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miércoles, 1 de febrero de 2012

LA HORA DEL PARTIDO



A diario la derecha paga a panfleteros para que den a conocer sus encuestas en las cuales ponen al FMLN bien abajo de Arena, si ésto fuera cierto y si tuvieran la certeza de que nos van a derrotar, entonces qué necesidad habría de estar gastando el dinero que han robado al pueblo, en la cuasi publicidad permanente de que van arriba del Partido del Pueblo.

Las encuestas responden directamente a los intereses de quienes las pagan y pierden la objetividad después que el partido que señalan como perdedor, resulta triunfador y los datos también reflejan la posición ideológica de los entrevistados, así, este día por la mañana anduve con un buen número de compañeros profesionales y trabajadores a los cuales les pregunté su intención de voto por la alcaldía y diputaciones de San Salvador y el 100% exclamó que por Schafik y el FMLN lo cual refleja su posición ideológica, sin embargo; ello no me da derecho a decir con seguridad que por ese pequeño número de entrevistados vamos a ganar la alcaldía y todas las diputaciones que deseamos ganar, sino que me da sencillamente una posibilidad y en política todo es posible, como es muy posible que Arena sea enterrada con el triunfo del FMLN en San Salvador.

Como militante me siento seriamente responsable de mi tarea histórica y detesto las luchas de poder en los partidos que muestran, por otro lado; la falta de madurez ideológica de parte de la militancia que dado a sus pleitos en los Comités de Base, Departamentales y Concejos Municipales nuestros, atrasan el desarrollo partidario y los cambios en los municipios que gobernamos.

Es obvio pensar que todos y todas tenemos necesidades materiales que tenemos que subsanar de una u otra forma, pero es incorrecto supeditar ante ellas los intereses del partido y del proceso revolucionario, si es que verdaderamente somos aspirantes a revolucionarios, por otro lado, es correcto que todos tuviéramos esperanzas y expectativas cuando ganamos las elecciones presidenciales, pero también es correcto y es un deber el darnos cuenta que este gobierno no encontró un lecho de rosas, sino una anomia social y un caos económico que no ha permitido que a todos y todas se nos haya dado la oportunidad de un trabajo digno, no por ello vamos a abandonar nuestro partido si es que en verdad somos militantes.

Personalmente me gusta compartir con los compañeros y compañeras que prestan seguridad en los ministerios o a los dirigentes, ya que en ellos se puede ver la humildad y solidez ideológica de compañeros y compañeras que están dispuestos y dispuestas a dar la vida por el partido y no lo hacen por el pequeño salario, sino porque de verdad son revolucionarios que aman y defienden el partido en el cual nacieron, crecieron y seguirán creciendo aun después de muertos y por ello les amo y respeto y así también critico positivamente y trato de orientar a la juventud, pero detesto a los pusilánimes advenedizos oportunistas que a la primera oportunidad que sus ansias económicas no son alcanzadas comienzan a hablar del partido aun peor que los enemigos declarados del FMLN.

Estamos en plena campaña electoral, es recomendable que nos olvidemos de los intereses personales y nos dediquemos a nuestro trabajo histórico, recuérdense que en la militancia pueden y hay diferencias, pero que nuestro enemigo común es otro y es el enemigo de nuestro pueblo y que es contra ese que tenemos que apuntar nuestro esfuerzo en la lucha política actual que no es otra que ganar el mayor número de alcaldías y diputaciones posibles y para ello tenemos que salir, cumplir con nuestro trabajo, tocar puertas, escribir, platicar con la gente, no confrontar, sino tratar de convencer indecisos, llamar al pueblo a votar por esa roja bandera que representa gloriosamente la conciencia nacional de nuestra patria revolucionaria.

En menos de tres años nuestro gobierno ha hecho lo que los otros no hicieron a lo largo de a historia, aun cuando la derecha nos ataque y quiera desvirtuarnos jamás se habían repartido medio millón de vasos de leche a nuestra infancia escolar, uniformes, zapatos, útiles escolares, jamás se había tenido un plan integral de salud como el actual, ni habíamos respondido a los desastres naturales o creados de la forma magnífica como se hizo durante los diez días de lluvia ya sea por medio de Protección Civil, Obras Públicas, Salud, Inclusión Social, Educación y otras agencias del gobierno y es ello lo que le tenemos que decir a nuestro pueblo ya que poco a poco vamos saliendo del caos y aun en agricultura y ganadería vamos mejorando.

La carga de propaganda falástica con la cual que la derecha está bombardeando al pueblo es exagerada, pero es al mismo tiempo una muestra de desesperación y la hiena herida es peligrosa por lo cual debemos de estar no sólo preparados, sino que trabajando lo más que podamos pra ,mantener los cambios que se están realizando y por supuesto para ganar las elecciones.

Nuestra bandera es donde tenemos que marcar nuestro voto y familiarizar a nuestro pueblo con las fotos de nuestros diputados y ordenar a todas las departamentales, comités de base, comandos de campaña que hagan practicas de votación y de defensa del voto para estar más que familiarizados a cuando el día se llegue.

Porque amamos nuestro partido, la justicia y la libertad, debemos de trabajar haciendo el mayor esfuerzo posible y si así lo hacemos, no hay duda que enterraremos a los areneros.

Acto promovido por la Asociación de Amistad Hispano Soviética de apoyo al Socialismo en Cuba.

31 de enero de 2012

¿Qué es lo que daba el poder soviético al pueblo trabajador?

