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lunes, 30 de abril de 2012

INVITACION 1o de mayo en El Ealvador C. A.


1º de mayo de 2012: La alternativa trabajadora a la crisis debe ser romper con España y el Capital

http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/16736-1%C2%BA-de-mayo-de-2012-la-alternativa-trabajadora-a-la-crisis-debe-ser-romper-con-espa%C3%B1a-y-el-capital.html 
 
por Nación Andaluza
Martes, 01 de Mayo de 2012 00:59

En este 1º de mayo hacemos igualmente otro llamamiento a nuestr@s militantes y simpatizantes a asistir a las manifestaciones convocadas por el SAT junto con otras fuerzas sindicales de clase y combativas.
Este 1º de mayo nos encontramos ante la continuación de los brutales recortes que en todos los ámbitos se están produciendo. Continuación porque el PP no hace más que acentuar las líneas antisociales ya iniciadas por ese PSOE que aún tiene la desfachatez de definirse “de izquierdas” y que algunos aún poseen la desvergüenza de calificarles como tales. Recortes que inciden una vez más en reducir los derechos de los trabajadores y las clases populares,  en una desesperada huída hacia delante de un sistema económico capitalista y un marco político español caducos, pero aun demasiado fuertes para doblegar a los Pueblos Trabajadores bajo su bota.
La evolución política y económica actual está hundiendo a Andalucía en unos niveles de subdesarrollo aún mayores de los que sufríamos durante el “ladrillazo”, que destruyó buena parte de nuestro patrimonio natural y paisajístico sin que en estos momentos aporte nada a este pueblo. El gobierno autonómico no es sino una sucursal del estado español, utilizada para vendernos un “autogobierno” que no existe mientras se limita a ejecutar la legislación que se impone desde Madrid y Bruselas. La sucesión de recorte laborales y sociales que la Junta de Andalucía y el PSOE se limita a “lamentar” (cuando ellos han sido pioneros en recortes laborales desde 2009) pero que en la práctica aplica a los trabajadores, así como las nuevas medidas en torno al déficit de las comunidades autónomas confirman esta situación.
El parlamento andaluz legisla y actúa contra el Pueblo Trabajador Andaluz gestionando nuestro subdesarrollo, mientras más de 1 de cada 3 andaluces/zas se encuentra en el paro, 1.329.600 según estadísticas oficiales. Cualquier gobierno digno de llamarse “andaluz” dimitiría en pleno ante una situación como la actual, con más de un 33% de desempleo según las cifras que dan organismos del propio gobierno español. Cifra que supera el 50% en el caso de los jóvenes. Está claro que en las grandes cifras la Junta actúa como un gobierno colaboracionista con el Capital y el Estado.
También en los conflictos reducidos el pretendido gobierno “de l@s andaluces/zas” actúa contra l@s trabajadores/as. El acoso que los compañer@s de la finca ocupada de Somonte están sufriendo por parte de la Consejería de Agricultura es buena muestra de ello. Hace unos días veíamos como a instancias de la consejera la Guardia Civil expulsaba a los jornaleros de Somonte. Como en otros tiempos, los trabajadores/as andaluces/as somos expulsad@s de nuestra propia tierra. Blas Infante proclamó hace ya un siglo: “Hay que devolver al campesino la tierra que le fue arrebatada por derecho de conquista” ¿Cómo hablar de una “autonomía” andaluza cuando el gobierno colonial y las fuerzas de seguridad actúan justo en sentido contrario a aquella consigna?, ¿cuando en lugar de devolver la tierra a sus legítimos dueños, los jornaleros, se las regalan a quienes se las robaron? Este es el concepto que tienen de “ser de izquierdas” el PSOE y el PCE-IU: robarles a los jornaleros para enriquecer aún más a la gran burguesía agraria, malvendiendo las tierras públicas en su beneficio.
Nación Andaluza, como expresión política organizada de los independentistas y revolucionari@s andaluces/zas no nos inventamos nada. Son los hechos y las cifras las que nos dan la razón. Ante esta situación hay quien espera un nuevo “ladrillazo” que caiga sobre nuestras cabezas y termine de urbanizar nuestras costas. Hay quien espera que alguna de esas multinacionales españolas como REPSOL, que han esquilmado América Latina, encuentre petróleo o gas natural en nuestro suelo. Hay quien desea otro nuevo “pelotazo”, que nos devuelva unos cuantos años al consumismo salvaje que hemos vivido en  años pasados, mientras la burguesía se llenaba los bolsillos a costa de nuestro sudor y nuestra tierra.
