Posted: 14 Aug 2013 06:30 AM PDT
Una educación integral es aquella que forma ciudadanos con capacidad crítica y fundamentos científicos.
Desde muy joven, cuando despertó en mí la vocación por el magisterio,
adquirí conciencia sobre el deficiente sistema educativo que imperaba
en el país, raíz de casi todos los males, y comprendí que no encontraría
pronta redención pues provenía precisamente del Estado.
En mi libro El país que quiero dedico muchas páginas para exponer cómo este serio problema llegó hasta nuestros días, sumiendo a nuestro país en un agónico estado donde la educación fungía únicamente como el complemento de un sistema económico. Pero mi intención no es sólo retratar esa trágica realidad en que permanecimos por mucho tiempo, sino también aportar a esa nueva visión que inició en 2009 y que abrió la brecha del Cambio en el cual la Educación es un eje principal.
De los gobiernos anteriores heredamos una concepción de la Educación y unas practicas educativas sumamente pobres en contenidos sociales y científicos. Sus metodologías buscaban formar en los alumnos un saber memorizado, y no una capacidad crítica con fundamentos científicos. Así que por 20 años se alejó de las aulas el conocimiento científico, la crítica, la ética y la vinculación del conocimiento con las prácticas individuales y colectivas en la vida real.
Es muy fácil explicar el porqué del deterioro de la educación en los gobiernos de ARENA, pues lo que ellos establecieron (y lo siguen buscando) fue la subordinación del sistema educativo a un modelo económico terciarizado y maquilizado, enmarcado en las recetas de un neoliberalismo radical.
No puedo dejar de mencionar que la escuela fue un lugar donde predominó la exclusión. Donde la pobreza marcaba líneas lo suficientemente fuertes para impedirle a nuestros niños y jóvenes seguir estudiando.
Ese grave estado del sistema educativo no se erradicaría de la noche a la mañana, pero no había más tiempo que perder, así que desde el 2009 en El Salvador se adquirió una nueva visión de la Educación, desde el gobierno, centrada en los niños, niñas y jóvenes, preocupada por la dignificación del magisterio y orientada hacia la formación científica, técnica y ética. Sin lugar a dudas hemos marcado un nuevo rumbo para esta generación y las que vendrán.
Algo que me interesó revertir cuanto antes, desde el Ministerio de Educación, fue la exclusión predominante. Así fue como surgieron programas con un alto contenido social, como la Alimentación Escolar, El Vaso de Leche, zapatos, uniformes y útiles escolares para todos, sin ninguna distinción. Lo que algunos detractores han llamado despilfarro, para nuestra niñez y juventud ha significado oportunidad. Yo lo llamaría justicia.
En lo personal, concibo la educación como un bien innato de cada persona. No existe razón para negarle a un niño el aprendizaje. Quien se oponga a la construcción de un sólido sistema de educación, está a favor de la desigualdad y el retroceso.
Mi compromiso es seguir trabajando por que la escuela siga siendo un lugar donde menos se dé la exclusión, sea educativa, cultural o social. La escuela debe ser el máximo lugar donde se enseñe a vivir en un mundo equitativo y cada vez mejor. Mucha razón tenía el filósofo chino Confucio cuando decía que donde hay educación no hay, no debe haber, distinción de clases.
Amable lector, creo que coincidimos en que la calidad de la educación es una de las principales herramientas para forjar el Cambio, pero me gustaría saber qué papel juega la educación en tu visión de país.
Recuerda que puedes leer en línea o descargar El país que quiero.
En mi libro El país que quiero dedico muchas páginas para exponer cómo este serio problema llegó hasta nuestros días, sumiendo a nuestro país en un agónico estado donde la educación fungía únicamente como el complemento de un sistema económico. Pero mi intención no es sólo retratar esa trágica realidad en que permanecimos por mucho tiempo, sino también aportar a esa nueva visión que inició en 2009 y que abrió la brecha del Cambio en el cual la Educación es un eje principal.
De los gobiernos anteriores heredamos una concepción de la Educación y unas practicas educativas sumamente pobres en contenidos sociales y científicos. Sus metodologías buscaban formar en los alumnos un saber memorizado, y no una capacidad crítica con fundamentos científicos. Así que por 20 años se alejó de las aulas el conocimiento científico, la crítica, la ética y la vinculación del conocimiento con las prácticas individuales y colectivas en la vida real.
Es muy fácil explicar el porqué del deterioro de la educación en los gobiernos de ARENA, pues lo que ellos establecieron (y lo siguen buscando) fue la subordinación del sistema educativo a un modelo económico terciarizado y maquilizado, enmarcado en las recetas de un neoliberalismo radical.
No puedo dejar de mencionar que la escuela fue un lugar donde predominó la exclusión. Donde la pobreza marcaba líneas lo suficientemente fuertes para impedirle a nuestros niños y jóvenes seguir estudiando.
Ese grave estado del sistema educativo no se erradicaría de la noche a la mañana, pero no había más tiempo que perder, así que desde el 2009 en El Salvador se adquirió una nueva visión de la Educación, desde el gobierno, centrada en los niños, niñas y jóvenes, preocupada por la dignificación del magisterio y orientada hacia la formación científica, técnica y ética. Sin lugar a dudas hemos marcado un nuevo rumbo para esta generación y las que vendrán.
Algo que me interesó revertir cuanto antes, desde el Ministerio de Educación, fue la exclusión predominante. Así fue como surgieron programas con un alto contenido social, como la Alimentación Escolar, El Vaso de Leche, zapatos, uniformes y útiles escolares para todos, sin ninguna distinción. Lo que algunos detractores han llamado despilfarro, para nuestra niñez y juventud ha significado oportunidad. Yo lo llamaría justicia.
En lo personal, concibo la educación como un bien innato de cada persona. No existe razón para negarle a un niño el aprendizaje. Quien se oponga a la construcción de un sólido sistema de educación, está a favor de la desigualdad y el retroceso.
Mi compromiso es seguir trabajando por que la escuela siga siendo un lugar donde menos se dé la exclusión, sea educativa, cultural o social. La escuela debe ser el máximo lugar donde se enseñe a vivir en un mundo equitativo y cada vez mejor. Mucha razón tenía el filósofo chino Confucio cuando decía que donde hay educación no hay, no debe haber, distinción de clases.
Amable lector, creo que coincidimos en que la calidad de la educación es una de las principales herramientas para forjar el Cambio, pero me gustaría saber qué papel juega la educación en tu visión de país.
Recuerda que puedes leer en línea o descargar El país que quiero.
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