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martes, 25 de febrero de 2014

Venezuela Vs Chile-Colombia: Lucha de clases en la Integración

http://www.contrainjerencia.com/?p=83473


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ANIBAL GARZON – El pasado 28 y 29 de Enero se celebró en La Habana la II Cumbre de la CELAC.
La presencia de la mayoría de los 33 mandatarios de Estados de América Latina y el Caribe, con la firma consensuada de un Documento Final con 83 propuestas[1], generó el imaginario internacional de “Integración y Unidad Latinoamericana”. Justamente la primera propuesta anuncia que: “Reiteramos que la unidad y la integración de nuestra región debe construirse gradualmente, con flexibilidad, con respeto al pluralismo, a la diversidad y al derecho soberano de cada uno de nuestros pueblos para escoger su forma de organización política y económica. Reiteramos que nuestra Comunidad se asienta en el respeto irrestricto a los Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, la solución pacífica de controversias, la prohibición del uso y de la amenaza del uso de la fuerza, el respeto a la autodeterminación, a la soberanía, la integridad territorial, la no injerencia en los asuntos internos de cada  país,…”
La firma del Documento Final estuvo compuesta por 4 subgrupos, abstractamente. Los países de la Alianza del Pacífico (Chile, México, Perú y Colombia, con futuras adhesiones de Panamá y Costa Rica), los países del ALBA-TCP (Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia, además de las islas- Estado de Antigua y Barbuda, Dominica, Santa Lucia, y San Vicente y Las Granadinas), los Estados del MERCOSUR (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, siendo miembro también Venezuela por intereses geoestratégicos), y el CARICOM (15 Estados caribeños anglófonos).
Entre estos cuatro bloques la principal dialéctica es entre el ALBA-TCP y la Alianza del Pacífico, buscando el primero una soberanía e independencia de América Latina para dejar de ser el Patio Trasero histórico de los Estados Unidos, fortaleciendo el desarrollo endógeno con amplia inversión pública en empresas mixtas Grannacionales y el comercio complementario para romper con la sumisión al dólar apoyando fuertes medidas proteccionistas posneoliberales. Mientras, contrariamente, la Alianza del Pacífico busca reactivar entre varios países de América Latina el proyecto neoliberal de los Tratados de Libre Comercio y la inversión privada.  Hay que añadir que el caso del MERCOSUR es una línea intermedia que intenta protegerse según sus intereses mercantilistas y su desarrollo capital, liderado por la potencia regional de Brasil, pero sin perder las relaciones con Estados Unidos y con la globalización neoliberal.
Estos días, mediante un suceso, se ha visto en la balanza que la imagen de unidad y cohesión latinoamericana creada en la CELAC ha perdido peso frente a la pugna entre el ALBA-TCP, con apoyo del MERCOSUR y el CARICOM, y la Alianza del Pacífico con apoyo de los Estados Unidos. Ese suceso son los disturbios en Venezuela que deja, tras violentas protestas de la oposición política de extrema derecha que intenta deslegitimar el gobierno democrático de Nicolás Maduro, un saldo de 10 muertos[2], y decenas de heridos, desde el 12 de febrero hasta el día 22. Una estrategia de “Golpe Suave” que según el politólogo Gene Sharp se conforma de 5 fases:
1- Generar clima de malestar económico con boicots empresariales (economía)
2- Denuncia de un supuesto totalitarismo del poder por parte de los medios de comunicación (comunicación)
3- Protestas violentas callejeras lideradas por la oposición (social)
4- Crear un clima social de ingobernabilidad y confusión con la sumatoria de las 3 fases donde incluso la misma oposición puede atacar clandestinamente a sus miembros en momentos de disturbios para generar impacto de represión gubernamental[3] y aumentar más el desorden (política nacional)
5- Forzar la renuncia del Presidente mientras se alza una guerra interna con ayuda de servicios secretos de intereses imperiales como Estados Unidos y se prepara una intervención militar extranjera (política internacional)[4] como “fuerzas de paz y orden”, con posibilidades de ser la OTAN.