Nosotr@s como parte del Pueblo Trabajador Andaluz tenemos una alternativa a esta crisis impuesta por el Sistema que pasa por recuperar la soberanía que como pueblo nos pertenece. Una alternativa que es ruptura manifiesta y profunda con el Capital y cualquier forma de Estado Español. Los estados españoles en cualquiera de sus formas no han sido siempre sino una variante geopolítica ibérica del capitalismo moderno. Estructuras al servicio de los intereses imperialistas. La alternativa trabajadora a la imposición de sus crisis, la única real y transformadora, pasa por la Revolución Andaluza, que se tiene que materializar políticamente en una República Andaluza de Trabajadores. Para el Pueblo Trabajador Andaluz recuperar la soberanía política que conllevaría dicha república, no es una opción sino una necesidad ineludible. Sin soberanía política no puede haber soberanía social, económica, alimentaria, ecológica, etc. Sin ser los dueños de nuestra libertad nunca podremos serlo de nuestra tierra, y sin la recuperación de la tierra y la libertad, seguiremos siendo un pueblo oprimido y explotado. Sin soberanía no hay Andalucía libre, y menos aún socialista
Andalucía tiene un rico pasado de luchas en el que reflejarnos, y un presente marcado por el ejemplo que los compañeros de Somonte están dando a tod@s l@s trabajadores/as andaluces/zas. Es el momento de dejar al Capital, sus estados españoles, su unión europea de mercaderes y su moneda que nos terminaran asfixiando. Tengamos audacia y la valentía de los trabajadores/as de Somonte. Rompamos el cerco y luchemos por lo que es justo.
En ese camino por la libertad es imprescindible acumular las fuerzas de todos los trabajadores/as para la lucha unitaria. Para Nación Andaluza la lucha de liberación nacional es, ante todo, una batalla por la erradicación de los basamentos neocolonialistas en que se originan las problemáticas de nuestra tierra y que repercuten sustancialmente en las condiciones de vida de los trabajadores/as andaluces/zas. Las reivindicaciones nacionales y sociales, la luchas independentista y de clase, son dos facetas de una única y misma meta finalista libertadora para nuestra clase obrera. En el Día Internacional de la Clase Obrera, y centrándonos en el aspecto sindical de la lucha, desde Nación Andaluza insistimos en una llamada a la unidad. Nos felicitamos de los pasos dados en por los sindicatos CGT, CNT, USTEA y el Sindicato Andaluz de Trabajadores/as (SAT), como única referencia sindical de clase y nacionalista. La coordinación en lo concreto y lo fundamental, la conformación de un bloque unitario del sindicalismo de clase andaluz, será la palanca fundamental de concienciación obrera, herramienta insustituible de confrontación social, y moldeador esencial de una mayoría sindical alternativa capaz de acabar con la hegemonía del neoverticalismo y su posición como referente para la clase obrera andaluza. 
Fortalecer este proceso hacia la conformación de ese bloque sindical es una tarea prioritaria de los revolucionari@s andaluces/zas. El primero y más urgente objetivo a cumplimentar de carácter socio-laboral. Mientras la unidad de acción estratégica y estable que dicho bloque conlleva no sea una realidad, las clases populares andaluzas, y en especial la obrera, permanecerán sin posibilidad ni capacidad de triunfar sobre el Capital, de vencer a su instrumento España, ni de salir de las garras de sus fieles siervos, los sindicatos del régimen. En este contexto, hacemos una llamada a la responsabilidad a todos los sindicatos alternativos, especialmente al SAT, a ser capaces de estar a la altura que el momento histórico requiere, iniciado conversaciones con vistas a su conformación.
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En este 1º de mayo hacemos igualmente otro llamamiento a nuestr@s militantes y simpatizantes a asistir a las manifestaciones convocadas por el SAT junto con otras fuerzas sindicales de clase y combativas, en las localidades donde hayan sido convocadas, y al resto a sumarse a la de los compañeros del SAT de Somonte en su lucha por la tierra y la libertad.
¡Viva la lucha de la clase obrera!
¡Viva Andalucía libre y socialista!
¡Viva el 1º de Mayo!
Nación Andaluza – Comisión Permanente

1º de mayo: un paso más en la lucha contra los recortes

http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/16633-1%C2%BA-de-mayo-un-paso-m%C3%A1s-en-la-lucha-contra-los-recortes.html


