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domingo, 12 de junio de 2011

EL AVION

Aristides Espinoza

Historias de Misterio.

¡EL AVIÓN!


Después de todo tengo que admitir que existen mansiones encantadas, casas embrujadas, lugares tenebrosos, pasajes siniestros, calles de terror, pueblos fantasmas e instancias donde aquellos espíritus que tienen la facultad de manifestarse, ¡se manifiestan para perturbar la paz de los vivos! En algunos casos puede tratarse de seres queridos y de otros que por diversas razones como el apego a la vida, deudas no pagadas, o deseos no cumplidos son parte de esa cadena que forman las almas en pena de modo que el cadáver astral no solo es capaz de producir visiones y ruidos; o presentarse en el lugar ocurrió su muerte violenta, cámaras de tortura, batallas sangrientas, o simplemente una persona que murió en pleno vuelo, ya sea por un ataque al corazón o un derrame cerebral y sin duda su esencia quedo retenida en el asiento de esa aeronave y visto después por el personal nocturno de mantenimiento. Por otra parte burletas y visiones fantasmagóricas que pueden corresponder a legiones de demonios o espectros de ultratumba que son parte del fenoménico mundo espiritual que tiene su incidencia en el campo material. Dicho esto voy a referirme a un caso muy particular que ocurrió justo en un vuelo comercial de larga distancia entre Los Ángeles y Santiago de Chile donde yo como pasajero solitario me vi envuelto en un escenario del todo misterioso. Lo insólito que viajaba acompañado de 150 pasajeros y una tripulación de 11 miembros y una vez que aborde la nave y busque el numero de asiento asignado: A de ventanilla fila 13 cuyo asiento B estaba ocupado por una

dama vestida de riguroso luto.

Un hombre de unos 80 años que parecía árabe; nariz aguileña, cara larga, cejas negras, calvo con poco pelo blanco arriba de sus grandes orejas que vestía traje gris con una rosa roja en su solapa ocupaba el asiento C. Estaba allí con los ojos cerrados y ajeno a todo lo que sucedía a su alrededor movía sus largos labios planos y gruesos como pronunciando una larga oración y que a medida que rezaba iba pasando de una mano a otra un largo rosario de piedritas grises y rojas. Me abrí paso entre ambos, y una vez que me acomode en mi asiento no me explicaba el motivo del escalofrío que experimente a pesar de algunas copas de mas que me había bebido. Pensé que era síntoma de un resfriado y tiempo mas tarde cuando el DC-10 despejo y alcanzo la posición de crucero las azafatas se aprontaron a mostrar las reglas de evacuación en caso de emergencia. Luego vino el servicio a bordo pero ninguno de mis dos pasajeros en esa fila bebieron ni comieron. Paso el tiempo, me quede dormido durante la proyección de la película y cuando me desperté la dama de luto ya no estaba en su asiento. Supuse que había ido a los lavatorios pero pasado cierto tiempo no regreso; pensé que había cambiado de asiento para estar cerca de algún amigo o familiar pues ese vuelo contaba con asientos vacios. Me levante, fui al lavatorio y curiosamente a mi regreso no la vi en ninguno de los asientos posteriores e intrigado le eche un vistazo a la sección anterior de la clase económica pero tampoco la vi por ninguna parte. Me imagine que por alguna razón había sido movida a la primera clase. Regrese a mi asiento un poco intrigado, el asiento B permanecía vacio, y entonces tuve mejor visibilidad para observar el ritmo como el anciano ejecutaba su ejercicio espiritual. Daba saltos como si fuese tocado por una corriente eléctrica cuando se detenía brevemente en cierto punto del rosario; rezaba con mas fervor, apretaba sus ojos ya cerrados y luego de observarlo me quede dormido y cuando desperté me lleve la sorpresa que el asiento B era ocupado por otra dama pero esta estaba vestida de blanco y sostenía un lirio entre sus manos. Estaba rígida como una estatua de mármol, entonces coloco su mano derecha sobre las manos del rezador y este cuando sintió su contacto dio un brinco; abrió brevemente los ojos, reacciono con gran nerviosismo, rezo con mas fervor, el avión entro en una zona de turbulencia, la señal de ajustarse los cinturones fue encendida y tras breves sacudidas la nave se estabilizó. Estábamos volando a 30 mil píes y pude contemplar el dorso de Los Andes bajo la luz de la luna. Nuevamente me quede dormido, no me di cuenta en que momento la dama de blanco dejo su asiento, nos aproximábamos a nuestro destino, el capitán anunció el estado del tiempo y la hora estimada de llegada y sin mas el aterrizaje a esa hora de la madrugada, después de 11 horas fue perfecto. Ya en tierra la nave fue desviada a una sección lejos de la terminal donde buses especiales equipados con tijeras hidráulicas que suben la carrocería hasta la puerta del avión nos desalojaron, nos transportaron a una sección de migración, a una gran sala donde la Interpol chequeda a todos los visitantes. El anciano fue sacado en silla de ruedas sin interrumpir su ejercicio espiritual. Eran los tiempos de la dictadura, el reloj marcaba las 03:00AM. Ya reunidos todos los pasajeros me sorprendió no ver a la dama vestida de negro ni a la dama vestida de blanco y la otra sorpresa fue ver al rezador de pie como una persona normal sin ninguna incapacidad física tan fresco, lozano y fuerte y rodeado por una congregación de mujeres que parecían monjas laicas Según creía eran las viajaban en los asientos posteriores que observe cuando fui al lavatorio y todas ellas cubrían su cabeza y mejillas con un pañuelo verde. El anciano un hombre de 1:90, ojos claros de mirada inquieta que ahora mostraba una sonrisa congelada de labio a labio seguramente era su pastor. Ya en el área de salida rodeado de todas ella marchaba como un soldado de infantería mientras otra congregación lo esperaba para lanzarle rosas rojas y blancas. Lo esperaban como si se tratara de un hombre santo; se arrodillaban besaban sus manos y entonces el mayor impacto que recibir fue ver entre ellas las dos damas mencionadas, las mismas que ocuparon el asiento B, línea 13 de ese vuelo que no volví a verlas a bordo ni en la terminal cuando pasamos migración. ¿Ahora formaban parte de esa comitiva y si esto no era para colapsar, me sostuve, tendría que estar viendo visiones ¡Un escalofrio sacudió todo mi cuerpo, establecí un profundo debate conmigo mismo cuya única puerta de salida era buscar el bar mas próximo de la terminal como era imperioso mitigar los excesos de mi imaginación, la sobre excitación nerviosa y evitar una congestión cerebral. Abandone la terminal medio borracho sin sospechar que en la habitación de ese hotel que había reservado iba a encontrar la respuesta a ese vuelo. El huésped anterior olvido una revista que por descuido u otra razón no fue removida de la mesa de noche por la encargada de la limpieza. Era una revista vieja y su portada era muy llamativa y mi deseo de echarle una ojeada fue irresistible. Increíblemente en sus páginas interiores me encontré con la fotografía de dos condesas italianas que habían muerto en un accidente aéreo cuando y sin temor a equivocarme se trataba de ellas. De las dos mujeres que ocuparon el asiento B pero solo pude reconocer a la que vestía de blanco porque no cubría su rostro como la de negro. Cerré los ojos, ofrecí una oración por el descanso de sus almas y la conclusión

de esta historia fue que sus esencias ocuparon el asiento B que estaba vacío para ampararse a las oraciones de ese hombre que rezaba con tal devoción y esmero!

FIN

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