LA DESTRUCCION TOTAL. II

No hablamos, sino filosóficamente de cambiar el estado de las cosas para producir por los medios que sean, los fines sociales de la colectividad.

La sociedad ha llegado a un estado donde los terroristas son estadistas y donde los estadistas son asesinados por terroristas y todo, forjado por los intereses económicos de una minoría rapaz que ignora el dolor ajeno y las necesidades humanas a lo largo de la tierra y si no las ignoran, poco les importan.

No se debe disculpar a los gobiernos de estados débiles que escondidos en su pequeñez y debilidad permiten la podredumbre por todos lados, al contario deberían ser severamente castigados por su orgía permanente mientras los pueblos palidecen de hambre y frío y sucumben a la inanición.

A lo largo de la tierra los gobiernos son formados por personas y partidos políticos, en los cuales, los primeros se tornan ególatras y mitómanos y los segundos en nido de oportunistas en búsqueda de posesionarse del destino de los pueblos. Con uno u otro nombre a lo largo de la historia lo que han hecho es explotar a los trabajadores y conducir a los pueblos a guerras innecesarias cuyos intereses o agendas escondidas siempre llevan la primacía de los intereses individuales sobre los de la colectividad siendo por lo general los intereses de los emporios imperialistas los que hacen las guerras en beneficio propio sacrificando millones de vidas en el nombre de la democracia, la cual siempre no ha dejado de ser una utopía.

Filosóficamente no podemos ni siquiera hablar de la existencia connotativa de sustantivos como la verdad tomados en su más profundo sentido semántico ya que todo depende del poder de manipulación del lenguaje: lo que es verdad para ti, puede ser una mentira para mi, y sin es verdad, cual verdad?, sintética o analítica, particular o universal y lo mismo sucede con los gobernantes quienes muchas veces y por lo general la mayoría, creen que con sus patanadas desgobernativas están sirviendo al pueblo quien no los eligió, sino a quien se lo impusieron.

Siempre he pensado que las luchas de liberación de nada sirven si no van acompañadas por la educación ideológica de los pueblos, de ahí el temor a una educación para la liberación y el temor de que nazcan nuevos líderes por el pánico al cambio en la continuidad de la cadena del poder, permitiendo la existencia de dictaduras y de reinados medievalistas en la edad actual o que grupos de poder manejen el destino de los pueblos desde falaces y equivocas posiciones de partidos políticos.

Tres hechos particulares me obligan a presentar en este artículo para demandar la necesidad de educarnos junto a nuestros pueblos: El primero, la entrega de Pérez Becerra al gobierno de Santos. Es claro que al principio y por encima de juicios objetivos y todo por emociones revolucionarias todos o la mayoría protestamos, yo fui uno que lo hice directamente a un compañero diplomático venezolano y bueno, hasta llegar a fallidas líneas de desconsuelo fronterizas con la inconformidad, sin embargo; al examinar el caso le doy la razón ya que el imperialismo siempre tratará de usar a quien sea contra el proceso bolivariano y si las autoridades se equivocaron, allá que las juzgue la historia, ya que ni soy venezolano, ni vivo en Venezuela para poder hacer un análisis objetivo del caso y si las autoridades suecas y alemanas no detuvieron a Becerra, eso es lo que hay que buscar los por qué, sea éste la intención del imperialismo de llevarlo a Venezuela y después acusar a Chávez de abrigar terroristas, lo cual es la moda del día para atacar a cualquier nación o sean otros motivos o intereses que nosotros desconocemos, lo único que la lógica internacional esperaba que se hubiera dado a conocer cuál es la acusación que se tiene contra Becerra ya que no es un ciudadano Colombiano únicamente y se hubiera devuelto a Suecia, donde su vida no correría peligro, si es que acaso sea cierto que corre peligro en Colombia, ya que existe una telaraña sobre su presencia en Venezuela o si todo ésto es un plan político bien armado y no conocido por la ciudadanía en general.

El otro caso es la invasión a Libia donde se asesina a niños inocentes en nombre de la democracia y se irrespeta la soberanía de una nación en nombre del manipulado derecho internacional. Si Gadafi es bueno o es malo no lo tiene que decidir la opinión particular de un gobierno, sino por el consenso internacional que no se tiene y naciones como Rusia han comenzado a tratar de ponerle freno al holocausto Libio y por otro lado, la bondad o maldad de un gobierno lo deciden los pueblos y no los bombardeos de media noche en búsqueda de apoderarse del petróleo libio.

Casi nadie en representación de gobiernos a excepción de Fidel y Chávez ha opinado sobre el caso y está claro que lo que los mueve es el miedo a ser invadidos por el imperialismo usando sus amañados acuerdos de la ONU y la OTAN y en su mayoría, porque todos los gobiernos son títeres del imperialismo. Europa no puede invadir Europa porque lo único que se llevarían son sus mismos vicios, entonces hay que buscar victimas que tengan riquezas en recursos naturales y ahí es donde entra a jugar Latinoamérica y es donde el peligro más se cierne y ello es la razón principal para el hermetismo y silencio guardado y el cuidado con que deben de proceder los mandatarios de los países en levante, especialmente Venezuela que es el país donde el buitre imperialista ha fijado su próximo ataque para el cual hay que hacer ruido con la oscura muerte de una persona tan dudosa como Osama Bin Laden sobre la cual se han vertido miles de especulaciones aun sobre la existencia del mismo mucho antes de las torres gemelas y lo más importante, lo que se esconde y viene después de este teatrillo.

Lo que sí es cierto es que el imperialismo logra sus propósitos poniendo células propias con nombres inventados y así puede meter células imaginarias de Al Qaeda donde lo decidan, aparecimientos que precederán a futuros bombardeos, creando de forma a priori la histeria y el pánico de los pueblos indefensos de la tuerra.

Por último y como se ha tocado lo jurídico o no jurídico, está la desinscripción de dos partidos políticos en El salvador, partidos que no merecen ni que los nombres aparezcan en este artículo, eso sería quitarle valor al mismo, sino simplemente decir que cualquier partido que no llena requisitos de ley decretados por la Corte Suprema de Justicia de El Salvador y el Tribunal Supremo Electoral tienen por ley que perder su calidad partidaria y si desean ser reinscritos, sencillamente tiene que buscar la cantidad de miles de firmas necesarias y seguir el proceso de inscripción como cualquier otra entidad partidaria, evitando así resurrecciones anti jurídicas y amorales de partidos que nada más sirven de taxis para vender y traicionar la voluntad ciudadana.

Se tendrá que destruir totalmente todo el estado de cosas que suceden en la actualidad para poder heredar a las nuevas generaciones un mundo mejor.