algún sentido. Pues ciertamente no se puede producir bienes sin capital.
Los marxistas nunca argumentamos que fuera posible. Pero nuestro punto de partida es bien diferente. Comenzamos por preguntar en primer lugar: ¿de dónde viene el capital? ¿cómo surgieron los medios de producción? La respuesta no es difícil de hallar. Todo lo que el hombre utilizó en su historia para crear riquezas desde un hacha neolítica a la más moderna computadora fue producido por el trabajo humano. La misma hacha fue producida con otras herramientas, que a su vez eran producto de un trabajo previo. Es por eso que Marx acostumbraba denominar a los medios de producción como "trabajo muerto". Cuando los hombres de negocios exaltan el capital que poseen, en realidad están resaltando el hecho de que ellos controlan el enorme manantial de trabajo de las generaciones precedentes. Y eso no significa que sea el trabajo de sus ancestros, quienes no trabajaron más de lo que ellos lo hacen ahora.
La noción de que el trabajo es la fuente de la riqueza comúnmente llamada "teoría del valor-trabajo" no fue descubierta originariamente por Marx. Todos los grandes economistas favorables al capitalismo del tiempo de Marx aceptaban esa teoría. Esos hombres, como el economista escocés Adam Smith o el inglés David Ricardo, produjeron sus teorías cuando el sistema capitalista industrial todavía era muy joven pocos años antes y después de la Revolución Francesa. Los capitalistas todavía no dominaban la sociedad y necesitaban conocer la verdadera fuente de su riqueza si querían llegar al poder. Smith y Ricardo sirvieron a sus intereses afirmando que el trabajo creaba la riqueza, y que para aumentar sus riquezas ellos tenían que "liberar" el trabajo del control de las antiguas clases dominantes precapitalistas. Pero no se demoró mucho para que los pensadores cercanos a la clase trabajadora volvieran ese argumento contra los amigos de Smith y Ricardo: si el trabajo crea riquezas, entonces el trabajo crea el capital. Y los "derechos del capital" no son más que los derechos del trabajo usurpados. Pronto los economistas que apoyaban al capital, comenzaron a afirmar que la teoría del valor-trabajo no pasaba de ser un montón de ideas sin sentido. Pero cuando la verdad es echada por la puerta de adelante, ella acostumbra volver por la puerta trasera.
Enciende la radio. Escúchala algún tiempo y oirás a algún experto diciendo que el problema de la economía es que las "personas no trabajan suficientemente duro" o, de otro modo, que "la productividad es muy baja". Olvidemos por un momento si el argumento es correcto o no. En lugar de esto, echémosle un vistazo. Ellos nunca dicen "las máquinas no trabajan suficientemente duro". No. Son siempre las personas, los trabajadores. Afirman que si los trabajadores se esforzasen más, mayor sería la riqueza creada, y eso posibilitaría más inversión en nuevas máquinas. Las personas que usan este argumento pueden no saberlo, pero están afirmando que más trabajo crea más capital. El trabajo es la fuente de la riqueza.
Digamos que tengo un billete de 5 libras en mi bolsillo. ¿Cuál es su utilidad para mí? Después de todo no pasa de ser un pedazo de papel impreso. Su valor para mi reside en el hecho de que puedo conseguir, a cambio de él, algo útil, que fue hecho gracias al trabajo de otra persona. El billete, en verdad, no es más que una representación de los productos de ese trabajo. Dos billetes representan los productos de dos veces ese trabajo, y así sucesivamente. Cuando medimos la riqueza estamos midiendo el trabajo que fue realizado para crear esa riqueza.
Obviamente, no todos producen la misma cantidad de trabajo en el mismo período de tiempo. Si yo decidiera, por ejemplo, hacer una mesa, me llevaría cinco o seis veces más tiempo que a un carpintero experimentado. Pero nadie en sus sana conciencia consideraría a la mesa que yo hice cinco o seis veces más valiosa que la mesa realizada por el carpintero experimentado. Sería preciso evaluar mi trabajo de acuerdo a la cantidad de trabajo necesario para que un carpintero la haga y no de acuerdo a la cantidad de trabajo realizado.O sea, si a un carpintero le llevase una hora realizar la mesa, el valor de la mesa será considerado como el equivalente a una hora de trabajo. Este sería el tiempo necesario para hacer una mesa, tomando en cuenta el nivel general de técnica y habilidad existentes actualmente en la sociedad.
