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miércoles, 24 de abril de 2013

La cuenta de los ancestros


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El dibujo rupestre en Cuba está realizado en espacios muy sensibles a los cambios climáticos de todo tipo. Foto: Juventud Rebelde

Realizan Censo Arqueológico Aborigen de nuestro país. Deberá concluir este año y dará paso al Atlas Arqueológico de Cuba. En los últimos dos años se hallaron nuevas estaciones de dibujos rupestres que elevan la cifra a aproximadamente 285 en toda la nación
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Luis Hernández Serrano
digital@juventudrebelde.cu
23 de Abril del 2013 21:07:30 CDT
Este año deberá concluirse el Censo Arqueológico Aborigen que se realiza desde hace algún tiempo a lo largo y ancho de nuestro archipiélago, y que dará paso a una obra más importante aún: el Atlas Arqueológico de Cuba.
Igualmente conocimos que en los últimos dos años se han encontrado nuevas estaciones de dibujos rupestres que elevan la cifra a aproximadamente 285 en toda la nación.
La primera noticia fue brindada al diario por el licenciado Alfonso Córdova Medina, investigador auxiliar y jefe del Departamento de Arqueología del Instituto Cubano de Antropología del Citma, con sede en La Habana Vieja, y la segunda por el máster en Antropología Racso Fernández Ortega, coordinador general del Grupo Cubano de Investigaciones de Arte Rupestre (Gciar), adjunto a la misma institución científica.
Alfonso Córdova explicó que el Censo Arqueológico Aborigen de Cuba lo dirige el máster en Ciencias José Jiménez Santander, con la colaboración de especialistas, técnicos y trabajadores de todos los municipios y provincias del país.
Consiste en el levantamiento de toda la información sobre los sitios arqueológicos encontrados hasta el momento, sus filiaciones, su caracterización, quién los descubrió, qué personalidad trabajó e hizo excavaciones en estos, si se han escrito ponencias al respecto y si se exhiben evidencias de tales hallazgos en algún museo u otra instalación.
«Se ha develado el misterio de una serie de asentamientos que no se conocían, que suman ya unos 3 000. Y este tipo de censo persigue defender el patrimonio cultural cubano, la identidad de los aborígenes que vivieron en nuestro territorio durante 8 000 años y propiciar la conservación, la protección e impedir a tiempo la depredación de esos importantes sitios arqueológicos», sostuvo el especialista.

Dibujos rupestres

El también investigador auxiliar Racso Fernández informó que en 2010 un colectivo de autores publicó el Mapa del Dibujo Rupestre Cubano, en colaboración con el Instituto Cubano de Antropología, la Fundación Fernando Ortiz y el Grupo Cubano de Investigaciones de Arte Rupestre.
Especificó que los colores de los dibujos rupestres hechos por los aborígenes cubanos son generalmente en la gama del rojo, algunos en blanco, pero el negro es el predominante. Y aclaró: «Las figuras que ellos dibujaron o que hemos hallado son en lo fundamental abstractas, aunque las hay también antropomorfas (con forma de personas), zoomorfas (de animales) y hasta geométricas».
Argumentó que en Cuba no se ha podido dilucidar el fechado del dibujo rupestre encontrado, lo que en el mundo se realiza mediante el empleo del Carbono 14, por termoluminiscencia, entre otros métodos.
«Pero —recalcó— por cronología relativa o comparación de evidencias supuestamente asociadas a los dibujos, se calcula su aproximada antigüedad».
Dijo Racso que en las investigaciones desarrolladas a partir de la década de los 90 del pasado siglo, han trascendido los estudios estéticos y se ha empezado a considerar al dibujo rupestre cubano como parte del Registro Arqueológico, capaz de ofrecer una información arqueo-antropológica.
Aseguró que estos dibujos en Cuba se encuentran en un 98 por ciento en accidentes cársticos, como cuevas y abrigos rocosos, o en los cauces de los ríos.
«Lo más fascinante de todo —confesó— es cuando, haciendo coincidir los estudios lingüísticos vinculados al nombre de los sitios y la arqueología del paisaje, deslindamos los espacios “profanos” de los “sacros” y los cotejamos con la información histórica dejada por los cronistas de Indias, con lo cual logramos acercarnos a la función social y simbólica de los dibujos para los grupos que los ejecutaron».
El especialista anunció también que en 2011 se presentó el Catálogo del dibujo rupestre del norte de Sancti Spíritus, obra de José Chirino y colaboradores, que es un material importante en la rama del estudio regional y parte de los intentos del Grupo Cubano de Investigaciones de Arte Rupestre por divulgar y acercar al gran público al patrimonio primigenio de la nación, en aras de lograr una mejor conservación, teniendo en cuenta las constantes agresiones que sufre por visitantes y excursionistas negligentes que frecuentan las cuevas.

Una curiosidad

El investigador puso énfasis en que hoy no solo se consideran dibujos rupestres aquellas manifestaciones legadas por los aborígenes y cimarrones, sino que se discute el hecho de que algunos escritos, trazos, marcas y firmas realizadas hace dos siglos en cuevas de toda Cuba sean tenidos en cuenta o no como dibujos rupestres, no solo por su antigüedad, sino por las personalidades que los plasmaron o el hecho histórico al que están asociados.
Puso Racso un curioso ejemplo: el célebre John Lennon dejó marcadas su firma y la fecha en que estuvo en la roca de un farallón junto a un lago canadiense, lugar sagrado de los indios algonquinos.
«Cuando se comenzó la limpieza de una parte de ese farallón, con el fin de dejar solo la pintura rupestre aborigen, se decidió eliminar marcas y frases de enamorados o visitantes ocasionales desconocidos y, de pronto, cubierto por el polvo, la humedad y alguna germinación de semillas traídas por el viento, se descubrió el apunte del autor de Imagine y enseguida los arqueólogos se preguntaron: ¿Lo borramos o lo dejamos? ¿Lo consideramos un simple graffiti o un dibujo rupestre?, cuestionamiento que aún permanece internacionalmente en debate.
Sostiene Racso que el dibujo rupestre en Cuba está realizado en espacios muy sensibles a los cambios climáticos de todo tipo, y es importante que no solo los visitantes, sino los administradores de las áreas vinculadas, no alteren la biodiversidad que rodea a la espelunca (cueva o carverna).
«Un ejemplo: si se elimina un pequeño bosque ubicado delante de una cueva, esa acción determinaría un cambio brusco en la biodiversidad que reina en su interior, por el influjo de las corrientes de aire y la intensidad de la radiación solar, que aumentaría en la gruta después de tales acciones, y puede afectar el dibujo rupestre u otros elementos arqueológicos que contenga».
El especialista recordó que en el Caribe los dibujantes o autores de las manifestaciones más antiguas fueron los grupos de pescadores-cazadores-recolectores; posteriormente los diversos grupos del tronco lingüístico aruaco y después los esclavos prófugos (cimarrones). Finalmente acotó que hasta cabe la posibilidad de que indígenas traídos de otras áreas del continente hayan dejado aquí su impronta.

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