La CNT consideramos que el contenido de este primero de mayo está muy claro: no se trata de una fecha folclórica, ni mucho menos del “día del trabajo”, como muchos se empeñan en nombrarlo últimamente, sino que este año más que nunca se trata de una jornada inserta en un proceso más amplio de lucha.
Un año más se acerca el primero de mayo, y un año más (como viene siendo habitual en los últimos tiempos), llegamos a esa fecha de tanto valor para los trabajadores/as sumidos en una ola de recortes contra los más desfavorecidos/as con la crisis como excusa. Sin embargo, para la CNT este primero de mayo de 2012 debe tener un punto diferente de los últimos: es cierto, como decíamos, que los recortes vienen de años atrás, pero no es menos cierto que en esta ocasión nos encontramos ante un recrudecimiento realmente duro de dichos recortes.
Y es que con tres reformas laborales sufridas en el tiempo récord de tan sólo dos años; con recortes presupuestarios como los vistos hace apenas una veintena de días en cuestiones tan elementales como la educación, la sanidad y los servicios sociales; con los recortes aplicados contra los parados/as (y los que se avecinan)... A los trabajadores/as nos han desfigurado, hasta dejarlo casi irreconocible, el marco de relaciones laborales y derechos sociales al que estábamos acostumbrados hace sólo unos pocos años. Y si la CNT venía ya diciendo que esos derechos eran pobres e injustos con los trabajadores/as, qué puede decirse de la actual situación: una vez más asistimos al triste espectáculo que desde la clase política y empresarial nos muestra cómo, para mantener intactos los privilegios de la minoría parásita que ni trabaja ni aporta a la sociedad, no existe mejor idea que cargar todo el coste de semejante disparate sobre las espaldas de los trabajadores/as, llegando al absurdo de afirmar que eso repercutirá en un futuro beneficio colectivo que permitirá a todos salir de la crisis. Algo así como asumir una penosa condena terrenal a cambio de la promesa vacía de un reino de los cielos que nadie ha visto y que, lo que es más, sabemos perfectamente que no existe.
Por si esto fuese poco, peor es todavía lo que se adivina en el horizonte: los cantos de sirena que se oyen sobre una ley de huelgas que restrinja ese derecho (hablando incluso de ilegalizar las huelgas que se convoquen contra “los intereses generales de España”, como si tal interés general existiera), o la reforma del código penal, que muy probablemente servirá para endurecer penas generalmente aplicadas sobre los sectores sociales más empobrecidos, nos lleva a un escenario en el que el Gobierno directamente tratará de convertir a los trabajadores/as, en activo o en paro, en delincuentes y criminales.
Pero también es cierto que a diferencia de otros años, llegamos a este primero de mayo con un motivo para la esperanza que no habíamos tenido en años anteriores: algo ha empezado a moverse a nivel social, y aunque todavía falta mucho camino que recorrer, no parece que vaya a ser flor de un día. No hace ni un mes que vivimos una huelga general de 24 horas, y el mensaje de un amplio sector social fue muy claro: hay ganas de luchar, y no basta con una medida de protesta tan limitada como ésa. Hay que seguir endureciendo nuestras respuestas en la medida en que se endurezcan las agresiones que sufrimos, y en eso ya hemos perdido un tiempo precioso que hay que recuperar. Para muchas de las personas que secundaron el paro del 29-M, la actitud del sindicalismo oficial es insuficiente para plantear un freno real a la andanada dirigida contra nosotros desde el Gobierno, y en eso las organizaciones que apostamos decididamente por una transformación profunda de la sociedad tenemos a la vez una responsabilidad y un reto por delante: el de saber acelerar los acontecimientos e ir provocando un clima de claro enfrentamiento social con quienes pretenden quitarnos derechos conseguidos a base de sacrificios, solidaridad y luchas mantenidas durante décadas.
En ese sentido desde la CNT consideramos que el contenido de este primero de mayo está muy claro: no se trata de una fecha folclórica, ni mucho menos del “día del trabajo”, como muchos se empeñan en nombrarlo últimamente, sino que este año más que nunca se trata de una jornada inserta en un proceso más amplio de lucha, que viene de atrás y que debe servirnos de palanca para echar abajo cuantos recortes se nos quieran imponer. Para la CNT, este primero de mayo es un momento para seguir llevando a la calle el mensaje que creemos idóneo para superar esta situación: hay que seguir caminando hacia una nueva huelga general, y hay que plantearse ya la necesidad de que futuros paros duren más de 24 horas, a fin de aumentar el impacto económico de nuestras movilizaciones. Para eso, la receta es clara: seguiremos aunando todos los esfuerzos posibles en esa dirección, confluyendo con aquellas organizaciones que coincidan en este objetivo con nosotros/as, y al mismo tiempo seguiremos profundizando en nuestra apuesta por un cambio sustancial del modelo sindical imperante en este país, un cambio que haga del sindicalismo sin privilegios la nota habitual en los centros de trabajo. En suma, hemos de hacer lo que nos corresponde: luchar, luchar con toda nuestra energía.
ESTE PRIMERO DE MAYO: A POR UNA NUEVA HUELGA GENERAL

