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1.
La Asamblea Nacional de Frente Nacional de Resistencia Popular ha dado paso a una intensa especulación de parte de las fuerzas más reaccionarias del país, las que no han podido evitar sus comentarios; y a base de mentiras, unos, y medias verdades los otros, todos se han visto obligados a hablar del futuro del Frente, y su incidencia en la vida nacional. Ni siquiera los más sesgados escritores de la derecha, se atreven a repetir la historia de los “cuatro vagos”. Algunos incluso se atreven, en privado, a proponer ideas audaces para frenar el ímpetu de unas bases que como nunca muestran su espíritu revolucionario.
Ni ellos, ni nosotros, dudamos sobre la dimensión abrumadora de la resistencia como fuerza política en el país; lo más peligroso para la derecha es que este grupo de gente se desarrolla históricamente en un marco distinto, y aunque aún no explota todos su potencial de pensamiento, es de lejos más capaz de generar ideas, pensamiento, críticas y debates que toda la derecha junta. Los otrora escritores notables de las derechas, se han convertido en bufones de las clases dominantes, y se dedican a contar historias épicas de ladrones y asesinos, y a crítica y desmentir la cruda bestialidad de sus señores feudales.
Aunque el frente sigue enfrentando problemas de definición, su avance se acelera cada vez más, y el paso que impone la derecha en el campo de la virtual destrucción de todo vestigio de justicia que queda en el país, en enfrentado a una resistencia cada vez más politizada y menos manipulable. Sin lugar a dudas, las bases siguen un comportamiento dialectico, a pesar de la constante agresión del régimen. Las duras críticas a una dirección carente de movilidad, provienen normalmente de sectores progresistas que no se hacen a la idea de trabajar en conjunto con los gremios; en ello podemos encontrar contradicciones de clase muy notorias.
Incluso antes del golpe de estado, era fácil prever que la política adoptada por la administración Zelaya estaba dando una enorme energía a las clases desposeídas y vulnerables del país. La izquierda, por otro lado, a pesar de su rezago teórico, repuntó y fue capaz de consolidar proyectos de largo plazo que sobrepasan la década; solo una cosa no se pudo lograr en esa década: la unidad. Sin embargo, los movimientos populares logran sostener la enorme carga de construir un órgano popular que resistiera el embate imperial, y hasta de nuestras propias contradicciones.
Los partidos políticos enfrentan ahora mismo un momento que nunca consideraron seriamente; su reemplazo en el imaginario colectivo. De hecho, muchos líderes se resisten a concebir al Frente como el referente político; lo prefieren “neutral”, para, según ellos mantener el asunto del poder en medio de todo ese andamiaje caduco e inservible con el que iniciamos el siglo XXI, y que colapsa con el golpe de Estado. El pueblo hondureño no lucha contra el golpe para regresar al bipartidismo, lucha para recuperar la democracia dentro un referente político suyo., que muchos no lo entiendan y pretendan encasillar al pueblo por otros cien años, es otro tema.
En general, podemos decir que somos mucho más de lo que la derecha local admite, pero necesitamos dedicar nuestra atención a la voluntad del pueblo. No podemos descuidar ningún flanco, especialmente aquellos en los que somos definitivamente superiores a nuestros adversarios; si llegamos hasta acá, es porque podemos generar contradicciones que producen desarrollo; esta es una fortaleza que debemos respetar, y cultivar; es muy improbable que a esta altura los políticos de oficio busquen enfrentarnos en este campo. Nuestro problema está en transmitir de manera digerible lo que producimos a las bases, más allá de los cuadros. Seneca sostenía que el que sabía pero no podía comunicar su conocimiento, se convertía en ignorante, este es un asunto que debemos resolver.
El fenómeno de la resistencia no es casual, como no lo fue el golpe de estado; y la correlación de fuerzas con que nos encontramos hoy, es producto de la lucha de clases, por lo que el estudio de esta, y la incorporación de la misma al debate es muy importante. Muchos conceptos requieren de una evaluación minuciosa, dado el cambio constante en las relaciones productivas que se generan a raíz de la forma caótica en que se desarrolla el modelo neoliberal. La enajenación del trabajo, por ejemplo, debe entenderse, al menos entre los cuadros, muy bien, pues la relación que surge de este proceso nos indica quien es quien en el proceso. Para el caso, un maestro, se dedica fundamentalmente a reproducir las condiciones de existencia del sistema capitalista; su trabajo se encuentra en la superestructura dominante, pero no es nuestro adversario de clase, la enajenación de su trabajo no se calcula por medio de métodos relacionados con la plusvalía. Los maestros, a finales del siglo XIX, y buena parte del XX, formaban parte de una clase privilegiada por el conocimiento, lo que los llevaba a reproducir una y otra vez los patrones de conducta de la burguesía, sin embargo, no eran dueños de medios de producción. Qué decir de los sindicatos que en la tradición revolucionaria estaban dedicados a organizar a los obreros, pasan ahora a ser una minoría organizada en medio de un mar de desempleados, y subempleados por cuenta propia, microempresarios e incluso empresarios, que ahora suman la mayoría del proletariado.
