Kirchner fue internado de urgencia en el Hospital Formenti, de la ciudad santacruceña de El Calafate (suroeste), con un cuadro grave, acompañado de la presidenta del país, Cristina Fernández.
El corresponsal de teleSUR en Argentina, Edgardo Esteban informó que la muerte del ex presidente argentino ocurrió en horas de la mañana y sufrió la afección en la localidad donde tiene su residencia.
El médico presidencial Luis Buonomo, informó que Kirchner "falleció a raíz de un episodio de muerte súbita", luego de sufrir una descompensación.
El fallecimiento es "un fuerte impacto porque hoy es un día especial feriado nacional por el Censo" que se realizaría este miércoles, dijo.
El 2 de febrero de este año el mandatario fue operado de la carótida y el 11 de septiembre había sido intervenido en el Sanatorio de los Arcos para practicarle una angioplastía de forma exitosa.
Esteban indicó que pese al estado de salud de Kirchner y a las adventencias médicas tras sufrir de afecciones cardíacas, el ex presidente siguió trabajando tanto en la Unasur como en la preparación para las elecciones presidenciales que se celebrarán el próximo año.
"En estos días estaba dedicado a la agenda de trabajo de la Unasur referente a lo que estaba pasando en Haití y de la estructura política del país (...) el ex presidente Kirchner tenía un margen amplio para las elecciones de 2011 con la posibilidad de darse la segunda oportunidad de ser el presidente de los argentinos", subrayó Esteban.
Néstor Kirchner fue un político y abogado argentino, perteneciente al peronista Partido Justicialista y al Frente para la Victoria.
Antes de ser electo presidente de Argentina durante 2003 hasta 2007, fue intendente de Río Gallegos y gobernador de la provincia de Santa Cruz.
Durante la gestión presidencial de Kichner la economía de Argentina logró recuperarse satisfactoriamente luego de una crisis que afectó duramente a los ciudadanos.
En el 2001 el presidente de esa oportunidad, Fernando De la Rúa, prohibió la extracción de dinero en efectivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorro. Esto generó fuertes protestas sociales que obligaron al mandatario a renunciar.
En pocos días hubieron cuatro presidentes en Argentina, siendo Eduardo Duhalde el que pudo permanecer hasta 2003, cuando Néstor Kirchner resultó electo en comicios generales.
Las políticas de Kirchner lograron cuidar los fondos de los argentinos y recuperar las principales empresas privatizadas.
Kichner consideraba que era necesario que el Estado fuera promotor e impulsor de la economía del país, y esa premisa continúa durante la gestión de su esposa al mando de la Casa Rosada (sede de Gobierno).
En diciembre de 2005, el ex presidente decidió liquidar la deuda argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un solo pago, sin nueva financiación, por un total de nueve mil 810 millones de dólares utilizando las reservas internacionales que alcanzaron un valor de 28 mil millones de dólares ese año, reduciéndose éstas a 18 mil millones de dólares en enero de 2006. El pago en parte fue financiado por Venezuela, quien compró obligaciones argentinas por mil 600 millones de dólares.
El papel del Estado en la economía se amplió respecto al que tenían las anteriores administraciones. Principalmente en la fijación de precios en algunas industrias así como en la creación de una línea aérea pública y una empresa de energía estatal.
Kirchner fue sucedido en el 2007 por su esposa Cristina Fernández. Consecuentemente, se convirtió en el primer Primer Caballero de la historia argentina.
En 2009 fue elegido diputado de la Nación Argentina por la provincia de Buenos Aires, con mandato desde el 10 de diciembre de 2009 hasta el 10 de diciembre de 2013. Desde el 4 de mayo de 2010 se desempeñó como secretario general de la Unasur, luego que fuera elegido por todos los países del bloque.
2.
Por Mario Casasús
Manuel Zelaya Rosales, Presidente Constitucional de Honduras (2006-2010), debate los argumentos ante la fabricación de delitos del régimen de Micheletti y su continuador Porfirio Lobo; Mel presenta parte de su defensa jurídica: “El Ministerio Público y la Corte de Justicia participaron en una conspiración cívica militar para derrocarme, me juzgaron y me condenaron sin hacerme un juicio, participaron aviesamente en el golpe de Estado, y armaron el expediente hasta que los militares me sacaron a balazos, nunca me citaron ni para audiencia, esperaron hasta que los militares asaltaran mi casa, me secuestraron y me desterraron para levantar un expediente, sin respetar el debido proceso, violando todos mis derechos constitucionales como ciudadano y como Presidente de Honduras. Se tomaron atribuciones arbitrarias de total abuso de poder, fuera de todo el ordenamiento jurídico nacional, hasta el punto de inventar una figura desconocida en nuestras leyes la “Sucesión Presidencial”, por todos estos actos tienen que responder. Recuerde que ellos son confesos, juez y parte, y no han respondido ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ni ante La Corte Penal Internacional por la coautoría del golpe de Estado y los crímenes que han encubierto”.
MC.- ¿A qué conclusiones llegaron durante la reunión del Frente Nacional de Resistencia Popular en Nicaragua?
MZ.- Me quisiera referir –primero- al contexto en que se realiza esta reunión, gracias a la apertura de Nicaragua rompimos el aislamiento del FNRP y del exilio forzado impuesto por el régimen de Lobo. Logrando la primera reunión hasta ahora -en octubre- desde que me nombraron Coordinador General del FNRP en el mes de julio, con la presencia en pleno del Comité Ejecutivo del FNRP.
Es de hacer notar que la persecución política-judicial desatada desde el golpe de Estado -en Honduras- en contra de varios de nosotros, contrasta con la protección que gozan los que asesinan y arremeten contra el pueblo y destrozan la democracia.
En relación especifica a la pregunta. Se pueden leer los detalles en la página web: resistehonduras.net del FNRN. Los temas tratados fueron en general; la organización del Frente y la no participación en el show político del Partido Nacional que ya empezó su campaña, con el falso diálogo.
MC.- ¿Cómo evitar que la derecha se apropie de la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente?