1 de mayo: !Unidad de clase!

http://cuestionatelotodo.blogspot.com/

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Los comunistas celebraron el aniversario del nacimiento de Lenin

http://amistadhispanosovietica.blogspot.com/

Extraído de Cultura Bolchevique



Los comunistas rusos y de otros países ex soviéticos, recordaron el 22 de
abril a Vladimir Lenin en el 142 aniversario de su nacimiento. En multitud 
de ciudades rusas, como cada año los comunistas se acercaron a depositar 
flores ante las estatuas de Lenin de sus localidades. En esta ocasión, 
el aniversario del nacimiento de Lenin ha estado unido a las protestas 
contra la instalación de una base de la OTAN en la misma ciudad donde 
este nació. A continuación algunas imágenes de estos homenajes: 

En Moscú, ante el mausoléo de Lenin
En Donetsk , Ucrania, se inauguró este busto de Lenin

La lógica de los discursos de Lenin

30 de abril de 2012

http://amistadhispanosovietica.blogspot.com/


En estos días estamos celebrando el aniversario del fallecimiento de Vladímir Ilich Uliánov, Lenin. Hemos abordado diferentes aspectos de su carácter. En el siguiente texto escrito por Stalin, glosa su destacada capacidad intelectual, su increíble método pedagógico de persuasión, desarrollando ante un auditorio proletario, como las ideas más complicadas se pueden explicar de forma sencilla y amena.

