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viernes, 22 de enero de 2010

Hablemos de la mayoría de edad de los acuerdos

Muchos de mis amigos me han cuestionado los motivos o razones por las cuales pasé por alto comentar, respecto a la conmemoración de “mayoría de edad” de la firma de los Acuerdos de Paz y los detallitos derivados del evento, como fueron el discurso indulgente de Funes, el discurso subjetivo de Sánchez Ceren y el discurso ausente de la derecha escuadronera de este país.


No es excusa, en lo más mínimo, mis queridos compatriotas, pero con tantas cosas en el ambiente y con un puñado de trabajo -gracias a Dios- les aseguro que estos días de enero van volando y las horas se me van sin poder escribir una línea o hillvanar una idea. Pero, en fin, me doy mis escapaditas mentales y acá vienen un par de ideas.

Creo que esta conmemoración fue más pintoresca que las anteriores, con un discurso emotivo que no pasó de ser eso, ya que no hubo en el mismo un compromiso concreto de transitar hacia otros niveles esperados por la población, como son: la derogación de la ley de amnistía, la desclasificación de los archivos de la fuerza armada o, al menos, un listado de los criminales del conflicto armado y que son protagonistas en el documento de la Comisión de la Verdad.

Sin
algunos de los ingredientes mencionados anteriormente, el perdón quedará y quedó bonito... pero hasta ahí. Un mi amigo, en medio de una conversación y con un par de tragos entre pecho y espalda, me dijo: “Y qué se puede esperar de un gobierno rosadito, indio Atlacatl?”.

Los que más ruido han hecho son los medios comprometidos con la derecha, ya que le han bajado volumen al desmadre en ARENA y potencian negativamente o peyorativamente los mensajes enviados por el presidente Funes y el vicepresidente Sánchez Cerén; ocultando lo más que pueden, el perdón obligado que debería pedir ARENA, al ser vinculados en el martirio de miles de hermanos, de los sacerdotes jesuitas, de San Romero de América, por mencionar unos casos ejemplares.

Uno de estos días escuché al cantinero bocón, indicarle al presidente Funes que le hizo falta pedir perdón en nombre del FMLN, partido que lo llevó al poder. El cantinero se pierde en el análisis, ya que debe entender de una vez por todas que Funes es el presidente de este país y no un militante del FMLN. Por lo tanto, la solicitud está fuera de base.

Lo que no estaría fuera de base es que el mismo cantinero bocón sea el indicado a pedir perdón, creo que tiene más credenciales y más penas que exculpar, ya que gracias a su participación en el conflicto, mucha sangre se derramó en este país. Sino recordemos a las decenas de alcaldes democratacristianos asesinados por orden de la Ana Guadalupe Martínez -ahora en el PDC- y el Gavetas Villalobos. Parece que vivir en la colonia Escalón le ha borrado el “casete” a este hijo de Goebels.

Así, pues, y sin más, seguiré esperando el verdadero perdón del estado salvadoreño, el cual debería venir de la mano de acciones concretas de reconciliación, antecedidas de la razón y la verdad.

Como inicio, lo realizado por el presidente fue bonito; le sugiero al mandatario seguir ejercitándose y quizá en la conmemoración número veinte de estos acuerdos, existan más elementos y más valor de caminar juntos con el pueblo hacia las rutas de la verdad, el perdón y la reconciliación.

Esta es una mayoría de edad a la que le falta mucho por madurar...pero ahí la llevamos!


Atlacatl


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Publicado por Atlacatl en viernes, enero 22, 2010

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jueves, enero 21, 2010

No es cualquier chinchulín

La aparición de Antonio Salaverria en la palestra pública, puede tener muchas lecturas y potenciar a más de un beneficiario. El ex presidente del COENA, ha hecho “reveladoras denuncias” disfrazadas de historietas, las cuales dan cuenta de actos oscuros del pasado reciente y que supo esconder ARENA en todos estos veinte años.


