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viernes, 18 de mayo de 2012

EL HISTORIADOR

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EL HISTORIADOR - Gaceta histórica

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La Gaceta histórica

“Hemos llegado insensiblemente al punto de mirarnos como enemigos, de tratarnos con una sacrílega desconfianza, y formar a la sombra de dos partidos en apariencias dominantes una porción de facciones, que todos gritan LIBERTAD, LIBERTAD, pero que acaso ninguna de ellas la conoce.”
Así resumía Bernardo de Monteagudo la triste situación en que se encontraban las Provincias del Río de la Plata a casi dos años de la Revolución de Mayo, asoladas no sólo por las invasiones de las tropas enemigas, sino –y lo que es peor- socavadas por los estragos que causaban las luchas intestinas entre las facciones en pugna.
Lamentablemente, las antinomias al interior de la clase dirigente han sido un rasgo característico de nuestra historia que todavía nos acecha. Las diferencias entre saavedristas-morenistas dejarían paso a la lucha entre unitarios-federales, autonomistas-nacionalistas, liberales-nacionalistas, peronistas-antiperonistas, etc.
Si estas luchas no se resolvieran muchas veces en beneficio de terceros en discordia, a menudo fuerzas foráneas que cosechan los beneficios de estas disputas internas, la necesidad de elaborar consensos básicos no sería tan urgente. Recordamos las palabras de José de San Martín, quien prefirió apartarse de su patria antes de verse envuelto en las luchas entre hermanos: Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas. (…) Transemos nuestras diferencias; unámonos para batir a los maturrangos que nos amenazan y después nos queda tiempo para concluir de cualquier modo nuestros disgustos en los términos que hallemos por convenientes sin que haya un tercero en discordia que nos esclavice”.
Queremos agradecer al apoyo de nuestros auspiciantes. El laboratorio GADOR, el Ministerio de Educación y el Banco CREDICOOP apuestan al desarrollo de contenidos y nos permiten generar y concretar nuevos proyectos.
Agradecemos, como siempre, a nuestros lectores, que con preguntas y comentarios nos ayudan a crecer y a mejorar nuestra página.
Felipe Pigna
Infografía - 25 de mayo de 1810

Sobre nuestra página
El Historiador contiene infografías temáticas donde se desarrollan diversos temas (25 de Mayo, la Independencia, el 12 de octubre, el día de la tradición, Manuel Belgrano, José de San Martín y Domingo Sarmiento, 24 de marzo y Guerra de Malvinas) y una cronología multimedia animada que recorre la historia del país y del mundo entre 1776 y 2010, con fotos, mapas, videos, audios y fragmentos musicales. Constituye un paseo ágil y ameno a lo largo de más de doscientos años de historia. El Historiador también incluye una lista de los gobiernos y gabinetes del territorio nacional desde la fundación del virreinato del Río de la Plata hasta 2010, e información sobre instituciones terciarias y universitarias para estudiar historia.
La Galería del Bicentenario propone un recorrido por la historia del país, entre 1810 y 2010, a través de pinturas, ilustraciones y fotografías. Las secciones Publicidades y Humor histórico constituyen nuevas perspectivas para abordar la historia a lo largo del siglo XX. Pueden consultarse también las secciones de biografías, entrevistas, audios, filmografía, artículos, documentos, efemérides y  estadísticas poblacionales. La sección La frase del día contiene frases relacionadas con las efemérides de cada día con una breve explicación del contexto en el que fueron articuladas. La página además ofrece un servicio gratuito de respuesta sobre temas relacionados con la historia del país.
El Historiador tiene su registro ISSN (International  Standard Serial Number), otorgado por el Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica (CAICYT), un organismo creado por el CONICET para brindar servicios sobre información y documentación científica y tecnológica.
En el 2010, El Historiador obtuvo el premio Mate.ar de plata en la categoría “arte y cultura”, un reconocimiento a todo el trabajo que venimos realizando desde hace ya varios años.
ÍNDICE
· Efemérides de mayo
· El rescate
· Noticias
· Difusión
· Lanzamiento de libros
· Staff
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Efemérides

» Las destacadas del mes
1° de mayo
Día del trabajador desde el 1º de mayo de 1889
1° de mayo de 1886
Mártires de Chicago - Día del trabajador.
1° de mayo de 1851
Pronunciamiento de Urquiza.
1° de mayo de 1853
Se sanciona la Constitución Nacional.
7 de mayo de 1919
Nace en Los Toldos, Buenos Aires, Eva Perón, conocida como “Evita”.
8 de mayo de 1527
El navegante Sebastián Caboto descubre el río Paraná.
10 de mayo de 1895       
Se realiza el segundo Censo Nacional del país. Se registra una población de 4.004.945 de habitantes.
11 de mayo de 1813
Se aprueba el Himno Nacional, escrito por Vicente López y Planes, como la única canción de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
11 de mayo de 1974
Es acribillado a balazos el padre Carlos Mugica al salir de la parroquia Francisco Solano, donde acababa de celebrar una misa.
13 de mayo de 1810
Llega a Montevideo y a Buenos Aires la fragata inglesa con la noticia de la toma de Sevilla por los franceses.
13 de mayo de 1854
Nace en San Justo, Buenos Aires, el poeta Pedro Bonifacio Palacios, pseudónimo de Almafuerte.
15 de mayo de 1874
Se inauguran en Buenos Aires las obras de cloacas y aguas corrientes.
18 de mayo de 1781
El Inca José Gabriel Túpac Amaru fue ejecutado por órdenes de las autoridades hispanas.
20 de mayo de 1506
Muere Cristóbal Colón.
25 de mayo de 1810
Revolución de Mayo.
25 de mayo de 1862
Muere Juana Azurduy de Padilla, heroína de la independencia del Alto Perú, hoy Bolivia.
29 de mayo de 1969
Estalla el Cordobazo.
29 de mayo de 1970
Los montoneros secuestran al ex presidente Pedro Eugenio Aramburu, quien sería asesinado.
31 de mayo de 1852
Se firma el Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos.
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El Rescate

Esta sección está destinada al rescate de documentos históricos trascendentes tanto para la investigación histórica como para el estímulo de la reflexión presente. El material seleccionado –cartas, artículos, entrevistas– se encuentra en sintonía con algunas de las más destacadas efemérides del mes.

