CARTA A DON PONCIANO.

LAS IRREGULARIDADES DE LA VIDA.

Hay cosas en la vida Ponciano que si no te pasaran a ti mismo no las creerías. En este país pasan cosas que hasta me pongo a creer que de verdad dios existe y hasta he pensado por ratos salirme de tu Secta de Ateos.

Fijate bien: En este mes de septiembre hasta nos llevamos ese premio deportivo que no estaba ni en la agenda ni en los sueños de un salvadoreño común como yo, nos llevamos el cuarto lugar, pijeamos a los italianos, nos clasificamos en la Sub y en la Mayor y bueno lo que me pasó a mí personalmente: andaba por ahí por el Centro de Gobierno y a saber a qué empleado o empleada se le cayó un billete de lotería y ni flaco ni perezoso lo ajunté aunque no quería, vaya a ser me dije, que me trasmitan alguna puta enfermedad o a saber si es del mes antepasado y por eso lo han botado. De todas formas y con temor me lo eché a la bolsa sin ninguna esperanza, sino con miedo y me puse a ver a un maishtro de los que deja la piedra arriba que se quería pasar la calle y se persignaba a cada rato y quizá no tenía valor o si por joder lo hacía y cuando lo hizo lo levantó un carro hasta dejarlo trabado en los enrejados de un ministerio no sé cuál es porque todos están pegados. Llegó la ambulancia y de repente el hombrecito chuña se deslizó del enrejado y se puso a persignarse de nuevo como si nada hubiera pasado. No esperando el segundo round me retiré no sin voltear a ver si lo había levantado de nuevo un carro, pero de gracias a dios la ambulancia se lo llevó.

Mira Ponciano, ni el Mágico González en sus días buenos y bueno, siempre tiene buenos días, ni yo en mi vida bohemia después de haberme tirado varios cocteles de heroína, morfina y demerol hubiéramos sido capaces ni siquiera de soñar una pasadita así, por lo que al siguiente día regresé al lugar y esta vez si me di cuenta que es el Ministerio de Justicia y lo primero que hice fue tratar de investigar lo pasado. Y que pasó con el viejito de ayer? No es viejito me dijo una vieja, es un cipote que es volatín. No dijo otra, es un hombre que ha quedado loco con los goles de la Selección del Cangrejito Playero, es la puta piedra voladora que están vendiendo ahí en la Tutu, dijo un hombre de uniforme. Cuando oí todas esas respuestas piadosas y fraternas, decidí regresar a la champa, no sin antes traer a la memoria que fue en ese mismo lugar donde me había encontrado el billete de lotería.

Hasta este momento a nadie le había contado. Has lavado ropa, le pregunté a la Piruja? Pagá lavandera, me respondió dulcita como agua de quina. Un día voy a tener billetes y entonces te vas a joder le contesté. Sólo que te sacaras la lotería, me dijo siempre azucarada.

La palabra lotería me causó una picazón y sudor en las manos y me fui a buscar mi billete. Lo buscaba y no lo encontraba y bueno, lo estaba buscando donde no estaba, no me recordaba que el pantalón lo había metido debajo de la cama y urrahhh! Ahí estaba el pantalón y mi billete de la suerte.

Por cosas regulares de la vida me lo zampé en el calcetín y salí por ahí tembloroso a inquirir sobre la lotería. Como siempre, La Tigra sentada en la banca con las listas y más billetes y en cuánto cayó le pregunté?. Para preguntar hay que comprar y para comprar hay que tener pisto y vos no tenés ni para tus candelas, me contestó. Si me lo saco no te voy a dar nada, le dije y qué te vas a sacar me contestó, ni que trataras de sacarte el chufle te saldría algo, así es que ni eso me podés dar, trató de ahuevarme, pero de todas formas cayó en ocho, jarrilla de mierda, grito enojada.

En tres ochos y el tuyo cuatro continuó. Mi angustia comenzó en ese momento. Corrí, me zampé a. una tienda y me recordé de Monseñor Romero: Ten Calma en la tormenta. .. No robarás y sin embargo, perdón Monseñorcito, me encumbré de la tienda la página del diario donde salía la lotería.

Tenía como cuarenta años de no sudar. Los calofríos hacían temblar mi flaco cuerpo. Temblando me quite el calcetín que ya se me había roto del sudor, saqué el billete y lo comparaba en el diario y no creía. Comparé las fechas y cabalito, era mi diosito en el que vos me habías hecho no creer quien me había bendecido.

Cabal, todo los números sumaban cuarenta, dos cuatros y cuatro ochos. No tenía ni cinco. Me lo zampé en la camisa y le hice un nudo endiablado. Me fui donde el Choco Semáforo que ha sido mi amigo toda la vida y le dije: Semaforito dame un jalón por ahí, te voy a pagar. A donde vamos me dijo cuando ya estábamos en el taxi destartalado, por ahí por el centro le dije y cuando estábamos frente a la lotería le frite: Aquí nomás, choco, esperame, mejor vení que me pueden joder.

Llegamos a la lotería, todos extrañados cuando me quité la camisa y les dije: Aquí está, aquí en ese nudo y una cipota los deshizo y ahí estaba mi billete, ni siquiera conté cuántos pedacitos tenía. Esperaba un fajito de billetes, pero me dieron un cheque, no lo creía, me lo metí temblorosamente a la camisa y nos fuimos con Semaforito al banco. Deposité, jamás diré la cantidad y retiré cinco mil chullas. Semaforito me esperaba nervioso y cuando regresé le dije: a la champa semaforito no sin antes pasarnos a meter un quíntuple coctel y una cantarada de jugo de zanahoria, le di quinientas turcas para los chigüines y silencioso me metí a la champa, me desnude, zampe el calzón debajo de la cama y me hice el dormido. Era la primera vez que dormía con una sonrisa mamálica.

Deberías de ir a conseguir algo para comer, gritó la Piruja. Todas esas mierdas que hablás dormido son de pura debilidad.

Debajo de mi colcha marca Única, sonreía. No sabes Piruja puta, que bujuyaso de billetes te estás perdiendo….

Paco Gerte

Comunidad La Virgen de los Tuertos

San Salador