Justamente las mismas fases que se han llevado a cabo en Libia para derrocar a Gadafi o se ejecutan actualmente en Siria. Las denuncias del Golpe Suave no se han hecho esperar, y tanto el CARICOM, como UNASUR, el MERCOSUR, el ALBA y la CELAC, se han pronunciado al respecto en diferentes comunicados[5], coincidiendo sobre la legitimidad del gobierno democrático de Venezuela y manifestando, algunos de ellos, la culpabilidad de la violencia a los grupos de derecha u oposición. ¿Y la Alianza del Pacífico?
La Alianza del Pacífico ha sido el único organismo regional que no ha publicado oficialmente ningún comunicado sobre la situación de Venezuela. Su silencio puede interpretarse como un “arma de doble filo”. Mientras los países integrantes oficiales del subregionalismo de la Alianza del Pacífico, Perú, México, Colombia y Chile, firmaron el comunicado de la CELAC como miembros que son, apoyando implícitamente el acuerdo de la Habana sobre el derecho soberano, la solución pacífica y la no injerencia, contradictoriamente algunos de estos países se pronunciaron a título individual contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Justamente los casos más extremistas de oposición a la Revolución Bolivariana son Colombia y Chile. Países donde sus mandatarios, Santos[6] y Piñera[7], fueron los únicos en acoger cada uno en una reunión oficial la visita del principal opositor de Maduro, Henrique Capriles, a sus respectivos países.
Estrategia del Presidente colombiano, Juan Manuel Santos
En el caso de Colombia, la cancillería del gobierno de Juan Manuel Santos hizo un comunicado de prensa donde en ningún momento denuncia el caos violento resaltando como causante a la oposición de la derecha venezolana, sino que, y escribiendo entre líneas, culpabiliza en cierta medida al gobierno de no aceptar protestas cuando la oposición dispone actualmente de la posibilidad de usar todo tipo de espacios democráticos: Instamos al Gobierno y a la oposición a que dialoguen, a que se sienten a dialogar, sin mirar para atrás, y para que pueda haber un mínimo de reconciliación política.  Son estos los momentos de mantener mesura tanto, en el discurso como en las acciones políticas, y que las diferencias y las protestas, a las que todo el mundo tiene derecho, se expresen, pero sin recurrir a la violencia[8]”.
Otro punto del comunicado es la afirmación que hace sobre que “Desde aquí, desde la Costa Caribe colombiana, queremos hacer un llamado a la calma, un llamado a establecer canales de comunicación entre las diferentes fuerzas políticas en Venezuela para garantizar la estabilidad del país y el respeto a las instituciones y a las libertades fundamentales”. Este mensaje acaba persiguiendo el fin de tener un impacto comunicativo para reflejar una falta de estabilidad política y gobernabilidad con sus respectivas libertades, además una estrategia ayudada por el “llamado para que se respeten los derechos humanos de los colombianos residentes en Venezuela al denunciar en el comunicado supuestas “recientes deportaciones de colombianos, compatriotas que han denunciado que han sido deportados sin justa causa”, para así Maduro perder solidaridad por parte del pueblo colombiano. Hay que evaluar que Santos es la persona menos indicada para referirse a asuntos sobre la violencia interna o el respeto de los Derechos Humanos en Venezuela, tal y como señaló Maduro al reflejar que el Presidente de Colombia “pretende venir a dar lecciones de democracia, cuando no ha hecho nada para defender los intereses del pueblo colombiano”. Tres son los puntos a analizar:
En primer lugar, Santos a inicios de 2012 rechazó toda medición de UNASUR en el conflicto armado de Colombia, que dura más de 50 años y que según el Grupo Memoria Histórica ha dejado más de 220.000 muertos, afirmando que eso es un conflicto interno y lo debe resolver Colombia sin recurrir a la intervención internacional[9]. A pesar, incluso, de violaciones de Derechos Humanos reconocidas por el mismo Presidente Santos[10], UNASUR respetó el derecho soberano.
En segundo lugar, el Paro Nacional Agrario en Colombia, realizado entre agosto y septiembre de 2013 por protestas de campesinos contra el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos que contempla la prohibición del uso de semillas nacionales a cambio de semillas norteamericanas, tuvo el resultado de 12 muertos, más de 400 heridos y 262 detenidos, cometiéndose grandes violaciones de los Derechos Humanos[11]. Un conflicto que en todo momento Venezuela respetó la soberanía nacional de Colombia y no se pronunció con un comunicado.