Por esa razón, Marx insistía en que la medida del valor de cualquier cosa no es simplemente el tiempo que le lleva a un individuo hacerlo, sino el tiempo de trabajo que un individuo emplearía dentro del nivel medio de tecnología y habilidad él llamaba a ese nivel medio de trabajo"el tiempo de trabajo socialmente necesario". Este punto es importante porque el capitalismo siempre está avanzando tecnológicamente, lo que quiere decir que cada vez se necesita menos y menos trabajo para producir cada mercancía. Por ejemplo, cuando se acostumbraba fabricar radios utilizando válvulas térmicas, esos productos eran muy caros, porque había gran cantidad de trabajo en la fabricación de las válvulas, para conectarlas y todo lo demás. Entonces fue inventado el transistor, que podía ser confeccionado y conectado con mucho menos trabajo. De repente, todos los trabajadores de las fábricas de radios que aún utilizaban válvulas descubrieron que el precio de lo que ellos producían estaba desfasado. Porque el precio de las radios ya no estaba más determinado por el tiempo trabajo necesario para fabricar válvulas, sino por el tiempo necesario para fabricar transistores.
Un último punto. Los precios de algunos bienes fluctúan de forma desenfrenada de un día a otro o de una semana a otra. Estos cambios pueden ser causa de muchas otras cosas, además de los cambios en la cantidad de trabajo necesario para producirlos. Cuando una helada en Brasil arrasó todos los cultivos de café, el precio del café se disparó porque esto provocó una escasez mundial y las personas terminaron pagando más por ese producto. Si mañana alguna catástrofe natural destruye todos los televisores, no hay duda de que los precios de los aparatos de televisión se van a disparar de la misma forma. Lo que los economistas llaman "la oferta y la demanda" causa constantemente estas fluctuaciones en los precios.
Por esta razón, muchos economistas favorables al capitalismo dicen que la teoría del valor-trabajo no tiene sentido. Afirman que solamente importa la ley de la oferta y la demanda. Pero esto sí que carece de sentido. Porque este argumento olvida que cuando alguna cosa fluctúa, fluctúa generalmente alrededor de un nivel medio. El mar avanza y retrocede debido a las mareas, pero eso no significa que no podamos localizar un punto en torno al cual se mueve, al cual llamamos "nivel del mar". De la misma forma, el hecho de que los precios suban y bajen diariamente, no significa que no existan valores fijos en torno a los cuales fluctúan. Por ejemplo, si todos los aparatos de televisión fuesen destruidos, los primeros en aparecer serían muy buscados y alcanzarían precios elevadísimos. Pero no se demoraría mucho para que más aparatos llegasen al mercado, compitiendo unos con otros hasta que los precios fuesen forzados a bajar, hasta llegar cerca de su valor en términos del tiempo de trabajo necesario para producirlos.

Competencia y acumulación

Hubo un tiempo en que el capitalismo parecía ser un sistema dinámico y progresista. Durante la mayor parte de la historia humana, las vidas de la mayoría de los hombres y las mujeres fueron dominadas por el trabajo pesado y la explotación. El capitalismo industrial no cambió esto cuando apareció en los siglos XVIII y XIX. Pero parecía haberle dado al trabajo pesado y a la explotación un propósito útil. En vez de gastar grandes cantidades de riqueza en lujos para unos pocos aristócratas parasitarios o en la construcción de imponentes tumbas para los monarcas muertos, o en absurdas guerras para conquistar un pedazo de tierra para el hijo de algún emperador, usó la riqueza para construir los medios de crear más riquezas. El surgimiento del capitalismo fue un período de crecimiento de las industrias, ciudades, medios de transporte, en una escala nunca soñada por la historia humana anterior.