Muchos se preguntan “Por qué razón hasta ahora sale esto a la luz pública, de voz de un alto dirigente?”. La respuesta obvia y natural es que nunca hubo necesidad de culpar a nadie antes de esta derrota electoral, ya que de una u otra forma estaban asidos al poder Ejecutivo y por ende tenían asegurada su respectiva ración.

No sé a ustedes, pero al menos a mí me pareció ver en esta ocasión a un Antonio Salaverria más distendido, más hábil políticamente hablando, menos pausado que de costumbre y más “boca barata”. No le ha aturrado a ningún cuestionamiento y se ha mantenido, al menos, esta media semana con un discurso coherente y quizá hasta reflexivo.

La radiografía a distancia que pudo proporcionarnos Salaverria, muestra a una ARENA muy difícil de perdonarse y de reagruparse, con tantos intereses que complacer, disparando desde diversas trincheras; lo que se avizora es una versión mejorada de lo que le pasó al PDC en la década de los noventa.

Cabe afirmar, luego de las declaraciones de este personaje, que en ARENA siempre ha privado, de una u otra forma y en mayor o menor escala, el “ganguerismo”, el verticalismo a ultranza, la prebenda a tiempo, el oscurantismo y la corrupción. En estos tiempos de cambio, el escenario es otro, no así la ambición.

Denota, además, que no hay muchos fondos que invertir en el resurgimiento y el empresariado que siempre les prestó billete en tiempos electoreros, con la esperanza de retorno de mediante prebendas y “apoyos” gubernamentales, se ve esquilmado y engañado.

Los dirigentes de partido político, mal acostumbrados a papá gobierno, se ven desvalidos y sin ánimos de invertir sus propios recursos para salvar al partido tricolor; y el que sí le está metiendo “plata”, como por ejemplo don Capo, pretende ser el único entrenado con voz y voto para dictar estrategia y alineación. Ahí observan al COENA de mentol, esa bola de vivianes que sólo la ven pasar sin ninguna participación real.

Lo interesante es que luego de las diversas declaraciones de Salaverria, salieron a su encuentro manejando una retorica barata y gastada, un par de “activos” areneros; descalificándolo y endosando la intención y verbo de Salaverria a GANA y al bachiller Saca. Vamos a estar claros de una cosa, Salaverria no es cualquier chinchulín, es un tipo que tiene el suficiente conocimiento vivencial de lo relatado y creo que el dolor en él es tal, que en esta ocasión prefirió lavar la ropa sucia fuera de casa.

Es interesante que las maderas de los medios derechistas no le hayan prestado la debida atención a un hecho, por demás, revelador; estos se han decantado más por situaciones que atañen al FMLN o al vicepresidente Sánchez Cerén, con la clara visión de alguna afectación electoral.

Lo que me queda claro es que no deberíamos permitir, como pueblo, que ARENA vuelva a resurgir de sus cenizas, ahora conocemos de voces con autoridad el verdadero accionar de este partido, el cual siempre se alejó de nuestras necesidades y siempre se acercó a las ambiciones de los grupos económicos.

Atlacatl

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Publicado por Atlacatl en jueves, enero 21, 2010

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El vergonzoso papel de Narciso Castillo

Triste papel, en verdad, el de Narciso Castillo. No lo decimos por su “quehacer periodístico” actual, sino por su conducta profesional a lo largo del tiempo. Recordamos su llegada al país, formando parte como camarógrafo de IVEPO, una empresa de comunicación, propaganda y producción dirigida por José Miguel Frites, miembro de la estación de la CIA estadounidense en este país. Eran los días álgidos de la guerra civil, los años 80, cuando gobernaba la Democracia Cristiana y al frente de la presidencia de la república estaba el ingeniero José Napoleón Duarte.


Informador de la CIA?