MZ.- La derecha extrema en Honduras asesorada por el Departamento de Estado Norteamericano, con sus representantes en Tegucigalpa y el enlace hondureño que les elabora las estrategias políticas, que por cierto es del Partido Liberal, considero lo sabrán, están atrapados en un callejón sin salida.
Sólo les quedan 2 caminos: abrir su pensamiento único y modificar su conducta excluyente al tratar de imponernos una ideología hegemónica y darle apertura a una verdadera democracia, permitiendo la participación de la verdadera oposición que aglutina mi retorno, de lo contrario se corre el riesgo de llegar al fundamentalismo y radicalismo extremo, mostrando un régimen de intolerancia política y persecución a sus opositores, aumentando el rechazo que ya tienen de los pueblos de toda América Latina.
Sé que a estas alturas, para ellos es insoportable querer sostener más tiempo una mentira de tal magnitud -sobre el respeto al Estado de derecho- si se violan todos los días mis garantías constitucionales.
Tienen que dar libertad al pueblo y permitir el debate de las ideas, y la competencia política, de otra forma continuarían el teatro -ya como un refrito- de las elecciones pasadas llenas de sectarismo e imposición con una convocatoria a una Constituyente sin legitimidad.
MC.- ¿El pueblo hondureño está preparado para discutir temas de fondo legislativo?
MZ.- La posición clara al respecto de la participación ciudadana se inicia desde mi gobierno, donde fuimos constantes al planteamiento de que es necesario -en Honduras- discutir el tema de las libertades reales para el pueblo, no sólo las formales o teóricas, como hasta el momento se hace. Ese es el derecho de la gran masa a ejercer la soberanía popular, que se niega en la actual constitución y las leyes, las libertades tienen que ver precisamente con el reconocimiento de la carta universal de los derechos humano y su puesta en vigencia en Honduras. Lo demás viene por añadidura
MC.- ¿Bajo qué circunstancias iría al diálogo con el régimen de Porfirio Lobo Sosa?, ¿en qué consiste la figura del mediador?
MZ.- En este momento –desterrados- no podemos hablar de que existen condiciones para un diálogo. Si se nos niegan nuestras elementales garantías, como el derecho inalienable de tener una Patria. Por ahora, simplemente estamos exigiendo nuestros derechos como miembros de un pueblo que quiere vivir en democracia, y solicitamos el castigo a la violencia del golpe de Estado. La propuesta del mediador es para consensuar el camino de la constituyente para el retorno al Estado de derecho.
MC.- ¿Por qué algunos que criticaron La Cuarta Urna ahora respaldan la reforma del Artículo 5 relativo al plebiscito y el referéndum?
MZ.- Porque el proyecto de La Cuarta Urna y la encuesta son legítimos y gozan de todo el apoyo jurídico en nuestras leyes de la Constitución; como ha quedado demostrado -hasta la saciedad- los ataques a La Cuarta Urna sólo fueron un argumento espurio para promover las condiciones para el golpe de Estado militar.
MC.- En una entrevista que concedió a Carmen Aristegui –de CNN- usted dijo que no buscaba la reelección, declaró que terminando su mandato se iría a vivir tranquilamente a Olancho, pero ante la posibilidad de una Asamblea Constituyente, ¿sigue pensando lo mismo sobre una jubilación de la vida política?
MZ.- Las condiciones de mi vida han cambiado radicalmente, por el golpe de Estado, por el destierro y la persecución. El pueblo demanda una lucha por la refundación de Honduras que me compromete para siempre en ella.
MC.- ¿Monitorea todo lo que se dice en la prensa internacional sobre el FNRP?, ¿ha leído el editorial del Washington Post que afirma que usted buscará la reelección?
MZ.- No conozco esa expresión del Washington Post, no lo he planteado, no pienso en la reelección; pero ahora lo importante es que estamos impulsando un proceso político constituyente refundacional y popular.
MC- Tomando en cuenta que primero debe agotar su defensa ante el derecho interno, ¿de qué forma pretende desvanecer los cargos que le inició el Ministerio Público por malversación de fondos?
MZ.- El Ministerio Público y la Corte de Justicia participaron en una conspiración cívica militar para derrocarme, me juzgaron y me condenaron sin hacerme un juicio, participaron aviesamente en el golpe de Estado, y armaron el expediente hasta que los militares me sacaron a balazos, nunca me citaron ni para audiencia, esperaron hasta que los militares asaltaran mi casa, me secuestraron y me desterraron, para levantar un expediente, sin respetar el debido proceso, violando todos mis derechos constitucionales como ciudadano y como Presidente de Honduras. Se tomaron atribuciones arbitrarias de total abuso de poder, fuera de todo el ordenamiento jurídico nacional, hasta el punto de inventar una figura desconocida en nuestras leyes la “Sucesión Presidencial”, por todos estos actos tienen que responder. Recuerde que ellos son confesos, juez y parte, y no han respondido ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ni ante La Corte Penal Internacional por la coautoría del golpe de Estado y los crímenes que han encubierto .
En cuanto a los juicios que me fabricaron después de que me desterraron y perpetuaron el golpe, según nuestra Constitución no tienen ninguna legalidad -Articulo 3 Constitucional- y por lo tanto los juicios fabricados deben ser anulados.
No existe ninguna “Malversación de fondos”, todas mis actuaciones están documentadas, con soportes, legales, ya que son pagos obligatorios y públicos, hechos vía decretos del Estado, no hay nada oculto, ni daños a terceros, ni al patrimonio estatal, ni nadie se benefició ilegalmente de esos pagos por servicios de publicidad. El concepto “Malversación o desvío, de fondos” no es nada más que un título de la “acusación” o de prensa sin ningún fundamento.
MC.- ¿Qué opinión le merece la imposición de una Ley de Amnistía –con el mismo rasero- para víctimas acusadas de sedición y para los victimarios culpables de asesinatos y torturas?