Discurso ante la Escuela Militar del Kremlin, el 28 de enero de 1924
Camaradas: Me han comunicado que habéis organizado un homenaje dedicado a la memoria de Lenin, y que yo era uno de los oradores invitados. Creo que no es menester hacer una exposición sistematizada de las actividades de Lenin. Entiendo preferible limitarme a una serie de hechos que hagan resaltar ciertas peculiaridades de Lenin como hombre y como político. Quizás no existe una relación interna entre estos hechos, mas esto no puede tener una importancia decisiva para quien se quiera formar una idea general sobre Lenin. En cualquier caso, pocas posibilidades tengo, en este momento, de daros más de lo que acabo de prometer.
El águila de las montañas
Conocí a Lenin por vez primera en 1903. Ciertamente, este conocimiento no fue personal, sino por correspondencia. Dejó en mi, por aquel entonces, una marca indeleble que no se apagó en todo el tiempo que vengo trabajando en el Partido. Me encontraba entonces en Siberia, deportado. Al conocer el trabajo revolucionario de Lenin en los últimos años del siglo XIX y, sobre todo, después de 1901, tras la publicación de Iskra, me convencí de que teníamos en Lenin un hombre extraordinario. No era entonces, a mi parecer, un simple jefe de Partido; era un verdadero creador, porque solo él comprendía la propia naturaleza y las necesidades urgentes de nuestro Partido. Cuando lo comparaba con los otros jefes de nuestro Partido, pensaba siempre que los compañeros de lucha de Lenin –Plejanov, Mártov, Axelrod y otros- estaban muy por debajo de él; que Lenin, en comparación con ellos, no era simplemente uno de los dirigentes, sino un jefe de tipo superior, un águila de las montañas, sin miedo en la lucha y conduciendo audazmente el Partido hacia adelante, por el camino entonces inexplorado del movimiento revolucionario ruso. Esta impresión acabó por penetrar tan profundamente en mi espíritu, que sentí la necesidad de escribir sobre esto a un íntimo amigo mío, emigrado en el extranjero, pidiéndole su opinión. Al cabo de algún tiempo, cuando ya estaba deportado en Siberia –a finales de 1903- recibí una respuesta entusiasta de mi amigo, una carta simple pero profunda, escrita por Lenin, a quien mi amigo mostró mi propia carta. La misiva de Lenin era relativamente corta, pero contenía una crítica audaz y valiente de las actividades prácticas de nuestro Partido, así como una exposición magníficamente clara y concisa de todo el plan de trabajo del Partido para el futuro próximo. Solo Lenin sabía escribir sobre las cuestiones más complejas con tanta simplicidad y claridad, concisión y audacia, que sus frases no parecían que hablaban, sino que disparaban. Esta pequeña carta, clara y audaz, me convenció todavía más de que teniamos en Lenin al águila de las montañas de nuestro Partido. No puedo perdonarme tener que haber quemado aquella carta de Lenin, así como muchas otras, siguiendo la costumbre del viejo militante en la ilegalidad.
Datan de aquel momento mis relaciones con Lenin.
La modestia
Me encontré por vez primera con Lenin en diciembre de 1905, en la Conferencia bolchevique de Tamerfors (Finlandia). Aguardaba ver al águila de nuestro Partido, el gran hombre, grande no solo desde el punto de vista político, sino también, desde el punto de vista físico, porque imaginaba a Lenin como un gigante de postura imponente y majestuosa. Fue muy grande mi decepción cuando vi a un hombre completamente común, de estatura menor que la media, y que no se diferenciaba en nada, absolutamente en nada, de los demás mortales …
La costumbre dice que ‘un gran hombre’ debe llegar tarde a las reuniones, mientras los asistentes aguardan su aparición con corazón ansioso; que cuando el gran hombre va a aparecer, los miembros de la reunión avisan: pss …, ¡silencio, ya viene! Sabía que este ceremonial no era superfluo, que inspiraba respeto. Fue muy grande mi decepción cuando descubro que Lenin llegará a la reunión antes que los delegados y que, pasivo, entabló, sin ninguna afectación, la más banal de las charlas con los delegados más modestos de la Conferencia. No niego que esto me pareció entonces una cierta violación de algunas normas imprescindibles.
Solo más tarde comprendí que esta sinceridad y esta modestia de Lenin, que este deseo de pasar desapercibido, o, en todo caso, de no llamar la atención, de no deshonrar su alta posición, eran trazos que constituían uno de los puntos más fuertes de Lenin, como nuevo jefe de las nuevas masas, de las masas sinceras y comunes de las camadas más bajas y profundas de la Humanidad.
La fuerza de la lógica
Magníficos fueron los discursos que Lenin pronunció en esta Conferencia: sobre los problemas del mundo y sobre la cuestión agraria.
Infelizmente, no fueron conservados. Fueron discursos inspirados, que encendieron un clamoroso entusiasmo en toda la Conferencia. La extraordinaria fuerza de convicción, la sinceridad y claridad de los argumentos, las frases breves e inteligibles para todos, la falta de ostentación, de gestos teatrales y de frases rimbombantes dichas para producir impresión; todo eso distinguía favorablemente los discursos de Lenin de los discursos de los oradores ‘parlamentares’ comunes.