Castillo tenía credenciales de prensa, tanto de esta oscura empresa como de cadenas de televisión de otros países. En este carácter ingresaba a distintos escenarios donde las fuerzas insurgentes tenían sus campamentos o “zonas de control”, como les llamaban. También tenía muchos amigos militares en los cuarteles. Además de “cumplir” su misión como periodista, qué otras características y objetivos desempeñaba? Se conoce que en esos duros días del conflicto armado a muchos hombres y mujeres de prensa, el ejército les permitía ingresar hasta las “profundidades” donde acampaban, hacían sus ejercicios y se movilizaban los contingentes guerrilleros.

A su retorno, las unidades de inteligencia de la fuerza armada, asentadas en los cuarteles regionales, procedían a los “registros” acostumbrados y hacían “copias” de las filmaciones de los camarógrafos, muchas veces en contra de las protestas de los periodistas, al menos de los que siempre han actuado con ética, profesionalismo y respeto a su dignidad como personas. Estaría en este caso Narciso Castillo o sería acaso uno más de los informantes de la fuerza armada? Lo seguro sí es que mucho de ese material iba a la Embajada de los Estados Unidos, concretamente al jefe de la estación de la CIA, y de eso se encargaba José Miguel Frites. Lo sabía o lo ignoraba Castillo? Es algo que no conocemos y únicamente él lo podrá revelar.

Castillo es graduado de periodista por la Universidad de Chile y, por lo tanto, tiene suficientes credenciales para desempeñar con capacidad (no con profesionalismo ni imparcialidad, a las pruebas nos remitimos) su profesión. Al fundarse Canal 12, dejó su trabajo en IVEPO y pasó a ocupar la dirección del nuevo noticiero conocido como AL DÍA. Fue una novedad su formato, a pesar de ya estar al aire un noticiero en Canal 10, en alguna medida asesorado por “expertos” chilenos. Las noticias ocupaban gran parte de la programación, pero fue su entrevista matinal conducida por dos periodistas la que atrajo mayormente la audiencia de los salvadoreños. El tiempo transcurrió y la Democracia Cristiana se debilitó producto de su corrupción, de las divisiones internas y las ambiciones de políticos sin escrúpulos. Con todo, era una crisis y una caída anunciada, luego del pacto firmado con los militares para “gobernar” el país.

La situación es hábilmente aprovechada por Arena, que inicia su periodo de veinte años al frente del gobierno. Inmediatamente muchos comunicadores, publicistas y propagandistas se identifican con el programa político e ideológico de este partido, entre ellos, Castillo. Posición que no ha variado y que, por el contrario, se ha consolidado hasta nuestros días. Como bien escribe Gabriel García Márquez, “la subvención compromete”. Al menos en los últimos años Castillo ha ocupado puestos de asesor en la desaparecida Administración Nacional de Telecomunicaciones (ANTEL), en la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y también en la Corte Suprema de Justicia; puestos que, lamentablemente por nuestro malinchismo, entregamos a extranjeros, en desprecio a la capacidad de nuestros compatriotas.

Por cierto, ahora que la extrema derecha ha ganado las elecciones presidenciales en Chile, Castillo debería meditar detenidamente la posibilidad de regresar a su país para incorporarse y colaborar con ese régimen, exactamente a su medida. Igual paso debería seguir Claudio de Rosa, actual asesor en materia económica de la fracción de Arena en la Asamblea Legislativa. Por qué les gustará tanto nuestro país? Será por los salarios ganados o por la hospitalidad ofrecida sin condición alguna?

Quizás Narciso Castillo no sea un militante o miembro de Arena, pero de lo que estamos seguros y eso lo han comprobado todos los días miles de salvadoreños, es que los programas que ha dirigido en los canales de televisión para los que ha trabajado, han tenido una clara orientación ideológica hacia la derecha, con ciertas consideraciones con los políticos entrevistados de esta tendencia y cargando los dados contra los políticos de izquierda.

