Ígor Kudrin escribe sobre sus resultados preliminares. 
El Foro con participación de tres presidentes latinoamericanos y centenares de políticos, economistas y expertos de Europa y Asia fue un acontecimiento de importancia. Para este se prepararon tanto los anfitriones, los peruanos, como los huéspedes de diversos países y continentes. Tal interés se comprende perfectamente porque no fue una rendición de cuentas de los líderes latinoamericanos de las realizaciones industriales y científicas o de reveses de los últimos años, como ocurrió en los siete encuentros anteriores. 
El foro actual tenía objetivos especiales: lograr el crecimiento de la economía de la región y elevar el nivel de vida de su población. Muchos estados, al sufrir agudos momentos de crisis, se encuentran en una fase de repunte que se manifiesta en un visible aumento de la producción, disminución del desempleo, en el mejoramiento del nivel de vida de la población, en particular de la infancia. Ayer el anfitrión del encuentro Ollanta Humala estuvo de muy buen talante. Pues Lima acoge pocas veces citas internacionales de tal nivel. Además, los asuntos del país, después de una serie de infortunios y errores se encauza hacia un camino bien pensado del incremento en la economía y en la esfera social. En la inauguración del foro el presidente dijo que en los últimos tres años Perú logró grandes éxitos: la producción se triplicó y en el último año creció un 6 %. La industria, la gastronomía y el turismo están a nivel de los países avanzados de la región. La inflación también se redujo. 
Este tema de rápido avance hacia el éxito fue acogido por los colegas del peruano: los mandatarios de México y Panamá, Enrique Peña Nieto y Ricardo Martinelli, respectivamente, que, empero, se mostraron más cautelosos. Están preocupados por la fragilidad de sus economías nacionales y por los riesgos que existen en la presente coyuntura. Por eso, hoy el objetivo de los gobiernos consiste en consolidar los éxitos modestos que sus compatriotas han logrado en el último año. Al propio tiempo, los jefes de los tres estados advierten a sus compatriotas y participantes del foro: no se puede confiar nunca en que el sucesivo desarrollo ocurra por inercia. Se debe dar aceleración a la política iniciada para no aflojar, en caso alguno, el movimiento de los últimos años. 
Más de 600 invitados de otros países y continentes prestaron oído a la experiencia de los oradores, tratando de adoptarla en energética, minería, aprovechamiento de los recursos naturales. Como declaró un empresario español, la experiencia de los colegas latinoamericanos será de utilidad para él y para otros europeos que viven un tiempo de crisis. Al hablar de que asimilaría la experiencia de los mexicanos y peruanos, el representante de Madrid resaltó una peculiaridad importante. Aumentar la productividad de la economía y preocuparse de las necesidades cotidianas de los trabajadores. 
No obstante, en primer lugar todos los países que se debaten en las tenazas de la crisis deben instaurar en su país la paz y la tranquilidad. Aquí se tiene en cuenta el alto nivel de delincuencia y de pobreza. La práctica de muchos pueblos que viven en diversos países y continentes, declaró un experto de Italia, evidencia que las actuales dificultades, originadas por huelgas masivas, complican las relaciones mutuas entre personas de diferentes culturas y lenguas. De ello habló elocuentemente la ministra del comercio exterior de Costa Rica Anabel González. Y su colega de Chile declaró entre aplausos: lo que pasa hoy en América Latina no debe olvidarse nunca. Su colega peruano Augusto Torres añadió al despedirse de los participantes del foro: América Latina es una región en la que crece la economía. Hoy los líderes del continente intercambian experiencias y buscan vías para reducir al mínimo la dependencia de las anteriores conmociones financieras. Y esto da a la gente nuevas fuerzas y esperanzas. 
vs/kg/er