Pero no fue este aspecto de los discursos de Lenin el que más me impresionó entonces, sino la fuerza invencible de su lógica, que, dicho claramente, se apropiaba del auditorio, electrizándolo poco a poco para, enseguida, acabar cautivándolo, como se dice, sin reservas. Recuerdo que muchos delegados decían: «La lógica de los discursos de Lenin es como tentáculos poderosos que envuelven a la gente por todos los lados y de los cuales no hay modo de escapar: es mejor rendirse que sufrir un completo fracaso».
Coincido en que esta particularidad de los discursos de Lenin es el aspecto más fuerte de su oratoria.
Sin lloriqueos
Encontré a Lenin por segunda vez en 1904, en Estocolmo, en el Congreso de nuestro Partido. Se sabe que en este Congreso los bolcheviques quedaron en minoría y sufrieron una derrota. Por vez primera vi a Lenin en el papel de derrotado. No se parecían en nada a esos jefes que, después de una derrota, lloriquean y pierden los nervios. Al contrario, la derrota hizo que Lenin centuplicase su energía. Animando a sus partidarios para nuevos combates, para la victoria futura. Hablo de la derrota de Lenin. Pero ¿cuál era su derrota? Era preciso ver a los adversarios de Lenin, los vencedores del Congreso de Estocolmo, Plejanov, Axelrod, Martov y los demás: no eran, ni de lejos, verdaderos vencedores, porque Lenin, con su crítica implacable del menchevismo, no les dejó, como se acostumbra a decir, ni un hueso entero. Recuerdo como nosotros, delegados bolcheviques, después de reunirnos en un grupo compacto, observábamos a Lenin pidiéndole que nos aconsejase. En los discursos de algunos delegados se notaba el cansancio, el desánimo. Recuerdo como Lenin, contestando aquellos discursos, murmuró entre dientes y en tono mordaz:
«No lloriqueen, camaradas, venceremos sin duda alguna porque tenemos razón».
El odio a los intelectuales llorones, la fe en las propias fuerzas, la fe en la victoria, de todo esto nos hablaba entonces Lenin. Se percibía que la derrota de los bolcheviques era pasajera, que los bolcheviques vencerían en un futuro muy próximo.
«No lloriqueen en caso de derrota». Es precisamente este el aspecto particular de la actividad de Lenin que permitió agrupar a su alrededor a un ejército dedicado a la causa hasta el fin y henchido de fe en sus propias fuerzas.
Sin presunción
En el siguiente Congreso, en 1907, en Londres, fueron los bolcheviques quienes obtuvieron la victoria. Vi entonces a Lenin por primera vez en el papel de vencedor. Generalmente, la victoria embriaga a cierta clase de jefes, henchidos de vanidad, se vuelven presuntuosos. En la mayoría de estos casos, se ponen a cantar victoria y a dormir en los laureles. Pero Lenin no se asemejaba en nada a esta clase de jefes. Al contrario, era precisamente tras la victoria cuando mantenía una vigilancia particular y permanecía en guardia. Recuerdo que Lenin repetía con insistencia a los delegados:
«Primero, no dejarse embriagar por la victoria, ni tampoco envalentonarse, segundo, consolidar el éxito obtenido; tercero, acabar con el enemigo, porque solo está vencido, pero aun no está aniquilado».
Se burlaba mordazmente de los delegados que afirmaban a la ligera que «se acabó para siempre con los mencheviques». No le era difícil demostrar que los mencheviques tenían todavía raíces en el movimiento obrero y que se debía combatirlos con habilidad, evitando sobrestimar las propias fuerzas y, sobre todo, menospreciar las del enemigo.
«No envalentonarse con la vitoria». Es este precisamente el trazo particular del camarada Lenin que le permitía observar con lucidez las fuerzas del enemigo y asegurar al Partido contra cualquier sorpresa.
Fidelidad a los principios
Los jefes de un partido no pueden dejar de valorar la opinión de la mayoría de su partido. La mayoría es una fuerza con la que un jefe no puede dejar de contar. Lenin lo comprendía tan bien como cualquier otro dirigente del Partido. Pero Lenin nunca fue prisionero de la mayoría, sobre todo cuando esa mayoría no se apoyaba sobre una base de principios. Hubo momentos en la historia de nuestro Partido en los que la opinión de la mayoría o los intereses momentáneos del Partido chocaban cn los intereses fundamentales del proletariado.
En estos casos, Lenin, sin vacilar, se ponía del lado de los principios contra la mayoría del Partido. Todavía más, no temía en casos semejantes intervenir literalmente solo contra todos, pensando, como decía a menudo, que «una política de principios es una política cierta».
Los dos hechos siguientes son particularmente característicos en este sentido:
Primer hecho: Fue durante el período entre 1909 y 1911, cuando el Partido, deshecho por la contrarrevolución, estaba en plena descomposición. Era el período en el que nadie tenía fe en el Partido, en que no solo los intelectuales, sino buena parte de los obreros, desertaban en masa del Partido; período en el que se repelía toda actividad clandestina, período de liquidacionismo y eliminamiento. No solo los mencheviques, también los bolcheviques estaban divididos entonces en una serie de fracciones y distintas corrientes, desligadas en su mayoría del movimiento obrero. Se sabe que fue precisamente en aquel período cando nació la idea de liquidar totalmente las actividades clandestinas del Partido, de organizar a los obreros en un partido legal, liberal.