MZ.- La amnistía que aprobó el Congreso Nacional, considero sólo se está usando de manera circunstancial y discriminatoria, y en la mayoría de los casos se le niega a mis funcionarios que son perseguidos. Al imputarles causas judiciales por intereses políticos de la élite que controlan hoy los tres poderes del Estado.
MC.- ¿Estudió el decreto del nuevo Ministerio de Justicia y Derechos Humanos?, ¿es otro aparato burocrático para presumir ante la comunidad internacional?
MZ.- Porfirio Lobo tiene dos compromisos que asumió al llegar a la presidencia y en los que no quiere fallar, uno es: no tocar a los golpistas, protegerlos. En la lista está el doctor Ramón Custodio y la inmunidad que goza Micheletti y compañía; por eso Porfirio Lobo prefirió crear otro ministerio, antes de tocar ni con pétalo de una rosa al doctor Ramón Custodio.
3.
Ver video: http://www.youtube.com/watch?
El fracaso del golpe de estado de Venezuela en 2002 abrió los ojos a los Estados Unidos: ya no iba a ser tan sencillo poner y quitar gobiernos en Sudamérica de acuerdo con sus intereses económicos. La violencia y el estrangulamiento económico, como afirma Chomsky, habían sido las dos herramientas que durante el siglo XX permitieron a EEUU mantener el control de la región, ubicando a gobiernos títeres despóticos que cumplían sus dictados sumisamente.
Sin embargo, el nuevo siglo trajo nuevos bríos a Latinoamérica y a sus gentes, permitiendo el renacer del orgullo soberano y plantar cara a las injerencias de los intereses del Norte en su desarrollo. Así, Chávez y Morales han conseguido mantenerse en el poder con masivo respaldo popular pese al acoso mediático y económico externo.
¿Pero ha tirado la toalla Estados Unidos? Chomsky afirma que no. Al contrario, la escalada militar norteamericana en sus bases del Sur no ha hecho sino crecer, de modo que tiene más personal militar que civil en el subcontinente por primera vez desde la Guerra Fría. Prueba de ello es el acuerdo alcanzado con Colombia para la instalación de más bases militares en su territorio. ¿Para qué quiere Estados Unidos tener más presencia militar en el corazón de Sudamérica?
Asimismo, Chomsky revela que el control de las actividades militares allí ha sido desplazado del Departamento de Estado, sometido a las decisiones del Congreso, al Pentágono. De este modo las garantías democráticas y el sometimiento a la legislación desaparecen y el secreto y la arbitrariedad castrense se imponen.
Y hay mucho más en los poco más de ocho minutos de charla de Chomsky. Mucho más que en horas y horas de los discursos de papagayo de nuestros políticos.
4.
Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez |
Introducción
Acabada la mejor parte de la década actual, los mercados de valores latinoamericanos han vivido una expansión. Los inversores extranjeros han recogido y repatriado a sus países de origen miles de millones de dividendos, beneficios e intereses. Las corporaciones multinacionales se han metido en la minería, el sector agrario y otros afines, sin trabas y prácticamente sin que las diferentes regiones les hayan exigido realizar “transferencias de tecnología” ni impuesto limitaciones medioambientales. Los gobiernos latinoamericanos han acumulado unas reservas de divisas extranjeras sin precedentes para garantizar que los inversores extranjeros gocen de acceso ilimitado a monedas fuertes para remitir las ganancias. La década ha sido testigo de una desmovilización sin precedentes de movimientos sociales radicales. Los gobiernos han brindado protección política y social a inversores nacionales y extranjeros, así como garantías a largo plazo del derecho a la propiedad privada.
Ni un solo gobierno de la región, con la excepción de Venezuela, ha invertido el curso de privatización a gran escala de sectores económicos estratégicos implantado en la década de 1990 por los gobiernos neoliberales anteriores. En realidad, la concentración y centralización de tierras fértiles se ha mantenido sin el menor disimulo en el calendario político de una posible redistribución de la tierra o la riqueza. Mientras los banqueros y los inversores nacionales y extranjeros celebran la expansión económica y, lo que es más importante, expresan su valoración positiva invirtiendo miles de millones en la región, los expertos de la izquierda afirman percibir el «resurgir de la izquierda» y escriben sobre una u otra versión del socialismo del siglo XXI. Concretamente, muchos intelectuales y expertos euroamericanos progresistas y de izquierdas, destacados y cuyos textos se publican en todo el mundo han prestado muy mal servicio a sus seguidores y lectores. Los comentarios basados en exploraciones lejanas y superficiales ofrecen informes elogiosos del giro de América Latina hacia la izquierda y la independencia nacional. Estas descripciones carecen de fundamento empírico, histórico, analítico o estadístico. Autores tan distintos como Chomsky, Tariq Ali o Wallerstein, que jamás han realizado una investigación de campo al sur de Río Grande en ningún momento o, por lo que nos toca, tampoco han consultado a los inversores importantes que cosechan miles de millones en la América Latina actual, se han convertido en expertos instantáneos sobre la orientación social y política de los gobiernos, la situación de los movimientos sociales y las políticas económicas vigentes. Parece como si América Latina fuera un blanco fácil para cualquiera y para todos los autores occidentales de izquierda capaces de repetir la retórica política de los gobiernos implicados. No cabe duda que esa práctica garantiza recibir una invitación oficial de vez en cuando, pero apenas sirve para clarificar los rasgos socioeconómicos más llamativos de la actual hornada de gobiernos latinoamericanos y de las estrategias de desarrollo marcadamente definidas que aplican.
La abundancia de datos basados en entrevistas de campo extensas, los estudios estadísticos publicados por organismos de desarrollo internacional, los informes de consultoras, empresas y bancos de inversión y los debates con dirigentes de movimientos sociales independientes aportan documentación sobrada para mantener que América Latina ha tomado múltiples caminos hacia el capitalismo del siglo XXI, y no al socialismo ni a nada que se le parezca.
De hecho, uno de las grandes historias triunfalistas aclamadas por la prensa internacional es la marginación de la política socialista, la aceptación generalizada de la «globalización» por parte de los dirigentes políticos (desde el centro-izquierda hacia la derecha) y la des-radicalización de la élite intelectual y académica, que libra la batalla contra los fantasmas neoliberales al tiempo que ofrece legitimación populista a los políticos del... capitalismo del siglo XXI.