Lo ocurrido la noche de este martes 19 de enero, en la entrevista con el ex presidente del COENA, Antonio Salaverría, nos confirma en nuestras apreciaciones. Castillo dio lástima, se mostró en toda su magnitud como “un profesional” de las comunicaciones al servicio de una tendencia política, triste y consternado por la crisis de Arena, preocupado al extremo por la extinción y agonía de una expresión política ultraconservadora, negadora de los valores humanos y al servicio exclusivo de una minoría económicamente poderosa. Durante la campaña electoral pasada, inclinó la balanza a favor del candidato Rodrigo Ávila y sus dardos siempre apuntaron a las “aparentes” contradicciones entre el FMLN y su candidato presidencial, al grado que en las entrevistas el propio Mauricio Funes se encargó de señalarle tales preferencias, tendencias e incongruencias.

La noche de este martes 19 de enero, le concedió más de dos horas en el espacio de las 8 En Punto, a un personaje anodino, sin credenciales de ninguna naturaleza, más que ser terrateniente, ferviente admirador del fundador de los Escuadrones de la Muerte y ex presidente del COENA. A Narciso Castillo únicamente le falto darle besitos y abrazos y, para completar la telenovela, echarse a llorar, lamentando la enorme e irreversible tragedia del partido Arena. En ningún momento “cuestionó” sus intervenciones y siempre se mostró anuente a sus “críticas” y consideraciones. El señor Salaverría siempre le recordaba “se lo expresé cuando la vez pasada estuve en su programa”, además de hacerle saber que “a continuación me referiré a su pregunta”, sabiendo que disponía del tiempo suficiente para hacer sus particulares apreciaciones y juzgar cómodamente a sus compinches desde una posición “ahora independiente”. Este triste capítulo, uno más en la pálida historia del periodista chileno, nos lleva a otras consideraciones.

La libertad de permanecer libres

Narciso Castillo : los tratados sobre ética periodística y códigos de honor, nos hablan que la libertad es, ante todo, una prerrogativa, que el periodista debe poder invocar a favor de su libre expresión. Si usted se ha dado a la tarea de estudiarla, se dará cuenta que este es un derecho concedido por nuestra Constitución, al igual, suponemos, la de su país de origen. La libertad no es una prerrogativa. Es, más bien, un deber impuesto a los periodistas y por lo mismo constituye una de las ramas fundamentales de la ética profesional.

Usted al proceder en sus entrevistas de una forma tan parcial, mostrándose incluso de palabra a favor de una expresión política determinada, está perdiendo irreversiblemente toda posibilidad de mantenerse libre, independiente y, por lo tanto, proclive a ser juzgado y llevado al tribunal de las causas populares. Por lo demás, el periodista no es completamente libre. Su situación en alguna medida es ambigua, pues por un lado es hombre de pluma o de micrófono y por otra parte es asalariado que está al servicio de una empresa, lo que limita su libertad. Sus actuaciones, al estar frente a miles de televidentes, deben ser profesionales, dignas e imparciales. Asimismo, el hombre de prensa es un ciudadano sujeto a una serie de deberes para con su país, lo que igualmente limita su libertad. Y como lo hemos dicho, el periodista se encuentra con que su libertad se halla limitada frente al público, por el deber de la verdad. No le parece entonces que la libertad del periodista es una libertad relativa?

En sus programas de debate, en sus entrevistas, usted está llamado a proceder con la máxima responsabilidad e imparcialidad, no sólo por lo consignado por la ética periodística, sino por respeto a miles de televidentes. Por lo demás, la misma libertad de expresión y de prensa es un deber para los comunicadores. La libertad constituye una de las bases fundamentales de los códigos del periodismo. Un periodista que se respete a sí mismo, a su empresa y a sus televidentes, radio escuchas o lectores, no puede renunciar a toda su libertad y profesionalismo, bajo riesgo de perder su nobleza, con lo que perdería el derecho de ser periodista en el sentido pleno de la palabra.