Puede parecer extraño hoy, pero lugares como las antiguas ciudades industriales de comienzos del capitalismo, eran sitios en donde se operaban milagros. La humanidad nunca había visto antes tanto algodón e hilados transformados tan rápidamente en vestimenta para vestir a millones. Esto no ocurrió porque los capitalistas tuviesen alguna virtud especial. Ellos eran siempre, más bien, personas avaras, obsesionadas por colocar sus manos sobre la mayor cantidad de riqueza posible, pagando el más bajo precio posible por el trabajo que utilizaban. Muchas clases dominantes anteriores habían sido como ellos en este aspecto, sin haber levantado industrias. Pero los capitalistas fueron diferentes en dos aspectos importantes.
El primero con el que hemos tratado es el hecho de que ellos no poseían sus propios trabajadores, pero pagaban a los trabajadores por hora por su habilidad en el trabajo, por su fuerza de trabajo. Eran esclavos asalariados, ya no solamente esclavos. El segundo aspecto es que ellos no consumían los bienes producidos por sus trabajadores. El señor feudal vivía directamente de la carne, el pan, el queso y el vino producido por sus siervos. Pero el capitalista vivía de la venta a otras personas de los bienes producidos por los trabajadores. Esto daba al capitalista individual menos libertad para hacer lo que quería, que la que tenían los señores feudales y los propietarios de esclavos. Para vender las mercancías, el capitalista tenía que producirlas lo más barato posible. El capitalista poseía la fábrica y era todopoderoso dentro de ella. Pero no podía usar este poder de cualquier forma. El también tenía que inclinarse ante la necesidad de competir con otras fábricas.
Volvamos a nuestro capitalista favorito, Sir Browning Browne. Consideremos que una cierta cantidad de tela de algodón lleva 10 hs. del tiempo de un trabajador de su fábrica para ser producida, pero en otra fábrica esa misma cantidad lleva apenas 5 hs. Sir Browning Browne no podría fijar el precio de su mercancía por su equivalente a 10 hs. de trabajo. Nadie en su sano juicio pagaría ese precio si puede pagar más barato por la tela unas cuadras más adelante. Cualquier capitalista que quisiera sobrevivir en el negocio tenía que asegurarse que sus empleados trabajasen tan rápido como fuera posible. Pero esto no era todo. El también tenía que prever que sus empleados trabajen con la maquinaria más moderna, de modo que su trabajo produjera tanta cantidad de bienes en una hora como los empleados que trabajan para otros capitalistas. El capitalista que quisiera permanecer en el negocio, tenía que asegurarse de poseer cada vez mayor cantidad de medios de producción -o como Marx dice: ¡acumular capital!
La competencia entre capitalistas produjo un poder, el sistema de mercado, que tenía a todos y cada uno bajo su control. Obligaba a todos a acelerar el proceso productivo todo el tiempo e invertir todo lo que pudieran en nuevas máquinas. Y solamente podían darse el lujo de gastar en nuevas máquinas (y obviamente, en llevar su lujosa vida) si mantenían los salarios de sus trabajadores lo más bajo posible. En su mayor obra, El Capital, Marx escribe que el capitalista es un tacaño, obsesionado en juntar más y más riquezas. Pero,
lo que en el avaro es mera idiosincrasia es, en el capitalista, el efecto de un mecanismo social en el cual no pasa de ser uno de los engranajes... El desarrollo de la producción capitalista vuelve necesario el permanente crecimiento del total del capital colocado en un determinado emprendimiento y la competencia hace que las leyes inmanentes del capital sean percibidas por cada capitalista como leyes coercitivas externas. Eso los obliga a mantener a su capital creciendo constantemente para preservarlo. Pero ellos solo pueden hacer esto a través de una acumulación progresiva.
¡Acumula, acumula! ¡Dicen Moisés y otros profetas!
La producción no se desarrolla para satisfacer las necesidades humanas incluso las necesidades humanas de la clase capitalista sino para posibilitar al capitalista sobrevivir en la competencia con otros capitalistas. Los trabajadores que son empleados por el patrón, descubren que sus vidas son dominadas por la necesidad de sus empleadores de acumular más rápidamente que sus rivales. Como dice Marx en el Manifiesto Comunista:
En la sociedad burguesa el trabajo vivo no pasa de ser un medio para acumular trabajo muerto... El capital es independiente y tiene su individualidad, las personas son dependientes y no tienen individualidad.