El capitalismo del siglo XXI: Continuidades y cambios
En los últimos años, los inversores, los especuladores, las corporaciones multinacionales y las empresas comerciales de Asia, Europa, América del Norte y Oriente Próximo han encontrado virtudes y valores en las políticas de desarrollo económico instauradas por los dirigentes latinoamericanos recientes. Concretamente, aplauden la recién hallada estabilidad política y las nuevas oportunidades económicas a largo plazo y las elevadas tasas de beneficio. En realidad, a América Latina se la mira como un gran almacén al por mayor donde realizar inversiones lucrativas que superan los frutos extraídos de las que se hacen en los mercados inestables y volátiles de Estados Unidos y la Unión Europea.
Por las operaciones que conocemos de él en América Latina, algunos de los elementos más importantes el capitalismo del siglo XXI (C XXI ) se solapan con las múltiples variantes del capitalismo del siglo XX. El C XXI ha suscrito las políticas de «apertura de mercados» del modelo neoliberal del siglo XX; ha fomentado las exportaciones agrarias y mineras y la importación de manufacturas, similar a la división colonial del trabajo de principios del siglo XX. Ha tomado prestadas medidas de intervención estatal de la estrategia de desarrollo nacionalista para aliviar la pobreza, rescatar bancos y promocionar a los exportadores y a los inversores extranjeros.
Como en casi todos los países capitalistas en vías de desarrollo «tardíos» y «retardados», en algunos de los más extensos, como Brasil y Argentina, el Estado desempeña un papel mediador importante entre los exportadores agrarios y mineros y los capitalistas industriales (nacionales y extranjeros).
A diferencia de las versiones anteriores de capitalistas liberales y neoliberales que, en primera instancia, eliminaban las restricciones pre-capitalistas impuestas a los flujos de capital y, a continuación, las exigencias laborales y de bienestar que constreñían la explotación capitalista, los actuales gobiernos liberales heterodoxos (o «post-neo-liberales») tratan de incorporar a los trabajadores y a los pobres e invitarlos a participar en la nueva estrategia de exportación. En parte, el capitalismo del siglo XXI puede defender el «mercado libre» y las políticas de bienestar y lucha contra la pobreza debido a la coyuntura favorable del mercado mundial de carestía de las materias primas y a la expansión de los mercados asiáticos.
La creciente intervención del Estado en la regulación de los flujos de capital y en la «selección de los ganadores y los perdedores», apoyando las grandes empresas agrarias frente a los pequeños agricultores, a los exportadores y los grandes importadores minoristas antes que a los pequeños y medianos productores y minoristas, subraya la compatibilidad, incluso la importancia, del intervencionismo estatal a la hora de sostener el modelo de exportación agro-mineral de «libre mercado». Si bien algunos sectores del capital se quejaron del déficit potencial y del aumento de la deuda pública causados por el incremento del gasto público en programas contra la pobreza o el aumento del salario mínimo, en general, la mayoría de los capitalistas consideran que la versión actual del «estatismo» es complementaria y no entra en conflicto con los objetivos más generales de ampliar las oportunidades de inversión y de acumulación de capital.
Los ideólogos del C XXI han desempeñado un papel significativo a la hora dotar de legitimidad al sistema, sobre todo en su fase inicial, proyectando imágenes y narraciones del «antiimperialismo», del «socialismo del siglo XXI» y, en los países andinos, de una nueva variante «indígena» de la «revolución democrática y cultural» (Bolivia). Dado que hay una dependencia muy fuerte de las estrategias de desarrollo extractivas y una presencia muy marcada de empresas extranjeras en sectores económicos estratégicos y en tierras sujetas a reivindicaciones territoriales indígenas o próximas a ellas, los rituales indígenas tradicionales y las representaciones simbólicas, la retórica y el carisma antiimperialista desempeñan un papel clave para engrasar los engranajes del C XXI ante las circunscripciones populares rebeldes (sobre todo en Perú, Ecuador y Bolivia).
La paradoja de que los supuestos gobiernos de «centro-izquierda» suscriban la «división colonial del trabajo» de corte liberal en relación con el mercado mundial es hasta cierto punto ininteligible debido a la mayor diversificación de los mercados. La «colonialidad» se identifica con relaciones económicas con Estados Unidos, mientras que los nuevos vínculos económicos con Asia se presentan como manifestaciones de solidaridad Sur-Sur y otros eufemismos similares; aun cuando estas últimas reflejen lo primero en algunos aspectos económicos esenciales. Sin embargo, hay diferencias políticas importantes entre Estados Unidos y China, en la medida en que esta última no se implica en golpes de Estado, operaciones secretas ni intervenciones militares (al menos en América Latina).
Para el modelo del C XXI es esencial la estabilidad social, el mantenimiento del marco político democrático liberal y la supremacía civil... todo lo cual opone a estos gobiernos a los golpes respaldados por Estados Unidos en el continente, incluidos los fallidos en Venezuela (2002) y Bolivia (2008), y el triunfante en Honduras (2009).
Si el militarismo al estilo estadounidense es un factor desestabilizador externo potencial, el auge del narcocapitalismo en la economía y el Estado es una amenaza nacional de primer orden, ahora concentrado en su mayoría en América del Norte (México), América Central y los países andinos (Colombia). Los dilemas del C XXI son hoy día cómo guardar el equilibrio entre el papel desestabilizador de las agencias antidroga estadounidenses y la necesidad de mantener «buenas relaciones» con todos los socios comerciales importantes, incluido Estados Unidos.
