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domingo, 6 de junio de 2010

DÉJÀ VU

El heroico pueblo salvadoreño ha sido capaz de las más grandes hazañas que la modernidad latinoamericana haya conocido: Vencer al enemigo en la guerra y en las urnas electorales y seguir venciendo y construyendo una patria mejor para las presentes y futuras generaciones.

Pueblos como el nuestro no se encuentran a montones en el mundo sólo comparable con la heroica Cuba y Vietnam.

La historia no se equivoca, somos los hombres los que nos equivocamos no tomando en cuenta para las actuaciones del presente las lecciones del pasado. Un pueblo que ha estado alzado en armas desde el siglo antepasado no puede ser derrotado en la batalla final por la libertad. Un pueblo como el nuestro no puede ser vencido. Mal nos mide el enemigo si hipotéticamente cree que este pueblo va a abandonar las trincheras arrebatadas a sangre y fuego. Mal camina el enemigo si piensa que este pueblo ignora la gesta Nonualca o el sufrimiento de La Nación de Los Izalcos, cojearán siempre si creen que nuestro Farabundo está muerto, son ciegos y aunque criminales y tímidos, no quieren ver o aceptar que los Farabundos nos metimos al casco de la hacienda y hemos domado el bestiario cimarrón y que furibundos y claros de objetivos los vamos arrinconando día tras día y que sabemos y comprendemos con claridad que si el enemigo se concentra pierde terreno y si se dispersa, pierde fuerzas.

Arena se cambia nombre, pero los mismos sicarios y traficantes son los mismo que han formado la Gran Alianza de Narcos Asociados (GANA) creen en sus equívocos, creen que el pueblo se va a tragar que un almacén piojoso se convierta de la noche a la mañana en un Shopping Center, que de vender sopas ralas de punches, se van a poner grandes restaurantes en las zonas más caras de la nación, que de ser tanateros vende vidrios, en los portales de la Dalia, se van a convertir en billonarios de la noche a la mañana, creen que el pueblo ha olvidado sus caras psicópatas: son los mismos con quienes nos enfrentamos en la segunda vuelta en San Isidro Cabaña, en San Agustín, Usulután, en las Villas Olímpicas Centroamericanas, en el Estadio Nacional, los mismo que pintaron las calles capitalinas para dirigir a los buses con extranjeros para los Centros de Fraude, los mismo bravucones a quienes les anulamos los votos en los Centros de Votación, los mismos que habían ordenado quemar el TSE en caso de perder, los mismo que tenían a los tandónicos listos para atacarnos en el TSE el 15 de marzo, son los mismo que saquearon con Cristiani, Calderón Sol, Chico Chimichanga Flores y Saca las Arcas del Erario Nacional, los mismos causantes de los atentados y asesinatos de nuestros militantes durante la campaña, los mismos responsables de la ola de terror que vive el país, los mismos que se han robado todo el sudor de nuestro pueblo en el extranjero y que nunca hicieron nada ni siquiera una simple clínica para los familiares de quienes hemos mantenido a flote la economía de esta nación por los últimos cuarenta años, los mismos que se robaron y vendieron toneladas de medicina del sistema de salud y prefirieron enterrar la que no pudieron vender en lugar de dárselas al enfermo pueblo, mientras en los hospitales no había ni siquiera una aspirina de harina de yuca, los mismos criminales de siempre, descendientes con la iglesia y sus diferentes sectas diabólicas de los crímenes de 1833, 1932 y el resto del siglo pasado. Los mismos que en 1881 se robaron las tierras comunales y ejidales de nuestro pueblo, los mismos que querían explotar el oro de la muerte y asesinar nuestra ecología por 500 año, los destructores de la Finca El Espino, los dueños de todos las cantinas y burdeles donde se enajena a nuestro pueblo, los dueños de los venenosos y farsantes medios de comunicación, los corruptores de los Tres Poderes del Estado, los que convirtieron de un solo plumazo los bosques salados en bosques de agua dulce y se robaron todo el litoral, los que vendieron las empresas del estado y las recompraron para ellos con el dinero del pueblo, los destructores de la banca nacional, de la agricultura y la ganadería, los asesinos de la pequeña y mediana empresa, los causantes de la anomia social en que se ha convertido la sociedad salvadoreña, los destructores del sistema de salud, los constructores de Carreteras de Oro en las cuales cada centímetro que pisamos le cuesta oro al pueblo, los destructores de la economía nacional, los que en la actualidad importan armas clandestinos por toneladas para masacrar pueblo, los mismo de siempre, …Se ahoga una lagrima!

Contra ellos hermanos y hermanas es que estamos luchando y debemos luchar más fuerte, evitando fracturaciones estructurales partidaria o del movimiento popular, fortaleciendo la unidad ideológica del proyecto político del pueblo. El nacimiento del enanismo partidario es muestra de desesperación enemiga, barramos con todos ellos, trabajemos con ahínco revolucionario nuestras bases populares, no hay tiempo que perder, ni tiempo para llorar o decir que estamos cansados o desanimados, eso no es revolucionario, llamemos a la unidad de fuerzas y quienes no se monten al Tren de la Historia que sepan que ese mismo tren los dejará despedazados en la Vía férrea del Pueblo.

Nos hemos tomado el casco de la hacienda, es hora de arrebatar y cultivar las tierras. Si los vencimos en la guerra y en la mesa electoral, es hora de limpiar la casa de tanta sanguijuela y prepáranos para el Amanecer y Alborada Farabundista.

PAUL FORTIS