LA SIMPLICIDAD DE MI VIDA

Dichoso de mi que nunca aspiré a cosas materiales, que no siendo conformista ni nihilista aprendí desde temprano a buscar lo que quería, dichoso que me alegro con una gota de rocío y puedo ver en ella los océanos de mi vida, dichoso de haber metido desde temprano el campo en mis entrañas.

Amo la lluvia porque son gotas de vida sobre toda la tierra, amo el alma de los ríos que cantan su canción de eterna permanencia y el mar que es la conjugación eterna de la vida.

Amo el amor porque sólo amando la humanidad puede humanizarse, porque la vida es corta para perderla odiando,

Doy vida a mi edad y no edad a mi vida. Mi vida es un vuelo de ave al infinito y no temo a la muerte porque conozco su inexistencia desde antes que apareciera.

Sólo muere la ignorancia, sólo existe la muerte para los cerebros embrionarios, como sólo existe la tristeza para los que gozan de la misma.

Amo el polen, la semilla más sencilla, el pequeño embrión de la existencia interminable, no todo lo que tiene principio tiene fin, ni todo fin marca un nuevo principio.

Amo la belleza de la mujer, en ella se conjugan los elementos más sublimes de la creación, la mujer es la vida y la continuidad permanente de la existencia, todo lo que existe se debe a ella, toda la belleza está en ella, ahí crece el jardín que dura eternidades y el mar que por inmenso no existiría, si no ella, mirad los colores del arco iris en su mirada y en sus ojos los luceros y estrella de la vida, es semilla de amor que nada pide y aun germina sobre el temple de la roca.

La mujer es como la tierra y el universo, es la madre de la existencia, todo lo que el ser humano ha hecho a lo largo de la historia viene de un vientre común que es nuestra madre universal.

Mira en los rayos del amanecer y el la policromía del ocaso la imagen de tu madre. No busques la belleza donde no se encuentra, es la mujer la excelsa representación de la estética universal. Mira en tu madre la montana encendida en primaveras, mírala en la vertiente del río que es la vertiente de la vida.

Ama con el alma a la mujer y habrás resuelto tu problema existencial, no hay grandeza sin ella, como no hay belleza, ni historia que grabe la memoria sin ella. Mírala y admírala en el más dulce verso delta y en el más delicado lienzo del pintor la sagrada imagen de la madre.

No te enredes, que en el corazón de lo sencillo esta la grandeza de lo humano.