La situación del Estado en la América Latina del C XXI
Al salir de la crisis y la quiebra del neoliberalismo en el pasado cambio de siglo, el Estado resurgió con un papel más fuerte y más activo en la economía, sobre todo en lo relativo a la regulación de los flujos financieros extranjeros. Varios gobiernos incrementaron el papel del Estado compartiendo ingresos con multinacionales extranjeras (Brasil, Bolivia y Venezuela). Otros nacionalizaron total o parcialmente unas cuantas empresas en dificultades (Venezuela, Bolivia y Argentina). Algunos otras liquidaron su deuda con el FMI para poner fin a la «supervisión» que ejercía sobre la política fiscal y macroeconómica (Brasil, Argentina). La mayoría de los Estados adoptaron medidas de estímulo para reactivar la economía, reducir el desempleo y adaptarse a algunas demandas sociales del mercado de trabajo. Todos los gobiernos adoptaron políticas concebidas para maximizar los ingresos y los beneficios obtenidos con el aumento del precio de las mercancías invirtiendo y fomentando la explotación de la producción agraria y minera.
Para amortiguar futuros impactos económicos externos, los Estados adoptaron políticas fiscales conservadoras, acumulando excedentes presupuestarios e incrementando las reservas de divisas.
Con independencia de la expansión del papel del Estado y de su oportuna intervención para maximizar los beneficios obtenidos con la demanda mundial, el Estado sigue siendo un socio subsidiario con respecto al capital privado. Incluso en Venezuela, donde se nacionalizaron varias industrias importantes, las empresas estatales representan menos del 10 por ciento del PIB. Es igualmente importante que el Estado y la economía, tanto pública como privada, están subordinados a la «división colonial del trabajo» del mundo entero, según la cual América Latina exporta productos agrarios y minerales e importa manufacturas. El énfasis depositado en las industrias extractivas favorece las inversiones extranjeras a gran escala, mientras que la estabilidad y el orden del balance fiscal, las reservas de divisas a gran escala y las tasas de interés relativamente altas atraen al capital financiero.
No obstante, la aparición de un Estado fuerte deja traslucir varios elementos históricos y estructurales. Aunque algunos gobiernos han purgado a parte de la cúpula militar y los mandos policiales de dictaduras anteriores, no ha habido una auténtica transformación institucional que incluya el proceso de reclutamiento de policías y militares, la formación y la reorientación política de la institución. Además, todos los gobiernos siguen colaborando y participando en maniobras militares y misiones de entrenamiento con programas de asesoramiento militar estadounidense, pese a la historia conocida e infame de ser «escuelas de los golpistas». Asimismo, también es peligroso para la estabilidad del Estado la nueva estrategia de desarrollo, basada en unas élites empresariales a las que promueve a pesar de que en el pasado recurrieran a las autoridades militares y fomentaran golpes de Estado cada vez que veían amenazados sus intereses políticos o sus beneficios económicos.
La estabilidad actual de los Estados latinoamericanos descansa en parte sobre los precios y la demanda potencialmente volátiles de las materias primas, sobre unas instituciones militares con muchos lastres del pasado y demasiados vínculos con amos golpistas de Washington y sobre un sector privado dispuesto a acatar las reglas del capitalismo democrático siempre que no se les arrebate la hegemonía social y económica.Comparar las sendas «ortodoxa» y «heterodoxa» hacia el Capitalismo del Siglo XXI
Considerando el hecho de que, por ahora y en un futuro previsible, ninguno de los países latinoamericanos tiene ningún plan o proyecto de socializar la economía (con la posible excepción de Venezuela), el asunto teórico y práctico clave es identificar la presencia de sendas divergentes hacia el desarrollo capitalista. Por origen, trayectoria, y alianzas sociales podemos distinguir las estrategias «heterodoxa» y «ortodoxa», no sin ciertos solapamientos en sus márgenes.
El enfoque heterodoxo del C XXI se califica a veces como «Socialismo del siglo XXI» por parte de algunos de sus propagandistas locales, pasando por alto de forma llamativa elementos tan básicos como la propiedad privada de los principales medios de producción y financiación (bancos, industrias, minas, comercio, plantaciones), la influencia a gran escala del «dinero ambulante» en la búsqueda de bonos portadores de tasas de interés elevadas y bajas regalías sobre la extracción de minerales y recursos energéticos.
Una de las claves para entender la aparición del C XXI reside en que sus orígenes se encuentran en los levantamientos políticos populares y la «ruptura» ideológica con el periodo «neoliberal» anterior. Los orígenes radicales dejaron una huella en las medidas concretas adoptadas por los gobiernos emergentes, en el estilo de la política y en la búsqueda de nuevas fuentes de legitimación ideológica.
Por mor de las circunstancias, sobre todo las crisis económicas del neoliberalismo, los nuevos gobiernos «post-neoliberales» adoptaron una serie de medidas populistas para aliviar la pobreza, reducir el desempleo y reactivar la economía. Todos esos cambios requirieron intervención estatal activa para rectificar los fallos del «mercado», al tiempo que pretendían garantizar los intereses de las clases capitalistas. Las medidas fueron acompañadas de grandes dosis de retórica anti-neoliberal para acomodar la ira popular a las desigualdades del sistema. En algunos casos, las transformaciones fueron acompañadas de una referencia vaga al «socialismo» sin planificación central, ni propiedad pública, ni gestión de la mano de obra. La trayectoria de los gobiernos que encaraban la senda heterodoxa se inició con medidas de bienestar populistas que con el paso del tiempo se fueron diluyendo de forma paulatina a medida que disminuyeron la presiones sociales y fue calando el desempleo y la reactivación. A finales de la década (en 2010), los regímenes post-neoliberales se han vuelto cada vez más hacia la «modernización del desarrollo». Este último enfoque ha venido impulsado por una campaña alimentada al máximo para maximizar la inversión privada, especialmente extranjera y en los sectores exportadores, cuya tasa de crecimiento es elevada. La reordenación del Estado post-neoliberal se detuvo bastante antes de que hubiera algo que sustituyera a los tecnócratas «neoliberales» por otros más afines la nueva dirección heterodoxa. La mayor parte de los esfuerzos se destinaron a adaptar de forma más flexible a los socios nacionales y extranjeros a través de la conciliación de los dirigentes sindicales y de los movimientos sociales «moderados» con las élites empresariales.