Por el Departamento de Agitación y Propaganda del CC del PCUS, de Oleg Shenin. Traducción A. Morada

En los años de 1922 a la llamada perestroika, el ingreso nacional soviético aumentó en más de 100 veces, los productos de la industria - 320 veces, incluyendo la producción de medios de producción - 820 veces, bienes de consumo - en 101 ocasiones. Si en 1922, el año de la fundación de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la participación de la Unión Soviética representó aproximadamente el 1% de la producción industrial mundial, tras 60 años más tarde era una quinta parte de la producción industrial mundial.
Enormes cambios han tenido lugar durante este tiempo en todas las repúblicas de la Unión Soviética como resultado de su éxito político, nacional, el desarrollo del estado, económico y cultural.
En los 60 años desde la formación hasta la salida de la URSS, el crecimiento industrial aumentó en la RSFSR - 306 veces, en Ucrania - 178 veces, en Belarús - 353 veces; Kazajstán - 597 veces, Uzbekistán - 241 veces, Kirguistán - 412 veces, Tayikistán - 137 veces, en Georgia - 151 veces, Moldavia - 506 veces. En comparación con 1940, la producción industrial en Letonia, Lituania y Estonia creció en más de 30 veces.
Sólo un año en Kazajstán a mediados de los años 80 dio a la producción industrial 5 veces más de lo que dio toda la Rusia pre-revolucionaria.
Cifras explícitas de avances fueron las repúblicas autónomas de la RSFSR: el volumen de los productos industriales, como en Bashkiria después de 60 años a partir de la fecha de fundación de la Unión Soviética fueron más de 1.600 veces, y la república de los tártaros en más de 1.200 veces.
La Unión Soviética ya en 1975, llegó al primer lugar en el mundo en la producción de más de 50 tipos de productos industriales, incluyendo: la extracción de carbón (701 millones de toneladas), mineral de hierro (295 millones de toneladas), aceite (491 millones de toneladas), incluido el gas condensado, la producción de acero (141 millones de toneladas), cemento (122 toneladas), abonos (90 millones de toneladas).
Todas las repúblicas de la Unión cosecharon importantes éxitos en el aumento de los niveles de vida.
La contribución decisiva para el éxito de la Unión Soviética la llevó la clase obrera, que sumaba alrededor de 80 millones de personas, o dos tercios de la población ocupada en el total de la Unión Soviética. Ya en 1980, tres cuartas partes de los trabajadores en la Unión Soviética tenían educación secundaria y superior. El trabajo de los obreros cada vez más y más se llenaba de contenido intelectual.
También hubo cambios significativos en los últimos años del poder soviético en la vida de los campesinos de los koljoses. En la Unión Soviética se resolvió completamente el problema de la seguridad alimentaria. El Estado ajustaba los precios agrícolas para los productos agrícolas y la maquinaria agrícola. 2.3 litros diesel cuesta un centavo, y un litro de leche, 20 a 22 kopeks, es decir, por 1 litro de leche el agricultor podía comprar 10 litros de combustible diesel. La producción agrícola bajo el régimen soviético siempre cubría al país de alimentos. Para su desarrollo anual se asignaba el 15% del presupuesto anual. Se resolvió completamente el problema de la seguridad alimentaria. En 1980, el 63% de los agricultores tenían educación secundaria y superior.
Incansablemente se elevaba el nivel de vida del pueblo soviético, se preveía un crecimiento planificado y rápido en los ingresos reales de todos los sectores de la sociedad.
El aumento de los ingresos de los trabajadores fue acompañado de un descenso de los precios minoristas, el nivel de los cuales a mediados de los años 80 fue inferior a 1950 en 23%. Sólo de los 10 años anteriores a la llamada perestroika, el ingreso real per cápita aumentó en un 46%. Y fue, como dicen los mentirosos liberal-“demócratas”, el periodo del "estancamiento". Ante este “estancamiento”, los pagos y beneficios de los fondos públicos en el consumo aumentaron casi 2 veces en 10 años, llegando a conseguir a mediados de los 80 casi 120 mil millones de rublos.
Uno de los logros que creó el pueblo soviético fue el sistema de salud soviético. El más alto nivel, fue desarrollado por los hospitales. Más del 50% de los permisos expedidos a los trabajadores y empleados, a expensas de la seguridad social, donde se pagaba el 30% de precio, o a cargo del presupuesto de salud, completamente gratuito.
En cuanto al nivel de vida de los soviéticos estaban en uno de los primeros lugares en el mundo.
La educación era gratuita y las viviendas prácticamente también.
Bajo el socialismo en la Unión Soviética el trabajo era la única fuente de bienestar material, era un derecho sagrado y honroso, era el deber de todos los miembros de la sociedad. Por primera vez en la historia el trabajo del obrero, el trabajo del campesino, el trabajo humano en definitiva, recibió el más alto reconocimiento público.
Nacida en el Gran Octubre, la democracia socialista preparó a las grandes masas populares para la gestión de gobierno y los asuntos públicos, abrió un amplio campo para la aplicación de las habilidades, conocimientos, talentos del pueblo trabajador.

Por primera vez en la historia fue creado un estado, cuya fuerza reside en la conciencia y la organización de las masas. Los dueños de la vida eran sus propios creadores, todos creaban, entre todos, los beneficios materiales y espirituales. Así fue en la época de Lenin, así fue en la época de Stalin.

¿Y qué es lo que se observa hoy día tras 15 años del cambio contrarrevolucionario?

