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viernes, 8 de julio de 2011

4 DE JULIO: UN DIA PARA NACER Y MORIR

MONCADA Grupo de lectores en el mundo


GÓMEZ BARATA.13.jpg Jorge Gómez Barata
Publicación Original en MONCADA
Burlada por un hacker, el pasado 4 de julio, Día de la Independencia de los Estados Unidos, la cadena Fox dio por muerto al presidente Barack Obama. El equívoco reflotó un recuerdo: el 4 de julio de 1826, el mismo día y año, fallecieron John Adams, segundo presidente de los Estados Unidos y Thomas Jefferson tercero. Alguna vez tuve la idea de asociar la obra de Ron Kovic: Nacidos el 4 de Julio, recreada por Oliver Stone y Ton Cruise con la suerte de aquellos patricios que murieron cuando él nacía.
Los muertos el 4 de julio (Adams y Jefferson) son dos de las más relevantes personalidades de la historia norteamericana, hombres que vivieron lo suficiente para ser precursores y forjadores de la primera revolución social en el Nuevo Mundo, un evento de enorme trascendencia que instaló el primer estado de derecho, la primera república regida por una Constitución y por gobernantes electos.
Convertidos en brillantes figuras intelectuales y políticos avezados, ambos participaron juntos en la redacción de la Declaración y de la Constitución. Adams murió a la edad de 91 años y Jefferson a los 83 y alcanzaron a ver el país consolidado. El día de su muerte gobernaba ya el sexto presidente electo bajo la Constitución y segundo de la generación no histórica, precisamente John Quincy Adams.
El núcleo dirigente de la epopeya norteamericana o la vanguardia de la revolución estuvo integrada por unos 50 hombres liderados por Washington y comprometidos con la fundación del país y se las arreglaron para, sin faltar al compromiso con la democracia, mantener en sus manos la riendas de la Nación durante los siguientes 20 años.
John Adams, fue el primero en ocupar la vicepresidencia con Washington y el segundo presidente de los Estados Unidos que tuvo como vice a Jefferson que sería el tercero. Adams fue el primero de los presidentes norteamericanos en conducir una guerra, el que inauguró a Washington como capital y gobernó desde la Casa Blanca. En la hora de su muerte el país era gobernado por John Quincy Adams, su hijo. Él, con George Bush, fue uno de los dos presidentes que vivieron para ver a sus hijos ostentar el mismo cargo.
Por su parte Thomas Jefferson fue el artífice de la tesis de que al proceder en calidad de particulares, los primeros colonos conocidos como “Padres Fundadores”, no eran representantes ni súbditos de la Corona Británica, sino “expatriados” calificados para establecerse por su cuenta y elegir ellos mismos a su soberano. Versado en Derecho, Historia y Filosofía se le consideró una autoridad en Botánica, Geología y Cartografía. Dominaba el francés y conocía el griego y el latín, hasta hoy el más culto de todos los mandatarios estadounidenses. Fue uno de los ocho nativos de Virginia que han llegado a la Casa Banca y uno de los seis que, aun después de la independencia fueron propietarios de esclavos. Durante su presidencia se efectuó la compra de Luisiana con lo cual, con 15 millones duplicó el territorio del país.
Paradójicamente, según cuenta Ron Kovic, en su obra, no por haber venido al mundo un cuatro de julio se es afortunado. Nacido cuando en 1946 se celebraba el 170 aniversario de la independencia, fue reclutado y enviado a Vietnam donde el 20 de enero de 1968 fue herido en combate, quedó paralitico para siempre y al ser desmovilizado se convirtió en un pacifista y activo critico de aquella guerra que no sólo consideró injusta sino también estúpida, convirtiéndose en el prototipo del antihéroe y líder de los maltratados veteranos.
El libro de Kovic y el filme de Oliver Stone se convirtieron en una vigorosa denuncia, no sólo a la guerra de Vietnam sino a todas las aventuras militares de Estados Unidos en el extranjero. Su denuncia no resta brillo ni significado a la fecha del cuatro de julio, aunque establece una cruda paradoja: lo que comenzó siendo el suceso más avanzado de su tiempo, puede también dar lugar a actitudes retrogradas.
Probablemente el hacker que propaló la falsa noticia de la muerte del presidente Barack Obama un cuatro de julio, no sepa que dos ilustres norteamericanos murieron ese mismo día en el mismo año y mucho después nació otro cuya experiencia matiza la grandeza de la efemérides. Allá nos vemos.
La Habana, 06 de julio de 2011

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