La senda heterodoxa hacia el C XXI tiene la buena suerte de haber coincidido con la fase de expansión mundial de las materias primas y con el sentido común impuesto a los controles financieros que suavizó y acortó la duración de la crisis financiera inducida por Estados Unidos y la Unión Europea (2008-2010) y la recesión económica.
La senda «ortodoxa» hacia el desarrollo capitalista consiguió sustentar las políticas neoliberales mediante un régimen de represión duro, argucias electorales y, en algunos casos, el terror declarado, clausurando el espacio político e impidiendo levantamientos populares que pudieran haber desembocado en medidas heterodoxas. En la senda ortodoxa sobresalía el auge y la consolidación de una lumpenburguesía que aportaba decenas de miles de millones de dólares en ingresos obtenidos con las drogas y actividades ilegales y que se blanqueaban en la economía formal y proporcionaban un atisbo de crecimiento económico en determinados sectores. Mientras que el modelo heterodoxo diversificó su comercio y sus mercados con socios dinámicos como Asia, el modelo ortodoxo seguía maridado con los mercados estadounidenses estancados. Los lazos bilaterales con el imperialismo estadounidense debilitaron las prioridades económicas nacionales e incrementaron el gasto público de sectores no productivos (militares).
Los resultados divergentes de los modelos heterodoxo y ortodoxo del CXXI
Las diferencias más llamativas entre los resultados económicos heterodoxo y ortodoxo se cifran en un crecimiento asombroso, la reducción de la pobreza y la democratización política en Brasil, Bolivia y Argentina y, hasta el año 2009, Venezuela, y en la regresión social, el estancamiento económico y la violación flagrante de los derechos humanos y las libertades democráticas en las «ortodoxas» México y Colombia. El gobierno de las élites políticas en los países que desarrollan políticas neoliberales ortodoxas se caracteriza por la violencia extrema. En cambio, entre los países que desarrollan medidas heterodoxas hay un proceso de consolidación estatal basado en unas políticas relativamente abiertas. Parece haber una correlación muy acusada entre el crecimiento económico, la legitimación política, la reducción de la pobreza y el declive de la represión estatal como mecanismo de gobierno político.
Por otra parte, existe una correlación muy marcada también entre el crecimiento y la incorporación del tráfico de drogas a gran escala a la economía y el sistema político, el recurso a la violencia y la libertad de los mercados para despojar por la fuerza a pequeños propietarios e incrementar la dependencia de la corrupción y la fuerza en la creación y mantenimiento de élites de gobierno.
Los modelos heterodoxos llevan implícito y practican la política de integración social a través del modelo de bienestar capitalista (no exento de corrupción y clientelismo) y la concertación social. Los gobiernos ortodoxos actúan mediante la desregulación de los mercados de capitales y sus ruinosos efectos sobre los pequeños productores, los empleados del sector público y los asalariados.
Aunque los modelos heterodoxos recurren con energía al capital extranjero, conservan, cultivan y promueven capitalismos nacionales vinculados al mercado nacional y dependientes del consumo de masas. Estos sectores no siempre se oponen al incremento periódico de los salarios.
Los gobiernos que adoptan la estrategia ortodoxa, muy dependientes de los mercados estadounidenses decadentes y de los gastos militares y policiales a gran escala, han salido perdiendo en los mercados lucrativos de Asia, Oriente Próximo y otras regiones. Además, en el caso de México, su dependencia estructural de una economía turística inestable, de unos envíos de remesas en descenso por parte de los inmigrantes en unos Estados Unidos con una política cada vez más dura hacia los inmigrantes, y de unas exportaciones de petróleo en declive debido a una gestión negligente, es consecuencia de la adhesión temprana al «libre comercio» (NAFTA). Este último ha devastado la diversificación de su base productiva y ha fomentado el desplazamiento hacia el narcotráfico.
El resultado de la estrategia ortodoxa de no regulación de los flujos de capital tiene dos consecuencias negativas importantes: ha desembocado en la salida masiva de capital mexicano hacia Estados Unidos (lícita e ilícitamente) sobre todo en propiedades inmobiliarias, bonos y valores, lo que ha privado a México de capital de inversión. En segundo lugar, los estrechos vínculos entre las finanzas mexicanas y estadounidenses han desembocado en la transmisión de la crisis financiera de Wall Street, que ha impactado tanto sobre los mercados financieros y crediticios de México como sobre su «economía real». Por el contrario, en la mayoría de las economías heterodoxas que anteriormente habían sufrido estos vínculos estrechos con Wall Street, el endurecimiento de los controles financieros ha diluido el impacto de la crisis estadounidense sobre sus economías.
Perú: Una versión híbrida de las estrategias heterodoxas
Perú ha experimentado los niveles de crecimiento elevados típicos de las economías heterodoxas, aunque ha recurrido a políticas neoliberales «ortodoxas». Combina el modelo de exportación del sector extractivo sin las compensaciones del bienestar social ni las políticas de concertación social de los modelos capitalistas heterodoxos. Perú ha diversificado sus mercados exteriores (Asia es su principal mercado de exportación) al tiempo que suscribía el bilateralismo y los lazos militares con Estados Unidos. Pero es sede importante de producción y tráfico de drogas, pero las drogas no dominan la economía y el sistema político en idéntica medida que en México y Colombia. Aunque no ha acometido la reducción de la pobreza con el mismo vigor que Venezuela, Brasil o Argentina, ha incrementado el poder adquisitivo de las clases medias urbanas, sobre todo en Lima. Mientras Bolivia desarrolla políticas de representación simbólica, protección legal y amparo político hacia los movimientos indígenas, el Perú de García, como el Ecuador de Correa, están más preocupados por fomentar las inversiones de empresas mineras de propiedad extranjera como vehículos de lo que denominan «modernización económica» que por respetar las reivindicaciones de los pueblos indígenas.
