Arístides Espinoza
Historias de misterio
2 AM, los silbidos agudos, largos y cortos como si se tratara de un código, una signalización o, diálogo entre dos individuos moradores de la noche; uno distante del otro comunicándose entre si sobre un objetivo cuya respuesta no me era audible y que después de un momento, entre pausas, silencio y frio de madrugada el silbador se retiraba hasta la próxima vez que podría ser una semana, un mes o un año para de nuevo volver a escuchar la serenata de silbidos cuando se situaba frente a la esquina de mi casa; la ultima de esa línea de viviendas que forma una media luna de oriente a poniente- norte, la mejor ubicada para percibir esa serie de silbidos perturbadores encuya vía de acceso a esta colonia forma una T con el pasaje que se bifurca en el centro y de allí continua unos 30 metros mas adelante para empalmar con otro pasaje y terminar en un círculo cerrado. Paralelo a esta calle de entrada sobre el poniente se encuentra una hondonada; abajo pasa un rio y según el corte del terreno mi casa queda en alto y me permite ver la entrada a toda esta sección. Otra cosa era que nunca llegue a entender porque yo era el único que me despertaba con esos silbidos. ¡Porque mis vecinos como el sereno no escuchaban nada? ¿Porque nunca intente levantarme para pedirle al intruso se fuera a silbar a otra parte? Entonces me ausente del país por diez años; alquile la casa y después de todo este tiempo retorne a vivir en ella y nunca me imagine que podría volver a escucharlos hasta cierta madrugada que me despertaron y podría jurar que se trataba del mismo individuo. El tono, agudez e intensidad del sonido me parecían peculiares y esta vez lleno de curiosidad me levante, abrí la puerta interior del jardín lateral, salí por la parte posterior de la casa y desde una distancia de 15 metros lo que mis ojos miraban no correspondían a una figura humana sino a algo parecido a un palo rollizo de dos metros de alto
y de unos 50 cmts de espesor. Una cabeza oval en forma de sandia giraba 360º sobre su extremo superior y su movimiento se combinaba con dos brazos de madera, como dos reglas cortas que se movían para arriba y para abajo justo como en correspondencia a esta actividad cuando emitía los silbidos, y que debido a la luz del alumbrado público que no me ayudaba intente caminar hasta la esquina del jardín lateral que rodea mi casa para llegar a la esquina y tener una mejor visión del objeto. Entonces la figura bajo de altura, el palo que sostenía la cabeza se hizo mas pequeño y se impulso como accionado por un resorte y trazo un arco de 15 metros sobre la prolongación de la calle, de sur a norte, voló y cayo enfrente de mi persona; él abajo y yo arriba 2.50 mts según la altura del terreno donde se construyo mi casa cuya proximidad del siguiente foco del alumbrado publico me permitieron una mejor visión pero sin dar crédito a lo que estaba viendo entre los breves segundos que pasaron y se dio cuenta que lo tenia bajo mi vista se asusto; se impulso de nuevo y salto sobre la hondonada y el rio para vencer ese obstáculo de 50 metros sobre el lado poniente para caer al otro lado donde pasa la carretera troncal del norte. Se trataba de una burleta, un espíritu del aire que por largo tiempo me había visitado y no de un fantasma de la tierra como están clasificados los espectros de cuyo susto el mas asustado fue él cuando por el contrario debería ser yo auxiliado por un time delay; un retardo de tiempo cuyo impacto fue menor entre la reacción para entrar y cerrar la puerta y el alivio de escuchar el silbato del sereno que en ese momento llevo el instrumento a su boca y desde entonces jamás volví a escuchar los silbidos del silbador.
FIN
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