Al-Ajbar (edición en lengua inglesa)
| Traducción para Rebelión de Loles Oliván. |
El Gobierno israelí va contra reloj para dar el toque definitivo a su proyecto de anexionar y judeizar Jerusalén Oriental. Los palestinos representan aproximadamente el 58% de los residentes de Jerusalén Oriental hoy en día. Los planes israelíes en vigor tienen como objetivo reducir el porcentaje de palestinos de Jerusalén Oriental aproximadamente en un 10%. Israel ha mostrado su determinación a la hora de forzar hechos irreversibles sobre el terreno desde el primer día de la ocupación. El 10 de junio de 1967, el gobierno israelí demolió el barrio marroquí, junto al Muro de las Lamentaciones, para hacer un espacio público para los fieles judíos, destruyendo 135 edificios residenciales históricos.
En 1980, Israel declaró oficialmente la anexión de Jerusalén Oriental al aprobar la Ley de Jerusalén en la Knesset, declarando a toda Jerusalén, Occidental y Oriental, como la capital unida de Israel. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó esa declaración en su Resolución 478. Esta desaprobación no impidió que Israel siguiera libremente sus objetivos.
El cerebro de los planes israelíes para Jerusalén es el ex-alcalde Teddy Kollek. La estrategia que ideó consta de dos partes: apoderarse de la tierra y expulsar a los palestinos.
El gobierno israelí se apoderó de las tierras de Jerusalén Oriental a través de la creación de la Ley de los Ausentes, de la construcción de asentamientos y del muro del Apartheid.
Los cambios demográficos también se vieron afectados por el aumento de los colonos judíos en Jerusalén Oriental. La Oficina Central Palestina de Estadísticas (PCBS) estimaba a finales de 2011 [4] que 267.643 colonos vivían en 26 asentamientos en Jerusalén Oriental.
Dado que Israel se anexionó Jerusalén Oriental, las leyes estatales eran de aplicación para la ciudad. El gobierno israelí utilizó la Ley de Propiedad de los Ausentes para apoderarse de grandes extensiones de tierras palestinas. Esta ley había sido aprobada en 1950 en un intento de legalizar la adquisición de las tierras de los refugiados palestinos expulsados en 1947 y 1948.
En entrevista con Al-Ajbar, Ziad Hammuri, director del Centro de Jerusalén para los Derechos Sociales y Económicos (CJDSE) afirmaba: “El gobierno de Israel ha confiscado aproximadamente el 86% de la tierra palestina en Jerusalén Oriental desde la ocupación”. Las confiscaciones masivas han limitado la expansión de los barrios y aldeas palestinas en Jerusalén.
El Muro del Apartheid fue construido como medio de anexionar a Jerusalén tierras vaciadas [de población]. En algunos casos, se anexionaron zonas habitadas reclamando las tierras al tiempo que se rechazaba a sus habitantes. Al-Walayeh, pueblo al sur de Jerusalén, es un ejemplo. El gobierno de Israel anexionó vastas áreas de tierra en al-Walayeh así como sus casas. En la actualidad, muchos palestinos viven en sus propias casas “ilegalmente” [de acuerdo con las leyes israelíes] en dichas áreas anexionadas. Lo mismo ocurrió en las zonas de Anata y Beit Yala.
Jan de Jong, urbanista geoestratégico de la Sociedad Académica Palestina para el Estudio de Asuntos Internacionales (PASSIA), afirmaba en una entrevista: “El gobierno israelí opera para ampliar drásticamente los asentamientos en Jerusalén”.
“El anillo [Muro del Apartheid] alrededor de Jerusalén está básicamente terminado. Es sorprendente comprobar hasta qué punto han avanzado ya los planes... El viejo mapa de Oslo podría cambiarse”, añadió Jan de Jong.
Control demográfico
Según las investigaciones de PASSIA, la población palestina en Jerusalén Oriental disminuyó en un 18,8% en las primeras semanas de la ocupación. A los dos años de la ocupación, el porcentaje de palestinos en Jerusalén Oriental se redujo del 100% a tan sólo el 67,2%. En 2011 se había reducido a solo el 58% (382.041 palestinos).
Tras la anexión de Jerusalén Oriental, a los habitantes de Jerusalén se les otorgó un carnet de identidad azul de Jerusalén de acuerdo con la Ley de Entrada en Israel. Dicha ley fue aprobada en la Knesset en 1952. Regula la concesión de residencia a los ciudadanos no israelíes.
“La mera idea de que nos otorguen un carnet de identidad azul según esta ley, como si fuéramos recién llegados, supone que estaban dispuestos a reducir la población palestina de Jerusalén en cualquier momento”, decía Hammuri. De acuerdo con la ley, la residencia podrá ser revocada en tres casos: pasar más de siete años en el extranjero, adquirir la residencia en otro país, o conseguir una ciudadanía extranjera.
Entre 1967 y 2011, el gobierno israelí revocó la residencia de 14.561 palestinos de Jerusalén Oriental, según las últimas estadísticas del CJDSE . Un comisionado de la ONU para los Derechos Humanos estima que en 2010, 10.000 niños y niñas palestinos de Jerusalén Oriental no fueron registrados porque sólo uno de los progenitores era residente permanente.
Yakir Segev, quien ocupa la cartera de Jerusalén Oriental en el Ayuntamiento de Jerusalén, declaraba en la Universidad Hebrea en enero de 2010 que los barrios palestinos detrás del Muro de separación ya no formaban parte de Jerusalén.
En diciembre de 2011, el alcalde de Jerusalén, Nir Barakat anunció que el Ayuntamiento no tardaría en clasificar a 70.000 ciudadanos de Jerusalén como no residentes, en referencia a los palestinos que viven detrás del Muro. Añadió que esas áreas estarán bajo la administración civil de Cisjordania.
“Se trata de una declaración peligrosa”, afirmaba Hammuri. “Significa que los palestinos de estas zonas quedarán sujetos a la jurisdicción militar”.
Hoy en día, 290.000 palestinos poseen el carnet de identidad de Jerusalén. Según Hammuri, entre 100 mil y 120 mil de ellos viven detrás del Muro.
“Es muy probable que los planes de futuro del Ayuntamiento incluyan la eliminación de barrios palestinos densamente poblados de Jerusalén que quedan actualmente dentro del Muro”, añadía. “Este plan incluirá Essawiyeh, Sur Baher, Im Tuba y Anata”.
Las decenas de miles de palestinos cuyas residencias serán revocadas serán considerados ausentes de acuerdo con la legislación israelí. Posteriormente, todas las propiedades que posean en Jerusalén serán confiscadas por el Estado.
En 1995, el gobierno israelí introdujo el concepto de “centro de vida”, eludiendo la Ley de Entrada en Israel. “El concepto de centro de vida significa que uno está obligado a demostrar la residencia permanente en Jerusalén durante al menos dos años”, decía Hammuri. “El concepto es vago. El gobierno puede definirlo como se le antoje”.
A través de la construcción del Muro del Apartheid, el gobierno israelí ya ha logrado deshacerse de muchas aldeas densamente pobladas y barrios palestinos como Abu Deis, Shuafat, Qalandia y otros. Sin embargo, permanecen bajo la jurisdicción del Ayuntamiento israelí de Jerusalén. En esos barrios, se estima que unos 100.000 palestinos aún mantienen el carnet de identidad azul de residencia en Jerusalén.
Los palestinos residentes en los barrios que están justo detrás del Muro pasan la mayor parte del día en la Ciudad [dentro del Muro]. Vienen por trabajo o por educación. “Como al acabar la jornada duermen en casa, detrás del Muro, su ‘centro de vida’ no se considera Jerusalén”, señala Hammuri.
En las zonas alejadas del Muro [dentro de los límites del municipio de Jerusalén], los palestinos de Jerusalén que poseen carnet pagan todos los impuestos y reciben asistencia médica y seguridad social por parte del gobierno israelí. Las transacciones gubernamentales se procesan en oficinas especiales designadas por el Ayuntamiento dentro de un complejo en un check point.
A principios de 2011, el Ayuntamiento de Jerusalén dejó de requerir a algunos residentes de estas áreas que pagasen el impuesto Arnona. Pagar el impuesto Arnona es una condición previa para demostrar que el centro de vida se encuentra en Jerusalén. “Estas oficinas gubernamentales especiales designadas en los puntos de control son una trampa”, dijo Hammuri. “El gobierno las utiliza para recopilar datos sobre los palestinos que viven tras del Muro y, posteriormente, revocarles su residencia en virtud de su concepto de centro de vida”.
A principios de 2012, el gobierno israelí presentó una nueva tarjeta magnética que reemplaza los identificadores azules actuales. Actualmente, la adquisición de la tarjeta es opcional. En dos años se convertirá en obligatoria para todos los ciudadanos israelíes y residentes de Jerusalén.
Esta tarjeta magnética contiene información biométrica, registros de impuestos, movimientos [entre Jerusalén y Cisjordania], registros y otras informaciones. Hammuri cree que en un futuro próximo los habitantes de Jerusalén estarán obligados a solicitar permisos para entrar en Cisjordania. “Van a declarar todos los puestos de control como puntos de frontera internacionales”, dijo Hammuri.
A partir de noviembre de 2011, a los habitantes de Jerusalén se les permitió utilizar sus documentos de identidad de Jerusalén en el extranjero. Los palestinos de Jerusalén Oriental están obligados a depositar sus documentos de identidad en el Puente Allenby [salida terrestre por Jordania] antes de salir del país. Hammuri predice que a los jerusalemíes que vivan en el extranjero no se les concederá la nueva tarjeta magnética y los identificadores de color azul que llevan no serán más que un inútil pedazo de papel.
El fantasma de Jerusalén
El vaciado de Jerusalén de sus habitantes se está llevando a cabo de manera “sutil”. El gobierno israelí no expulsa físicamente a los palestinos, la revocación de la residencia se está llevando a cabo por etapas. A medida que pase el tiempo, a miles de palestinos de Jerusalén se les prohibirá entrar en la ciudad.
En 2010, el gobierno israelí estableció un precedente al ordenar la expulsión de cuatro miembros de Hamas en el Consejo Legislativo Palestino. Las órdenes de expulsión se basaron únicamente en sus actividades políticas. Ello se produjo por aplicación de la Ley de Lealtad, que pronto entrará en vigencia a una escala más amplia. El parlamentario de Hamas Muhammed Abu Teir advirtió en 2010 que la orden de expulsión que recibió fue la primera de una serie de órdenes de expulsión de 315 palestinos políticamente activos en Jerusalén.
“En un futuro próximo, los palestinos políticamente activos en Jerusalén serán expulsados bajo la Ley de Lealtad”, dijo Hammouri. “Es una de las leyes más ridículas. Pretenden que seamos leales a nuestros ocupantes”.
En su esfuerzo constante por perseguir sus planes sin ser molestado, el gobierno israelí está “drogando” a los palestinos. Las restricciones para entrar en Jerusalén durante este Ramadán se relajaron de manera sin precedentes desde el estallido de la Segunda Intifada en 2000. La Agencia de Noticias Maan informó de que el gobierno israelí otorgó alrededor de 150.000 permisos a palestinos para entrar en Jerusalén en el Eid al-Fitr. Incluso los empleados de las fuerzas de seguridad palestinas, a quien se les prohibía previamente obtener los permisos, los obtuvieron. A los palestinos en cuyos archivos constaba la prohibición por causas de seguridad se les concedió permisos a pesar de dicha prohibición de seguridad.
Los palestinos están siendo “domesticados” y llevados a aceptar la realidad israelí para los años venideros. “Mientras tanto, uno soñará y vivirá la fantasía de ser habitante de Jerusalén con carnet”, decía Mahdi Abdel Hadi, director y fundador de PASSIA. “Pero no tendrá valor alguno, ya que uno no forma parte del sistema israelí”. Actualmente, el gobierno israelí está evaluando la reacción de los palestinos. Estamos en la fase experimental de los planes israelíes para Jerusalén.
La infraestructura israelí fue construida desde la determinación de no retirarse de Jerusalén Oriental. En 2011, Israel terminó de construir el tren ligero de Jerusalén. La vía del tren ligero conecta los asentamientos de Jerusalén oriental con el centro de Jerusalén Occidental. La carretera principal que conecta Jerusalén con Tel Aviv, “Carretera 1”, atraviesa partes de las tierras ocupadas en 1967 [área de Latrun].
The Guardian publicó en marzo de 2009 un informe de la UE que establece que: “los hechos israelíes sobre el terreno” —incluyendo los nuevos asentamientos, la construcción del Muro, las discriminatorias políticas de vivienda, las demoliciones de casas, el régimen de permisos restrictivos y el cierre continuo de las instituciones palestinas— aumentan la presencia judía israelí en Jerusalén Occidental, el debilitamiento de la comunidad palestina en la ciudad, impiden el desarrollo urbano palestino y separan a Jerusalén oriental del resto de Cisjordania”.
Las estadísticas de 2010 del Instituto Nacional de Seguros israelí afirma que el 78% por ciento de los palestinos de Jerusalén se encuentran por debajo del umbral de pobreza. En la actualidad, hay 20.000 órdenes de demolición permanentes de casas e instalaciones palestinas en Jerusalén Oriental.
A este paso, dentro de dos años habrá una mínima presencia palestina en Jerusalén. Los negociadores palestinos se enfrentarán a nuevos hechos sobre el terreno que harán imposible llegar a un acuerdo aceptable sobre el estatuto de Jerusalén. El gobierno israelí continúa en punto muerto para ganar tiempo a fin de completar sus planes, mientras que la comunidad internacional le sigue el juego y sus acciones son sólo tinta sobre papel.
Fuente: http://english.al-akhbar.com/node/11743
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