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jueves, 5 de enero de 2012

EL SOCA

Análisis del segundo período presidencial de Daniel Ortega (2007-2012)

En esta edición especial de nuestra Revista 1857, publicamos el libro titulado “Nicaragua: Restauración, Bonapartismo y lucha política”, escrito por el compañero Sebastián Chavarría Domínguez, militante del Partido Socialista Centroamericano (PSOCA).

Hace 30 años, en julio de 1979, Nicaragua conmovió al mundo con una heroica insurrección de masas que tumbó a la dictadura somocista, que llevaba más de 40 años en el poder, dando inicio a la revolución centroamericana.

Muchos acontecimientos ocurrieron en estas tres últimas décadas en Centroamérica: triunfo revolucionario en Nicaragua, lucha guerrillera de masas en El Salvador y Guatemala, la contraofensiva del imperialismo norteamericano y el montaje del ejercito contra, guerra civil en Nicaragua y El Salvador, genocidio en Guatemala, la implementación de los Acuerdos de Esquipulas II y el inicio del proceso de negociaciones que condujeron a la derrota negociada de la revolución triunfante en Nicaragua; la transformación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) en partidos electoreros, acoplados al régimen democrático burgués en cada uno de sus respectivos países. En fin, pasamos de la revolución a la derrota de ésta en toda el área Centroamericana, y la estabilización de regímenes democrático burgueses en medio de la feroz ofensiva neoliberal.

Muchos de estos acontecimientos históricos han sido olvidados o son sencillamente desconocidos por la nueva generación de militantes de izquierda. Pero quizás, el acontecimiento más importante, debido a que en 1979 en Nicaragua se produjo la destrucción del Estado burgués, fue el posterior surgimiento de la burguesía sandinista. La derrota de la revolución nicaragüense fue posible, entre otros factores, al surgimiento y desarrollo de esta nueva burguesía. Mientras Nicaragua se hundía en la barbarie y la miseria, producto de la agresión imperialista y de los propios errores de la conducción sandinista, emergió esta nueva clase burguesa que con el tiempo llegó a convertirse en el sector hegemónico de la clase dominante en Nicaragua.

Paralelamente al surgimiento de la nueva burguesía sandinista, el FSLN se convirtió lentamente en el partido que representaba y defendía los intereses de esta nueva clase burguesa. Esta metamorfosis no fue clara ante los ojos de las masas: la conducción del FSLN conservó el discurso de izquierda para mejor engañar a sus seguidores.

Este libro “Nicaragua: Restauración, Bonapartismo y lucha política”, no analiza el periodo revolucionario (1979-1990) que por su extensión y complejidad merece un estudio aparte, mas detallado. Esta obra analiza detalladamente la lucha política ocurrida durante el segundo periodo presidencial de Daniel Ortega (2007-2012) y la transformación del régimen político nicaragüense. Sin embargo, no se puede analizar el periodo 2007-2012, sin remontarnos aunque sea someramente al llamado “periodo neoliberal”, que se inauguró con el triunfo de la señora Violeta Chamorro (1990-1997), continuó bajo las administraciones de Arnoldo Alemán (1997-2002) y Enrique Bolaños Gayer (2002-2007).

Bajo el periodo neoliberal de 16 años, contradictoriamente, fue cuando mas se fortaleció la nueva burguesía sandinista, a costa de las numerosas luchas sociales que fueron entregadas o negociadas, en aras de la paz y armonía social. No se puede comprender lo ocurrido en este periodo en Nicaragua, sin analizar la derrota histórica que sufrieron los trabajadores: los sindicatos fueron controlados burocráticamente por el FSLN, impidiendo la lucha independiente de los trabajadores contra los planes de ajustes neoliberales. El colapso del sistema capitalista provocó el éxodo de decenas de miles de trabajadores que buscaron el sustento de sus familias en Estados Unidos, Costa Rica y resto de Centroamérica.

La derrota de los trabajadores fue también la derrota de los minoritarios partidos de izquierda revolucionaria que resultaron incapaces de convertirse en una alternativa de dirección revolucionaria, ante el derrumbe de la revolución. Sin sustrato social, sin clase trabajadora en pie de lucha, bajo esas terribles condiciones, se produjo la inevitable restauración de las instituciones del viejo régimen somocista. Este proceso no fue lineal, pero marcó una clara tendencia a partir de las diferentes y sucesivas reformas constitucionales.

Pero el régimen político en Nicaragua sufrió una aguda transformación bajo la segunda presidencia de Daniel Ortega, transformándose en un régimen bonapartista, donde la principal figura o institución de poder en los hechos es el presidente de la Republica, en este caso el propio Daniel Ortega.

La lucha política en este último periodo estuvo centrada en torno a esta transformación del régimen político. Las fracciones de la debilitada oposición burguesa, intentaron vanamente restablecer el juego democrático del periodo anterior, donde la Asamblea Nacional era la principal institución de poder, pero en este campo fueron derrotadas. En este libro se analizan las profundas causas económicas, que han posibilitado la instauración en los hechos de este régimen bonapartista. Consumada esta primera fase, en el esquema de consolidación del poder de la burguesía sandinista, Daniel Ortega necesita legalizar e institucionalizar todo lo que obtuvo con las astutas maniobras del periodo anterior.

Un retorno al odioso presidencialismo de la época de la revolución no es descartable para el próximo periodo presidencial (2012-2017), pero tampoco es descartable que, habiendo obtenido la mayoría absoluta de 62 diputados en la Asamblea Nacional, el FSLN se incline, en medio de forcejeos, por una reforma constitucional que instaure el anhelado modelo francés, en donde el presidente de la republica es la principal institución, pero también existe un primer ministro y un gobierno sujeto y nombrado por el parlamento. En diferentes oportunidades los dirigentes sandinistas han dicho que quieren copiar el modelo francés.

La hegemonía que ha logrado imponer el FSLN a otras fracciones de la burguesía y a los partidos de la oposición de derecha, es un hecho trascendental. Desde ahí luchan por garantizar la consolidación de esta nueva clase capitalista, que tiene los espacios económicos muy reducidos, porque deben competir en el marco del libre comercio impuesto por el DR-CAFTA.

La instauración de un régimen bonapartista en Nicaragua es una consecuencia directa de la derrota de la revolución de 1979, mientras los trabajadores no se recuperen y pasen a luchar de manera independiente, la burguesía sandinista tendrá un amplio margen de maniobra. Este libro pretende comprender las causas de este largo proceso, proporcionando el análisis que permita la recuperación y claridad política de la clase trabajadora y la izquierda.


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