El elevado precio de las materias primas, sobre todo de los metales industriales y preciosos, y el aumento de la demanda y de las inversiones a gran escala bajo unas condiciones de oposición nacionalista limitadas permiten a Perú mantener una tasa de crecimiento alto, aun cuando niegue el componente del bienestar que comporta el modelo heterodoxo. Hay señales de cambio. En las últimas elecciones municipales de Lima (2010), un candidato con un leve tinte de centro-izquierda venció a un neoliberal ortodoxo, con lo que aumentó las probabilidades de que el próximo gobierno pueda «modificar» el modelo ortodoxo para aproximarlo a unas cotas más próximas al del «bienestar».
Crisis económicas, levantamientos y la senda del siglo XXI hacia el capitalismo
La crisis del neoliberalismo ha generado mucha diversidad de resultados políticos; con la posible excepción de Venezuela, las revueltas populares que tuvieron lugar inmediatamente después de la crisis dieron lugar a resultados capitalistas, si bien marcadamente divergentes. Para la mayoría de los Estados latinoamericanos supuso un agudo incremento de la intervención estatal, incluso de la adquisición provisional de bancos en quiebra o casi en quiebra para salvar a ahorradores e inversores: una especie de «estatismo» por invitación (u obligación) capitalista. El nuevo estatismo se convirtió en la base de la aparición del capitalismo del siglo XXI. La «ideología anti-neoliberal» articulada por sus ejecutantes aturdió a los intelectuales occidentales impresionistas, que lo consideraron una «nueva variedad» de socialismo o, al menos, un «peldaño» en esa dirección.
Visto con perspectiva histórica, el estatismo fue desde el principio un primer paso necesario hacia la reactivación del capitalismo. Los «primeros pasos» aparentemente radicales eran en realidad el final de la partida de las rebeliones populares del fin de la década. Con el paso del tiempo, sobre todo con la recuperación económica y la expansión de las materias primas, el capitalismo experimentó un despegue a mediados de la década. El capitalismo heterodoxo empezó a desprenderse de algunos de sus elementos propios del modelo del bienestar en favor de una perspectiva desarrollista más inmediata. Los tecnócratas hicieron hincapié en las inversiones extranjeras a gran escala y a largo plazo y en la «modernización económica». Eso supuso la inversión público-privada en infraestructuras para acelerar la circulación de materias primas hacia los mercados mundiales.
El crecimiento sostenido del modelo heterodoxo puso fin al debate radical sobre la globalización, adoptándolo como una venganza. La nueva discusión entre la heterodoxia y la ortodoxia se centró en cómo se podría aprovechar la «globalización» en beneficio del crecimiento nacional y ponerla al servicio de todas las clases sociales mediante los mecanismos de redistribución adecuados. En otras palabras: los capitalistas heterodoxos sostenían que una mayor integración global profundizaría e incrementaría la riqueza disponible para el bienestar social. Con la aparición de condiciones globales adversas durante las crisis de 2009, la intensificación de la competitividad y un descenso provisional de los precios, los estrategas heterodoxos sostenían que las condiciones globales impedían incrementar el gasto social y aplicar aumentos en sueldos y salarios. Con la rápida recuperación económica y el aumento acelerado del precio de las materias primas a mediados de 2010, las tensiones por los sueldos y salarios se agravaron.
Si el impulso que produjo la aparición de los nuevos regímenes heterodoxos fue la crisis del neoliberalismo, el posterior éxito económico de esos mismo regímenes heterodoxos puso en marcha el crecimiento dinámico de intereses empresariales poderosos que trataban de remodelar una configuración política de derechas y más conservadora. Esta última reduciría el coste de los salarios y el bienestar social del sector exportador. En efecto, el éxito de la heterodoxia capitalista y su trayectoria hacia tasas de crecimiento elevadas basada en la afluencia de capital a gran escala ha desencadenado un desplazamiento hacia la derecha, incluidas las alternativas políticas directamente de derechas.
Pese a que persisten diferencias importantes entre las sendas heterodoxa y ortodoxa hacia el capitalismo, la tendencia es que vayan disminuyendo. La ortodoxia, confrontada por la recesión mundial, ha recurrido a una mayor intervención estatal para apuntalar la economía, mientras que la heterodoxia ha incrementado su búsqueda de cuotas de mercado mayores ampliando los llamamientos a inversores internacionales.
A medida que los países latinoamericanos van saliendo de las crisis de 2008-2009, la mejora del rendimiento económico no parece guardar correlación en torno al eje ortodoxo-heterodoxo. La recuperación lenta es más evidente en Venezuela (heterodoxa) y México (ortodoxo); mientras que la recuperación más rápida queda de manifiesto en Brasil (heterodoxo) y Perú (ortodoxo). Aunque se pueda citar la dependencia de Venezuela y México del mercado estadounidense y los vínculos de Brasil y Perú con el dinamismo de los mercados asiáticos, es preciso analizar también la composición interna de las clases sociales de cada grupo de países. El predominio de élites «rentistas» en Venezuela y México, en contraste con las élites capitalistas nacionales e internacionales más dinámicas de Brasil y Perú quizá expliquen parte de las diferencias en sus resultados. Identificar con claridad la senda «dinámica» hacia el desarrollo capitalista del siglo XXI resulta problemático y el resultado, incierto. La pregunta de si la expansión del sector de las materias primas forma parte de un ciclo corto o largo puede ser un factor determinante a la hora de dar forma a las posibilidades de reaparición de un auténtico socialismo del siglo XXI.
Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, en la Asamblea General de las Naciones Unidas
5.
Discurso del Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla en Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas
Señor Presidente:
Graves e inminentes peligros amenazan la existencia de nuestra especie. Para preservar la vida humana hay que preservar la paz. Sólo el empleo de una parte ínfima del enorme arsenal nuclear mundial implicaría el fin de la especie. La única garantía de que las armas nucleares no puedan usarse por Estados ni por nadie, será su destrucción, junto a la generación de armas convencionales de casi similar letalidad desarrolladas en el período reciente. La única solución es el desarme.