Claro que el estudio de la lucha de clases, y las categorías asociadas a ella, nos llevaran a poner atención al proceso revolucionario mediante el cual se cambian las sociedades. Esto no es un tema fácil, y debe abordarse con seriedad en el debate de las ideas, al que tanto temen nuestros adversarios de la derecha. El frente es apenas el comienzo de un organismo que debe convertirse en un ente con vida propia, identidad clara de sus miembros, una lucha ideológicamente sostenida. Por el momento, la idea de que el frente debe ser un cumulo de micro identidades, aleja a este de las masas en rebelión; estas muestran mucha mayor madurez, e imponen sus criterios y se asocian con el liderazgo que amalgama este momento de la lucha.
El análisis del papel de las organizaciones y sus fines, es también necesario, y no debe enfocarse caprichosamente. Si vemos de cerca los problemas de género, nos damos cuenta que los mismos están arraigados entre nosotros mismos, existe machismo entre los resistentes, pero eso no nos hace menos revolucionarios; seguramente las compañeras feministas, seguirán en una lucha contra estos males aun después de refundada la patria. Qué decir de los compañeros de los grupos LGTB, quienes han aportado un número de víctimas tremendo, también libran una batalla de principios e ideas, que tendrá continuidad dentro y fuera del frente. En conclusión, no son nuestros intereses de grupo, ni nuestras luchas organizadas sectorialmente las que le dan vida al proceso de refundación.
Se han producido agrias críticas a los partidos políticos de parte de algunas “tendencias”, movidas más por la coyuntura que por el análisis dialectico serio; entonces vamos de regreso al análisis de la lucha de clases, encontramos conceptos claros, que nos indican que los partidos políticos son instituciones eminentemente clasistas, y el problema radica en que las bases no cuentan con ese tipo de organización, y que el Frente Nacional de Resistencia Popular es el destinatario natural para ese rol. El bipartidismo, clásico en algún momento de la historia de todos los países latinoamericanos, no es un problema surgido de la nada, es parte de la superestructura burguesa, que nosotros pretendemos cambiar.
Cuando entramos al reduccionismo, y categorizamos nuestras ideas entre refundacioncitos y electoreras, nos encasillamos en una discusión que aún no comprendemos muy bien. Veamos un par de ejemplos históricos sobre la naturaleza clasista de los partidos políticos: durante la dictadura de Carias, se atacó al pueblo que se declaraba liberal; sin embargo, sus dirigentes prevalecían como los agentes que compartían el ruedo político de la burguesía; el partido nacional existía, pero, a pesar de 16 años de carísimo, el partido liberal no dejo de existir, al contrario, funcionaba como un argumento de existencia para el nacionalismo.
En la época que va desde 1957 hasta 1980, se suceden gobiernos, liberales, nacionalistas y militares, los partidos no solo se sostienen, sino crecen, fortalecen la superestructura necesaria para sostener los regímenes militares, y hasta dan lugar a la creación de “partidos emergentes”, y promueven cambios cosméticos, que a la larga tiene consecuencias poco positivas para el proceso de liberación del país. El dictador López Arellano, ultraconservador en la década de los sesenta, cambia de careta en los 70, apoyado por ideólogos y políticos que décadas después entregarían la soberanía nacional, una y otra vez, hasta el punto que compañeros de la época desfilan ondeando la bandera de la hoz y el martillo. Los autores fueron los mismos, y respondían a los intereses de clase que justifican su existencia.
Debemos convenir que el carácter de clase de los partidos son los que definen su posición frente a la realidad, y, en consecuencia, el pueblo, en su proceso de liberación debe organizarse en un partido político propio. Digamos que la experiencia nos demuestra que hay demasiados intereses para motivar los dirigentes de una u otra tendencia a aceptar esto. De hecho, al amparo del bipartidismos han surgido muchas organizaciones que se mueren antes de abrir los ojos; otras no pueden existir si les cortan el cordón umbilical que los une al sistema.