En los estados independientes de la ex Unión Soviética la mayoría de ellos están dominados por el monopolio, la corrupción, el robo, la mafia, la ilegalidad, el soborno, la destrucción de la industria y la agricultura, la extinción de las personas, la explotación despiadada y la pobreza de la población, la disminución de la moral, el debilitamiento de la defensa, la apertura de las fronteras.
Sólo en Rusia viven por debajo del umbral de pobreza alrededor del 75% de su población y al mismo tiempo, el 7% de la población de Rusia poseen el 80% de la riqueza del país.Cada año, hasta $ 40 millones de dólares son sacados del país. Según el diario británico "Times" a Inglaterra ya se han desplazado 23 000 de los rusos más ricos. Para su mantenimiento, sacaron fuera de Rusia $ 60 billones de dólares. Todas las crisis: el valor por defecto, la "reforma" de la vivienda, salud, educación y otros robos se producen a expensas de la población. En comparación con 1990, el volumen de producción en la industria es en la actualidad, del 30% (textiles) y el 90% (en el gas). La productividad del trabajo cayó en el sector de la energía en un 40%, en la industria en la producción del petróleo creció en un 60%, en la industria del acero en un 25%. La depreciación de activos fijos es de media un 70% del costo, y en algunas ramas de hasta un 80%. La economía de Rusia se ha puesto en el lugar número 60 en el mundo , y sólo se sujeta apenas gracias al petróleo. Si con el régimen soviético se vendía el 20% de petróleo, ahora se vende más del 70%.
Hay un constante aumento de la inflación. También ha adquirido dimensiones sin precedentes la corrupción. La cantidad total de sobornos pagados a funcionarios de todos los rangos, está estimado en 300 millones de dólares, que es casi tres veces mayor que el presupuesto federal.
Hoy en día, Rusia ha perdido la seguridad alimentaria. Ampliamente se han abierto las puertas a los productos extranjeros. En la actualidad, Rusia importa alrededor del 50% de los alimentos. Se sabe que la inseguridad alimentaria se produce, cuando la proporción de las importaciones de alimentos es de más del 20%.
En comparación con el período soviético, el apoyo estatal del sector agrícola se redujo en 19 veces.
De acuerdo con el Comité Estatal a Rusia se importa: carne (47%), aves de corral (63%), la mantequilla (52%), aceite vegetal (33%), el queso (36%). Moscú, consume el 77% de carne importada y Leningrado el 56%.
El nivel actual de consumo de alimentos en Rusia cayó por debajo de las tasas fisiológicamente aceptables: de 451 kg de leche por persona al año a 216 kg (en la norma médica 405 kg), de carne de 93 kg a 42 kg (en la norma médica 82 kg). Durante los últimos 15 años, la ración diaria de los ciudadanos de Rusia se redujo de 3.380 kcal a 2400 kcal, en el estándar médico 3250 kcal por día. 30 millones de personas en Rusia se contentan con no más de 1.500-1.600 calorías por día. Mientras tanto, de acuerdo con la medicina, 2000 calorías al día; estos son signos de hambre y extinción de la población.De los 147 países en términos de consumo de alimentos, en Rusia cayó del 6 al lugar 90 del mundo.
Por lo tanto, la abundancia de alimentos en las tiendas no significa que estén en concordancia con la demanda.Especialmente la calidad de la mayoría de los alimentos es muy, muy dudosa.
El gran peligro que enfrenta a la agricultura, es el ingreso de Rusia en la Organización Mundial del Comercio.
La deuda total de las organizaciones agroempresariales, extrapresupuestarios en Rusia, asciende a más de 300 mil millones de rublos. 80 de cada 100 empresas agropecuarias rusas ya no puede ejercer una actividad productiva independiente, están en ruinas, en bancarrota. El pueblo carece de 800 000 tractores, 160 000 cosechadoras. Un litro de gasóleo es 5 veces el precio de un kilogramo de grano.
De los 40 millones de habitantes rurales en Rusia, 25 millones están por debajo del mínimo salario interprofesional.
Hoy en día, el sueldo de los trabajadores asalariados rurales en Rusia es del 35% del salario medio de los trabajadores en la industria.
Tratando de imponer un pueblo de agricultores - ha fracasado. Hasta la fecha, los agricultores en la cantidad de Rusia a sólo el 6% del sector agrícola.
Una enorme carga pesa sobre el pueblo trabajador, en los gastos por los servicios de vivienda y comunidad. La esencia de la llamada reforma es que el habitante debe pagar el 100% de todos los servicios comunales. Bajo el dominio soviético, el costo de los servicios fue inferior al 1% del salario medio. Actualmente el residente de la ciudad paga más del 25%. Ahora se permite la privatización de los servicios comunales públicos. De acuerdo con especialistas de la vivienda y servicios comunales, en Rusia se depreciaron en un 65%. Los científicos predicen que la destrucción de la vivienda y el sistema comunal para el año 2010 dará lugar a consecuencias irreversibles. En este promedio, se congelan al año cinco regiones más que el año anterior. Para el año 2008, si no se toman medidas de emergencia se puede congelar la mitad del país.
La culpa de la tragedia, que soporta el pueblo trabajador, se encuentra directamente sobre Gorbachov, Yeltsin y sus cómplices. Durante su estancia en el cargo de Presidente de Rusia de Putin, se ha visto agravada aún más la situación económica en Rusia, aún más la han hecho dependiente del capital global, liderado por los Estados Unidos, convertiendo a Rusia en su apéndice de materias primas, una semicolonia.
El pueblo trabajador aún es cada vez más consciente en que se ha convertido en manos del capital y sus sirvientes, y eleva una ola tras otra de protestas. Ninguna de las leyes draconianas antipopulares que está preparando el partido progubernamental "Rusia Unida", el partido de los chinovniks y sus secuaces (anteriormente se llamaba "La elección de Rusia", y luego, "Nuestra casa es Rusia") no será capaz de parar al pueblo trabajador en la lucha por sus derechos.
Los objetivos de este partido para el pueblo trabajador son claros: el saqueo de los recursos naturales para explotar al pueblo trabajador, para humillarlo y degradarlo.

¿Dónde está la salida de esta trágica situación en la que se encuentra el pueblo trabajador?

Lo tiene y es único. Volver al régimen soviético, al socialismo y resucitar la Unión Soviética. Es decir, hacer aquello, por lo que el pueblo trabajador optó, basándose en la voluntad del pueblo soviético del referéndum de toda la Unión el 17 de marzo de 1991.

Todos los que aprecian los ideales del socialismo, que quiere el bien y la felicidad de sus hijos, nietos y bisnietos, que se consideran un defensor de su tierra, un luchador por una vida digna por el poder soviético, deben agrupar sus filas entorno al Partido Comunista, el partido del gran Lenin. Las ideas de Lenin y sus logros son inmortales. El gran logro de su vida es para todos los pueblos del mundo una fuente inagotable de inspiración y optimismo.
El luminoso genio de Lenin nos abre el camino de la lucha revolucionaria y la creatividad.


Fuente: http://kpss.forum24.ru/?1-6-0-00000013-000-0-0-1196617568

El FMI obliga a Rumania a privatizar tambien su cobre


El proceso de saqueo de la riqueza del pueblo rumano, iniciado tras el golpe de estado militar de diciembre de 1989, todavia continua. A pesar del brutal expolio de la industria, la agricultura y toda la riqueza de Rumania a manos de las grandes multinacionales capitalistas y de reinstaurada clase dominante local, aun quedan algunas, pocas, empresas públicas rumanas. Sin embargo, las mafias economicas internacionales, como el FMI, Banco Mundial, etc..., junto a sus servidores del gobierno e instituciones, se estan encargando de que sea por poco tiempo.

CUPRIMIN ABRUD es una compañia estatal que tiene el derecho sobre la mayor reserva de cobre de Europa, en Rumania. El proximo 23 de marzo será sacada a concurso su compra, en la que ya existen algunos interesados, como la empresa minera multinacional Barrick Gold, la mayor extractora (saqueadora) de oro del mundo, la empresa rusa Alro, y otras multinacionales como Valhalla Resources y Euroglobal Capital Partners, de capital mayoritario canadiense, la australiana Mineral Metals y las suiza Glencore International y Mineco. Tambien esta interesado en hacerse con Cuprimin el estado de Azerbaidjan.