Lamentablemente su conducta lo ha orillado al triste papel de “defensor de causas perdidas” y un multiplicador más de las torpezas de los políticos. En todo caso, para terminar, Narciso este es un problema de moral individual que depende de la importancia que el periodista dé a sus obligaciones. Usted está obligado a mantener una total independencia frente al gobierno; obligación de mantener independencia frente a los grupos de presión; obligación de mantener independencia frente a las empresas de prensa; obligación de mantener independencia frente a los partidos y dirigentes políticos y obligación de mantener independencia frente al público. Si el caso lo amerita, continuaremos en esta línea porque consideramos un deber nuestro rechazar lo absurdo y fustigar a comunicadores que en esencia deberían tener la obligación de la veracidad y la lealtad para con la población.

Pocote

Lea la entrevista a Fritis : El hoy presidente Mauricio Funes, junto a Giacomo Marasso (otro chileno bajo órdenes de Fritis), fue enviado a Guatemala para asesorar al presidente Vinicio Cerezo.

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Publicado por pocote en jueves, enero 21, 2010

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Pedir perdón no absuelve

El presidente Funes no puede pensar en ningún momento que todo el Estado ha quedado lavado de toda culpa. Incluso en la parte final del discurso, llega a agradecer algo que no ha tenido lugar: “Gracias a las víctimas y sus familiares por recibir mi petición de perdón en nombre del Estado salvadoreño”. En esto hay precipitación y, en cierta medida, abuso.

Pedir perdón es un acto de contricción, es un enunciado que se dirige al ofendido, a la víctima. En el ámbito privado este enunciado espera respuesta. La respuesta puede ser “acepto tu pedido de perdón y te lo otorgo”. Llega la reconciliación. Pero a este pedido puede seguir un silencio pesado y luego llega la negativa de perdón. En el ámbito privado esto conduce a la separación, es el caso, por ejemplo, de los divorcios. El que ha ofendido, el que ha faltado no puede darle a su pedido de perdón el carácter de performativo. Qué significa esto? Un enunciado performativo es aquel con el cual el que denuncia realiza el hecho mismo a través de sus palabras. Por ejemplo, “doy por abierta esta reunión”, “te bautizo”, “te prometo”, etc. El que pide perdón no puede imponerlo, pues entonces ya no es un pedido. Considerar que este pedimiento de perdón concluye el acto, es una manera abusiva de interpretar el contenido de lo que se ha enunciado.

El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, ha pedido perdón, en su función de máxima autoridad del Estado, en nombre del Estado mismo. Lo pidió ante las víctimas, los familiares y amigos de las víctimas. Muy bien, pero la respuesta a este pedido, quién puede dársela? Quién puede atreverse a hablar en nombre de los niños masacrados, en nombre de los ancianos asesinados, en nombre de las mujeres violadas y asesinadas?

Crímenes contra la humanidad

Esto significa que el acto ha tenido y sólo puede tener un significado simbólico. Pero qué es lo que simboliza? En esto las interpretaciones pueden divergir. Estas divergencias se manifestaron inmediatamente, pues el acto fue, sobre todo, político. El presidente ha dicho lo que todos sabíamos, lo que todos sabemos: “Reconozco que agentes entonces pertenecientes a organismos del Estado, entre ellos las Fuerzas Armadas y los Cuerpos de Seguridad Pública, así como otras organizaciones paraestatales cometieron graves violaciones a los derechos humanos y abusos de poder, realizaron un uso ilegítimo de la violencia, quebrantaron el orden constitucional y violentaron normas básicas de la convivencia pacífica. Entre los crímenes cometidos se cuentan masacres, ejecuciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas, abusos sexuales, privaciones arbitrarias de libertad y diferentes actos de represión. Todos estos abusos fueron ejecutados, en su mayoría, contra civiles indefensos ajenos al conflicto”.

