http://kaosenlared.net/america-latina/item/34808-una-lectura-a-la-declaraci%C3%B3n-universal-derechos-humanos.html
por Noel Manzanares Blanco
Domingo, 21 de Octubre de 2012 12:44
¿Acaso es mentira que, amén del Artículo 29, en el 30 se desacredita
derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona para emprender y
desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de
cualquiera de los derechos y libertades proclamados en ella —cual
legitimación a La Habana?
En Emigración Cubana, ¿nutriente de la Identidad Nacional? ,
compartí mi apreciación acerca de lo que sintetiza y tipifica a nuestro
pueblo, la Cultura y los Valores, así como sobre la histórica y
presente contribución de la mayor parte de la migración de la Isla en
este sentido —al margen de vendepatria de diversos calibres repudiados
incluso por José Martí, quien expresó en Con todos y para el bien de todos:
“Ni vería yo esa bandera con cariño, hecho como estoy a saber que lo más santo se toma como instrumento del interés por los triunfadores audaces de este mundo, si no creyera que en sus pliegues ha de venir la libertad entera, cuando el reconocimiento cordial del decoro de cada cubano, y de los modos equitativos de ajustar los conflictos de sus intereses, quite razón a aquellos consejeros de métodos confusos que sólo tienen de terribles lo que tiene de terca la pasión que se niega a reconocer cuanto hay en sus demandas de equitativo y justiciero. ¡Clávese la lengua del adulador popular, y cuélguese al viento como banderola de ignominia, donde sea castigo de los que adelantan sus ambiciones azuzando en vano la pena de los que padecen, u ocultándoles verdades esenciales de su problema, o levantándoles la ira: -y al lado de la lengua de los aduladores, clávese la de los que se niegan a la justicia!” —las negritas son mías.
Asimismo, en ese título hice saber:
Por tanto, de mi orden de pensamiento escapan detractores del Bien Patrio o sea, de la Prosperidad que garantiza perfeccionar el Socialismo en Cuba: esos que abandonaron la Patria que los vio nacer luego de servirse de ella y en este tiempo se revelan como los más papistas que el Papa/verdaderos agentes de Washington; y todavía más la representación de la terrorista-mafia-gusano-yanqui con epicentro en Miami, consorte de la “disidencia” del patio alimentada por el “Norte revuelto y brutal” —amén de otros bandoleros y quienes conscientemente se han prestado/se prestan al show anticubano. ¿Acaso alguien en su sano juicio acaricia la idea que esta gente pudieron ser incluidas en las nuevas regulaciones migratorias de La Habana?
Como era de esperar, representantes de esas personas lanzaron sus acostumbrados improperios y ¿con conocimiento de causa? apelaron a la Declaración Universal de Derechos Humanos, obviando dos elementos medulares, a saber: uno, cómo cubanas y cubanos disfrutamos de bondades que son sueños para la inmensa mayoría del Sur y para segmentos crecientes del Norte —ello, reconocido por Naciones Unidas; dos, Cuba lleva más de medio siglo siendo víctima de una multilateral e incrementada guerra económica e ideológica Made in USA —rechazada por la propia Naciones Unidas.
No obstante, traigo a colación los dos últimos artículos de la citada Declaración de Derechos Humanos:
Artículo 29.
1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 30.
Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración —las negritas son mías.
¿Acaso es mentira lo que acabo de expresar —cual legitimación a la actitud de las autoridades políticas de La Habana en asuntos de Derechos Humanos, particularmente en el tema migratorio?
“Ni vería yo esa bandera con cariño, hecho como estoy a saber que lo más santo se toma como instrumento del interés por los triunfadores audaces de este mundo, si no creyera que en sus pliegues ha de venir la libertad entera, cuando el reconocimiento cordial del decoro de cada cubano, y de los modos equitativos de ajustar los conflictos de sus intereses, quite razón a aquellos consejeros de métodos confusos que sólo tienen de terribles lo que tiene de terca la pasión que se niega a reconocer cuanto hay en sus demandas de equitativo y justiciero. ¡Clávese la lengua del adulador popular, y cuélguese al viento como banderola de ignominia, donde sea castigo de los que adelantan sus ambiciones azuzando en vano la pena de los que padecen, u ocultándoles verdades esenciales de su problema, o levantándoles la ira: -y al lado de la lengua de los aduladores, clávese la de los que se niegan a la justicia!” —las negritas son mías.
Asimismo, en ese título hice saber:
Por tanto, de mi orden de pensamiento escapan detractores del Bien Patrio o sea, de la Prosperidad que garantiza perfeccionar el Socialismo en Cuba: esos que abandonaron la Patria que los vio nacer luego de servirse de ella y en este tiempo se revelan como los más papistas que el Papa/verdaderos agentes de Washington; y todavía más la representación de la terrorista-mafia-gusano-yanqui con epicentro en Miami, consorte de la “disidencia” del patio alimentada por el “Norte revuelto y brutal” —amén de otros bandoleros y quienes conscientemente se han prestado/se prestan al show anticubano. ¿Acaso alguien en su sano juicio acaricia la idea que esta gente pudieron ser incluidas en las nuevas regulaciones migratorias de La Habana?
Como era de esperar, representantes de esas personas lanzaron sus acostumbrados improperios y ¿con conocimiento de causa? apelaron a la Declaración Universal de Derechos Humanos, obviando dos elementos medulares, a saber: uno, cómo cubanas y cubanos disfrutamos de bondades que son sueños para la inmensa mayoría del Sur y para segmentos crecientes del Norte —ello, reconocido por Naciones Unidas; dos, Cuba lleva más de medio siglo siendo víctima de una multilateral e incrementada guerra económica e ideológica Made in USA —rechazada por la propia Naciones Unidas.
No obstante, traigo a colación los dos últimos artículos de la citada Declaración de Derechos Humanos:
Artículo 29.
1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 30.
Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración —las negritas son mías.
¿Acaso es mentira lo que acabo de expresar —cual legitimación a la actitud de las autoridades políticas de La Habana en asuntos de Derechos Humanos, particularmente en el tema migratorio?
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