En ese sentido, diríamos que la idea de formación de un partido de manera formal, crearía muchísimos problemas, y atentaría contra la estabilidad de lo que se ha logrado hasta ahora. Sin embargo, seguimos sin contestar preguntas que requieren respuestas contundentes de parte de las dirigencias. Cuando organizamos núcleos de dirección en todo el país, ¿lo hacemos en nombre del Frente o de una organización en particular?; ¿Cómo explicamos que el frente tenga posiciones inexplicables en las encuestas que nos han presentado? Cuando le hacen la pregunta a un miembro cualquiera de la resistencia: ¿Cuál es su filiación política?, ¿qué responde? A esta pregunta no puede contestar: soy obrero, soy maestro, soy mujer, soy indígena, etc. Sí puede decir: soy liberal -aunque le ponga la cuña “vamos a hacer lo que diga Mel”- o soy Unificación Democrática, sin que ninguna de las dos represente su condición de clase. [1]
Luego llega el problema esencial sobre la naturaleza de nuestra lucha, y otra vez nos aparece la lucha de clases. Tomemos el caso de los compañeros indígenas y negros, y la visión euro centrista de la revolución; la liberación de los pueblos originarios es un proceso dialectico obligado en la agenda que nos ha dejado la conquista y su proceso de acumulación originaria; sin embargo, esto no libera al resto de nuestras organizaciones. Consecuentemente, debemos presumir que la lucha sectorial es una necesidad histórica en todas las sociedades; la liberación es un proceso eminentemente político y de clase.
Este es un tema de estudio muy importante que no se puede manejar en un solo ensayo, pero que sí puede debatirse para construir las ideas del poder que tanto hemos ventilado. Al final, el poder popular, los conceptos de abajo hacia arriba, y otros se fundamentan en el mismo origen, por lo que el entendimiento de este resulta impostergable.
Por ahora la clase dominante sabe que existe un opuesto, ya implantado en el imaginario del otrora cliente del show político, y habrá de intensificar su agresividad; antes ello nuestro camino es evidente: fortalecer ese referente político que ya es parte de la cotidianeidad de pueblo en lucha: la resistencia popular; una esperanza.
* Miembro del Equipo de Análisis Político del Frente Nacional de Resistencia Popular, FNRP
06/marzo/2011
[1] Fe de erratas: Este párrafo ha sido editado con relación al trabajo difundido por el autor, con su anuencia.
Tegucigalpa. Fuentes oficiales informaron a este medio de comunicación que el cuadro del dictador Roberto Micheletti Bain plasmada en el salón de retratos de casa presidencial fue quitado.
La decisión fue tomada por el actual presidente Porfirio Lobo sosa, por lo que el sueño del títere de la oligarquía, Micheletti Baín, de quedar en la historia política como presidente de la republica quedó abolido.
De acuerdo a múltiples expresiones de Hondureños, no es nada agradable ver la estampa del dictador, como uno de los hombres notables en la historia política del país, por lo que la decisión de quitar la fotografía del palacio de gobierno será un paliativo para la impotentencia que sienten los hondureños, especialmente los que son resistencia pura en contra del golpe de estado militar.
Perfil del déspota
Roberto Micheletti, nació en el Progreso departamento de Yoro el 13 de agosto de 1948, durante el golpe de estado se le atribuyen cientos de crímenes de lesa humanidad que ya son del conocimiento del Comisionado de Derechos Humanos, La Corte Penal Internacional y otras entidades encargadas de velar por los derechos de las personas en el mundo.
En su dictadura se cometieron actos barbaros a la libertad de prensa en los medios que estaban en contra de la ruptura constitucional, cometida el 28 de junio de 2009.
Además se le atribuyen cientos de muertes, desapariciones, atropellos y violaciones a mujeres, miembros del Frente Nacional de Resistencia Popular.3.
El actor y director de cine estadounidense Jean Penn expresó su agradecimiento al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, por la ayuda que enviada a Haití luego de que esa nación caribeña fuese azotada por el devastador terremoto de enero de 2010, que dejó más de dos mil muertos y dos millones de damnificados.
“Yo pude ver con mis propios ojos la participación activa de Venezuela y el presidente Chávez, sacando a estas personas en un momento en que sufrían dolores innarrables”, manifestó Penn en entrevista concedida a teleSUR.