En tercer lugar, a nivel de relaciones interamericanas, el gobierno de Santos no aceptó democráticamente el Fallo de la Corte de la Haya sobre el conflicto territorial y la delimitación marítima entre Colombia y Nicaragua[12], retirándose posteriormente del Pacto de Bogotá que se firmó en 1948 para resolver conflictos continentales de manera pacífica mediante la Corte Internacional de Justicia[13].
En definitiva, qué hubiese respondido Santos si la cancillería venezolana hubiese hecho un comunicado oficial sobre las violaciones de Derechos Humanos del gobierno colombiano, tanto en el conflicto armado como en el conflicto del Paro Nacional Agrario, o sobre la salida del Pacto de Bogotá. Una respuesta hipotética que no llegará a dato empírico dado que Venezuela respeta la soberanía de Colombia tal y como firmó como representante de la CELAC.
Estrategia del Presidente chileno, Sebastián Piñera
Otro miembro de la Alianza del Pacífico que ha seguido la misma estrategia que Colombia sobre el contexto venezolano es Chile. Aunque hay que apuntar que la coyuntura política chilena difiere de la colombiana porque en el país austral las declaraciones han sido de un Presidente saliente, Sebastián Piñera, y no de la nueva Presidenta Michelle Bachelet que obtendrá sus funciones el próximo 11 de marzo. Por eso, a diferencia del choque manifiesto de Maduro con Santos, y como bien refleja la entrevista al embajador venezolano en Chile, Arévalo Méndez, quien afirmó que “El Presidente Maduro emitió un pronunciamiento sobre lo dicho por Piñera y para nosotros ya eso cerró, más sobresaltos nos causaron las declaraciones del Presidente Santos”, se ha pretendido disminuir el encontronazo con Chile para no generar un conflicto Estado con Estado.
Venezuela espera disponer y solidificar una buena relación diplomática con el nuevo gobierno de Bachelet, aunque también no hay que olvidarse del dato que en el nuevo gobierno de la Nueva Mayoría en Chile tiene un papel muy destacado dentro de la coalición el Partido de la Democracia Cristina (DC), el mismo que se ha posicionado a favor de los actos violentos de la oposición venezolana con palabras directas de uno de los líderes de la DC, Fuad Chachin[14]. Otro punto a reflejar es un encuentro político que tuvo Bachelet con el líder opositor de los actos violentos en Venezuela, Leopoldo López (quien fue finalmente autoentregado y detenido[15] posiblemente como una estrategia de mártir mediático), el pasado mes de julio[16] en una reunión del Comité de Gobiernos Locales de la Internacional Socialista. Aún así fue un evento de la Internacional Socialista  y no una reunión bilateral como la de Piñera con Capriles.
Piñera, a diferencia de Santos, no emitió un comunicado oficial sino que hizo declaraciones directas a los medios de comunicación sobre Venezuela, incluso más agresivas que Santos afirmando que la forma de actuar en democracia es respetar las libertades, la libertad de expresión y los derechos humanos de todos los ciudadanos por parte del Gobierno, y respetar el Estado de Derecho y manifestándose en paz por parte de los ciudadanos”[17]. En definitiva acusó al gobierno de Maduro de violar los Derechos Humanos como acción de doble estrategia; una para poner a Venezuela en el punto de mira de diferentes instituciones internacionales, organismos y ONGs, que puedan entrometerse en asuntos internos y otra para hacer propaganda falsa en el pueblo chileno sobre la falta de libertades en Venezuela.