La privatizacion de Cuprimin ha sido impuesta por el Fondo Monetario Internacional, como ha sucedido tambien con otras empresas todavia en manos del estado rumano, como la química Oltchim, o la venta parcial de las empresas electricas y energenticas, como Transgaz, Hidroelectrica o Transelectrica. Curiosamente, Cuprumin ha tenido beneficios en los ultimos años, por lo que las excusas relacionadas con la obligacion de privatizar por motivos de evitar su cierre no valen, aunque el gobierno diga que se trata de beneficios "coyunturales".

Las reservas estimadas de cobre son de 1 millon de toneladas, lo que las convierte en las mayores de Europa. Al valor actual del cobre (7000 dolares por tonelada), el estado rumano podria obtener 7000 millones de dolares por su explotacion.

El precio de venta sera, al contrario, 90 millones de euros, bastante menos de lo que los rumanos podrian ganar con la explotacion directa del cobre de su territorio, aunque, precisamente, ese es el gran negocio que se lleva haciendo durante dos decadas en Rumania: regalar a manos privadas (normalmente a cambio de sustanciosas comisiones) la gran riqueza que antes de 1989 pertenecia al pueblo rumano.

Como hemos dicho, la excusa es que el estado no puede invertir lo suficiente para que la compañia continue funcionando (a pesar de que tiene beneficios), aunque haya sido el FMI quien haya impuesto su privatizacion a cambio de prestar mas dinero al estado rumano (por supuesto, a cambio de intereses financieros y, como ha sucedido desde el derrocamiento forzado del Socialismo, de entregar la explotacion de la riqueza nacional a manos privadas).

Una historia que se repite por todo el mundo y que es uno de los principales dogmas de la clase dominante capitalista, tras la apariencia de la ley del mercado: que los medios de produccion y, por lo tanto, la riqueza, en ningun caso sea pública y, por lo tanto, colectiva, sino que beneficie solamente a la élite economica, los grandes saqueadores y mafiosos que tienen en sus manos las grandes corporaciones multinacionales.

Fidel recibió a Dilma Rousseff


Miércoles, 01 de Febrero de 2012 03:43 inSurGente.org

LO CONFIRMÓ ITAMARATY.....

La Presidenta Dilma Rousseff asistió a una reunión en la tarde del martes con el líder de la Revolución cubana Fidel Castro, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores del país sudamericano citado por el portal de noticias Globo.

De acuerdo con Itamaraty, la Presidenta estaba acompañada de una “pequeña delegación” después de un almuerzo ofrecido a ella por el presidente Raúl Castro.

En Conferencia de prensa concedida en la mañana por Dilma en el Memorial José Martí, de La Habana, la mandataria respondió a la pregunta de si se reuniría con Fidel: “Sí, y con mucho orgullo”.


RTVE, mentiras con tres patas





Una nueva mentira de tres patas ha nacido el pasado lunes 30 de enero de 2012. Ha nacido de la corrupción del periodismo y de la falta de objetividad. Su madre lleva por nombre Radio Televisión Española, se desconoce el padre, o los padres que pudiera tener, aunque se sospecha quienes pueden ser.

A raíz de la última locución del presidente venezolano, Hugo Chávez, el ente público español Radio Televisión Española ha lanzado tres misiles tierra-verdad que, a buen seguro, han impactado de lleno en la credulidad de muchos telespectadores causando gran número de víctimas y graves destrozos.

El primer misil ha sido disparado desde su emisión de noticias de primera hora de la mañana.

La presentadora introduce la noticia más o menos así: "Hugo Chávez amenaza con nacionalizar los bancos que no cumplan con sus planes". Acto seguido un video nos mostraba a Hugo Chávez diciendo exactamente... otra cosa muy distinta. Decía Chávez: "no tendré ningún problema en nacionalizar los bancos que no cumplan con la Constitución y la ley". Efectivamente no se trataba de "sus planes" sino de la Constitución y la ley, esas mismas constituciones y leyes que, por ejemplo en España, se violan en el seno del propio Congreso a espaldas de la ciudadanía a quien, sin embargo, le exigen su fiel cumplimiento.

Por más añadidura, en España, ningún gobernante amenaza con nacionalizar bienes privados, sino que amenazan con privatizar bienes nacionales, y para colmo van y cumplen su amenaza, para mayor fortuna de unas pocas manos privadas, que reciben los bienes nacionales expropiados con las manos abiertas.

Otro misil de la misma clase pero de mayor calibre ha sido lanzado desde el silo de Radio Nacional, más concretamente desde el programa del cada vez más autodesprestigiado José Ramón Lucas. Lucas ni siquiera se ha molestado en reproducir la cuña de sonido del vídeo de sus compañeros de la televisión, que desmentía 100% lo que difunden como una amenaza de Chávez a la propiedad privada.

El tercer misil ha sido lanzado por RTVE desde su silo de internet. En su web, el ente público difunde la noticia de la siguiente manera: "Chávez amenaza a la banca privada con la nacionalización, incluido el BBVA". Ojo, incluido el BBVA, como si debiera dolernos de alguna manera que el presidente de un gobierno extranjero llame la atención a un banco español por sus desmanes. Para un presidente de Gobierno que tiene lo que hay que tener. No es esto, lo que debería indignarnos, sino el hecho de que los políticos nacionalicen nuestros bienes para entregárselos a la banca, incluida el BBVA.

En el artículo en la web de RTVE no se utiliza ni una sola vez la palabra Constitución, como sí la utiliza el presidente Chávez en su locución.

Es sorprendente la coordinación de todos los profesionales del ente público para parecer tan poco profesionales pariendo esta mentira de tres patas.


Blog del autor: http://impresionesmias.com/rtve-mentira-de-tres-patas/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Hacia una redefinición de nuestra vida en común



Revista Papeles


A la profunda crisis económica y ecológica que padecemos le acompaña la crisis del propio sistema democrático, que recientemente acapara cada vez más atención. Es decir, el cuestionamiento del actual sistema de funcionamiento y organización para resolver los conflictos derivados de los distintos intereses de quienes formamos la sociedad y que, obviamente, incluye el sistema de representación política. Este contexto plantea la urgencia de interrogarnos sobre cómo organizar nuestra vida en común, cómo interactuar entre todas y todos y con la naturaleza y, en definitiva, sobre qué valores y qué modelo de organización de la sociedad perfilar un horizonte del buen vivir de todas las personas.