Martires de Chicago

Spies, ante el tribunal que le condenó a muerte

El 1º de mayo es el día de los trabajadores. Se celebra cada año en todo el mundo, en defensa de los derechos laborales, en recuerdo del movimiento iniciado en Chicago el 1º de mayo de 1886 en reclamo de las ocho horas de trabajo.
En aquella oportunidad, las autoridades estadounidenses respondieron brutalmente y, fraguando un atentado, encarcelaron a un grupo de militantes populares en los que intentó escarmentar a toda la clase trabajadora de los Estados Unidos. Tras un proceso plagado de irregularidades, fueron detenidos los dirigentes anarquistas Adolph Fisher, Augusto Spies, Albert Parsons, George Engel, Louis Lingg, Michael Schwab, Samuel Fielden y Oscar Neebe. Los cuatro primeros fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1887, y pasaron a la historia como los mártires de Chicago.
En 1889, la Segunda Internacional decidió instituir el Primero de Mayo como jornada de lucha para perpetuar la memoria de los trabajadores que murieron por lograr una jornada de ocho horas. En el país, la primera conmemoración tuvo lugar el 1º de mayo de 1890. Algunos países, como Estados Unidos, sin embargo, festejan el Día del Trabajo (no de los trabajadores), pero lo hacen en septiembre.
Para recordar estos sucesos, acercamos las palabras que pronunciara ante el tribunal que lo condenó a muerte, el impresor y periodista Auguste Vicent Theodore Spies, quien sería ahorcado el 11 de noviembre de 1887.
Fuente: Pierre Ramus, Der justizmord von Chicago. Zum Amgedenken, 11 de noviembre de 1887. Citado en: Selser, G. “Los mártires de Chicago”, En: Historia del movimiento obrero, N° 24, Buenos Aires, CEAL, 1973.
Al dirigirme a este tribunal, lo hago como representante de una clase a otra que es su enemiga, comenzando con las mismas palabras con que el veneciano Marino Fallieri se dirigió a su verdugo, el Consejo de los Dios, hace cinco siglos: “¡Mi defensa es vuestra acusación! Las causas de mis supuestos crímenes, ¡vuestra historia!”
He sido acusado de asesinato, como cómplice o ejecutor, y se me ha condenado a pesar de que el ministerio público no pudo presentar una sola prueba que me inculpe en ninguno de los dos aspectos: de los testimonios expuestos no se desprende que yo haya arrojado la bomba ni que sepa quién fue el que la tiró. Sólo se han tenido en cuenta las declaraciones contradictorias de Thompson y de Gilmer, testigos pagados por la policía, de acuerdo con instrucciones del fiscal Grinnell y del capitán Bonfield, para hacerme pasar por criminal.
Y puesto que no hay hecho alguno que pruebe mi participación o mi responsabilidad en aquel suceso, entonces la sentencia y su ejecución son más que un asesinato legal preconcebido, un crimen malvado y que se ejecutará a sangre fría. Asesinato planeado tan infame y canallescamente como no hay que buscar ejemplos análogos más que en la historia de las persecuciones políticas y religiosas. Se han cometido muchos crímenes judiciales aún en casos en que los representantes del Estado han obrado de buena fe, creyendo realmente delincuentes a los sentenciados. Pero en este caso el ministerio público ni siquiera puede ampararse en esa excusa; no puede porque sus representantes, Grinnell y Bonfield, han fabricado la mayor parte de los testimonios y escogieron un jurado viciado desde origen. ¡Ante este tribunal y ante el pueblo supuestamente representado por el estado, acuso de conspiración infame para asesinarnos al fiscal Grinnell y a su digno compinche Bonfield! […]
La clase que está ávida, con bestial codicia, de nuestra sangre, la clase de los buenos y piadosos cristianos, ha intentado a través de su prensa y por todos los medios inimaginables de ocultar cuidadosamente los hechos tal como se produjeron, de mantenerlos en secreto. Lo ha conseguido en parte, añadiendo a los odiados acusados el calificativo de “anarquistas” y describiéndolos como una tribu de salvajes recientemente descubierta o como una especie de caníbales y, además, inventando tenebrosas y espeluznantes leyendas de conspiraciones misteriosas y oscuras, para sembrar aun más el temor. Esos buenos cristianos trataron así de encubrir el hecho de que en la noche del 4 de mayo, doscientos hombres armados, bajo el mando de un matón notorio y sin conciencia cayeron sobre un pacífico mitin de ciudadanos. ¿Con qué propósito? ¡Con el propósito de herir o de matar el mayor número posible de ellos! […]
Los trabajadores de esta ciudad se irritaron un poco por la desvergüenza de sus benéficos amos. Comenzaron a decir verdades que sonaron desagradablemente en los oídos de los patricios. Hasta se atrevieron a presentar, ¡oh, increíble  indecencia!, algunas comedidas demandas de mejoras laborales. Sostuvieron, ¡qué audacia!, que ocho oras de intenso trabajo por día por solamente dos horas de paga era insuficiente (…). Ese populacho sin leyes tenía que ser reducido al silencio, y era la cosa más fácil del mundo lograrlo por la intimidación, asesinando al menos a aquellos a quienes distinguían como líderes, sí, a esos perros extranjeros había que hacerles ver de una vez para siempre que no deben ocuparse, en lo sucesivo, de las honestas maquinaciones de sus benefactores amos cristianos. […]
El principal argumento de Grinnell contra los acusados fue: “Son extranjeros, no son ciudadanos norteamericanos”. No puedo hablar por los demás, hablo por mí mismo. Resido en este estado por lo menos el mismo tiempo que Grinnell, y me considero por lo menos tan buen ciudadano como él, aunque la comparación con semejante ente me resulte desagradable y preferiría no hacerla. Grinnell, como ya lo han demostrado nuestros abogados, apeló demagógicamente al patriotismo de los señores del jurado. A eso respondo citando las palabras de un escritor inglés: “¡El patriotismo es el último refugio de los rufianes!” […] [leer más]
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Alicia Moreau sobre el movimiento feminista

Alicia Moreau nació en 1885, en el exilio de sus padres en Londres, donde habían buscado refugio contra las persecuciones luego de la derrota de la Comuna de París de 1871, de la que Armand Moreau, su papá, había participado activamente. Poco después del nacimiento de Alicia, la familia migró a Buenos Aires, donde Armand se vinculó al grupo socialista francés Les Égaux (“Los Iguales”), una de las organizaciones que en 1896 confluiría en la fundación del Partido Socialista.
En 1902, Alicia inició su escuela secundaria en el Normal 1, de la avenida Córdoba de la capital, donde dos años después se recibió de maestra. Allí tuvo como profesor de filosofía a don Hipólito Yrigoyen. En 1906 participó en el Congreso Internacional de Libre Pensamiento, a partir del cual inició su militancia feminista que, luego, la llevaría a sumarse al Partido Socialista.
Mientras realizaba los estudios universitarios, que le darían su título de médica en 1914, comenzó a dar conferencias en la Sociedad Luz , institución creada por librepensadores para promover la educación obrera. Su tesis doctoral en medicina fue sobre la función endócrina del ovario. Luego se especializaría en enfermedades femeninas, mientras daba clases de fisiología en la Universidad de La Plata.
En 1910, encabezó la creación de la institución el Ateneo Popular y comenzó a colaborar con el dirigente socialista Enrique del Valle Iberlucea, identificado con la “izquierda” partidaria, como redactora del periódico Humanidad Nueva.
Cuando en 1914 estalló la Primera Guerra Mundial se puso al frente del movimiento pacifista. Cinco años más tarde, en 1919, participó como delegada en el Congreso Internacional de Obreras que se reunió en Washington, donde tomó contacto con las sufragistas norteamericanas. A su regreso, fundó la Unión Feminista Nacional a la que adhirieron, entre otras, la poetisa Alfonsina Storni.
Al año siguiente, la unión llevó adelante un impactante simulacro de votación, en el marco de las elecciones nacionales del 9 de marzo de 1920. Se instalaron urnas en 20 distritos electorales de la Capital y, concluido el comicio, fueron llevadas para su particular escrutinio a la sede de la revista Tribuna Popular. El triunfo fue para las socialistas, seguidas de lejos por las radicales. Mientras tanto, en las elecciones oficiales, compitieron dos mujeres: Alicia Riglos de Berón de Astrada, por el Partido Socialista, y Julieta Lanteri, por el Partido Feminista Nacional, que obtuvo 1.363 votos.
En 1921 Alicia Moreau de Justo se afilió al Partido Socialista y, luego de casarse en 1922 con el líder histórico del partido, el doctor Juan Bautista Justo, se incorporó al Comité Ejecutivo, teniendo a su cargo la coordinación de las agrupaciones feministas. Su tarea fue fundamental para la obtención de los derechos de la mujer –que no incluyeron los cívicos- en 1926.
Recordamos a esta luchadora por los derechos de las mujeres con las palabras que dedicara al movimiento feminista en la revista Nuestra Causa, en mayo de 1919.
Fuente: Revista Nuestra Causa, “El movimiento feminista en la República Argentina ”, por Alicia Moreau, 10 de mayo de 1919, pág. 98, en Edit Rosalía Gallo, Nuestra Causa, Revista mensual feminista 1919-1921, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Históricas Cruz del Sur, 2004, págs. 71-73.
El movimiento feminista en la República Argentina
Un poco de historia
La acción a favor de la emancipación civil y política de la mujer no es nueva entre nosotros, si bien nunca tuvo la intensidad actual, ni encontró en la masa ciudadana tan franca acogida. Hace algunos años fue iniciada, pero ya por inexperiencia, ya por indiferencia ambiente, no prosperó. Era necesario esperar el latigazo de los acontecimientos modernos.
El primer centro feminista fue fundado en 1906 a iniciativa de la que esto escribe, quien presentó una moción en el Congreso Internacional del Libre Pensamiento, habido en ese año en el mes de septiembre. La moción fue aprobada unánimemente y alrededor del naciente centro se reunieron las más prestigiosas figuras argentinas que el movimiento librepensador había agrupado. Fue presidente de ese centro la doctora Rawson de Dellepiane. A pesar de los entusiasmos iniciales el Centro Feminista vivió poco, tal vez fuera prematura su creación. Separados de él muchos de sus miembros, se transformó en el centro Juana Manuela Gorriti.
A iniciativa de las Universitarias Argentinas tuvo lugar en 1910 el Congreso Femenino Panamericano, que congregó numerosas representantes de los países americanos y un interesante grupo de mujeres argentinas. En él fueron tomadas resoluciones del mayor mérito para las cuestiones debatidas por los feministas.
Posteriormente fue fundada la Liga Pro Derechos de la Mujer y del Niño, por la señorita Raquel Camaña y la doctora Julieta Lantieri. Esta institución tuvo el mérito de organizar el primer Congreso Nacional del Niño, que dio origen al Congreso Americano del Niño, independiente ya de la Liga nombrada y cuyo segundo congreso, ahora oficializado, se reunirá en el próximo mes de mayo en Montevideo.
Durante largos años el movimiento feminista fue letra muerta entre nosotros. Me refiero –es fácil comprenderlo- a la actividad de centros de carácter feminista y no a la actuación aislada de determinadas personas, que nunca ha faltado, ni a las declaraciones de algún partido político, como el Socialista, cuyo programa sobrepasa inmensamente el alcance de las campañas feministas.
Y de este largo silencio debemos culparnos y lamentarnos, pues en una ocasión, que no volverá a presentarse, debió hacerse oír la voz de las feministas, cuando en la Cámara de Diputados se discutió la ley municipal. El señor Francisco Correa propuso la extensión del voto (calificado) a las mujeres, y el doctor Dickmann, ampliando la idea, propuso fuera universal. Nadie apoyó las proposiciones, ninguna manifestación popular dejó entrever a los legisladores que las mujeres argentinas comprendían el valor de ese derecho y lo reclamaban.
Era necesario esperar que algo externo agitara el pensamiento argentino, poco propenso a los idealismos; éste fue el unánime sentimiento de admiración que despertó la actitud de la mujer durante la guerra, la afirmación de su capacidad y la convicción que nació, aun en las poco clarovidentes, de que una de las consecuencias generales de esta guerra sería, más o menos rápidamente, la emancipación femenina.
Esta observación fue la que guió a las fundadoras de la Unión Feminista Nacional, creada en el mes de abril del año pasado, sobre la base del núcleo reunido por la señorita Julia García Games.
A fines de ese mismo año fue constituida la Liga Pro Derechos de la Mujer y hace pocos días el Partido Feminista Nacional.
Contamos, pues, en la actualidad, con tres agrupaciones netamente feministas, además del Centro Socialista Femenino y la Agrupación Socialista Femenina, que lo son también, de acuerdo con la institución política a la que responden. [leer más]
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Oficio de José Gabriel Túpac Amaru al obispo de Cuzco

El 4 de noviembre de 1780, tuvo comienzo una de las rebeliones más grandes en la historia colonial del continente americano. José Gabriel Condorcanqui, mejor conocido como Túpac Amaru II, apresó al odiado corregidor (gobernador) de la región de Tinta, Antonio de Arriaga, le hizo solicitar armas y dinero a sus funcionarios y convocar a todo el pueblo a la plaza de Tungasuca, al sur del Cuzco. Allí, el 10 de noviembre, bajo un especial marco ceremonial, fue ejecutado. Entonces, el huracán de la rebelión andina se había desatado. Pero, ¿quién era este rebelde?

José Gabriel había nacido el 24 de marzo de 1740, en Surimana, un pueblo ubicado a cuatro mil metros de altura, en la provincia de Tinta, cercano a la antigua capital incaica. Huérfano de niño, asistió a un colegio para caciques con derecho a sucesión, donde aprendió a leer, a escribir y se instruyó en la doctrina cristiana. A los 26 años, Condorcanqui logró ser reconocido como legítimo cacique de los pueblos de Surimana, Pampamarca y Tungasuca, con la particularidad de que le era aceptada la genealogía que lo ligaba por vía materna al último inca don Felipe Túpac Amaru, ajusticiado por el Virrey Toledo en 1572. Este hecho le otorgaría un casi automático ascendente sobre la población local. Desde entonces, durante diez años, se encargó de los preparativos para la gran rebelión, formando núcleos de adherentes a lo largo del antiguo imperio incaico.

Durante mucho tiempo, Condorcanqui se había presentado ante las autoridades de Lima como representante de todos los pobladores de los altos y valles de Tinta, reclamando el fin de obrajes, impuestos y trabajos forzosos. Sus reclamos fueron rechazados. Estas experiencias y las inspiraciones que encontraba en los Comentarios Reales del inca Garcilaso de la Vega -mestizo cusqueño del siglo XVI, descendiente de los incas- le inspiraron la vocación por la defensa por la igualdad de sus pares, el odio contra los corregidores, la exaltación de la fe católica y el enaltecimiento de su condición de inca.

Túpac Amaru declaró una guerra sin cuartel a los españoles europeos, aunque se abstuvo de atacar a los eclesiásticos peninsulares y buscó la adhesión de los españoles americanos y los criollos. En pocos meses, la rebelión se extendió sobre una amplia geografía, que abarcaba el actual altiplano boliviano, norte argentino y todo el sur peruano. A fin de 1780, luego de decisivos triunfos, el ejército tupacamarista estuvo pronto a conquistar Cuzco, lo que hubiese dado un impulso inestimable a la causa rebelde. Sin embargo, el ejército realista arrojó toda su fuerza y provocó su retirada.

Cuatro meses más tarde, el 6 de abril de 1781, fue derrotado y la traición de un colaborador suyo permitió su captura y la de su esposa e hijo mayor. El 14 de mayo las autoridades condenaron a Túpac Amaru y el 18, en la plaza principal de Cuzco, fue descuartizado por la fuerza de cuatro caballos. Su esposa e hijo sufrieron crueles tormentos, antes de ser también asesinados. La rebelión tupacamarista dio un fuerte impulso a las luchas independentistas posteriores.

