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Es la capacidad de decidir con conocimiento de causa.
Espinosa la definió como la necesidad consciente, de manera que ambos, libertad y necesidad, no son opuestos, como los presenta la ideología burguesa. Sus portavoces sólo conciben la libertad allá donde no existe sumisión a la necesidad, hacen de ella un verdadero fetiche interpretándolo de una forma individualista y abstracta. La burguesía considera que es libre quien realiza su omnímoda voluntad. Para ella no es más que la posibilidad de realizar sus designios de clase sin cortapisa alguna. Conciben el sentido unilateral de la necesidad y la presentan como una fuerza que impide actuar según el deseo y obliga a hacer lo contrario a él. En ese sentido limitado, en efecto, la necesidad está en oposición a la libertad y no puede dejar de pesar sobre los hombres con mayor o menor intensidad.
La ideología burguesa entiende la libertad como la libertad de elegir pero nunca explica los motivos por los cuales la elección se materializa en una u otra opción concreta. Así separa libertd y necesidad, reconociendo que sólo hay libertad donde no hay necesidad, una situación de jamás se produce.
Una fuerza que se presenta ante el hombre como factor exterior de coerción, yendo al encuentro de su deseo, puede, en otras circunstancias, hacerlo con un aspecto totalmente diferente. El hombre se somete siempre a la naturaleza aun cuando él la subordine a su servicio. Este sometimiento es la condición de su liberación: haciéndolo, aumenta por ello mismo su poder sobre aquélla, es decir, su libertad.
La voluntad humana se debe adaptar a la necesidad, para lo cual debe conocerla primero. La libertad es el dominio de nosotros mismos, de la sociedad y de la naturaleza basado en un conocimiento de las leyes que los regulan. Engels afirmaba que la libertad no reside en la independencia del hombre de las leyes objetivas sino en el conocimiento de esas leyes, que es la única manera de hacerlas actuar de un modo planificado para fines determinados. Él subordinaba la libertad a la necesidad con que las leyes objetivas gobiernan el universo, no solamente las que son exteriores al hombre sino las propias leyes que rigen la vida espiritual y material de las sociedades.
En la necesidad existe siempre un elemento de sumisión, pero no existe sólo sumisión. La burguesía encubre que si se toma la libertad en un sentido unilateral y limitado se hace al hombre esclavo de las fuerzas materiales e ideológicas dominantes y de las modas que en cada momento ésta impone. Su libertad conlleva necesariamente la opresión del proletariado y la justificación de todos sus atropellos contra los oprimidos. Sin embargo, la libertad sólo puede ser concreta y colectiva, exigiendo poner a disposición de las masas oprimidas todos los medios materiales y espirituales para que puedan regir sus destinos por sí mismas con pleno conocimiento, esto es, de manera consciente.
Es la capacidad de decidir con conocimiento de causa.
Espinosa la definió como la necesidad consciente, de manera que ambos, libertad y necesidad, no son opuestos, como los presenta la ideología burguesa. Sus portavoces sólo conciben la libertad allá donde no existe sumisión a la necesidad, hacen de ella un verdadero fetiche interpretándolo de una forma individualista y abstracta. La burguesía considera que es libre quien realiza su omnímoda voluntad. Para ella no es más que la posibilidad de realizar sus designios de clase sin cortapisa alguna. Conciben el sentido unilateral de la necesidad y la presentan como una fuerza que impide actuar según el deseo y obliga a hacer lo contrario a él. En ese sentido limitado, en efecto, la necesidad está en oposición a la libertad y no puede dejar de pesar sobre los hombres con mayor o menor intensidad.
La ideología burguesa entiende la libertad como la libertad de elegir pero nunca explica los motivos por los cuales la elección se materializa en una u otra opción concreta. Así separa libertd y necesidad, reconociendo que sólo hay libertad donde no hay necesidad, una situación de jamás se produce.
Una fuerza que se presenta ante el hombre como factor exterior de coerción, yendo al encuentro de su deseo, puede, en otras circunstancias, hacerlo con un aspecto totalmente diferente. El hombre se somete siempre a la naturaleza aun cuando él la subordine a su servicio. Este sometimiento es la condición de su liberación: haciéndolo, aumenta por ello mismo su poder sobre aquélla, es decir, su libertad.
La voluntad humana se debe adaptar a la necesidad, para lo cual debe conocerla primero. La libertad es el dominio de nosotros mismos, de la sociedad y de la naturaleza basado en un conocimiento de las leyes que los regulan. Engels afirmaba que la libertad no reside en la independencia del hombre de las leyes objetivas sino en el conocimiento de esas leyes, que es la única manera de hacerlas actuar de un modo planificado para fines determinados. Él subordinaba la libertad a la necesidad con que las leyes objetivas gobiernan el universo, no solamente las que son exteriores al hombre sino las propias leyes que rigen la vida espiritual y material de las sociedades.
En la necesidad existe siempre un elemento de sumisión, pero no existe sólo sumisión. La burguesía encubre que si se toma la libertad en un sentido unilateral y limitado se hace al hombre esclavo de las fuerzas materiales e ideológicas dominantes y de las modas que en cada momento ésta impone. Su libertad conlleva necesariamente la opresión del proletariado y la justificación de todos sus atropellos contra los oprimidos. Sin embargo, la libertad sólo puede ser concreta y colectiva, exigiendo poner a disposición de las masas oprimidas todos los medios materiales y espirituales para que puedan regir sus destinos por sí mismas con pleno conocimiento, esto es, de manera consciente.
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