Irrespetando la estancia en Brasil, país que no s[lo se abstuvo sino que se opuso a los ataques imperialistas contra el pueblo libio, el presidente de los imperialistas dio la orden para que la sangría libia comenzara.
Los planes expansionistas y neocolonialistas, del imperialismo y los lacayos de la comunidad europea deciden invadir a la nación más desarrollada del norte de África. Tratan de engañar al mundo diciendo que es una guerra para proteger al pueblo libio mientras las bombas de la OTAN, destruyen hospitales, escuelas, y masacran a poblaciones enteras.
La paz del mundo está en peligro. Al presidente Obama se le olvidaron sus orígenes y se convierte en el triste y más sangriento Premio Nobel de la Paz de tal forma que su administración es responsable de la continuada masacre en Irak y de las horrendas masacres en Afganistán.
En desmanes publicitarios cambian al viejo dictador de Egipto y lo sustituyen ´por una dictadura militar no menos criminal que la que encabezara por más de treinta años Hosni Mubarak y al mismo tiempo tratan de desestabilizar Siria y a diario conspiran contra Irán, mientras el baño de sangre palestino se hace una cosa tan natural como que después del día sigue la noche.
Latinoamérica no escapa a esta oleada de complots internacional por parte del imperialismo, de los lacayos de la comunidad europea y de los remanentes de las satrapía en Latinoamérica, de esa forma dan un golpe de estado en Honduras, tratan de desestabilizar Nicaragua por medio de una guerra fronteriza con Costa Rica por disputas creadas por el mismo imperialismo y su guerra sangrienta llega hasta Ecuador donde tratan de sangrar a la joven democracia ecuatoriana por medio de una intentona de golpe de estado.
Las causas intrínsecas, o subyacentes por las cuales invadieron Irak, bombardean Libia, y amenazan permanentemente a Venezuela, son las mismas, o sea los yacimientos petrolíferos de las naciones invadidas, bombardeadas y amenazadas con intervención lo cual demanda de todas las fuerzas sociopolíticas latinoamericanas el estar en alerta permanente para denunciar y rechazar cualquier acción aventurerista del imperialismo yanqui.
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