Tal vez lo que se ha logrado con este acto, es que con el reconocimiento de estos crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, se admita asimismo, por parte del Estado y por primera vez, como efectivamente ocurridos. El presidente ha enunciado también su iligitimidad. Ambas cosas son de suma importancia. No obstante, repito, son actos eminentemente políticos. La negación de justicia que ha perdurado todo este tiempo, puede comenzar a retroceder. Ha retrocedido un paso, pues hasta ahora los representantes del Estado nunca reconocieron la efectividad de esos crímenes. Es decir, los hombres políticos de la derecha -que han asumido el poder político hasta hoy- no reconocían como crímenes, ni como actos ilegítimos la barbarie de la que fue víctima la nación salvadoreña.

La polémica que este reconocimiento ha suscitado se ha centrado en otro terreno, se cuestiona el derecho del presidente Funes a pedir perdón en nombre del Estado. Al mismo tiempo, al cuestionar este derecho se persiste en negar la evidencia de los hechos y su ilegitimidad.

La justicia tiene que volverse efectiva

Justamente porque hasta hoy perdura la negación de Justicia, no podemos equivocarnos en la interpretación del acto simbólico que se realizó en el décimo octavo aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz. La cuestión de la justicia se vuelve de actualidad. Reconocer los crímenes no basta. Pedir perdón no absuelve.

Las comisiones sobre las que habló el presidente no pueden remplazar a la justicia, al establecimiento de la verdad, a la verdadera reparación moral, a la real dignificación de las víctimas. No entro en el detalle de su composición y sus fines. Creo que el rector de la UCA, José M. Tojeira, en un artículo salido en el Co-Latino, ha hecho al respecto señalamientos pertinentes que comparto.

El presidente Funes pretende pedir perdón en nombre del Estado. Muy bien. Lo pide también en nombre de la Asamblea, lo pide en nombre de los órganos judiciales? No estoy buscándole la cuarta pata al gato. El presidente, cuando se trata de la ignominiosa ley de Amnistía, limita la extensión de su poder al Ejecutivo, declinando la responsabilidad de esto a los otros poderes. Levanto esta incoherencia no por afán polémico. Porque existe otro aspecto político subyacente y no enunciado cabalmente. El presidente Funes no puede pensar en ningún momento que todo el Estado ha quedado lavado de toda culpa. Incluso en la parte final del discurso, llega a agradecer algo que no ha tenido lugar: “Gracias a las víctimas y sus familiares por recibir mi petición de perdón en nombre del Estado salvadoreño”. En esto hay precipitación y, en cierta medida, abuso.

Los salvadoreños lo hemos escuchado. Pero eso no significa que hemos asistido a un acto de exorcismo colectivo. La República tiene sus órganos que fallaron durante años a sus obligaciones, que cometieron delitos y crímenes, que siguen sin coumplir hasta hoy con su deber. Y en esto incluyo, a pesar del perdón pedido, al Ejecutivo.

Ahora se trata realmente de dignificar a las víctimas dentro del cuadro de la legalidad republicana. Los crímenes no pueden quedar impunes. Ningún crimen, sobre todo los que se cometieron durante la guerra que perfectamente pueden ser catalogados como crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra. Es decir que son imprescriptibles.

Realmente no entiendo aquellos que frente a estos crímenes piden, reclaman, exigen cierta tolerancia. La justicia salvadoreña tiene que volverse efectiva.

La derecha no pide perdón

El presidente ha pronunciado una frase peligrosa al final de su discurso, pues, sin ser muy explicito, le quiere dar al pedimiento de perdón más significado del que realmente tiene y al mismo tiempo le arroja un anatema a quien no se quede conforme con el acto simbólico que presidió. Lo cito: “Este reconocimiento de procederes ilícitos, su consecuente aceptación de responsabilidad y el necesario pedido de perdón que hoy formulamos, no debe ser aprovechado por ningún sector minoritario para intentar llevar discordia y divisiones al seno de la comunidad salvadoreña”.

