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martes, 10 de mayo de 2011

INTERPRETANDO EL ESPECTRO POLÍTICO





Tod@s los militantes que vienen de la Generación del 70 y anteriores a ésta, tienen particularidades que los diferencian de la generalidad de salvadoreños y en especial de todos los que forman el espectro político de la izquierda nacional posterior a esa generación

Los viejos militantes han hecho de la causa política una forma de vida y es ello mismo lo que los diferencia de los demás. Han vivido, viven y seguirán viviendo una vida inmersa en el circulo que se iniciara en los últimos años del sesenta, lo cual, para bien, los diferencia de la otra parte de la población y aun de la joven militancia, ya no digamos de la gente que milita en otros partidos.

Respeto mucho a esa Generación de Libertad. A ella se deben los pocos cambios que se operan en la vida nacional y si no se profundizan no es por el deseo de los integrantes de dicha generación, sino a factores fuera del alcance de sus decisiones.

Es digno e importante ver a esa gente por lo que es: luchadores sociales cuyo sueño sigue siendo el cambio social en nuestro país, en medio del desastre social al cual ha llevado el imperialismo a todos los pueblos de la tierra.

Las críticas mordaces entre los mismos militantes y la gente en particular no abonan nada de bueno. Se critica porque unos y otras tienen trabajos bien remunerados, tienen una casa donde vivir, carros, etc., pero se olvidad que como trabajadores y trabajadoras tienen derecho a un salario. Se critica porque no han hecho lo que dijeron y no han sido capaces de darle a todos y todas lo que necesitan y merecen. Se critica por todo y se contribuye con nada.

Conozco militantes, comandantes algunos y algunas, que aun viven las mismas casas familiares de mucho antes de la guerra y es más, un día me encontré con un viejo compañero que aun maneja la vieja camioneta volvo que manejaba el 75 y no sé cómo le hace pero aun está buena.


Conozco militantes que venían de familias poderosas política y económicamente y que fueron a parar a la cárcel y que no han hecho su dinero con los trabajos que ahora tienen. También conozco gente que de la noche a la mañana aparecieron con mansiones aun estando dentro del partido, a esa gente hay que tenerle cuidado porque aquí no hay nada que se pueda ocultar y tarde o temprano les van a pedir cuentas.

Amo y respeto a esa generación por ser la generación del sacrificio. En cada hogar hay un muerto, otro en exilio y otro desaparecido, al menos. Hogares enlutados con la sangre familiar cubriendo el pavimento o la montaña, matrimonios destruidos orfandad, carreras truncadas y todo lo que conlleva el sacrificio por la libertad.

Amo y respeto a esa generación porque veo en algunos y algunas de la Vieja Dirigencia, a personas ejemplares, honestas y dignas de llamarse revolucionarias y de ser imitadas por las presentes y futuras generaciones.

Amo y respeto a esa generación de la cual algunos forjadores dirigen ministerios del actual gobierno y sin menospreciar lo que otros hacen, puedo decir con objetiva claridad que los hombres y mujeres de esa generación desempeñan sus puestos con el mismo amor y dedicación con la que en el pasado se dedicaron a las luchas de nuestro pueblo.

Un día una señora diputada le dijo a otro señor diputado también: y vos viste en la guerra a éste, no contestó, el otro. Calle sin dar explicación alguna; sin embargo yo no los vi desde el 68 al 85 ni las razones para haber dejado el país, no la lucha; pero ahora son más marxistas que Marx y ésto es que jamás he ocupado un puesto, ni he sido asalariado de ningún partido, lo cual me llevó a la reflexión inmediata de ignorar ofensas, discriminación, falta de fraternidad y de atacar el oportunismo descarado de los que sienten que para existir necesitan tratar de humillar y de acuchillar al vecino. Son dos psicópatas me dije, necesitan odiar y mentir para vivir.

Todas estas cosas y otras, son parte del desarrollo del proceso y como tal hay que verlas y es incorrecto andar de héroes publicitarios, ya que lo que se hizo y se sigue haciendo con todos los problemas históricos que se presentan en el camino, es nuestro deber histórico.

Podría acá traer miles de nombres del más renombrado en la actualidad, como de los de anónimos que viven en zonas rurales que iniciaron, sufrieron, vivieron y terminaron la guerra y siguen con la frente en alto sin pedir ni reclamar nada, simplemente haciendo su trabajo de conciencia, pero no es ese el objetivo de este artículo, sino manifestar mi amor, respeto y admiración por la Generación del 70, por los que la precedieron y para la militancia joven. Llamar como siempre a perdonar errores o equívocos inintencionales, a ser estudiosos, dedicados e incondicionales y comprender que en el proceso, todos y todas somos necesarios.

Para todos y todas, mi amor, respeto y cariño.

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