En el actual contexto de crisis no solo económica, ecológica y social, sino también de nuestro sistema democrático, el ejercicio de la ciudadanía se ve menoscabado, aún más, por la exacerbación de las desigualdades y la profundización de los procesos de exclusión de cada vez más personas y grupos, a los que se empuja fuera del sistema.

A menudo se dice que las coyunturas de crisis abren la posibilidad para poner en marcha ideas y proyectos alternativos. Percepción que cabe entenderse como una oportunidad para enfrentar en el día a día los múltiples riesgos del deterioro social y ecológico, y al tiempo experimentar y reflexionar sobre cómo participar en el proceso de definición y decisión de lo que es común, sobre la forma de recomponer una comunidad política, participada por todas y todos, que permita vislumbrar nuevos senderos de democracia real.

Las exclusiones de la ciudadanía

En el actual sistema democrático la ciudadanía es la categoría reguladora de la inclusión y pertenencia al mismo. Su dinámica fija, por tanto, procesos de inclusión y de exclusión que diferencian entre quienes son ciudadanos y ciudadanas y quienes no son considerados como tales por su pertenencia a un particular colectivo social. El resultado de esos complejos procesos aparece claro, como por ejemplo en el caso de las mujeres, en la medida en que se las define por su adscripción de género: se incluye a las mujeres en tanto que ciudadanas en las instituciones como símbolo de “normalización democrática”, al tiempo que se las excluye en tanto que inmigrantes del derecho a participar en la elección de dichas instituciones o de disfrutar de derechos sociales básicos. En ningún caso la inclusión o la exclusión se realizan en términos absolutos, de forma que el sistema muestra su capacidad para moldear, según las coyunturas, la parte del grupo que integra y la que excluye y sitúa al margen de la sociedad.

Esta característica de “la ciudadanía” significa que se estructura sobre procesos duales que jerarquizan las diferencias y por tanto generan desigualdades:[1] la dualidad de género que constituye a hombres y mujeres con identidades cerradas; la de origen o etnia que recrea un “nosotras/nosotros” y “ellas/ellos” con connotaciones colonizadoras; y la de las clases sociales.

Se podría dibujar un mapa con las fracturas que originan los procesos de exclusión, explotación, sometimiento patriarcal, heterosexismo, racismo o de depredación de la naturaleza. Sería un mapa multidimensional en la medida en que estas dualidades no operan como instancias estancas, y la interacción entre los sistemas de dominación tiene como resultado distintas vivencias de la discriminación en función de la posición de cada cual en las jerarquías sociales.

Nadie es solo una mujer, ni solo un inmigrante, y habrá que ver cómo la condición de género, clase, etnia, sexualidad singulariza las manifestaciones del machismo o del racismo. Por otro lado, esas dicotomías que la modernidad estableció son contestadas y transgredidas desde prácticas sociales no hegemónicas y enfrentadas a los sistemas.

En todo caso, la acepción dominante de ciudadanía se establece desde el poder, que se arroga la potestad de marcar las normas del funcionamiento social, hasta decidir quién es y quién no es ciudadano o ciudadana y los derechos a que da lugar dicha condición. De esta forma, define quién es sujeto de derechos y sitúa fuera de lo social a quienes no se ajustan a dichas normas: son las y los excluidos del demos.

Algunas de esas normas fijan la ciudadanía en relación con el mercado laboral, de forma que se adquieren derechos si las personas tienen la condición asalariada. Es ciudadana o ciudadano quien goza de reconocimiento como trabajador asalariado, y como tal obtiene sus prestaciones; de esta forma el trabajo asalariado se constituye como elemento articulador de buena parte de los derechos sociales, para empezar, de todos los que se derivan de la seguridad social.

Esto requiere, como plantea Robert Castel [2], una clasificación de las personas en categorías homogéneas en función de su posición respecto al empleo: quienes trabajan, quienes están en paro, y las personas excluidas por definición, expulsadas a terreno de nadie, sin los derechos asociados al trabajo remunerado y estigmatizadas socialmente [3]. Es el caso, por ejemplo, de las mujeres que se autodenominan trabajadoras del sexo y reclaman ser consideradas como tales para adquirir derechos, su condición de ciudadanas, y poder vivir sin lo que marca toda su vida: el estigma social.

Cobra aquí todo su sentido la afirmación de «el derecho a tener derechos» que formuló Hannah Arendt en El origen del totalitarismo: el derecho a ser reconocida por los demás como persona y los derechos que se derivan de tal reconocimiento. Supone, tal y como desarrolla Benhabid [4], tener un reconocimiento y una aceptación social y alcanzar condición jurídica dentro de una comunidad política concreta. Es, tomando otro ejemplo, el derecho de una persona refugiada a obtener una ciudadanía.

Porque, también determinadas normas fijan exclusiones en función de un origen o identidad diferenciada de la dominante en una sociedad. Esta es la función de las leyes y del entramado normativo de extranjería, que se aplica a las y los inmigrantes y que puede llevar a situaciones de negación absoluta de derechos, incluso del derecho a la atención sanitaria, como sucede con quienes viven sometidos al régimen carcelario de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIES).

Y, sin ánimo de agotar la extensa lista de normas [5], también resultan representativos los procesos de exclusión e inclusión que establecen las normas “culturales” y las representaciones simbólicas, siempre sometidas a interpretaciones políticas. Un ejemplo muy significativo es el tratamiento al uso del hiyab, o pañuelo musulmán, por mujeres de origen magrebí y los debates y medidas que ha suscitado. La polémica entre quienes lo aceptan acríticamente como práctica social, quienes lo consideran icono cultural de una diferencia interiorizada, y posiciones islamofóbicas que criminalizan a las mujeres que lo utilizan, ha dejado en ocasiones indefensas a algunas de estas jóvenes. De ello derivan procesos tan excluyentes como privar del derecho a la enseñanza a chicas que lo llevan en la escuela pública [6].