Lenin fue entonces el único que no se dejó engañar por el contagio y que mantuvo en alto la bandera del Partido, reuniendo, con una paciencia asombrosa, con una tensión sin precedentes, las fuerzas del Partido dispersas y deshechas, combatiendo en el interior del movimiento obrero todas las tendencias hostiles al Partido, defendiendo el principio del Partido como un valor extraordinario y una perseverancia increíble.
Se sabe que, más tarde, Lenin salió vencedor de aquella lucha por el mantenimiento del principio del Partido.
Segundo hecho: Fue en el período de 1914 a 1917, en plena guerra imperialista, en el momento en el que todos los socialdemócratas e socialistas, o casi todos, llevados por el delirio patriótico general, se pusieran al servicio del imperialismo de sus países. Era el período en el que la Segunda Internacional inclinaba sus banderas ante el Capital, en el que inclusive hombres como Plejanov, Kautski, Guesde, etc., no resistieron ante la ola de chauvinismo; Lenin fue entonces el único hombre, o casi el único, que emprendió decisivamente la lucha contra el socialchovinismo y el socialpacifismo, evidenció la traición de los Guesde y de los Kautski y estigmatizó la indecisión de los ‘revolucionarios’ que nadaban entre dos aguas. Lenin comprendía que era seguido por una insignificante minoría, pero para el águila no tenía una importancia decisiva, porque sabía que la única política cierta, de cara al futuro, era la del internacionalismo consecuente; porque sabía que la política de principios era la única política acertada.
Se sabe que en aquella lucha por una nueva Internacional, Lenin también salió vencedor.
«Una política de principios es la única política cierta». Tal era precisamente la fórmula con la ayuda de la cual Lenin asaltaba las nuevas posiciones ‘inexpugnables’, ganando para el marxismo revolucionario a los mejores elementos del proletariado.
La fe en las masas
Los teóricos y los jefes de partidos que conozcan la historia de los pueblos y que estudiaron el método, de principio a fin, de las revoluciones, algunas veces padecen una enfermedad indecorosa. Esta enfermedad es el temor a las masas, la falta de fe en el poder creador de las masas, lo que, algunas veces, origina en los jefes cierto aristocratismo en relación a las masas poco iniciadas en la historia de las revoluciones, mas destinadas a destruir lo viejo y construir lo nuevo. El temor de que los elementos se desencadenen, de que las masas ‘puedan demoler de más’, el deseo de representar el papel de amos, esforzándose en instruir a las masas por medio de libros, pero sin el deseo de instruirse junto a estas masas, este es el futuro de tal aristocratismo.
Lenin era completamente opuesto a semejantes jefes. No conozco ningún revolucionario que tuviera una fe tan profunda como Lenin en las fuerzas creadoras del proletariado y en el acierto revolucionario de su instinto de clase; no conozco ningún revolucionario que supiera como Lenin flagelar tan implacablemente a los críticos ultrapedantes del ‘caos de la revolución’ y de la ‘bacanal de los actos espontáneos de las masas’. Recuerdo como, durante una conversación, Lenin replicó sarcásticamente a un camarada que dijo que «después de la revolución debía establecerse un orden normal»:
«Es una desgracia que los que desean ser revolucionarios olviden que el orden más normal en la historia es el de la revolución».
Por eso su desprecio para con todos los que se comportaban de un modo altivo con las masas e intentaban instruirlas por medio de libros. Es por esto por lo que Lenin repetía incansabelmente que era preciso aprender con las masas, comprender el sentido de sus acciones, estudiar atentamente la experiencia práctica de su lucha.
La fe en las fuerzas creadoras de las masas: tal es el aspecto particular de la actividad de Lenin que le daba la posibilidad de comprender la significación del movimiento espontáneo de las masas y de orientarlo por el camino de la revolución proletaria.
El genio de la revolución
Lenin nació para la revolución. Fue realmente el genio de las explosiones revolucionarias y el gran maestro del arte de dirigir las revoluciones. Nunca se sentía tan a gusto, tan feliz como en la época de las conmociones revolucionarias. Pero esto no quiere decir, de ningún modo, que Lenin aprobara en la misma medida toda conmoción revolucionaria, ni tan poco que se pronunciara siempre en cualquier circunstancia a favor de las explosiones revolucionarias. De ningún modo.
Tan solo quiere decir que la perspicacia genial de Lenin nunca se manifestaba con tanta plenitud, con tanta precisión, como en los momentos de explosiones revolucionarias. En los días de acciones revolucionarias florecía literalmente, adquiría el don de la doble visión, adivinaba con anticipación el movimiento de las clases y los vaivenes de la revolución como si los tuviese en la palma de la mano. Se decía en el Partido con razón: «Ilitch sabe nadar en las ondas de la revolución como pez en el agua».
Por eso la claridad ‘asombrosa’ de las palabras de orden tácticas de Lenin y la audacia ‘vertiginosa’ de sus planes revolucionarios.