“Vine a hablar de nuevos proyectos y también porque quería darle personalmente las gracias a él (presidente Chávez) y al país, por su puesto”, por la colaboración con el pueblo haitiano, señaló el actor estadounidense.
El jefe de Estado de Venezuela y su pueblo “dieron una serie de medicamentos que nuestra organización ha distribuido a hospitales y clínicas” de Haití, “justamente en el momento en que ninguno de estos medicamentos estaba disponible, y que se hicieron una serie de amputaciones sin ningún tipo de medicamentos o con muy poco medicamento contra el dolor y cuando hablo de pocos medicamentos contra el dolor es que ni siquiera a veces había aspirinas”.
“Con este donativo humanitario, distribuido al país (Haití), fue como nació una interacción constante” con el Gobierno de Venezuela, agregó Penn.
Por otro lado, explicó que habló con Chávez de variosnuevos proyectos para “remover todos los escombros, también proyectos de vivienda, la creación de tecnologías verdes y distintas colaboraciones” con Haití.
Indicó que estos proyectos se llevarán a cabo el próximo año.
Por otro lado, señaló que muchas personas “se han beneficiado de la acción humanitaria de Venezuela, y se puede ver que el socialismo puede funcionar desde el punto de vista humanitario”.
El director estadounidense expresó su admiración por el Presidente venezolano, quien ha luchado “porque lleguemos a tener un mundo más equitativo”.
“Va a llegar el momento en que, poco a poco, se verá la revelación en cuanto a cuál es el mejor sistema que puede funcionar realmente en el mundo”, dijo Penn.
“Lo acabamos de ver recientemente en el Medio Oriente, donde hubo un gran legado central de la parte estratégica, entonces el principio es la parte estratégica, no importa lo que queramos controlar, ahora nos damos cuenta que ahora no sólo es la estrategia, sino escuchar al pueblo y obligar a los demás a que se les escuche”, resaltó.
Sean Penn llegó a Venezuela acompañado por el productor cinematográfico del Circuito Hollywood, Fernando Sulichin, y el guionista y codirector del Centro de Investigación en Economía y Política, Mark Weisbrot.
En noviembre de 2009, Chávez y Penn sostuvieron un encuentro y antes, en octubre de 2008, visitaron un complejo petrolero en el oriente del territorio venezolano.
En 2007, Penn visitó a Venezuela y en esa oportunidad el actor y director estadounidense expresó su simpatía por la política progresista del Gobierno venezolano.
(Tomado de TelesurTV)
Ver video: http://www.youtube.com/watch?
El 20 de febrero, Kamal Abbas, líder sindical egipcio y figura prominente del Movimiento 25 de Enero, envió un mensaje a los “trabajadores de Wisconsin”: “Estamos con ustedes, así como ustedes estuvieron con nosotros”.
Los trabajadores egipcios han luchado mucho tiempo por los derechos fundamentales que les denegaba el régimen de Hosni Mubarak respaldado por EEUU. Kamal tiene razón en invocar la solidaridad, que ha sido durante mucho tiempo la fuerza orientadora del movimiento de los trabajadores en el mundo, y en equiparar sus luchas por los derechos laborales y por la democracia.
Las dos están estrechamente interrelacionadas. Los movimientos de trabajadores han estado en la vanguardia de la protección de la democracia y los derechos humanos y en la expansión de sus dominios, razón elemental que explica por qué son venenosos para los sistemas de poder, sean públicos o privados.
Las trayectorias de los movimientos en Egipto y EEUU están tomando direcciones opuestas: hacia la conquista de derechos, en Egipto, y hacia la defensa de derechos existentes, pero sometidos a duros ataques, en EEUU.
Los dos casos merecen una mirada más cercana.
La sublevación del 25 de enero fue encendida por los jóvenes usuarios de Facebook del Movimiento 6 de Abril, que se levantaron en Egipto en la primavera de 2008 en “solidaridad con los trabajadores textiles en huelga en Mahalla”, según señala el analista laboral Nada Matta. El Estado reventó la huelga y las acciones de solidaridad, pero Mahalla quedó como “un símbolo de revuelta y desafío al régimen”, añade Matta. La huelga se volvió particularmente amenazante para la dictadura cuando las demandas de los trabajadores se extendieron más allá de sus preocupaciones locales y reclamaron un salario mínimo para todos los egipcios.