Tras resaltar Maduro a Piñera de no meterse en asuntos internos de Venezuela al igual que él no lo hace con Chile, con la intención de cerrar con esta afirmación la pugna entre los mandatarios, Piñera retomó el ataque para tener mayor impacto mediático y aprovechar el momento coyuntural – sobre el contexto venezolano y su salida de mandatario – para difamar con el gobierno venezolano y acusarlo de violar la Convención Americana de Derechos Humanos o Carta de San José[18]. Este ataque llegó a niveles de incoherencia y demagogia al acusar el mismo Piñera a Maduro de encarcelar a estudiantes y lideres de la oposición. Demagogia por ser Piñera uno de los Presidentes de América Latina que mayor represión ha ejercido contra estudiantes, entre otras violaciones de Derechos Humanos, acción de las fuerzas represivas chilenas que llevó incluso al nacimiento en 2011 de la imagen internacional de la líder estudiantil Camila Vallejo
En el caso de los estudiantes y sus marchas por la educación pública, poniendo en tela solo algunos de los ejemplos, en agosto de 2011 el gobierno de Piñera detuvo a 527 estudiantes[19] o el 7 de octubre del mismo año fueron detenidos 130 estudiantes y decenas heridos[20]. Manifestaciones que muchas de ellas no fueron incluso autorizadas por el gobierno, violando así el derecho a la protesta[21]. Tal y como ha señalado la Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Melissa Sepúlveda, pidió a Piñera resolver las violaciones de Derechos Humanos y represión a estudiantes que su gobierno ha cometido en Chile antes de pronunciarse sobre las manifestaciones en Venezuela[22]. Una afirmación que tiene detrás datos empíricos ya que el Informe Anual de la Universidad Diego Portales de Santiago de Chile en 2012[23] denunció las represiones, y con ello la violación del Estado de Derecho, a movilizaciones sociales como las estudiantiles, agregando discriminación contra los indígenas mapuches, y minorías sexuales. Justamente contra los Mapuches el mismo gobierno de Piñera ha llegado a niveles de evaluación de Estado de Excepción en la región de la Araucanía[24], aplicando la Ley Antiterrorista contra las comunidades y violando el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
¿En qué momento las autoridades venezolanas hicieron intromisión o injerencia denunciado oficialmente los altos niveles de represión en Chile por parte del gobierno de Piñera? Al igual que con Colombia, Venezuela tal y como se firmó en la II Cumbre de la CEPAL, ha respetado en todo momento el derecho soberano y la no injerencia.
Conclusión
En definitiva, los ataques de Colombia y Chile contra Venezuela reflejan la lucha de clases que se vive dentro de la integración regional latinoamericana. Se habla históricamente a nivel de clases sociales en relación a los medios de producción de una nación o Estado, dialécticamente clases trabajadoras y clases medias y altas empresariales (oprimidos y opresores), pero no hay que olvidarse, como refleja la misma Teoría marxista de la Dependencia, las relaciones entre los llamados Estados desarrollados y subdesarrollados, una dicotomía que por un lado presenta a los imperios como Estados Unidos, y en el caso de América Latina, sus lacayos neoliberales como los países de la Alianza del Pacífico. Y por otro, los países que buscan niveles de desarrollo nacional con gestión endógeno y autónoma y elevada intervención pública dando pasos en la nueva fase histórica del posneoliberalismo. Una lucha de clases que se refleja a nivel macro en la disputa entre los proyectos políticos y económicos de izquierda y de derecha, usando el etiquetaje histórico.
La diplomacia internacional, y en este caso Interamericana, está llena de complejidades y contradicciones en sus estructuras de poder dado el amplio abanico de actores estatales, pero Venezuela más allá de su proyecto nacionalista, latinoamericanista regional y bolivariano, no debe bajar la guardia de los enemigos que también existen en el continente más allá del Imperio de los Estados Unidos. La CELAC es un nuevo espacio de debate, apoyo y coordinación en varias políticas particulares, que hace contrapeso a la OEA liderada por Estados Unidos y Canadá, pero mientras existan los países con proyectos neoliberales en América Latina no se consolidará un proyecto común en lo general. La Alianza de Clases a nivel de relaciones entre Estados debe estar presente como momento histórico que se está superando en un plazo de tiempo corto-medio por si solo con la aceleración de las contradicciones regionales, mediante la crisis creciente financiera del capitalismo, la crisis alimentaria, y el agotamiento de los recursos naturales como el petróleo. La Venezuela bolivariana  debe estar preparada y aprender de esta experiencia.


[2] Saldo hasta el sábado 22 de febrero, dado que la situación conflictiva continúa.
[3] Según La Ministra de Comunicación la misma oposición planeó asesinar al opositor y líder de las movilizaciones violentas, Leopoldo López, para tener el impacto mediático de culpabilizar al gobierno de Maduro y generar un mayor conflicto político nacional que sumase una implicación extranjera de denuncia contra Maduro  http://www.elmundo.com.ve/noticias/actualidad/noticias/delcy-rodriguez–alto-dirigente-opositor-planeaba-.aspx

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