La tendencia compulsiva de los capitalistas a la acumulación en la competencia, fue el gran empuje de la industria en los primeros años del sistema. Pero otra cosa también resultó de esto: repetidas crisis económicas. Las crisis económicas no son nuevas, son tan viejas como el propio sistema.
 

6. Las crisis económicas

Acumulación de riqueza por un lado y de pobreza por el otro.
Es así como Marx resume la principal tendencia del capitalismo. Cada capitalista le teme a la competencia de otro capitalista, y es por esto que hacen que sus empleados trabajen lo más duro posible, pagando los salarios más bajos que puedan arrancarles. El resultado es una desproporción entre el enorme crecimiento de los medios de producción por un lado, y el limitado crecimiento de los salarios y del número de trabajadores empleados por el otro. Esta, insistía Marx, es la causa básica de las crisis económicas. El modo más fácil de entender esto es preguntarnos: ¿quién compra la siempre creciente cantidad de mercancías? Los bajos salarios que tienen los trabajadores les impiden comprar los bienes que ellos mismos producen. El capitalista no puede elevar los salarios porque esto iría en contra de sus ganancias que son la fuerza impulsora del sistema.
Pero si las empresas no pueden vender los bienes que producen, ellas tienen que cerrar sus puertas y despedir trabajadores. El monto de los salarios, entonces, cae aún más, y más empresas no consiguen vender sus mercancías. Una "crisis de superproducción" se instala, con mercancías acumuladas por toda la economía, que las personas no serán capaces de adquirir. Este ha sido un aspecto recurrente en la sociedad capitalista en los últimos 160 años. Pero cualquier apologista atinado del sistema, podría llamar la atención sobre un medio fácil de salir de esta crisis. Todo lo que los capitalistas deberían hacer sería invertir sus beneficios en nuevas fábricas y máquinas. Esto ofrecería empleo a los trabajadores, que podrían entonces ser capaces de comprar los bienes invendibles. Esto significa que contando con que se realicen nuevas inversiones, todas las mercancías podrían ser vendidas y el sistema podría ofrecer empleos para todos.
Marx no era necio y reconocía este hecho. Ciertamente, como vimos, él sabía que la presión de la competencia que obligaba a los capitalistas a invertir, era central para el sistema. Pero, él se preguntaba: ¿esto significa que los capitalistas invertirían todos sus beneficios, todo el tiempo? Los capitalistas sólo invertirían si considerasen que existe la garantía de una ganancia "razonable". Si ellos no creen que pueda lograrse tal ganancia, no arriesgarán su dinero en inversiones. Lo pondrán en el banco y lo dejarán allí.
Que el capitalista invierta o no, dependerá de cómo evalúe la situación económica. Cuando parece favorable, todos los capitalistas se precipitarán a invertir al mismo tiempo, abalanzándose unos sobre otros buscando sitios de construcción, comprando máquinas, escarbando el suelo en busca de materias primas, pagando de sobra la mano de obra calificada. Esto es llamado por lo general el boom. Pero la frenética competencia por la tierra, la materia prima y la mano de obra calificada hace subir los precios de estas cosas. Y se llega repentinamente a un punto donde algunas empresas descubren que sus costos se han elevado tanto que todas sus ganancias han desaparecido.
El boom de inversiones repentinas da lugar a una caída de las inversiones. Una depresión. Nadie más quiere nuevas fábricas -los trabajadores de la construcción pierden sus empleos. Nadie quiere nuevas máquinas -las industrias de maquinaria entran en crisis. Nadie quiere el acero y el hierro que están siendo producidos -la industria del acero comienza de repente a producir por "debajo de su capacidad" y "deja de brindar ganancias". Quiebres y cierres se desparraman de industria en industria, destruyendo empleos -y con ellos la capacidad de los trabajadores de comprar bienes de otras industrias. La historia del capitalismo es la historia de esas periódicas caídas y depresiones, y de la demencial situación de los trabajadores desempleados muriendo de hambre al lado de fábricas vacías, mientras los stocks de mercancías "indeseadas" se pudren. El capitalismo crea periódicamente crisis de superproducción, porque no existe una planificación que impida las corridas y fugas simultaneas de los capitales invertidos en la producción.
Las personas acostumbraban pensar que el Estado podía detener esto. A través de su intervención en la economía, aumentando la inversión gubernamental cuando la inversión privada estuviese baja y reduciéndola cuando el capital privado volviese a invertir, el Estado mantendría la producción en un nivel estable. Pero hoy en día las inversiones estatales también son parte de la locura general. Veamos el ejemplo de la British Steel. Algunos años atrás, cuando la empresa todavía era pública, los metalúrgicos fueron notificados de que sus empleos serían eliminados, para abrir camino a modernos hornos automáticos que producirían más acero a menores costos. Hoy les dicen que todavía más trabajadores deben perder sus empleos Gran Bretaña no fue el único país en embarcarse en estos planes de inversiones masivas. Francia, Alemania, Estados Unidos, Brasil, Alemania, Surcorea, todos hicieron lo mismo. Hay ahora un excedente mundial de acero una crisis de superproducción. La inversión estatal está siendo recortada.
Los metalúrgicos, por supuesto, sufren en las dos etapas. Cuando las inversiones crecen y cuando las suspenden. Este es el precio que la humanidad paga por un sistema económico en que la producción de enormes riquezas es controlada por un pequeño grupo privilegiado, interesado solamente en las ganancias. No importa si esos pequeños grupos privilegiados poseen directamente las empresas o las controlan indirectamente a través de su poder sobre el Estado (como es el caso de British Steel). Si ellos usan su control para competir unos con otros, sea a escala nacional o global, siempre son los trabajadores los que sufren. La mayor locura del sistema es el hecho de que las "crisis de superproducción" no ocurren de forma alguna fruto a la superproducción. Todo el excedente de acero, por ejemplo, podría haber ayudado a resolver el hambre mundial. Campesinos de todo el mundo tienen que arar la tierra con arados de madera arados de acero hubieran ayudado a aumentar la producción mundial de alimentos. Pero los campesinos no tienen dinero, entonces el sistema capitalista no se interesa no hay manera de obtener beneficios de esa forma.
¿Por qué las crisis tienden a empeorar?
Las crisis no ocurren con una regularidad monótona. Marx también previó que se volverían peores a medida que pasara el tiempo. Aunque las cosas acontecieran de forma uniforme, sin convulsiones ni sobresaltos, esto no detendría la tendencia general rumbo a las crisis. Y esto porque la competencia entre capitalistas (y entre las naciones capitalistas) los obliga a invertir en equipamientos que ahorran mano de obra.
Actualmente en Gran Bretaña casi todas las nuevas inversiones son diseñadas para recortar el número de trabajadores. Es por esto que hay menos trabajadores hoy en la industria británica que 10 años atrás, aunque la producción se haya incrementado en ese período. Solamente a través de una "producción racionalizada", del "aumento de la productividad" y de la disminución de la mano de obra, un capitalista puede hacerse de un pedazo más grande de la torta. Pero el resultado para el sistema como un todo es desastroso. Pues esto determina que el número de trabajadores no crezca a la misma velocidad que las inversiones. Aun así la fuente del beneficio es la labor de los trabajadores, el combustible que mantiene funcionando al sistema. Si hicieran más y más inversiones, sin el correspondiente aumento de la fuente de ganancias, estarían rumbo al colapso -esto es tan cierto como si quisiéramos mover un gran auto con la misma cantidad de gasolina utilizada para mantener un autito pequeño funcionando.
Es por esto que Marx argumentaba 100 años atrás que es el éxito mismo del capitalismo en acumular grandes inversiones en nuevos equipamientos, lo que produce la tendencia decreciente de la tasa de ganancias, cuya mayor consecuencia es el empeoramiento de las crisis. Este argumento puede ser trasladado muy simplemente al capitalismo de hoy día. Al revés del viejo dicho sobre los "malos tiempos" que dieron lugar a los "buenos tiempos", de la depresión transformándose en expans
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