Una universalidad que no es neutra

Por paradójico que resulte, el concepto de ciudadanía remite a una idea universalista según la cual las y los individuos son sujetos iguales en derechos. Esta aparente neutralidad, persistentemente señalada desde la teoría feminista por su carácter androcéntrico, tiene una enorme funcionalidad al establecer las normas, a las que he hecho referencia antes, por las que se intenta fijar la pertenencia y exclusión sobre la base de la unidad de necesidades, deseos e identidades de las personas.

Sin embargo, supone, claro está, la exclusión de quienes no responden a esa norma por no ser asalariada, trabajar en precario, ser inmigrante, tener otras referencias culturales, vivir la sexualidad fuera de la heteronormatividad, o estar adscrita a un género. Como señala Eleni Varikas [7], la democracia histórica se fundó en la desconfianza de lo múltiple a través de la unificación coercitiva de lo uno, que vuelve irrepresentables a quienes no corresponden a la norma única, e invisibiliza la diversidad de situaciones y las relaciones de poder que atraviesan la vida en sociedad.

De esta forma las desigualdades aparecen desdibujadas, cuando no encubiertas, y adquiere legitimidad un modelo de ciudadanía excluyente. En realidad “ciudadanía” es un concepto permanentemente en disputa. Por un lado, está el sentido que se le da desde los poderes y, por otro lado, la redefinición buscada por los movimientos políticos y sociales para ampliar su significado e incorporar a los derechos civiles, que la modernidad estableció, los derechos políticos, económicos, sociales y culturales que, con limitaciones, se han ido conquistando.

Así, el cuestionamiento y ruptura de esas normas hostiles a las necesidades e intereses de la mayoría ha introducido importantes fisuras a través de la acción colectiva y de prácticas sociales no hegemónicas, que tratan de hacer más inclusiva la ciudadanía para mujeres y hombres, y de la que hay multitud de ejemplos. Puesto que, frente a posibles lecturas lineales, no está de más señalar que, con esas limitaciones, la articulación de derechos y la formación de identidades colectivas no han sido cosas otorgadas. Muy al contrario, se han logrado a través de fuertes conflictos sociales y políticos protagonizados por distintos sujetos, cuyo liderazgo ha ido cambiando a lo largo de ese prolongado proceso.

Cuando el Estado abandona el bien-estar

El Estado del Bienestar como garante de un conjunto de servicios, protecciones y derechos, como son la salud y la educación, es el marco en el que el ejercicio de la ciudadanía adquiere sentido social porque permite cierto nivel de generalización de derechos, al tiempo que funciona como mecanismo de regulación de las sucesivas crisis económicas. Pero la crisis financiera le ha dado la puntilla y ha caído rendido a la avaricia de los mercados.

Cuando se llega a una crisis de la envergadura de la presente, lejos de funcionar como Estado del bienestar, pasa a hacerlo, más que nunca, como instrumento de legitimación de las desigualdades al socializar las pérdidas económico-financieras repercutiéndolas sobre quienes o las han generado. Y eso, como es bien conocido, supone arrebatar derechos e ingresos, privatizar, quitar prestaciones, suprimir ayudas, establecer formas de beneficencia para las situaciones más extremas de exclusión y reformular el propio derecho al trabajo, eje de inclusión (y exclusión) social por excelencia. En realidad se está produciendo un cuestionamiento del propio concepto de derechos sociales.

Estamos viendo cómo el discurso neoliberal trata de convertir los derechos básicos en privilegios (por ejemplo, tener un contrato fijo) que defienden quienes lo tienen –como expresión del egoísmo del individuo–, contra los que tienen que levantarse quienes no gozan de ellos. Una interpretación en abierta confrontación con la lógica que persigue la extensión y universalidad de los derechos.

El pensamiento neoliberal intenta que la comunidad se someta a la dependencia de la lógica del mercado e imponer, al menor coste posible, una resignificación de los valores. Por eso, en vez de hablar de ciudadanía social, se habla de responsabilidad personal, en lugar de derechos, se habla de sentimientos. Todo ello resulta enormemente funcional para legitimar y encubrir el empeño por la reprivatización de las necesidades y la disolución de los lazos sociales como paso previo para arrasar con “lo público”.

Tomando nuevamente como ejemplo la situación de las mujeres y de las y los inmigrantes se puede ver cómo opera este mecanismo. La vuelta a la naturalización de las desigualdades supone, por ejemplo, profundizar en los estereotipos de género que consideran atributos propios de las mujeres los que llevan a responsabilizarlas del trabajo de cuidados, exonerando tanto al Estado de los servicios públicos imprescindibles como a los varones de su obligada corresponsabilidad.

Por otra parte, la culturización extrema de las desigualdades sociales lleva al desarrollo de actitudes y expresiones xenófobas y racistas como recientemente se han expresado en el Estado español y a nivel europeo, que encuentran en la inseguridad que genera la crisis un buen caldo de cultivo. Se consolida así un paradigma basado en un atroz individualismo competitivo, que busca deslegitimar los proyectos colectivos y la universalidad real y efectiva de los derechos.

¿Dónde queda “lo público”?

Por contradictorio que parezca con lo expuesto, el abandono de lo público por parte del Estado se acompaña del llamamiento a la participación de la “sociedad civil”, para que pase a ocupar un lugar protagonista en cubrir las necesidades y protección que toda persona necesita.

En un primer momento, se pudo pensar que la “onegeización” de parte de los movimientos sociales podía ocupar ese espacio, mediante la prestación de servicios precarizados y manteniendo una relación contractual con el Estado. Pero parece evidente que esa opción va a estar cada vez más supeditada, en estrecha concordancia con el ideario neoliberal, a la privatización de los recursos y a una modalidad benéfica para quienes estén en situación de máxima exclusión.

Y al final, siempre queda la versátil institución familiar. Resulta llamativo que en 2006, hace algo más de cinco años, se aprobara lo que el Gobierno denominó el cuarto pilar del Estado del bienestar, a partir de la «ley de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia» [8]. Al no integrar los derechos de las personas que necesitan atención con los derechos de las personas (mujeres) cuidadoras, se acaba consolidando el sistema tradicional basado fundamentalmente en la atención de las mujeres en el ámbito familiar. Los datos son significativos. El 90% de las personas que dejaron sus empleos para atender a terceros han sido mujeres y del total de recursos asistenciales que contempla la ley, el 51% (de media a nivel estatal) de los que se han puesto en marcha corresponden al pago a familiares (85% mujeres) que atienden en el domicilio, a quienes se les ingresa 400-500 euros que no pueden complementar con otros ingresos.