Me vienen ahora a la memoria dos hechos particularmente característicos y que destacan aquella particularidad de Lenin.
Primer hecho: Era la víspera de la Revolución de Octubre, cuando millones de obreros, campesinos y soldados, empujados por la crisis en la retaguardia y en el frente, exigían la paz y la libertad; cuando los generales de la burguesía preparaban la instauración de una dictadura militar, con el objetivo de llevar la guerra ‘hasta el fin’; cuando toda la supuesta ‘opinión pública’ y todos los supuestos ‘partidos socialistas’ eran hostiles a los bolcheviques y los calificaban de ‘espías alemanes’; cuando Kerensky tentaba hundir al Partido de los bolcheviques en la ilegalidad y ya lo consiguió en parte; cuando los ejércitos, todavía poderosos y disciplinados, de la coalición austro-alemana, se erguían ante nuestros ejércitos cansinos y en estado de descomposición, y los ‘socialistas’ de Europa occidental continuaban mantendo tranquilamente el bloque con sus gobiernos, con el objetivo de proseguir ‘la guerra hasta la victoria completa’…
¿Qué significaba desencadenar una insurrección en aquel momento?
Desencadenar una insurrección en esas condiciones era arriesgar todo. Mas Lenin no temía arriesgarlo, porque sabía y veía con su ojear clarividente que la insurrección era inevitable, que la insurrección vencería, que la insurrección en Rusia prepararía el fin de la guerra imperialista, que la insurrección en Rusia pondría de pie a las masas agotadas de Occidente, que la insurrección en Rusia transformaría la guerra imperialista en guerra civil, que de esta insurrección nacería la República de los Soviets, que la República de los Soviets serviría de baluarte al movimiento revolucionario del mundo entero.
Se sabe que aquella previsión revolucionaria de Lenin fue después cumplida con una precisión sin par.
Segundo hecho: Fue en los primeros días que siguieron a la Revolución de Octubre cuando el Consejo de los Comisarios del Pueblo intentaba obligar al general rebelde Dukonin, generalísimo de los ejércitos rusos, a suspender las hostilidades y a entablar conversaciones con los alemanes buscando un armisticio. Recuerdo como Lenin, Krylenko (el futuro jefe supremo) y yo fuimos al Estado Mayor Central de Petrogrado para ponernos en contacto con Dukonin por radio. Era un momento angustioso. Dukonin y el Gran Cuartel General se negarpm categóricamente a cumplir la orden del Consejo de Comisarios del Pueblo. Los mandos del ejército estaban enteramente en las manos del Gran Cuartel General. En lo tocante a los soldados, se ignoraba lo que diría aquel ejército de 12 millones de hombres, sometido a las llamadas organizaciones del ejército, que eran hostiles al Poder de los Soviets. En Petrogrado mismo, como se sabe, tuvo lugar entonces la insurrección de los alumnos de las academias militares. Mientras, Keresnky avanzaba en el tren de la guerra sobre Petrogrado. Recuerdo que, después de un momento de silencio junto al aparejo, el rostro de Lenin fue iluminado por no se que luz extraordinaria. Se veía que Lenin ya tomó una decisión:
«Fuimos a la estación de radio, dijo Lenin, en ella prestaremos un buen servicio; destituiremos, por orden especial, al general Dukonin; en su lugar nombraremos al camarada Krylenko jefe supremo, dirigiéndonos a los soldados por encima de las cabezas del comando, animándolos a desobedecer a los generales, cesar las hostilidades, entrar en contacto con los soldados austro-alemanes y tomar la causa da paz en sus propias manos».
Era un ‘salto desconocido’. Pero Lenin no tenía miedo de aquel ‘salto’; al contrario, se anticipaba a el, porque sabía que el ejército quería la paz y que la conquistaría barriendo todos los obstáculos puestos en su camino, porque sabía que aquel medio de establecer la paz tendría repercusión sobre los soldados austro-alemanes y reavivaría el deseo de paz en todos los frentes sin excepción.
Es sabido que también aquella previsión revolucionaria de Lenin fue cumplida más tarde de modo exacto.
Una perspicacia genial, una facultad de comprensión, de adivinar, tales eran precisamente las cualidades propias de Lenin que le permitían elaborar una estrategia cierta y una línea de conducta clara en los virajes del movimiento revolucionario.

51 ANIVERSARIO DE RADIO HABANA CUBA


51
      ANIVERSARIO DE
   RADIO HABANA CUBA


 



Hace, exactamente 51 años, que la Onda Experimental Cubana rompió el bloqueo informativo y surcó el orbe con la verdad sobre los hechos y Victoria de Playa Girón; aquel      1º de Mayo de 1961, la Onda Experimental Cubana devino, oficialmente, en Radio Habana Cuba, para convertirse en Trinchera Informativa y llevar al mundo la verdad sobre la Revolución Cubana, su gobierno y transformaciones sociales para el pueblo cubano:  ¡51 años con la verdad sin fronteras!
                       
                          ¡LIBERTAD PARA LOS 5!
Comité Amigos de Cuba “Pablo Presbere”, Región Brunca, San José, Costa Rica; 1º de Mayo 2012.                                                                José Alfredo Pineda Dubón.
                                                                                             Presidente.