Recordamos su lucha con un oficio que enviara al obispo de Cuzco, donde además de manifestarle su fervor católico y proclamarse un vasallo que sólo pretendía “quitar tiranías del reino”, se quejaba amargamente de las iniquidades del corregidor e instaba a entregar la ciudad amenazando con tomarla a sangre y fuego.
Fuente: Documentos históricos del Perú en las Épocas del Coloniaje después de la Conquista y de la independencia hasta la presente, colectados y arreglados por el Conde de Caballería de Ejército, Manuel de Odriozola, Tomo. I, Lima, Tipografía de Aurelio Alfaro, 1863, pág. 125.
El católico celo de un hijo de la iglesia, como profeso cristiano en el sacrosanto bautismo, no puede en ninguna época profanar los sagrados tabernáculos del Dios a quien adora, ni ofender a sus sacerdotes, a menos que fuese necesario la detestación de la fe, y abrazar los extremados y torpes vicios del libertinaje, con el abuso de reformar las cargas gravosas de unos fenómenos, titulados corregidores y las mayores pensiones que se han ido introduciendo con la creación de una casa general de aduanas, y más gabelas que se inspeccionan a las miserables puertas de los fieles vasallos de mi nación, propagándolas con inexorabilidad un segundo Pizarro en la tiranía, que no sólo grava a mi nación, sino aun a las demás naciones.
Y esperando que otro u otros sacudiesen el yugo de este faraón, salí a la voz y defensa de todo el reino, para excusar los mayores inconvenientes, hurtos, homicidios con otros ultrajes y acciones inusitadas: que aunque hoy se me note de traidor y rebelde, infiel y tirano a nuestro Monarca Carlos, dará a conocer el tiempo que soy un vasallo, y que no he desmentido un punto intencionalmente a mi Santa Iglesia y católico Monarca, pues sólo pretendo quitar tiranías del reino, y que se observe la santa y católica ley, viviendo en paz y quietud. Para lo que envío mis embajadores a ese Cabildo, para que en mucha quietud me entreguen esa ciudad, y no me den lugar a tomarla por la fuerza, porque entonces le entraré a sangre y fuego.
US. I. no se incomode con esta novedad, ni perturbe su cristiano fervor, ni la paz de los monasterios, cuyas sagradas vírgenes e inmunidades no se profanarán en ningún modo, ni sus sacerdotes serán invadidos con la menor ofensa de los que me siguiesen. Los designios de mi saneada intención son que consiguiendo la libertad absoluta en todo género de pensiones a mi nación, el perdón general de mi aparentada deserción del vasallaje que debo, y el total abolimiento de las aduanas, de la extensión de los resortes de la visita del reino, luego me retiraré a una Tebaida a donde pida misericordia, y US. I. me imparta todos los senderos documentos para mi glorioso fin, que mediante la divina misericordia espero, a cuyo fin  aspiro, a quien clamo con los mayores ahíncos de mi alma por la importante vida de US. I.
Tungasuca, 12 de diciembre de 1780.
José Gabriel Túpac Amaru
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Lord Strangford, la Revolución de Mayo y las aspiraciones de sus protagonistas

Hacía tiempo que el ritmo natural que durante siglos había caracterizado a las colonias españolas de América se había alterado. Las guerras en Europa, las mismas reformas borbónicas de la segunda mitad del siglo XVIII, la inquietud de la aristocracia española americana y el descontento de muchos criollos, generaban no pocas preocupaciones. El comercio con los ingleses y la circulación de ideas liberales hacían que la sociedad de los estratos sociales definidos y duraderos comenzara a resquebrajarse.

El 13 de mayo de 1810, los habitantes de Buenos Aires pudieron confirmar los rumores que circulaban intensamente: la Junta Central de Sevilla, último bastión de la Corona española, había caído también a manos de los ejércitos napoleónicos. Inmediatamente, el virrey Cisneros advirtió que se crearía una nueva regencia americana en representación de Fernando VII y en defensa de la Corona. Pero la Junta que lo había nombrado había desaparecido y los patriotas porteños creyeron que era momento de convocar a un Cabildo Abierto que discutiera los pasos a seguir.

El 19 y 20 de mayo, las reuniones fueron febriles. El 21 de mayo, una multitud, encabezada por Domingo French y Antonio Luis Beruti, se reunió con las armas en la mano para exigir el Cabildo Abierto y la renuncia del virrey. Llevaban el retrato de Fernando VII y una cinta blanca, símbolo de la unidad criollo-española. El Jefe del regimiento de Patricios, Cornelio Saavedra, logró calmar los ánimos, pero la convocatoria para el día siguiente era un hecho.

El 22 de mayo, “la parte más sana y principal del vecindario” concurrió al Cabildo. Como el día anterior, la plaza estaba llena, mientras transcurrían las acaloradas discusiones, que se extendieron durante 15 horas. Se discutía qué hacer tras haber caído Sevilla en manos de los franceses. Los más conspicuos defensores del statu quo, entre quienes se encontraban el obispo Benito de Lué y Riega y el fiscal Manuel Genaro Villota, sostenían que los americanos debían obediencia a los españoles. Pero los criollos, en boca de Juan José Castelli y Juan José Paso, exigían la conformación de juntas autóctonas porque consideraban que, desparecido el virrey, el poder había regresado al pueblo.
Se votó en la noche del 22 y el 23 por la mañana se realizó el conteo de votos. Triunfó ampliamente la opción de deponer al virrey y delegar el poder en el Cabildo. Sin embargo, ese mismo día el Cabildo daría su golpe contrarrevolucionario nombrando una junta presidida por el virrey depuesto, algo que concretaría el 24 por la mañana y que resultaría inadmisible para los partidarios del cambio.

La junta propuesta por el Cabildo se componía, además de Cisneros, por una vocalía integrada por Cornelio Saavedra y Juan José Castelli (criollos) y el párroco de Monserrat, Juan Nepomuceno Solá, y el comerciante José de los Santos Inchaurregui (españoles). De inmediato, desde los suburbios porteños cundió el descontento general. Castelli y Saavedra, que no habían sido siquiera consultados, renunciaron a integrar la junta, y Patricios y Arribeños tomaron las armas. Recomenzaron así las discusiones de los patriotas.
El 25 de mayo, las protestas eran ya incontenibles. La misma multitud de días atrás ocupaba nuevamente la plaza.  El movimiento patriota se había instalado cerca del Cabildo, el cual reunido desde temprano había rechazado la renuncia de la Junta. Ni los jefes militares estaban ya del lado del virrey. Los cabildantes debieron finalmente solicitar la renuncia de Cisneros y aceptar la propuesta de nombrar una nueva junta. Así, nacía el primer gobierno patrio.

Saavedra fue el presidente. Lo secundaron Mariano Moreno, Juan José Paso, Manuel Alberti, Miguel Azcuénaga, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Juan Larrea y Domingo Matheu. Todos juraron en nombre de Fernando VII, pero algunos creían que era sólo cuestión de tiempo para que esto dejara de ser así. Años de guerra deberían pasar antes de que el 9 de julio de 1916 se declarara la independencia.

Para recordar la Revolución de Mayo, reproducimos una carta despachada desde Río de Janeiro por Lord Strangford, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Gran Bretaña en la corte del Brasil, fechada el 20 de junio de 1810. Se trata de un documento de trascendental importancia por cuanto en él no sólo se relatan los sucesos de mayo con notable detalle, sino que el funcionario británico detalla las pretensiones del Brasil sobre los territorios del Río de la Plata y Paraguay, y alude a la entrevista que mantuvo en Río de Janeiro con Matías Irigoyen, enviado a esa ciudad en representación del flamante gobierno de Buenos Aires, donde éste le expuso aspectos destacados de la política impulsada por el gobierno porteño.
El hábil diplomático inglés vaticinaba con una aguda visión de futuro: “pasará mucho [tiempo] antes de que este gobierno rompa toda alianza con Fernando VII y establezca un sistema enteramente independiente”.
Fuente: Raúl Alejandro Molina, “Lord Strangford y la Revolución de Mayo”, Revista Historia, Colección Mayo, número 19, tomo II, Año V, Buenos Aires, 1960, págs. 174-182.
Había sido recién enviado mi precedente despacho (que describía a S.S. el aspecto variable de los problemas de las provincias que bordean el Río de la Plata) cuando recibí una información completa de algunos aspectos contenidos en él, mediante la llegada de H.M.A.B. Pitt, con la noticia de la revolución ocurrida en Buenos Aires después de los últimos veinte días.
Parece que los habitantes de Buenos Aires y de las provincias adyacentes habían sido mantenidos en la más profunda ignorancia respecto al estado de los asuntos de España. Los únicos mensajes que se habían permitido circular eran dudosas y contradictorias declaraciones sobre pretendidas y decisivas victorias sobre los franceses que sólo produjo en la opinión pública un estado de ansiedad hacia la suspicacia y la alarma.
Alrededor del 30 (de abril) llegó una fragata inglesa a Montevideo, después de una travesía de 52 días,  y que al pasar por Gibraltar recogió noticias con las narraciones más desfavorables, las cuales el gobierno se vio obligado a publicar en una gaceta, de la cual tengo el honor de incluir una copia. La reacción provocada por esta noticia fue de la mayor violencia.
Los comandantes de las tropas entrevistaron al virrey en la tarde del 19 y le expresaron que la situación era tal que no podían continuar reconociendo la autoridad de la Junta y que, en consecuencia, debía renunciar de inmediato. A esta demanda, el virrey respondió que, si bien estaba decidido a acceder a su pedido, pensaba que el procedimiento indicaba demasiada precipitación, que se fundaba en la interpretación personal de los sucesos, que después de todo, podía responder a un error de información.
La respuesta del virrey no fue aceptada por ellos y fue obligado a delegar su autoridad en el cabildo, del cual fue elegido inmediatamente su presidente.
Luego este cuerpo o más bien, una asamblea general de todas las autoridades constituidas fueron  reunidas, tomándose la resolución de constituir una junta provisional,  previa a  la constitución de un congreso en Buenos Aires, que estaría formado por diputados de todas las provincias de Hispano América. El virrey está totalmente excluido de esa junta, lo que ha provocado el desagrado de los españoles europeos que forman un pequeño partido de respetable influencia dentro de la ciudad de Buenos Aires.
Alrededor de 300 personas fueron citadas para elegir a la nueva junta. De ese número solamente concurrieron 190, de los cuales 130 votaron a favor de la deposición del virrey y alrededor de 50, votaron por la continuación del mismo en su antiguo cargo. Una diputación del cabildo se apersonó al virrey para anunciarle formalmente la terminación de su mandato y para recibir de sus manos el bastón de mando.
La Junta Provisional está formada por nueve miembros con dos secretarios: Saavedra, el comandante en jefe de las fuerzas, fue designado presidente. Su primer acto fue renovar el juramento de adhesión a Fernando VII y su fidelidad a la causa de España, mientras una parte de ella permanezca libre de la usurpación de Francia. Se proclamó una amnistía general a favor de aquellos que habían votado oponiéndose a esta tendencia, acompañada con una declaración que afirmaba que esta alteración producida, había ocurrido como consecuencia de la disolución de la Suprema Junta (y su consecuencia de la autoridad del virrey) y que ésta había ilegalmente abusado del derecho de delegar el poder en una regencia sin atender al sentimiento del pueblo y, muy especialmente, sin ninguna deferencia a la opinión de una porción tan vasta del imperio español como las colonias americanas.
Fueron despachadas inmediatamente invitaciones a las otras provincias solicitándoles el envío de delegaciones a Buenos Aires con el propósito de realizar un congreso general. Y se estableció que los gastos ocasionados por el envío de representantes al interior serían costeados con la paga que el virrey recibía por su oficio de presidente de la sección control y contratos de la venta de tabacos.
Se me ha insinuado que uno de los primeros temas que tratará la Junta será el planteo de la política futura que adoptará con Inglaterra y esta corte (Brasil) y que se ha resuelto tomar medidas inmediatas para atraer el interés del primer país mencionado, procediendo a abolir las restricciones que las leyes coloniales imponían al comercio de los establecimientos españoles y, acordando a Inglaterra, de esta manera, un anticipo de los beneficios que derivarán del asiento del nuevo orden de cosas y como prueba de la intención de la América española de separarse de la Madre Patria, y también, del intolerable sistema de opresión que ha aplicado sistemáticamente a sus colonias.
No pienso que decidan mandar un representante o agente para tratar directamente con el gobierno británico. Por el contrario, pienso que está casi resuelto no hacerlo, debido a la molesta posición que esto ocasionaría, ya que se mantienen ciertos compromisos con España representada: ya por la regencia o la junta de Cádiz.
Sin embargo, se me envió una carta, explicando los puntos de vista y principios del nuevo gobierno, y en ella se me pide que presente a esta corte (del Brasil) con el cariz más favorable y propicio, con el fin de obtener del Brasil la continuación del actual estado pacífico hacia los habitantes de Hispano América.
Ha decidido también el nuevo gobierno enviar un agente para que se entreviste personalmente conmigo con la esperanza de lograr para la Junta el respeto y la protección de Inglaterra. Las referencias a esta persona serán detalladas, en otra parte de este despacho.
SS. posiblemente se sorprenderá, si considera la mala voluntad y reconocida animosidad existente entre los euroespañoles y el pueblo de Buenos Aires, de que la revolución se realizó pacíficamente. Esta aparente tranquilidad se explica fácilmente: el ejército está totalmente a favor del nuevo sistema y de sus componentes, porque ellos son sus principales comandantes. De ahí que toda resistencia de parte de los españoles hubiera resultado inútil.
No debe suponerse que las novedades llegadas de España fueran la única causa que provocó los acontecimientos de Buenos Aires. Otros sucesos colaboraron para acelerarlos. Los infructuosos esfuerzos de los agentes enviados por la Princesa del Brasil para vencer la creciente antipatía que sus pretensiones provocaron en Buenos Aires; las sumas de dinero entregadas sin reparo para lograr esos propósitos por un lado, y el indiscreto e intempestivo lenguaje usado por Su Alteza Real con las amenazas y represalias contra el partido popular, por el otro, constituyen el motivo primero y más importante. La segunda causa fue originada por la acción violenta del ministro español en esta corte (del Brasil) que, desde hace largo tiempo exigía del gobierno portugués la expulsión de algunos súbditos españoles que residían en Río de Janeiro y que mantenían correspondencia activa con los líderes de la independencia de Buenos Aires.
El gobierno portugués muy atinadamente se negó a entregarlos, porque vivían pacíficamente bajo su protección, sin cometer ofensa alguna a las leyes del país. Estos hechos provocaron una serie crecida de cartas de parte del ministro español, redactadas en violento y alarmante lenguaje, al punto que algunas de estas personas, entre otros, dos hermanos llamados Pueyrredón, tomaron la resolución de escapar a Buenos Aires. Arribados a esta ciudad, sus relatos  (la narración de los peligros  pasados) interesaron e inflamaron las mentes de sus conciudadanos y provocaron el apresuramiento en la ejecución de los proyectos revolucionarios.
[Entrevista de Strangford con un enviado de la Junta]
Poco después de la llegada del Pitt recibí la visita del agente que cité anteriormente, enviado por la Junta para comunicarse conmigo. Me presentó un papel que contenía las firmas de todos los miembros del mencionado cuerpo y me pidió que considerara este papel como prueba de la autoridad que investía.
Su conversación me aclaró varias facetas del nuevo gobierno; me aseguró que su única finalidad había sido el aprovecharse de la caducidad de la autoridad legitimada de España para emancipar las colonias de la tiranía [a la que está sometida] la Madre Patria, para conservar a un grande y floreciente estado americano para los legítimos representantes de la monarquía española, cuando la otra parte de sus dominios hubieran caído bajo el poder de Francia. Especificó también, que en ellos no existía pensamiento ulterior de independencia, sistema que la América española solamente admitiría como una alternativa para escapar del más grande de los conquistadores, Napoleón) y retornar después al antiguo orden de cosas. Finalmente negó en nombre de la Junta, cualquier forma de sometimiento o conexión con los franceses o tendencia política que causara el más leve rozamiento con Gran Bretaña.
Me declaró explícitamente que la Junta no deseaba presionar inmediatamente al gobierno británico, para obtener una franca declaración de apoyo a favor de ella, ya que era notorio el trastorno que le causaría por la interferencia que ello significaría de sus relaciones con la Suprema Junta de la Regencia, por un lado, y, por el otro, por la susceptibilidad que podrían despertar los futuros beneficios  que derivarían de una política comercial más liberal y que demostraría que el Gobierno del Río de la Plata estaba decidido a mantener en materia de comercio una orientación liberal, no para atraer la simpatía de la nación inglesa, sino como una necesidad para el gobierno.
Me expresó, con idéntica claridad, la duda que sentían al presente sobre la actitud que adoptaría la Gran Bretaña frente a la autoridad que los españoles pretenden imponer sobre Sud-América, con relación a  la reciente Regencia creada en Cádiz o la Regencia del Brasil, a la que ellos se oponían. Finalmente, aseguró que las colonias españolas estaban prontas para comprometerse en las actuales operaciones de guerra con las fuerzas combinadas de Inglaterra, España y Portugal, unidas en esta causa.
Con respecto a las pretensiones de la Princesa del Brasil reforzó sus argumentos con la copia de varias respuestas que habían sido enviadas por Su Alteza, cuando las aspiraciones de ésta habían sido auspiciadas por Sir Sydney Smith.
Como resultado de sus declaraciones respecto a este asunto manifestó que ninguna fuerza o negociación logrará que la América española se someta al gobierno de una persona cuya conducta está marcada por actitudes tan equívocas.
El punto siguiente de la conversación versó sobre la influencia que los acontecimientos de Buenos Aires afectarían a las otras provincias de Hispano-América. Con respecto a este tema, me pareció que alentaba más confidenciales esperanzas de una pronta y efectiva cooperación de todas ellas, salvo la de Montevideo, de la ciudad de Lima y de sus dependencias, porque allí era grande y poderosa la influencia de los españoles europeos y pueden interferir en las esperanzas del resto de los habitantes.
Un sumario de las actuales esperanzas de la Junta con respecto a Gran Bretaña podría sintetizarse en las siguientes conclusiones, de acuerdo a lo que deduje de esta conversación.
1) Que durante el actual estado de cosas, es decir, mientras no se cite a la reunión de un congreso general, Gran Bretaña debe abstenerse de imponer las pretensiones: ya de la Regencia de España, como de la Princesa del Brasil, y oponer su poderosa influencia para impedir que estas pretensiones sean ejercidas por la violencia, en ambos casos.
2) Que durante la reunión del Congreso y la consiguiente erección de un gobierno federativo permanente, que actuaría en nombre del Rey Católico, Inglaterra deberá prestarle toda su protección y asistencia mediante una declaración pública, pero, sino lo hiciera, por los inconvenientes que esta actitud le acarrearía, bastaría una secreta convención, recibiendo Gran Bretaña como justo precio de esta amistad, todo el beneficio o favor que la gratitud nacional quisiera ofrecerle o se le pidiera al gobierno por sus comerciantes. Espero que me perdone SS. que mencione este acuerdo que me propuso: de que esos compromisos fueran concluidos en Río de Janeiro por medio de una persona delegada del Congreso y por el Ministro de SM. en esta corte, en quien los principales miembros de esa Junta han depositado sus confidencias.
3) Que el gobierno británico debe proveerles de un socorro en armas consignadas al ministro de S.M. al comandante en jefe de Río de Janeiro, pero si este procedimiento fuese incompatible con la política presente de Gran Bretaña hacia España, no habría inconveniente en utilizar personas privadas, para conducir el armamento a Sud América.
4) Que el ministro de S.M. ante esta corte debe utilizar todos los medios posibles para prevenir al gobierno brasileño se abstenga de realizar movimientos militares en la frontera española, con el fin de no crear recelo alguno en el pensamiento de los nativos.
S.S. debe fácilmente comprender la incomodidad que el suscripto sentía, de realizar esta conferencia con una persona desconocida que actuaba como delegado de un gobierno que mi corte no ha reconocido. Pensé, sin embargo, que nada se ganaba con la espera de la legitimación de este gobierno, problema que implicaría como es natural, una larga correspondencia y que, por otra parte, ya era imposible remediar lo sucedido y, por lo tanto, era más útil que conferenciara francamente y sin reservas con esta persona, aclarando que mis sentimientos debían ser considerados con un carácter meramente privado, por cuanto no tenía ninguna autorización oficial para hablar en nombre del gobierno de S.M.
Hecha esta aclaración respondí a la primera proposición, expresando mi creencia de que Gran Bretaña nunca emplearía su poderío para obligar a un país lejano a recibir determinada forma de gobierno que le fuera desagradable o perjudicial y, mi convicción personal, de que tampoco consideraba sus relaciones nacionales tan estrechas con España, como para tener la obligación de adherirse a sus hostilidades con sus colonias. En respuesta a su segunda proposición observé que sería recibido con gran beneplácito el proyecto de abolir las restricciones coloniales sobre el comercio y de acordar a Gran Bretaña los beneficios que se podrían derivar de una íntima conexión con Hispano América; sin embargo, solamente podría considerar a esta proposición ad referéndum, lo cual no tardaría en comunicarlo a mi corte, esforzándome en presentarlo bajo el aspecto más favorable y tan pronto, como recibiera alguna seguridad se aplicarían estas decisiones con la mayor rapidez. Este propósito alejaría toda clase de dificultades en esta materia e incrementaría el comercio de los súbditos británicos en las colonias españolas.
Con respecto a las armas, expresé mi opinión  que por diversos problemas sería inconveniente para el gobierno de S.M. fletar cargamentos de ese carácter en los momentos actuales y le aconsejé cordialmente que podía adquirirlas por intermedio de los comerciantes particulares. Mediante esta respuesta el gobierno de S.M., me parece, se ahorraría el inconveniente de la solicitación, a la cual, posiblemente no podría acceder. En cuanto a los temores sobre las actitudes hostiles por parte de esta corte, le declaré, que no existía ninguna razón para pensar en ellas y, le aseguré, que me esforzaría en inducir al Príncipe Regente a respetar la tranquilidad de sus vecinos hispano americanos, mientras conservaran la autoridad de su legítimo soberano, absteniéndose de realizar actos que provocaran la suspicacia o alarma de esta corte.
Había terminado esta conversación- continuaba Lord Strangford- cuando recibí una invitación del Príncipe Regente a palacio. Su Alteza Real se había enterado también de la noticia procedente de Buenos Aires y, por cierto, no parecía muy alarmado o afectado por ello. Me aseguró que su conducta respecto a los hispano-americanos estaría totalmente guiada por la de S.M. Británica, a cuya política estaba determinado seguir estricta y escrupulosamente en todas las vicisitudes.
El  lenguaje del conde de Linhares (a quien vi luego) fue enteramente distinto. Me pareció regocijado por la oportunidad que le brindaba el nuevo instante político, para concretar ahora sus antiguos proyectos de extender las fronteras portuguesas a la margen norte del Río de la Plata y al Paraguay. Me expresó reiteradamente la alarma que el Príncipe Regente había sentido como consecuencia del proceso revolucionario de las colonias españolas y su determinación de justipreciar él mismo la oportunidad de restaurar los antiguos límites de los dominios en esta parte del mundo y su intención de dirigirle una nota sobre el tema para ser presentada ante el gobierno de Su Majestad por la absoluta y urgente necesidad de interponer una fuerte y natural barrera entre los Estados del Brasil; sus vecinos democráticos. Y así fue, en efecto, pues de acuerdo con sus deseos la noche pasada recibí la anunciada nota, cuyo texto tengo el honor de incluir en el presente despacho.
S.S. probablemente no esté enterado que la idea de extender la frontera brasileña al Plata y Paraguay ha sido desde hace tiempo el proyecto favorito de la Casa de Souza y que, el conde de Linhares en particular ha actuado esforzadamente para procurar este propósito.
A la influencia de estos principios es que requiero de S.S. aprecie las exageradas declaraciones de la nota del conde de Linhares sobre los recelos del Príncipe Regente, como consecuencia de los últimos acontecimientos de Buenos Aires. Puedo asegurar a S.S., que estos recelos no son de la amplitud descripta y, estoy seguro, que al presente no hay causa aparente de alarma.
Probablemente pase mucho tiempo antes que Montevideo y los distritos que de él dependen y los intermedios entre el Río de la Plata y la frontera brasileña sean inducidos a sumarse al proceso de Buenos Aires y, por cierto, pasará mucho más, antes que este gobierno rompa toda alianza con Fernando VII y establezca un sistema enteramente independiente, por lo tanto, no existe razón atendible para suponer una propagación inmediata de los principios revolucionarios en los territorios brasileños.
Temo, además, que S.S. se vea expuesto a cierta presión por el caballero de Souza que, indudablemente, se esforzará por todos los medios posibles para inducir al gobierno de S.M. a secundar este proyecto tan adicto al sentimiento de sus hermanos.
S.S. podría, mientras tanto, ayudarme en mis esfuerzos para prevenir a esta corte de realizar cualquier acto en este sentido hasta que se me dé a conocer los deseos de S.M. en este asunto”.
Tan pronto como recibí del Príncipe Regente la seguridad de sus intenciones pacíficas hacia el gobierno de Buenos Aires, procedí a contestar la carta que he recibido de esa ciudad. Tengo el honor de incluir  una copia de mi respuesta y confío que S.S. no verá en ella ningún giro o expresión reprochable. Está fundada  en los mismos principios que dictaron mi opinión con el agente diplomático. Creí necesario hacer constar en ella una expresión muy clara de mi pensamiento sobre el francés Liniers, tan inmerecidamente popular en Buenos Aires. Esa carta fue enviada en un transporte con destino al Río de la Plata.
No puedo concluir este despacho sin mencionar a S.S. que la partida de los buques de SM. Presidente y Bedford, ha reducido la fuerza naval en esta costa a un solo barco de batalla y a un sloop de guerra, que está estacionado en el Río de la Plata. Es asunto de gobierno de S.M. decidir el momento que estas costas requieran aumentar su protección y hasta dónde; el desagrado expresado por el Príncipe Regente puede ser tenido en consideración para llamar a la escuadrilla. Pero me apresuro a aconsejar a S.S. que en las presentes circunstancias por las que atraviesan las colonias españolas hacen importuna una demostración de fuerza naval en esta parte del mundo. Y, también deseo observar a S.S. que en este momento estoy desprovisto de medios de comunicación con el gobierno de S.M. y con el Río de la Plata y esto, en un instante tan cargado de importantes acontecimientos y que puede acarrear los más serios inconvenientes, agravado por el tráfico escaso de paquebotes a este lugar. Espero que SS. tendrá en consideración el enviar un o dos cutters a esta estación con el propósito de facilitar la correspondencia oficial del Ministro de SM.
Tengo el honor de saludar a SS. con el mayor respeto. Su más obediente y humilde servidor.
Strangford
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Noticias

Recuperan piezas arqueológicas robadas en Córdoba en 2008

El Departamento de Protección del Patrimonio Cultural de Interpol y la policía cordobesa recuperaron cerca de 60 piezas arqueológicas, de más de 1.500 años de antigüedad, valuadas en 700.000 dólares, que habían sido robadas en febrero de 2008 del Museo Arqueológico Argentino Ambato, ubicado en La Falda, Córdoba. Las piezas fueron halladas en un depósito ubicado en la calle Libertad de esta capital, propiedad de Matteo Goretti, un reconocido coleccionista de arte que se desempeña como asesor de Ministerio de Hacienda del gobierno porteño. Tras un allanamiento, se recuperaron 58 de las 600 piezas sustraídas en La Falda. “El origen de todas las piezas que estaban en la calle Libertad es de buena fe”, manifestó Goretti.
Fuente: Diario La Nación, 22 de abril de 2012

Hallan fósiles prehistóricos en Marcos Paz

A sólo 40 kilómetros de la Capital, investigadores hallaron más de 300 fósiles de animales prehistóricos de unos 32 mil años de antigüedad. Un Gliptodonte bebé (un animal prehistórico, primo lejano de la “mulita”), una manada completa de mastodontes, fósiles de caballos, guanacos, ciervos, tortugas y comadrejas fueron descubiertos en un predio de unos 1000 metros cuadrados. La acidez del terreno y el fango en el que quedaron enterrados pudo influir en la conservación de los restos. También encontraron vizcachas, aves, anfibios y peces, mastodontes que medían cuatro metros del suelo al lomo y perezosos de la misma longitud. El hallazgo más importante fue un cráneo y una mandíbula de Macrauquenia, un mamífero gigante que no dejó parientes actuales.
Fuente: Diario Clarín, 19 de abril de 2012

Se remata en u$s 122.000 el último menú del Titanic

A casi 100 años del famoso naufragio, se subastó el pasado 31 de marzo, el último menú del mediodía del salón de primera clase del Titanic. Aquel día, almorzaron  huevos con espárragos, consomé y pollo a la Maryland. Ruth Dodge,  una pasajera que sobrevivió a la tragedia se había guardado el menú en su monedero aquel 14 de abril de 1912. Además, se subastaron varios dibujos y fotografías, así como una carta del primer oficial del barco, escrita poco antes de partir de Southhampton, donde se refiere a la nave como "lo más nuevo que tiene para ofrecer la construcción de barcos". Esta última fue adquirida por unos 50.000 dólares. El mismo día se inauguró en Irlanda del Norte el centro Titanic Belfast en el sitio desde donde zarpó el barco. El centro, con las dimensiones y formas del casco del navío, cuenta con 3000 paneles de aluminio  y se propone contar la historia del transatlántico hundido hace 100 años.
Fuente: Diario La Nación, 1º de abril de 2012

Guerra de Malvinas: Brasil habría apoyado el tráfico de armas a la Argentina

Según una investigación del diario brasileño O Globo, tras el desembarco argentino en las islas la ex Unión Soviética y Cuba pusieron en marcha un operativo clandestino que contó con el auxilio de Brasil, Perú, Libia y Angola. La historia comenzó cuando el 10 de abril de 1982 Emilio Aragonés Navarro, un diplomático cubano, aterrizó en la Argentina, previa escala en Brasilia, en un avión ruso Ilyushin 62-M II. Su misión era transmitirle al gobierno argentino un mensaje de Fidel Castro: la Unión Soviética ofrecía armas y tecnología en dos vuelos diarios para su lucha contra Gran Bretaña en momentos en que Argentina enfrentaba un bloqueo financiero, comercial y militar por parte de Europa. De acuerdo a los memorándums del entonces presidente brasileño, João Figueiredo, Argentina estrechaba “gradualmente sus contactos con Brasil en diversos grados de formalidad”, y requería de “cooperación en términos más concretos”. El entonces presidente de facto argentino, Leopoldo Galtieri, solicitaba créditos y facilidades para operaciones de triangulación comerciales con Europa; entrega inmediata de aviones; bombas incendiarias y municiones para fusiles; y sistemas de radar y combustible para aviones, entre otras cosas. Casi todas estas solicitudes habrían sido realizadas por la Cancillería brasileña.
Fuente: Diario Infobae, 22 de abril de 2012; info

Subastan una máquina de escribir que perteneció a Truman Capote

La máquina fue subastada en el sitio eBay el 27 de abril pasado por 8.281 dólares. Con ella, el periodista y escritor habría escrito la novela A sangre fría, una minuciosa investigación de un crimen real, el asesinato de una familia de granjeros en un pequeño pueblo  de Kansas, perpetrado en 1959. Capote se tomó siete años para reconstruir y escribir su relato. Realizó numerosas entrevistas y desarrolló un estrecho vínculo con los asesinos, antes de ser ejecutados. La novela constituye un crudo análisis de la sociedad estadounidense con el desorden y la violencia que yacen bajo la apariencia de progreso y desarrollo. Tras la publicación de la novela, en 1966, Capote fue considerado, junto a Norman Mailer y Tom Wolfe, uno de los padres del Nuevo periodismo, un género donde se diluyen los límites entre el periodismo y la literatura.
Fuente: Diario Clarín, 28 de abril de 2012