Las observaciones de Matta son confirmadas por Joel Beinin, una autoridad estadounidense en materia laboral egipcia. Durante muchos años de lucha, informa Beinin, los trabajadores han establecido nexos y se pueden movilizar con presteza.
Cuando los trabajadores se sumaron al Movimiento 25 de Enero, el impacto fue decisivo y el comando militar se deshizo de Mubarak. Fue una gran victoria para el movimiento por la democracia egipcia, aunque permanecen muchas barreras, internas y externas. Las barreras internas son claras. EEUU y sus aliados no pueden tolerar fácilmente democracias que funcionen en el mundo árabe.
Las encuestas de opinión pública en Egipto y a lo largo y ancho de Oriente Próximo son elocuentes: por aplastantes mayorías, la gente considera a EEUU e Israel, y no a Irán, las mayores amenazas. Más aún, la mayoría piensa que la región estaría mejor si Irán tuviese armas nucleares.
Podemos anticipar que Washington mantendrá su política tradicional, bien confirmada por los expertos: la democracia es tolerable sólo si se ajusta a objetivos estratégico-económicos. La fábula del “anhelo por la democracia” de EEUU está reservada para ideólogos y propaganda.
La democracia en EEUU ha tomado una dirección diferente. Después de la II Guerra Mundial, el país disfrutó de un crecimiento sin precedentes, ampliamente igualitario y acompañado de una legislación que beneficiaba a la mayoría de la gente. La tendencia continuó durante los años de Richard Nixon, hasta que llegó la era liberal.
La reacción contra el impacto democratizador del activismo de los sesenta y la traición de clase de Nixon no tardó en llegar mediante un gran incremento en las prácticas lobistas para diseñar las leyes, el establecimiento de think-tanks de derechas para capturar el espectro ideológico, y otros muchos medios.
La economía también cambió de curso hacia la financiarización y la exportación de la producción. La desigualdad se disparó, primordialmente por la creciente riqueza del 1% de la población, o incluso una fracción menor, limitada fundamentalmente a presidentes de corporaciones, gestores de fondos de alto riesgo, etc.
Para la mayoría, los ingresos reales se estancaron. Volvieron los horarios laborales más amplios, la deuda, la inflación. Vino entonces la burbuja inmobiliaria de ocho billones de dólares, que la Reserva Federal y casi todos los economistas, embebidos en los dogmas de los mercados eficientes, no lograron prever. Cuando la burbuja estalló, la economía se colapsó a niveles cercanos a los de la Depresión para los trabajadores de la industria y muchos otros.
La concentración del ingreso confiere poder político, que a su vez deriva en leyes que refuerzan más aún el privilegio de los superricos: políticas tributarias, normas de gobernanza corporativa y mucho más. Junto a este círculo vicioso, los costes de campañas electorales han aumentado drásticamente, llevando a los dos partidos mayoritarios a nutrirse en el sector de las corporaciones: los republicanos de manera natural y los demócratas (ahora muy equivalentes a los republicanos moderados de años anteriores) siguiéndoles no muy atrás.
En 1978, mientras este proceso se desarrollaba, el entonces presidente de los Trabajadores Autónomos Unidos, Doug Fraser, condenó a los líderes empresariales por haber “elegido sumarse a una guerra unilateral de clases en este país: una guerra contra el pueblo trabajador, los pobres, las minorías, los muy jóvenes y muy viejos, e incluso muchos de la clase media de nuestra sociedad”, y haber “roto y deshecho el frágil pacto no escrito que existió previamente durante un periodo de crecimiento y progreso”.
Cuando los trabajadores ganaron derechos básicos en los años treinta, dirigentes empresariales advirtieron sobre “el peligro que afrontaban los industriales por el creciente poder político de las masas”, y reclamaron medidas urgentes para conjurar la amenaza, de acuerdo con el académico Alex Carey en Taking the risk out of democracy. Esos hombres de negocios entendían, al igual que lo hizo Mubarak, que los sindicatos constituyen una fuerza directriz en el avance de los derechos y la democracia. En EEUU, los sindicatos son el contrapoder primario a la tiranía corporativa.
De momento, los sindicatos del sector privado de EEUU han sido severamente debilitados. Los sindicatos del sector público se encuentran últimamente sometidos a un ataque implacable desde la oposición de derechas, que explota cínicamente la crisis económica causada básicamente por la industria financiera y sus aliados en el Gobierno.
