ACLARACIÓN

El Blog FARABUNTERRA, no tiene ninguna responsabilidad por el contenido de los sitios que han sido citados como fuente, los cuales se seleccionan según las normas del diálogo abierto y civilizado.
Las imágenes y productos multimedia, son extraídos en su gran mayoría directamente de la Red. En el caso de que la publicación de algún material pudiera lesionar derechos de autor, pido por favor ser notificado por correo electrónico ubicado en la parte superior para su inmediata remoción
.
PARA NUESTROS ENEMIGOS IDEOLÓGICOS LES DECIMOS DESDE SIEMPRE: NO NOS CALLARÁN!!!
TODOS SOMOS UNOS!

Nuestro facebook, otra oportunidad màs para enterarte de nuestro acont ecer

Nuestro  facebook, otra  oportunidad  màs  para enterarte  de  nuestro  acont ecer
Click en imagen

jueves, 17 de noviembre de 2011

EL real Hombre Araña!


Arístides Espinoza

Cuentos de Misterio


La Unión, El Salvador 1975

Hace ya mucho tiempo que mi esposa contrato a una joven campesina procedente del oriental Departamento de La Unión y una vez ya entrenada para que se ocupara en la ayuda en los oficios domésticos, luego de varias semanas cuando ya había aprendió lo básico y se había familiarizado con la familia comenzó a hablar del hombre araña. Un sujeto que lo describía con mucha precisión y que aseguraba vivía en El Cerro Brujo de la región pero admitía que nunca lo había visto, que era su abuelo quien lo había confrontado en mas de alguna ocasión, y lo describía como un ser real que pensé que bien podría tratarse de una persona deforme, un fenómeno natural que la imaginación popular calificaba de esta forma pero también podría tratarse de una visión fantasmal ligado a la Licantropía, algo semejante a lo se decía en el pueblo de Atiquizaya sobre La mujer Coyote. Y si bien no se trataba de ninguna de estas cosas podría tratarse de un disfraz, un truco como el caso de la Mujer Serpiente que se presentaba en un circo que llego a San Mateo California. Pasados unos meses la joven abandono su trabajo y dejo dos dibujos pintados con crayón negro sobre una de las paredes de su dormitorio. La primer figura presentaba un hombre erecto `y jorobado; cabeza pequeña con dos colmillos que salían de su mandíbula superior y todo su cuerpo cubierto de pelo negro donde escondía sus dos pequeñas extremidades inferiores adicionales que le colgaban de su tronco. En la otra figura arrastraba sus piernas naturales mientras estas extremidades extras y cortas le servían para sostener su cuerpo para caminar como un arácnido. Mi hija Joanna de cinco años descubrió los dibujos y mas fascinada que temerosa nos mostró la piedra amarilla brillante del tamaño y forma de un huevo que encontró debajo de su cama de la joven campesina, que ella aseguraba pertenecía al Hombre Araña. Según era la evidencia que dejaba cuando por las noches incursionaba por los ranchos para robarse gallinas. Siempre hablaba de esta piedra pero jamás nos la había mostrado. La dejo como recuerdo, mi mujer procedió a borrar los dibujos, les rego agua bendita y como broma dije: ¡Si logro atraparlo un día lo regalare a un circo! No se si decir esto fue como una maldición para consigo mismo pues tiempo mas tarde lo iba a confrontar en circunstancias especiales. El año siguiente para Semana Santa nos fuimos de vacaciones a la playa El Tamarindo situada en el mismo departamento de La Unión de donde precisamente era originaria la ex empleada doméstica, donde aseguraba vivía El Hombre Araña y luego de disfrutar una semana de sol y playa fuimos los últimos en abandonar ese lugar turístico. Ese día partimos en horas de la tarde y cuando había avanzado unos cinco kilómetros el motor de mi Volvo Station Wagon S-122 dejo de funcionar. Me baje, trate de revisar que diablos era la falla, nos quedamos varados en esa parte de la carretera con tal mala suerte que el trafico en ambas direcciones era nulo. Esto era preocupante porque no me iba a arriesgar a esperar la noche; la única opción era retornar a pie y dejar el vehículo abandonado. Caminando de vuelta sobre ese tramo de la carretera, cerros a la izquierda y mar a la derecha. Tenia la esperanza de encontrar un mecánico que asistía el hangar donde estacionaban las avionetas que llegaban pero la suerte no pudo estar peor. No se encontraba, el dueño del hospedaje donde pasamos la semana me aconsejo que no era conveniente dejar el vehículo abandonado; el riesgo que pudiera ser desmantelado era alto, no desatendí su consejo, tampoco fue difícil contratar a un joven pescador que estuviera dispuesto a pasar