Un francés dice ser nieto de Hitler

Su padre, Jean-Marie Loret, habría sido concebido durante una breve relación que sostuvo su abuela francesa, Charlotte Lobjoie, con el dictador alemán en 1917, cuando  combatía como soldado en el norte de Francia. Si bien Hitler nunca reconoció como hijo suyo a Jean-Marie, Philippie Loret, el presunto nieto de Hitler, señala como pruebas el tipo de sangre, la caligrafía y documentos oficiales del ejército alemán donde consta que Hitler enviaba dinero a Charlotte durante la segunda Guerra Mundial. Además, en marzo pasado, el hijo de Leonard Wilkes, uno de los primeros soldados que desembarcó en Normandía el “Día D”, dio a conocer un fragmento del diario de su padre, donde manifestaba que el 30 de septiembre de 1944 había visitado la casa donde “Hitler permaneció como cabo en la última guerra” y que había visto a “la mujer que tenía un hijo con él”. Philippe señala que él y sus seis hermanos eran todavía pequeños cuando Jean-Marie les dio la noticia: “Niños, tengo algo que decirles. Su abuelo es Adolfo Hitler”.
Fuente: Diario Perfil, 9 de abril de 2012


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Difusión

Muestras

  • Muchas voces, una historia. Argentina 1810-2010, una exposición permanente de la Casa del Bicentenario, que a través de una video-instalación, recorre la historia del país con imágenes y sonidos, intentando dar cuenta de las complejidades y ambigüedades del relato histórico, expresando la pluralidad de voces y perspectivas de la sociedad. Lugar: Riobamba 985; horarios: de martes a domingo y feriados de 14.00 a 21.00 hs. Ingreso permitido hasta 30 minutos antes del cierre. Entrada libre. (info)*
  • Los porteños vuelven a jugar y a divertirse con los juguetes de ayer. Muestra de los juguetes de la colección del Museo de la Ciudad. En el museo se podrán ver desde un auto de lata, trenes eléctricos, una colección de soldaditos de plomo hasta diminutas máquinas de coser fabricadas entre 1915 y 1960. Lugar: Defensa 219 / 223; horarios: lunes a domingo y feriados de 11 a 19 hs. Sábados, domingos y feriados de 15 a 19 hs. Entrada general: $1. Miércoles, gratis. Tel. : 4343-2123 / 4331-9855 (info)*
  • Museo Histórico Nacional. Se exhiben excelentes grabados, litografías, cuadros, imágenes religiosas y esculturas; banderas, estandartes, armas y uniformes de las guerras de la Independencia; muebles, relojes, partituras, instrumentos musicales y vajillas de las familias tradicionales del siglo XIX; recuerdos de la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo, relicarios y miniaturas, daguerrotipos, fotos y tarjetas postales; aperos, ponchos, objetos de plata y prendas gauchas. Entre sus colecciones pictóricas resaltan los cuadros de José Gil de Castro; las pinturas de Cándido López, un valioso testimonio de la Guerra del Paraguay (1865-1870). También cuentan con los pianos y los forte pianos de la familia Escalada, de María Sánchez de Thompson y de Eduarda Mansilla. En el Museo puede visitarse la reproducción del dormitorio de José de San Martín en Boulogne-Sur-Mer (Francia), ambientado con objetos originales de acuerdo al bosquejo enviado por su nieta Josefa Balcarce. El archivo personal de Adolfo Carranza está abierto para los investigadores. Una valiosa biblioteca de alrededor de quince mil volúmenes, dedicada principalmente a la historia argentina y americana, puede ser consultada por el público general. Horario:
    De miércoles a domingo, de 11 a 18 hs. Los docentes que deseen visitar el Museo con sus alumnos deben enviar un correo electrónico a educacion@mhn.gov.ar. Dirección: Defensa 1600. Informes 4307-1182. (info)*
  • Museo Histórico Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo. El museo cuenta con modernos sistemas interactivos de comunicación que favorecen la participación del público. Se puede acceder al balcón principal del edificio y visitar todas sus salas además de ver sus históricos túneles, a través de una cámara subterránea. cuenta con dos pantallas que les permiten a los visitantes interactuar con la imagen del famoso cuadro del 22 de mayo y con un mapa con los puntos geográficos más importantes de la ciudad en los febriles días de la Revolución de Mayo. Dirección: Bolívar 65. Tel.: 4342-6729 y 4334-1782. Visitas guiadas: Miércoles y jueves a las 15.30; Viernes a las 15.30 (gratis); Sábados, domingos y feriados a las 12.30, 14 (gratis) y 15.30. Las visitas pagas incluyen un recorrido virtual en tiempo real de las construcciones subterráneas del Patio del Museo. Los establecimientos educativos deben solicitar turno a visitascabildo@cultura.gov.ar. Dirección: Bolívar 65. Informes: 4342-6729 y 4334-1782. (info)*
  • Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco. En su colección permanente se encuentra el patrimonio público de platería colonial sudamericana más importante de Iberoamérica. Su pinacoteca abarca desde la época colonial hasta el período independiente. También exhibe piezas de mobiliario de los S. XVIII y S. XIX, documentos, libros, ornamentos religiosos, grabados, cerámica, indumentaria civil y accesorios femeninos. El edificio, conocido como Palacio Noel, es un excelente exponente del movimiento neocolonial y posee hermosos jardines de inspiración española. Más información en info. Dirección: Suipacha 1422. Tel.: 4327- 0228. Horario: martes a viernes de 14 a 19 hs. Sábados, domingos y feriados de 12 a 19 hs. Lunes cerrado. Entrada general $1.*
  • El Museo Nacional de la Historia del Traje, expone un recorrido por las diversas piezas de indumentaria. En sus salas se pueden ver colecciones como  la moda desde 1845-1914; la moda en los años 20; el traje de boda; la moda infantil desde 1890 a 1970, etc. Dirección: Chile 832. Horarios: de martes a domingo de 15 a 19 hs. Visitas guiadas: sábados y domingos a las 17:00 hs. Informes: 4343-8427. (info)*
  • Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio Saavedra, Sala Ricardo Zemboraín: Colección de platería urbana del Siglo XIX. Sala tertulias: Mobiliario, iconografía y artes decorativas correspondientes a la 1ª y 2ª mitad del Siglo XIX. Sala independencia: Testimonios del proceso que se inicia con la Invasiones Inglesas, la Revolución de Mayo y la Independencia Sudamericana. Confederación argentina: Aspectos políticos, sociales, y económicos de los gobiernos de Juan Manuel de Rosas. Lujos y vanidades femeninas del siglo XIX: Peinetones, alhajas, relojes, abanicos y otros accesorios de la moda femenina. Sala Leonie Matthis: La plaza de Mayo desde la fundación hasta el fin del Siglo XIX a través de las aguadas de la pintora francesa. Sala moda: Vestimenta masculina y femenina del Siglo XVIII y XIX. Emisiones, inflación y convertibilidad: La Economía Argentina a través de sus diferentes monedas. Sala de armas: Colección de armas de fuego y armas blancas. Sala Keen: Platería rural. Dirección: Crisólogo Larralde 6309. Horario: Martes a viernes de 9 a 18 hs. Sábados, domingos y feriados de 10 a 20 hs. Tel: 4572-0746 / 4574-1328. Lugar: Visitas guiadas: sábados, domingos y feriados, 17 hs. (info)*
  • Música en Argentina. 200 años. Una mirada retrospectiva sobre las prácticas musicales de los argentinos, desde los pueblos originarios hasta la actualidad. La muestra da cuenta de la evolución y de los rasgos particulares de cada género musical, en el marco de un relato que despliega los procesos sociales, políticos y culturales que los acompañaron. Fotografías, archivos sonoros, audiovisuales, objetos, instrumentos, partituras originales, publicaciones específicas y obras de artistas visuales forman parte del recorrido que acerca a los visitantes un panorama amplio de la música en la Argentina, en el que se desarrollan distintos géneros como el folklore, el tango, la cumbia,
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