Esta ha sido la tendencia desde que se puso en marcha la ley, y sin entrar en analizar su implementación y enormes límites, parece claro que va a ser una de las víctimas propiciatorias de los recortes. Su derrumbe supondrá una auténtica tragedia para las personas dependientes que necesitan ser cuidadas y para quienes pasarán nuevamente a ser las cuidadoras principales: las mujeres.

La tendencia a la privatización de la reproducción social en el marco de las familias, supone una involución en el proceso de autonomía de las mujeres. En general es una forma fraudulenta de resolver la crisis de la organización social de los cuidados, de legitimar la inhibición del Estado de su responsabilidad, que se contrapone a la necesidad de recuperar como objetivo el buen vivir como un bien común de todas y todos.

Al tiempo que se viene abajo el carácter social de los Estados que, debilitados por su sometimiento, como nunca, a los intereses de los poderes financieros, necesitan reforzarse como instrumentos privilegiados para legitimar las políticas que necesita el capital. En consecuencia también las propias instituciones “representativas” están sometidas a los dictados de los mercados, como prueban los cambios de Constituciones y de gobiernos al margen y en contra de cualquier proceso de participación democrática que se han producido a finales de 2011.

En este momento el Estado lejos de funcionar como Estado del bienestar pasa a hacerlo más que nunca como legitimador de las desigualdades. En paralelo a su connivencia con la violencia que introducen los mercados y las agresivas repercusiones económicas y sociales del neoliberalismo, todo parece indicar que también se va a reforzar su función coercitiva. Y frente a la idea integradora asociada al Estado del bien-estar, el mal-estar social se va a extender también por la represión de libertades individuales y colectivas. A los Tratados internacionales y normativas, ya existentes –de control de fronteras frente a las migraciones– habrá que sumar, previsiblemente, un mayor control policial dentro del propio territorio, y el reforzamiento de las vías penales para el control y la resolución de los conflictos derivados de la exclusión e injusticia social.

“El orden” con el que se amenaza al movimiento 15 M para reapropiarse del espacio público y dificultar así el extraordinario ejercicio de democracia puesto en práctica por ese movimiento, me parece un esclarecedor ejemplo de los choques que se van a producir en el futuro inmediato.

El mencionado abandono progresivo de “lo público” por parte del Estado choca de plano con las movilizaciones que se vienen sucediendo en este último año en defensa de la sanidad, la enseñanza y de otros servicios públicos (como, por ejemplo, los centros de atención a mujeres maltratadas). Es una respuesta diáfana a la tentación de aceptar de alguna forma como inevitable, o incluso dar por buena, la retirada del Estado de lo que, en la experiencia social de varias generaciones, se ha entendido como su obligación “solidaria”. No hay forma de garantizar la universalidad de prestaciones que requiere el derecho a la educación, a la atención a la salud y a la enfermedad, o a la dependencia, si no es mediante algún tipo de vínculo contractual con el Estado.

Como plantea Castel [9] prescindir totalmente de los sistemas de protección es volver al estado de naturaleza, a un estado de inseguridad total. La puesta en cuestión de las protecciones no puede conducir a su supresión, sino a su reformulación en la nueva coyuntural.

Esta reformulación necesitará de un margen muy amplio para generar procesos y fórmulas de autogestión, como una garantía para que elementos de lo que realmente es común para todas y todos ocupen el centro de la vida, la economía y la política. Pero hoy no supone una alternativa global a las protecciones anteriormente elaboradas.

Tampoco es posible otorgar al Estado del bienestar el papel benefactor, de tutelaje y protección, que ya no puede cumplir ni en su versión anterior, y que usurparía cualquier posibilidad de salidas claras, anticapitalistas y de autogestión a la crisis actual. Y para darle mayor complejidad a la situación habría que incluir el necesario desenmascaramiento del discurso societario del neoliberalismo que, bajo el reclamo de participación de la sociedad, justifica su retirada de la prestación de servicios universales a las personas.

La complejidad de la situación actual, en la que aparecen claras las tendencias principales pero se desconoce su alcance y concreción, deja abiertas muchas puertas y hace más necesaria la escucha de voces plurales (o sujetos sociales). Voces de quienes están expresando abiertamente su rechazo a los efectos de esta crisis sistémica.

La progresiva reducción de la ciudadanía a una función tributaria del Estado del malestar, ha chocado con la irrupción de quienes quieren poner en marcha una ciudadanía radical en todos sus sentidos y dimensiones, individuales y colectivos (que puede dar lugar incluso a otro concepto). Me refiero particularmente al movimiento del 15 M, que en el ejercicio de una democracia participativa, horizontal y autogestionada supone un impulso inusitado a la resistencia social y a la voluntad de ver futuro.

La definición y defensa de “lo común”

El 15 M, los movimientos feministas, ecologistas, anticapitalistas, viejos y nuevos movimientos, han puesto sobre la mesa las urgencias ecológicas, las derivadas de la interculturalidad, de la disputa por la igualdad, autonomía y libertad de las mujeres, del reconocimiento de las identidades múltiples, de la precarización del trabajo asalariado y de una larga serie de urgencias más.

Atender esos discursos y propuestas tiene una especial relevancia porque lo que plantean afecta al contenido mismo de la vida en común. Realizan un proceso colectivo de reinterpretación de la realidad y de formulación de nuevos valores, que convierte en problemas sociales y políticos de atención y actuación general, condiciones sociales que habían pasado inadvertidas hasta el momento.

Tomaré dos ejemplos entre los cientos que se podría elegir. El primero, tiene que ver con la propuesta que se formula desde el ecologismo para frenar el cambio climático, que requiere un cambio radical del modelo energético, de los niveles de consumo y de la propia ordenación del territorio en el que vivimos. El segundo, se refiere a las propuestas del feminismo para frenar la violencia machista en todas sus manifestaciones, como requisito previo para hablar de sostenibilidad social, del bienestar de todas y todos. Lo que se podría extender a la propuesta de situar también en el centro de los análisis e iniciativas económicas, políticas y sociales todos los trabajos que permiten dicho bienestar.

La proclama que levantó el feminismo en los años setenta, «lo personal es político», resulta significativa en ese sentido. Supone un cuestionamiento de la forma tradicional de definir lo que es de interés general (que incluye a quiénes lo definen), al plantear en la agenda pública problemas y situaciones pertenecientes al ámbito privado, invisibilizadas hasta el momento y sujetas a relaciones de poder patriarcales.

