Quijano y la maraña de los desalojos

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Lunes, 29 Octubre 2012

Repercusiones electorales y la ausencia de alternativas viables de reubicación, aristas del “Plan de reordenamiento”
Por Gerardo Arbaiza
SAN SALVADOR – Montículos elaborados por escombros y basura; además de los rastros de donde antes estaban estructuras de lámina mezclada con concreto. Esto es lo que dejó a su paso un operativo de remoción de ventas en alrededor de 33 cuadras del llamado Centro Histórico de San Salvador.
Cordones policiales restringen desde tempranas horas del sábado, el tránsito de automotores por las arterias en las que antes habían ventas de diversa índole y ahora parecen el escenario del desenlace de un huracán. De acuerdo a la Alcaldía de San Salvador, las actividades de limpieza proseguirán hasta el lunes.
En casi cuatro años de administración edilicia de Norman Quijano, el método a utilizar ha sido casi el mismo: remover ventas en la noche con un control de seguridad previo y sofocar agitadores, si es que los hubiese.
Con esa receta, Quijano ha desmantelado antiguos puestos de venta localizados en el Parque Infantil, las inmediaciones de los hospitales públicos, Calle Arce y plaza San José, por decir algunos ejemplos. Algunos desalojos fueron menos tumultuosos que otros.
Este tipo de acciones ya venían siendo advertidas por los representantes del sector informal del comercio, quienes desde meses atrás organizaron marchas para lograr que la Asamblea Legislativa y el Gobierno central, detuvieran los desalojos.
Los temores del sector informal se reavivaron este año, cuando el pasado mayo, el edil capitalino, Norman Quijano, recibió el permiso del Viceministerio de Transporte, para modificar el paso peatonal de la Calle Arce; lo cual implica la ampliación de la acera del costado sur, desde la 19 Avenida Norte hasta la Avenida España.

Pero la notificación que causó alarma, apareció a principios de la pasada semana en los rotativos de circulación nacional, en el que se daba un plazo de 72 horas a los vendedores ubicados en un cuadrante entre la 3ª y 7ª avenida norte, pasando por la Alameda Juan Pablo II y Catedral Metropolitana, a desalojar dichas vías de tránsito.
Tras dos reuniones con la municipalidad y una pieza de correspondencia para reformar el Código Municipal en la Asamblea Legislativa, los esfuerzos por que 33 cuadras de puestos de ventas no fuesen desalojadas, al menos como pedían los comerciantes informales, hasta después de la temporada navideña, no fructificaron.
Hay varios aspectos que hacen especiales estos desalojos; por una parte, cada vez que el alcalde Norman Quijano removía ventas, tenía algún lugar previamente adecuado para reubicarlas. Por lo General se trataba de edificios que no estaban siendo utilizados, previamente.
Esta oportunidad, la comuna capitalina habló que se ha dispuesto la red de mercados y plazas municipales para reubicar, casi exclusivamente, a las personas que por sus alcances económicos, no pueden arrendar un local ni formalizar su situación como comerciante en la vía pública.
Noé Martínez, de la Coordinadora Nacional de Vendedores (CNV), recriminaba, minutos antes de entrar a una reunión con la municipalidad, que las alternativas de reubicación de ventas, como la Plaza Roosevelt y el ex Cine Central, no eran alternativas dignas que les permitían vender sus productos.
“Nosotros queremos ver esos mercados que dicen, porque ya no cabe la gente al Mercado Central. No han hecho un mercado al que queramos irnos y que quepamos todos”, manifestaba el comerciante.
La alternativa más comúnmente manejada por los vendedores para ser reubicados, es que la municipalidad les construya un complejo similar a la “Megaplaza”, ubicada en el municipio de Sonsonate y construida reciente por el alcalde de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Roberto Aquino.
Dicho complejo comprende cuatro edificios distribuidos en un área de 65 mil 816 varas cuadradas, con una capacidad para más de 2.200 puestos de venta.
Martínez reclama que la Alcaldía no ha cumplido con la construcción de dos proyectos para ventas ambulantes, como la Plaza Comercial Libertad y Hula Hula. Estos proyectos fueron sacados a colación por Quijano, luego de notificar sobre cuantas cuadras habían sido recuperadas el pasado viernes.
Por su parte, el integrante de la Comisión de reordenamiento del Centro Histórico, Irvin Rodríguez, mencionaba que las alternativas antes expuestas llegarán “a su tiempo” y que espera que las alternativas abiertas con algunas asociaciones, den sus frutos en el mediano plazo, pero algunos vendedores se encargan de afectar estas alternativas.
Asimismo sostiene que “las alternativas que nos han propuesto (los vendedores), no tienen viabilidad técnica, financiera y estructural para poderse desarrollar”.
Otro aspecto a considerar en los desalojos, es que son los primeros en los que se enfrasca Norman Quijano, en calidad de candidato presidencial de ARENA y sin lugar a dudas, este movimiento le representará costos políticos.
Método “garrote + manguera + barril”
En valoraciones del Analista y Firmante de los Acuerdos de Paz, Roberto Cañas, nadie se puede oponer al reordenamiento de la ciudad, ya que eso es algo que afrontaron ciudades como Quito, Ecuador y Lima, Perú.
El problema que ve Cañas es la forma como se procede el reordenamiento y en su opinión, la Alcaldía ha buscado el método equivocado para el desalojo de ventas, un método al que llamó: “garrote + manguera + barril”.
“Se debió dialogar y establecer opciones alternativas, tener paciencia y creando consensos con esa gente”, aseveró.
A su juicio, el movimiento del Alcalde también está cargado de un cálculo político, ya que a su juicio, Quijano podría considerar que los vendedores ambulantes no votan o votan en otra dirección, de acuerdo a su Documento Único de Identidad (DUI); además de haber una relación “costo – beneficio” de perjudicar al pobre y favorecer a un sector de clase media que le gusta el orden y evalúa bien la gestión del alcalde.
A esto agregó que mejor procede con estos desalojos, faltando aun muchos meses para la elección presidencial, para que la gente luego no recuerde que vino de manera unilateral a desbaratar puestos de venta
También recalca que con las ventas ambulantes, está implícito el submundo de la venta de artículos contrabandeados, artículos robados; además del submundo de la droga, la piratería y los asaltos.
“No es así nomas que simplemente, usted como Alcalde venga y les dé un tiempo a los comerciantes, si no hacen caso les echa a la UMO y el fin de semana, como no hay mucha cobertura mediática, aprovecha para hacerlo”, expresó Cañas.
Por otra parte, Cañas ve en los desalojos, una muestra de Quijano de lo que puede llegar a hacer si es elegido presidente de la República, ya que muestra el “método para resolver conflictos que él conoce”.
“Si así es en chiquito, así va a ser en grande, no me queda la menor duda. Parece que el modelo de la persuasión y negociación es un modelo muy largo, que a Quijano le resulta complicado y compendioso de hacer”, valoró.

Morales Erlich: ARENA ocasionó el desorden

El problema de las ventas en la vía pública es de larga data y distintos jefes edilicios lidiaron con él de distintas formas, algunos dejando que este proliferara.

Una de las personas a las que se “responsabiliza” de este fenómeno es al ex alcalde Antonio Morales Erlich, quien gobernó la capital bajo la bandera del Partido Demócrata Cristiano (PDC) de 1974 a 1976.

Al ser consultado por ContraPunto, Morales Erlich tiene una versión distinta de lo sucedido en su gestión, ya que asegura haber dejado el Centro Histórico despejado de ventas, concertando con los vendedores la remoción de sus “champas” para desplazarse al Mercado Central, construido para esa época.

“Cuando salí de alcalde, había dejado en San Salvador 1.232 vendedores, en la peatonal había 50 y había kioskos con dos vendedores y no había ventas a los lados. Las ventas de los comercios habían incrementado sus ventas y usted no veía champas, porque fue un asunto concertado”, rememora el ex alcalde.

El ahora dirigente departamental de San Salvador de Cambio Democrático, desaprobó los métodos utilizados por la alcaldía capitalina para remover las ventas y no ve bien que las propuestas de reubicación solo sean para quienes verdaderamente lo necesitan, porque considera que “ese es el pretexto para fregar a todos”.

“Si usted empieza aganarse la adhesión de las mayorías, van a quedar minorías relegadas. Cuando reubicamos las ventas al Mercado Central, se quedaron 4.000 vendedores, pero eran en su mayoría eran “vendedores de alcohol y ladrones”, opinó.

A su vez opina que las acciones del pasado fin de semana, le reportarán un costo político negativo a Norman Quijano, por “afectar directamente a los pobres”.