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Posted: 23 Oct 2013 06:30 AM PDT
Como parte de los compromisos que he asumido por hacer de El Salvador el país que queremos y donde logremos el Buen Vivir individual y colectivo, asegurar oportunidades de vida autónoma, productiva y recreativa para las personas adultas mayores merece todo mi interés.
Al hablar del envejecimiento poblacional de El Salvador debemos apuntar algunas consideraciones políticas, que nos permitan orientar el fortalecimiento de la identidad individual y colectiva de los adultos mayores promoviendo su participación social y desarrollo integral.
En nuestro país cerca del 9,4 por ciento de la población es de la tercera edad. Son hombres y mujeres a los que debemos reconocer su grandeza porque han tenido el carácter, el valor y la fuerza de voluntad para aportar y hacer crecer la nación. Ellos y ellas se convierten en sujetos de derecho, y por lo tanto, protagonistas de las políticas sociales y de acciones integrales y solidarias, encaminadas a revalorizar su rol como personas adultas mayores.
En nuestro gobierno echamos a andar la entrega de la Pensión Básica Universal con la que atendemos a miles de ancianos y ancianas, quienes a pesar que trabajaron toda su vida en la milpa u otros oficios, no tienen la oportunidad de recibir una pensión por no haber tenido empleo formal.
Ese programa sin duda se convierte en una gran ayuda para ellos. Por eso hemos asumido el compromiso que para el próximo gobierno se ampliará a más población de la tercera edad y se fortalecerá el programa creando un Sistema Progresivo de Seguridad Social Universal, que garantizará no sólo la entrega de la pensión, sino que atenciones de salud, entre otros beneficios.
Soy testigo que muchas de estas personas aún tiene las energías y las ganas de aportar al país. Por ello pensamos crear un programa integral que eleve las vocaciones, los talentos y las habilidades de estas personas que desean mantenerse activas.
Por primera vez en la historia de El Salvador los niños, niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres, campesinos, y los adultos mayores, entre otros grupos poblacionales, han sido dignificados. Pero nos hace falta más por hacer.
De lo que se trata es de brindar el reconocimiento y el valor que todas y todos nos merecemos. Así como el joven demanda oportunidades de superación, las personas de la tercera edad también quieren seguir aportando. No es cuestión de edades, es cuestión de voluntad, de amor, de ganas de vivir y querer ser parte de la construcción de este El Salvador mejor, próspero, el que todos soñamos y haremos realidad.
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