La ira popular debe ser desviada de los agentes de la crisis financiera, que se están beneficiando de ella; por ejemplo, Goldman Sachs, que está “en vías de pagar 17.500 millones de dólares en compensación por el ejercicio pasado”, según informa la prensa económica. El presidente de la compañía, Lloyd Blankfein, recibirá un bonus de 12,6 millones de dólares mientras su sueldo se triplica hasta los dos millones.
En su lugar, la propaganda debe demonizar a los profesores y otros empleados públicos por sus grandes salarios y exorbitantes pensiones, todo ello un montaje que sigue un modelo que ya resulta demasiado familiar. Para el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, para la mayoría de los republicanos y muchos demócratas, el eslogan es que la austeridad debe ser compartida (con algunas excepciones notables).
La propaganda ha sido bastante eficaz. Walker puede contar con al menos una amplia minoría para apoyar su enorme esfuerzo para destruir los sindicatos. La invocación del déficit como excusa es pura farsa.
En sentidos diferentes, el destino de la democracia está en juego en Madison, Wisconsin, no menos de lo que está en la plaza Tahrir.
5.
Presidente del Centro para los Derechos Constitucionales (CCR, por sus siglas en inglés), Ratner acusó a la administración Obama de bloquear cualquier intento de juzgar a los responsables de los desmanes cometidos por Estados Unidos en ese penal.
Es clarísimo que (el actual mandatario norteamericano) no va a hacer nada al respecto y que incluso protege a los involucrados en el programa de tortura, subrayó el conocido defensor de los derechos humanos en diálogo con el periódico madrileño.
El titular del CCR indicó que los recientes documentos destapados por el portal de internet Wikileaks revelan hasta qué punto la administración actual trata de evitar que los represores respondan ante la justicia.
Encima, George W. Bush se permite escribir una autobiografía en la cual cuenta que él aprobó el waterboarding (asfixia simulada) y que lo volvería a hacer, agregó.
Interrogado por el cotidiano, Ratner confesó sentirse indignado con la postura de Obama.
Decepcionado es poco, exteriorizó el jurista, tras señalar que el inquilino de la Casa Blanca no sólo impide la actuación de los tribunales norteamericanos, sino los de cualquier parte del mundo.
También ha actuado así en España, recordó en alusión a los cables filtrados por Wikileaks, según los cuales Estados Unidos trató por todos los medios de evitar que un caso tan explosivo recayera en la Audiencia Nacional (AN), principal instancia penal española.
En otro tramo de la entrevista, se congratuló por el fallo de la justicia de esta nación ibérica de declararse competente para investigar los tormentos perpetrados en el centro de detención ilegal de la base naval de Estados Unidos en Guantánamo.
La decisión de los magistrados españoles es extraordinaria, pues estaríamos ante la primera indagación real de los desmanes cometidos por Estados Unidos en esa prisión, declaró.
Ratner se refirió al dictamen de la Sala de lo Penal de la AN, que el pasado 25 de febrero dio luz verde a la denuncia presentada por un marroquí radicado en este país, quien aseguró haber sido torturado en la citada cárcel.
Esa instancia admitió la “competencia por cuestión de arraigo” de dicha denuncia, pues el demandante, Lahcen Ikassrien, vivió 13 años en España, donde sigue residiendo.
De esa manera, la Sala de lo Penal de la AN acordó que el juez Pablo Ruz pueda proseguir con la causa abierta en octubre de 2009 por el ahora suspendido magistrado Baltasar Garzón en contra del criterio de la Fiscalía para investigar las torturas en ese penal.
En su auto, Garzón vio “un plan autorizado y sistemático de tortura y malos tratos sobre personas privadas de libertad sin cargo alguno y sin los elementales derechos de todo detenido, marcados y exigidos por las convenciones internacionales aplicables”.
Tenemos el compromiso de perseguir al equipo de la tortura por todo el mundo, enfatizó Ratner, quien opinó que España tiene una tradición honorable en favor de juzgar los crímenes internacionales.
(Con información de Prensa Latina)
Este es un grupo de correos de amigos de la Organizacion Politica Los Necios. Creemos en el debate, en el ejercicio de opinar y difundir pensamiento revolucionario, sentimiento humano. Tambien para hacer acopio de ideas, observaciones, criticas y pensamientos que contribuyan con la construccion de una nueva sociedad hondureña y centro americana, que a la vez nuestra luz crezca y se comparta con el mundo.
¡Venceremos!
¡Necedad!
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