Rescato fundamentalmente este aspecto, porque bien es verdad que ese lema podría admitir la interpretación del interés por elevar la exigencia de intervención del Estado a todos los ámbitos de la vida privada, con el consiguiente efecto de normativización asfixiante de aspectos que no lo requieren. Es decir, se podría entender que cae en la defensa de la intervención del Estado, las leyes y jueces para la resolución de todo tipo de conflictos sociales.

Hecha la aclaración, resulta relevante el proceso que desde entonces se estableció y que se podría sintetizar como la politización de los problemas y necesidades, en este caso de las mujeres pero obviamente extensible a otros sujetos. Justo lo contrario de lo que ahora pretende el neoliberalismo que es su devolución al ámbito de lo privado, a una reprivatización de las necesidades y de la resolución de los conflictos, sean de la naturaleza que sean.

Lo común no es algo dado y existe una multiplicidad de visiones y propuestas, porque, tal y como señala Eleni Varikas, la manera como se perciben los problemas y las soluciones está mediada por nuestras distintas posiciones en la sociedad, las distintas identidades y pertenencias de grupo, por más que estas y estos sean abiertos y llenos de mixturas, cambiantes y contingentes y en modo alguno homogéneas y esenciales.

Desde el feminismo se ha abordado recurrente y ampliamente los debates entorno al sujeto. Y la pluralidad de expresiones feministas, muchas de ellas consideradas fronterizas por encontrarse en el cruce de identidades, han puesto el acento en la importancia de buscar la interacción entre los distintos ejes de subordinación, para comprender y articular una contestación a las complejas y diferentes manifestaciones que adopta el sexismo según contextos sociales, culturales, económicos y simbólicos. Esto ha dado origen a una importante corriente que analiza el género desde la perspectiva de clase, etnia y sexo, y plantea la necesidad de que quienes se articulan en torno a otros ejes analicen la clase, la etnia o la sexualidad desde la perspectiva del género.

Partir de esa multiplicidad de identidades y sujetos supondría poner sobre la mesa las perspectivas específicas (y cambiantes) que pueden tener distintos grupos sociales, y que derivan de unas particulares relaciones de dominación (sea patriarcal, racista, de relación con la naturaleza o de clase). Establecer lo que se considera común, los derechos, su universalidad, cómo se ejercen, en definitiva, la forma de atender y resolver las necesidades individuales y colectivas y los problemas de la vida en común, requiere procesos complejos de argumentación, intercambio, de consenso y negociación que también incluye la confrontación entre esas perspectivas múltiples.

La búsqueda de vías autónomas al paradigma capitalista y neoliberal está abierta, y un incipiente pero potente movimiento de base, tanto de ideas como de acción, está dejando clara su apuesta por una ciudadanía (o como finalmente se acabe denominando) inclusiva y horizontal. En este largo camino, valores como la convivencia, la solidaridad, el apoyo mutuo y la reciprocidad podrían ir dando cuerpo a formas compartidas de entender y situarse en el mundo, que legitimen la acción colectiva de cuestionamiento de las supuestas “verdades” que el sistema persiste en presentar. Una premisa para deslegitimarlo y para pensar en alternativas globales.

Notas:

[1] Intervención de J. Montero en «El Estado de la nación», jornada de debate organizada por el 15 M, Puerta del Sol, Madrid, julio 2011.

[2] R. Castel, L’insécurité sociale. Qu’est-ce qu’être protege, La republique des idées, Editions du Seuil, París, 2003.

[3] Categorías atravesadas también por las diferencias de género.

[4] S. Benhabid, Los derechos de los otros. Extranjeros, residentes y ciudadanos, Gedisa, Barcelona, 2005.

[5] Se utiliza el término “norma” en su acepción amplia no necesariamente jurídica, sino en el sentido general de norma social.

[6] Para profundizar en este tema véase, Á. Ramírez, La trampa del velo, Los Libros de la Catarata, Madrid, 2011.

[7] E. Varikas, «¿Una ciudadanía “como mujer”? Paridad versus igualdad», Viento Sur, núm. 52, 2000.

[8] Ley 39/2006 de 14 diciembre. Más conocida como “ley de dependencia”.

[9] R. Castel, L’insécurité sociale. Qu’est-ce qu’être protege, La republique des idées, Editions du Seuil, Parí, 2003.

Justa Montero Corominas es magíster en género y políticas de igualdad y en inmigración refugio y relaciones intercomunitarias

Fuente: Revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, Nº 116 2011/12, pp. 87-96.

LAS NECIAS

http://radioamericahn.net/imag/2011/05/Xiomara-de-Zelaya.jpg

Deseo confirmar que el día 11 de febrero asistiré, al lanzamiento de la corriente FRP, a la cual felicitamos desde ya por tan importante logro . Al mismo tiempo, deseo informar que estamos programando para febrero y marzo acompañar el lanzamiento de las otras corrientes de Libre, entre ellas el 28 de junio, el MRP, 5 de julio y el POR, a las que también estaremos apoyando con decisión y firmeza .

En cuanto al anuncio del lanzamiento de la candidatura presidencial, la misma tendrá lugar después, y solo después, de que se haya hecho la convocatoria formal a elecciones por parte del Tribunal Supremo Electoral, momento cumbre en que ya estaremos inscritos como la nueva fuerza política del pueblo " LIBRE " .

Como anteriormente lo hemos expresado la candidatura de consenso solo la aceptaría si surge del pueblo en elecciones libres y trasparentes. Porque estoy convencida que solo con la democracia popular derrotaremos el MODELO NEO LIBERAL, los grupos de poder y la fuerza bruta de los Golpes de Estado ; practicas fracasadas del tradicionalismo bipartidista, en su vano intento por detener a este pueblo que ya inicio el camino de su liberación .

Xiomara Castro de Zelaya

Coordinadora Mujeres en Resistencia


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Este es un grupo de correos de amigos de la Organizacion Politica Los Necios. Creemos en el debate, en el ejercicio de opinar y difundir pensamiento revolucionario, sentimiento humano. Tambien para hacer acopio de ideas, observaciones, criticas y pensamientos que contribuyan con la construccion de una nueva sociedad hondureña y centro americana, que a la vez nuestra luz crezca y se comparta con el mundo.

¡Venceremos!

¡Necedad!