LA VIDA INGRATA DE UN AGENTE HONESTO.
A vos te escribo Ponciano, a vos que sos mi hermano, para contarte lo difícil que es aquí en El Salvador, al que vos con justa razón llamas El Salador, donde si no naces salado te salan a pura verga para contarte y que publiqués lo jodido que es en este país ser un verdadero agente de seguridad.
Vos bien sabes que me tiré toda la guerra luchando por un mejor país y después de la misma estudié hasta sacar mi título universitario, pero ni aun siendo psicólogo, puedo resolver lo enmarañado que es ser un agente honrado.
Vieras que jodido es ésto de la conciencia acusa y el jefe recusa. Para nadie es extraño que vivimos en un país peor que una jungla porque aquí el río de sangre es permanente y allá sólo cuando la bestia tiene hambre.
Porque soy padre y aunque no lo fuera igual me dolería el sangramiento de nuestra juventud, pero es mas jodido siendo autoridad porque te sentís arrinconado e incapaz de hacer lo que se debiera hacer y no se hace debido al montón de nudos que te presentan en la misma organización policiaca.
Vieras que jodido. Aquí te parás y no sabés en que estás parado, quién te rodea, no tenés en quién confiar ni a quién contar nada de las irregularidades y todo por temor a que tus mismos compañeros te den en la madre con la metodología usual, usar a otros y decir: las maras.
Por otro lado; si lees los diarios te das cuenta que los que escriben no nos dan ningún crédito, al contario nos desacreditan de lo cual los policías personalmente no somos responsables, sino de no ser capaces de detener la infiltración y de convertir nuestros recintos en torbellinos infernales.
Dime una cosa, que se podría hacer para tener un cuerpo policial más sano? Quizá te lo responda yo mismo, una vez alguien dijo qué es un cuilio, un híbrido entre una puta y un ratero y aunque no vengo de esas estancias creo que la vida, la misma corrupción interna y nacional nos convierte en cuilios y no nos salimos aunque queramos porque no hay trabajo y tenés por huevos que asegurar la comida de tus hijos.
Vieras Ponciano, me siento impotente. Aquí bien se sabe quienes son los jefes de los carteles que nadie jamás haya nombrado, sabemos quiénes son los jefes de las maras, cuántos son y donde están y si no se hace nada es porque hay retenes arriba y más arriba de la misma policía y aun del estado y he llegado hasta a la conclusión que ya no es mucho lo que se puede hacer, estamos infiltrados hasta donde menos pensamos y nos hemos convertido en una narco nación donde lo mejor sería negociar el paso hacia el Norte, así evitaríamos la violencia y el sangramiento del pueblo y ganaría el estado, México hizo eso por su siglo y ahora en dos periodos que han tratado de detener a los narcos resulta que el que está detenido es el normal funcionamiento del estado mexicano.
La droga, Ponciano, como la corrupción nació con la propiedad privada ya hace ratos y mientras exista el vergo de millones de narigudos en el Norte peores que las aspiradoras para tragar polvo, ésta volará por cielo, mar y tierra y si no podes vencer al enemigo mejor únete a el y le das desde adentro y luego estarás como el gran jefe cenando con el Chapo Guzmán o como Barito Uribe hablando de moral después de haberse cagado en Colombia.
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