No podemos quedarnos conformes con un primer paso, para que las cosas sean completas hay que llegar hasta la última página, sólo entonces podemos cerrar este doloroso capítulo de nuestra historia. Exigir que la ley de amnistía sea derogada, que se erijan los tribunales necesarios y que se imparta justicia no puede ser considerado como un acto de sembrar cizaña en la sociedad salvadoreña.

El presidente nos habla insistentemente de “unidad nacional”, lo volvió a hacer en esta oportunidad. Nos habla, incluso, de que somos todos hermanos y hermanas. Vaya, qué cosa! Resulta que el presidente nos hermana de un jalón con todos aquellos que no quieren reconocer que hubo crímenes en El Salvador, que piensan que los cometieron con todo derecho, que sus criminales acciones eran en defensa de la libertad y en beneficio del país. Porque la actitud de la derecha, lo que ha expresado en sus declaraciones, no significa otra cosa. La derecha tiene sus órganos de prensa y de difusión radial y televisiva; en esos medios hasta hoy se ha defendido que el Ejército y todos los órganos represivos “defendían la libertad y los valores occidentales”. La derecha, toda la derecha, se ofusca ahora porque el presidente ha enumerado los crímenes cometidos y los ha declarado como efectivamente ocurridos.

La actitud de la derecha durante todos estos años, su reacción actual, no sólamente refuta la posible existencia de la “unidad nacional”, sino que confirma que no se arrepiente, que ella no pedirá perdón, que no lo desea, que no puede reconocer como crímenes contra la humanidad todas las fechorías que perpetraron durante la guerra. Es ese el significado de la reacción de la derecha.

En el fondo, no nos equivoquemos: la derecha sigue pensando que Funes en la presidencia es una aberración de la historia, es una usurpación de su legítimo poder. Es ilusorio, muy peligroso para las fuerzas de izquierda pensar que la derecha va a abandonar su agresividad. Para la derecha la unidad nacional ha desaparecido desde el momento en que fue derrotada en las urnas. Se volverá a restablecer la “unidad nacional” cuando de nuevo considere que el poder político esté en sus manos. Para la derecha, para la gente de la derecha, “unidad nacional” no significa otra cosa que el sometimiento de los trabajadores a los intereses económicos de la oligarquía.


Carlos Abrego
http://cosastanpasajeras.blogspot.com/

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Publicado por reyzope en jueves, enero 21, 2010

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miércoles, enero 20, 2010

El Salvador : a 18 años de los Acuerdos de Paz, no nos interesan las celebraciones

A dieciocho años de haberse firmado los Acuerdos de Paz, los salvadoreños tendríamos que preguntarnos si los acuerdos plasmados en ese documento han sido cumplidos a cabalidad.


Un 16 de enero marcó la fecha para conmemorar la firma de los Acuerdos que dieron término a varios años de guerra civil en El Salvador. Aunque callaron los fusiles, las razones por las cuales se inició el conflicto armado, aún persisten e, incluso, se han agudizado, muy a pesar de un nuevo gobierno. Podríamos concluir que el pueblo salvadoreño vive la continuación de la guerra a traves de la dictadura del sistema neoliberal.

Algunos pensarán que el hecho de haberse firmado los Acuerdos de Paz en Chapultepec, con eso ya se logró una real democracia. Debemos aclarar que la presencia de la izquierda en el país, sólo representa un multipartidismo, enmarcado dentro de las reglas burguesas del electoralismo y del respeto a una Constitución anacrónica y no a un procedimiento de mejora en la forma de gobernar, ni mejora en la administración de los bienes públicos. Si consideramos el concepto de "democracia", no como un abstracto, pero si como un proceso real, podríamos concluir que en El Salvador, el proceso hacía la la verdadera democracia ha ido en franco retroceso. Esto lo podemos observar desde el punto de vista económico, hasta la esfera del enjambre de la estructura social, desde las materias fundamentales que la forman, tales como el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho a vivienda digna, a un trabajo digno de ocho horas, a salarios dignos, etc. sólo por nombrarlas de forma general.