la noche en ese lugar, y una vez que lo contrate arribamos ya cayendo la tarde. Me quede por si acaso pasaba alguien o que me ayuda a remolcarlo, el calor era insoportable, busque música ranchera para animar el ambiente y sorpresivamente en la guantera del vehículo donde guardaba mi 38 SW me encontré con la piedra color amarillo en forma de huevo que tantas veces mencionara la ex expleada domestica, la misma que encontró mi hija debajo de su cama y que no la volví a ver y que supuse ella la había guardado en ese lugar. No pude evitar recordar al Hombre Araña, se la mostré al pescador, ¡la examino con miedo y asombro! ¿Me pregunto como la había obtenido? Le di los pormenores, me aseguro que efectivamente era el tipo de piedra que se encontraba en los patios de las viviendas que Augusto Pichinte dejaba cuando bajaba a robarse las gallinas. ¡Ahora resultaba que el Hombre Araña tenia nombre y apellido? Pensé que su existencia no era precisamente un mito sino iba mas allá de lo fenoménico. El joven pescador no pudo ocultar su nerviosismo, beso su escapulario, me aseguro que se trataba de un ser ¡mitad humano y mitad arácnido! Una criatura que se movía en las sombras de la noche y a pesar del nerviosismo no había nada que temer. Puse la música ranchera, esa noche había luz de luna llena, ningún vehículo paso, el calor era excesivo, las nubes de mosquitos avasalladoras, a la hora de dormir mi acompañante ocupo el asiento posterior, me acomode detrás del volante en el asiento del motorista pero reconciliar el sueño iba a ser difícil. Las horas transcurrían lentamente y pasada la media noche con rumor de mar, nubes hechiceras, nubarrones negros, sombras sobre los cerros, playa bañada por luz de plata y cientos de cangrejos caparazón roja que corrían entre los cúmulos de arena, logramos quedarnos dormidos. Allá afuera se cruzaba una que otra ave nocturna, y ya medio dormidos fuimos despertados por una fuerza descomunal que sacudió el vehículo. Creí que se trataba de un buey se había arrimado, podría tratarse de un temblor de tierra. A todo esto el silencio era descomunal, las olas se habían alejado de la playa mas de lo debido y fue entonces que vi una sombra que se movía enfrente del vehículo. Encendí la luz alta, a los 45 grados Celsius ambientales se sumaron otros 100 de suspenso y miedo. Frente a mis pupilas y a los ojos del pescador unos 6 metros adelante una figura deforme, grotesca y erecta con joroba pronunciada se movía. El Hombre Araña estaba allí como diciéndome aquí estoy y lo observe con las mismas características como la ex empleada doméstica lo describía, mas allá del mito, como lo dejara dibujado en la pared de su dormitorio frente a la tenaz resistencia, mi incredulidad, frente a una realidad existente que sin piedad superaba la leyenda. Augusto Pichente se inclinó para tomar la posición de un arácnido y lo vi caminar aun dentro del foco, en dirección a la playa hasta que se salió del enfoque tan siniestro como fantasmal bajo la complicidad de una nube negra que le ayudo a desaparecer sin poder comprobar que bien podría tratase de caso de licantropía como la Mujer Coyote de Atiquizaya. Su cuerpo peludo, su pronunciada joroba y como se arrastraba con sus extremidades inferiores naturales como para decir que se trataba de algo espeluznante en medio de la noche. El joven pescador lo pudo contemplar lo que sus abuelos testimoniaban tan aterrado por el susto tampoco que no supe donde guardaba mi 38 SW y no se si fue el miedo o el espíritu de conservación que me impulso e inconcientemente accione el switch del encendido, el motor respondió normal, acción seguida una audaz maniobra en U para retomar la carretera y pocos minutos después arribe a ese centro turístico. el El pescador muerto de miedo no dijo una sola palabra, se bajo, me miro con torvos ojos como si le hubiera jugado una broma pesada. Se perdió entre la ranchería, mi mujer estaba sorprendida, me vio retornar a esa hora de la madrugada con una historia que contar, me hizo mil preguntas, y no me creyó una sola palabra. Amaneció y una vez que tomamos el desayuno fuimos en busca del pescador para entregarle la paga por su servicio. Esperaba que me sirviera de testigo, se rehusó hablar conmigo, entonces busque la piedra amarilla pero no la encontré por ningún lado. Supuse que el joven se había quedado con ella. Mi hija estaba fascinada, mi encuentro con el Hombre Araña le parecía sensacional pero mi mujer simplemente argumento que lo había inventado todo para impresionarla.

Fin

No hay comentarios: