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sábado, 28 de septiembre de 2013

Siria sumida en una catástrofe económica

http://spanish.ruvr.ru/2013_09_28/Siria-sumida-en-una-catastrofe-economica-4111/

Сергей Серёгичев

La guerra en Siria se tradujo en la destrucción casi total de la economía nacional. Según evaluaciones de expertos, para la reconstitución se necesitará un cuarto de siglo y todo parece indicar que este plazo no es ningún tope.

El conflicto sirio es, sin duda alguna, uno de los más sangrientos de las últimas décadas. Es muy difícil expresar las pérdidas humanitarias con el seco lenguaje económico. Porque la vida humana no tiene precio. Las pérdidas de la economía nacional de Siria se someten a una valoración más exacta. Se trata de ochenta mil millones de dólares como mínimo. En caso de que los enfrentamientos no cesen para 2015 el número sirios desocupados alcanzará el 58 %, y el 44 % de la población vivirá con menos de 1,25 dólares por día.
He aquí un fragmento de la entrevista con La Voz de Rusia del experto económico y jefe del sector de reseña económica del diario sirio Al Baas, Nassim Id:
–Siria sufre destrucciones diarias a causa de los combates que se libran en su territorio. No se trata de una destrucción salvaje de nuestras tierras, sino de una destrucción planificada minuciosamente de la base económica de Siria. Cuando Occidente y la Liga Árabe nos impusieron sanciones económicas, nosotros superamos perfectamente las consecuencias, ya que Siria tenía entonces poder interno para alimentarse a sí misma. Pero hoy ya se trata de las fábricas dinamitadas por los terroristas, de los nudos de transporte internacional destruidos, de las empresas saqueadas, etc., etc. De tal modo, no han cortado nuestro propio “oxígeno” económico, que respirábamos sin ayuda foránea. Solo nos queda la esperanza en los países del BRICS e Irán. Pero estos aliados están geográficamente más lejos que nuestros enemigos, lo que también permitió a estos últimos complicarnos el proceso de recepción de ayuda. De todos modos, juntos estamos encontrando vías y ellos nos conceden bastante ayuda.
La Siria prebélica se caracterizaba por su economía mixta con alta participación del sector público. El crecimiento anual del PIB a mediados de los años noventa se estimaba en el 3,6 %. En 2003 los ingresos per cápita ascendían a 3300 dólares. Asad padre e hijo favorecían el desarrollo activo del sector privado. Este producía el 25 % del valor de la producción industrial y ocupaba posiciones dominantes en la agricultura (casi el 100 %), en el comercio interno el 90 %, en el comercio exterior el 70 %, en la esfera de los servicios, el transporte automotor, en la construcción de viviendas.
El sector energético era en general para la Siria prebélica la fuente principal de ingresos con reservas exploradas de petróleo de 2,4 mil millones de barriles y de gas natural de 208 mil millones de metros cúbicos. Desde 1974 la extracción de petróleo reportaba la cuarta parte del PIB sirio. No obstante, en los últimos años prebélicos el nivel de extracción de petróleo disminuyó permanentemente. El motivo era el agotamiento de la mayoría absoluta de los yacimientos.
Al propio tiempo, las relaciones económicas con los países vecinos se desmoronaron. Por ejemplo, la normalización de las relaciones con Iraq impulsó el crecimiento del intercambio comercial, que alcanzó los cuatrocientos millones de dólares. Se reanudó la comunicación ferroviaria y el suministro de petróleo por el oleoducto Kirkuk-Baniyas. Se arreglaron las relaciones con la vecina Turquía, interrumpidas sesenta años atrás. Como consecuencia empresas turcas han invertido en Siria unos doscientos millones de dólares.
Estas enormes sumas, por lo visto, han desaparecido. La guerra, desatada en 2011, destruye incesantemente la economía siria. La guerra aún no ha terminado. Pero ya se puede hablar de una verdadera catástrofe económica. El experto del Instituto de Oriente Próximo, Serguéi Serióguichev, dice:
–Independientemente del sector que tomemos, todos ellos sufrieron en gran medida. Y sufrirán aún más. Sobre todo por las sanciones antisirias ya impuestas y que posiblemente se recrudecerán en adelante. Los sirios toman muy en serio el bloqueo de sus cuentas bancarias. Lo que atañe a los bancos estadounidenses está claro. Pero también hay cuentas en bancos europeos. La congelación de esas cuentas será un duro golpe contra Siria. No se trata de la caza de las cuentas de la familia Asad. Se trata de que compañías sirias, grandes, medianas y pequeñas depositan tradicionalmente sus capitales en Europa. Lo interesante del caso es que allí también tienen cuentas compañías que apoyan a la oposición siria. Pero cuándo y si serán congeladas, obviamente, hasta esos detalles no llegarán.
La guerra civil introduce cambios en la estructura de la población. La salida masiva de gente altera la demanda efectiva. Los Asad siempre ponía el acento en el trabajo con las empresas pequeñas y medianas. Las grandes de por sí contaban con apoyo, porque las fuerzas de seguridad sirias, igual que en cualquier país árabe, tenían participación en las grandes empresas. Y ante las empresas pequeñas y medianas se planteaba la tarea de absorber como una esponja toda la miseria. Desde principios de los años 80 se estimulaba la colocación de los jóvenes poco calificados. Ahora el gobierno procura seguir esta línea. Pero es sumamente difícil hacerlo.
El negocio de la construcción ha caído en picado. Potencialmente puede obtener buenos ingresos, pero en condiciones de paz, de las que se está muy lejos. Pero más que nada sufrió la agricultura de Siria, sostiene el presidente de la Sociedad de Amistad y Cooperación Empresarial con los países árabes, Viacheslav Matúzov:
–Siria siempre se enorgullecía de que prácticamente no importa alimentos, trigo. El país siempre estaba satisfecho con sus propias posibilidades en esta esfera. Hasta el inicio de la guerra estaban muy desarrolladas la industria ligera, la industria textil, la industria procesadora de algodón. Las tiendas de Damasco y de las grandes ciudades estaban repletas de productos locales de alta calidad.
Estaban desarrollados la producción artesanal, la extracción de petróleo, la refinación de crudo. En la década de los 70 en Homs se construyó una magnífica refinería de petróleo. Hoy toda la infraestructura industrial está sometida a una gran erosión. Restablecerla será muy difícil. Se requiere mucho tiempo y dinero. Si en Siria se restaura la paz, el país cuenta con todas las posibilidades y recursos para restablecer la industria y la agricultura. Lo importante es poner fin a las acciones militares y lograr un arreglo político.
Sin embargo, muchos analistas suponen que la guerra se prolongará como mínimo hasta 2015. Y, en tal caso, la actual catástrofe económica puede adquirir proporciones impensables. Existe la opinión fundada de que en tal o cual grado se extenderá a toda la región e incluso se hará sentir en los países que hoy apoyan activamente a los insurgentes. Serguéi Serióguichev, afirma:
–Si la Siria, que estamos perdiendo, llega a derrumbarse definitivamente, allí surgirá un “agujero negro”. Será peor que en Somalia. Por consiguiente, la situación en Iraq y el Líbano empeorará bruscamente. Y los norteamericanos tendrán que huir de allí. Quizás más rápidamente que en su tiempo huyeron de Irán. Confiar en que obtendrán buenas ganancias en esto es al menos ingenuo. Si bien hay un proyecto de los propios catarís de establecer su propio gobierno marioneta en Siria. Y a través del territorio de Siria tender una línea de gasoducto a Europa. Pero todo esto son ilusiones, basadas en la seguridad de Catar, de que los islamistas que han sobornado podrán a corto plano, tras el derrocamiento de Asad, establecer en Siria un régimen férreo, que será reconocido por la comunidad mundial y al mismo tiempo dentro del propio régimen no se emprenderá una lucha por el poder. Las esperanzas en tal desenlace son ingenuas, aunque en Doha confían en ello.
El financiamiento del proceso de reconstrucción es un asunto sumamente importante. Los sirios confían en que ellos mismos se las arreglarán. El primer ministro Wael al-Halki declaró no hace mucho que la reconstrucción de Siria se hará con las manos de los propios sirios, con especialistas y compañías nacionales. El experto Serguéi Serióguichev considera que las monarquías del golfo Pérsico están dispuestas a intervenir como patrocinadoras de la reconstrucción:
–Claro está que los catarís y saudíes quieren pagar. Incluso `pueden llegar a pelearse por ese derecho. Pero ellos pagarán por la reconstrucción de su Siria y con el gobierno que a ellos les hace falta. Pero la formación de tal gobierno es una gran ilusión. Por eso la ONU será la que realmente tendrá que pagar. Además, Rusia y China prestarán su ayuda. Pero aún se está muy lejos de la reconstrucción.
Lo más probable es que Rusia y China intervengan como países patrocinadores de la reconstrucción siria, al igual que algunos otros países interesados en la existencia de Siria como Estado. Pero para ello aún queda mucho tiempo. Y los pesimistas, teniendo en cuenta las previsiones de que la guerra civil durará mucho tiempo, suponen que, en general, es imposible salvar la economía de Siria. Y, en cualquier caso, Siria saldrá de la guerra con gigantescas pérdidas de infraestructura, de los mercados de venta y capital humano. Serguéi Serioguichev, dice:
–Siria es un país muy importante para el mundo árabe. Si Egipto es denominado cabeza de ese mundo, Siria es su corazón y alma. Si el país llega a ser aplastado, lo que obtendremos será una potente ola de nacionalismo árabe. Ya ahora se está levantando. Esta ola se mezclará con el islamismo árabe. Y unos y otros con la misma decisión dispararán contra los norteamericanos y europeos (lleven o no uniforme), que se encuentran en territorio del Oriente árabe.
En general, a partir de las consideraciones humanitarias y económicas, lo mejor sería que Siria siga siendo un Estado autoritario bajo la dirección del relativamente pacifista y con educación europea Asad hijo. Así sería mejor para todos, incluso para los opositores políticos del régimen, que, seguramente, recién ahora comprendieron cuán costosa resulta la tentativa de romper el régimen político-social en aras de altos ideales.

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