En síntesis, podremos afirmar que la enclenque democracia ha ido en retroceso en el transcurso de todos estos años, lo cual agudiza la crisis del sistema mismo, situación que se proyecta en la infelicidad y el descontento de la población salvadoreña que año con año huye de forma masiva hacia el norte, para lograr las aspiraciones de desarrollo humano que en el país no existen, pues dentro del planteamiento del sistema neoliberal, esas consideraciones no son valorables, ni factibles ni viables, pero sí el mismo sistema y la forma de gobierno que salvaguarda el status quo.

No es extraño esto de la migración masiva y forzada si se considera la falta de oportunidades para estudiar, el desempleo, la inseguridad, el limitado acceso a servicios públicos, tales como la salud. Definitavamente la pobreza se incrementa, así como se incrementa la exclusión social que ha marcado a nuestra sociedad, dejando pocas alternativas para vivir en el país.

Las causas que provocaron la guerra aun persisten. En palabras textuales: no basta con levantar unas paredes y poner un techo, porque para construir el país es necesario rehacer también el tejido social y construir verdaderas comunidades. Esto es una certeza incuestionable. Si nuestro país aspira a salir de la crisis socio-económica, la prioridad y primer paso consiste en la construcción y mejoramiento del tejido social que lo conforma.

Estadísticas oficiales indican que la violencia persiste con el asesinato de entre 12 y 15 personas como promedio cada día, cifra que es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como índicativos porcentuales de violencia de un país en guerra.

La violencia cobra otra connotación en estos años, los crímenes que a diario suceden no dejan de golpear a los más débiles. Persiste, por igual, el esquema de asesinatos políticos. Al parecer los Escuadrones de la Muerte nunca fueron desactivados después de firmados los acuerdos que dieron fin a la guerra de doce años. Este es un tema inconcluso. El accionar de grupos de sicariato es utilizado como método para aterrorizar al pueblo salvadoreño, así como para golpear a la oposición política. Estos asesinos siguen siendo utilizados a mansalva y se ataca a la sociedad civil constantemente, con brutalidades y asesinatos políticos que aun se encuentran en la impunidad, como el reciente asesinato de los activistas ambientalistas.

Si durante la guerra civil se perseguía y asesinaba a periodistas, el actual panorama no ha cambiado. El 20 de septiembre del 2007, El periodista Salvador Sánchez Roque fue asesinado a unos metros de su casa. Salvador Sánchez Roque laboraba como periodista para las radios Maya Visión, YSUCA, y Radio Cadena Mi Gente. El asesinato del periodista de la prensa alternativa, consternó a la sociedad. Preocupa el atentado a la libertad expresión, tanto así que diferentes medios nacionales e internacionales manifestaron su preocupación por dicho crimen. De la misma forma que se hacía durante la guerra, se amenaza hoy a reporteros y periodistas de Radio Victoria.

Es obvio que para la oligarquía la guerra contra el pueblo no ha terminado, pero ahora la fachada "democrática" se les ha caído. La derecha sólo puede lograr mantenerse en el poder con los métodos de siempre: explotación, demagogia y asesinatos políticos.

Celebramos las aspiraciones de la firma de los Acuerdos de Paz, aspiraciones de poseer las garantias de paz con justicia social, pero las que hasta ahora han sido negadas al pueblo salvadoreño.

Los cañones y fusiles de guerra por parte de la derecha aún no desean silenciarse en su batalla por sobrevivir en el poder.

LOS ACUERDOS DE PAZ NO HAY QUE CELEBRARLOS, HAY QUE RESCATARLOS!

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