Para sobrevivir, es imprescindible un salto en la conciencia de la Humanidad, sólo posible mediante la difusión de información veraz sobre estos temas que la mayoría de los políticos esconden o ignoran, la prensa no publica y, que para la gente, son tan horrorosos que parecen increíbles.
Estamos en una nueva época y, en nuestra opinión, corresponde a esta Asamblea General, con toda urgencia, como incesantemente pide Fidel Castro, liderar una movilización mundial para exigir el respeto al derecho de los seres humanos y al derecho de los pueblos a vivir.
Construyamos otro orden mundial, fundemos una ética colectiva basada en la solidaridad humana y la justicia, hallemos solución a los conflictos mediante el diálogo y la cooperación, cesen el egoísmo y el despojo que llevan a la guerra y al uso de la fuerza. Ante el serio peligro, apartemos lo que nos enfrenta o divide y unámonos para salvar la paz, el planeta y la vida de las futuras generaciones.
Señor Presidente:
Especialmente en estas circunstancias, la política de los Estados Unidos contra Cuba no tiene sustento ético o legal alguno, credibilidad ni apoyo. Así lo demuestran los más de 180 votos en esta Asamblea General de las Naciones Unidas que en los últimos años han reclamado que se le ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero.
En el Informe del Secretario General puesto a nuestra disposición, más de 180 países y agencias especializadas del sistema de las Naciones Unidas documentan su oposición a esa política.
El rechazo de América Latina y el Caribe es enérgico y unánime. La Cumbre de la Unidad, celebrada en Cancún, en febrero del 2010, lo expresó resueltamente. Los líderes de la región lo han comunicado directamente al actual Presidente norteamericano. Puede asegurarse que el repudio expreso al bloqueo y a la Ley Helms-Burton identifica, como pocos temas, al acervo político de la región.
Visiones igualmente inequívocas han sido refrendadas por el Movimiento de Países No Alineados, por las Cumbres Iberoamericanas, por las Cumbres de América Latina y el Caribe con la Unión Europea, por la Unión Africana, por las Cumbres del Grupo ACP y prácticamente por cualquier conjunto de naciones que se haya pronunciado a favor del Derecho Internacional y el respeto a los principios y propósitos de la Carta de la ONU.
Es amplio y creciente el consenso en la sociedad norteamericana y en la emigración cubana en ese país contra el bloqueo y a favor del cambio de política hacia Cuba. Encuestas recientes demuestran que el 71% de los estadounidenses abogan por la normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, mientras que el 64% de ellos y similar proporción de los cubanos residentes en el sur de Florida, se oponen a la prohibición de viajar a Cuba que conculca sus derechos ciudadanos.
Señor Presidente:
Como en otros temas, dos años después de haber proclamado el Presidente de los Estados Unidos “un nuevo comienzo con Cuba”, los hechos confirman que nada ha cambiado, ni ha utilizado sus amplias prerrogativas para flexibilizar el bloqueo.
Las sanciones contra Cuba permanecen intactas y se aplican con todo rigor.
En el año 2010, el cerco económico se ha endurecido y su impacto cotidiano sigue siendo visible en todos los aspectos de la vida en Cuba. Tiene consecuencias particularmente serias en esferas tan sensibles para la población como la salud y la alimentación.
Los servicios oftalmológicos cubanos no pueden emplear la Terapia Térmica Transpupilar, por medio del microscopio quirúrgico, en el tratamiento a niños que padecen del tumor retinoblastoma, es decir, cáncer en la retina, porque es imposible adquirir los equipos para este tratamiento, que sólo pueden ser comprados a la compañía norteamericana Iris Medical Instruments. Sin esa tecnología, no es posible tratar el tumor de la retina y conservar el ojo afectado.
Los niños cubanos no pueden disponer del medicamento Sevofluorane, el más avanzado agente anestésico general inhalatorio, o sea anestesia para operar a los niños, porque a su fabricante, la compañía norteamericana ABBOT, se le prohíbe la venta a Cuba.
Tampoco se puede adquirir el Tomógrafo de Coherencia Óptica (OCT) para estudios de retina y del nervio óptico de la firma alemana Carl Zeiss porque tiene componentes que aporta la compañía norteamericana Humphrey.
Las onerosas y discriminatorias condiciones que prevalecen para las compras de alimentos norteamericanos, que supuestamente se amparan en una excepción humanitaria, mientras se violan todas las normas del comercio internacional, han repercutido en la drástica disminución de estas operaciones en el último año. Esta realidad no sólo perjudica a nuestro pueblo sino también a los agricultores norteamericanos. Se estaría faltando a la verdad si alguien en esta sala volviera a calificar de “socio comercial” a un país al que Cuba no puede venderle ni una dosis de medicamento, ni un gramo de níquel.
A pesar de que Washington ha autorizado muy selectivamente algunos intercambios culturales, académicos y científicos, estos continúan sujetos a severas restricciones y múltiples proyectos de este tipo no pudieron realizarse debido a las negativas de licencias, visas y otras autorizaciones. Es poco conocido que se prohíbe a los artistas cubanos recibir remuneración por sus presentaciones en este país.
Se ha recrudecido la persecución contra los bienes y activos cubanos, y contra las transferencias comerciales y financieras desde y hacia Cuba o que involucran instituciones e individuos establecidos en nuestro país.
Las multas de los Departamentos del Tesoro y Justicia contra entidades de su país y de Europa en este último año, por transacciones realizadas con Cuba, entre otros Estados, superan en su conjunto los 800 millones de dólares.
El gobierno norteamericano, en una escalada evidente, se ha apropiado también de transferencias en monedas de terceros países, como el euro. La confiscación de una transferencia de más de 107 mil euros pertenecientes a la compañía Cubana de Aviación y realizada por medio del Banco Popular Español desde Madrid a Moscú, constituyó un robo.
El daño económico directo ocasionado al pueblo cubano por la aplicación del bloqueo, supera en estos cincuenta años los 751 mil millones de dólares, en el valor actual de esa moneda.
Señor Presidente:
A pesar del rechazo universal a esta política, altos funcionarios de este gobierno han reiterado que se mantendrá invariable. El pasado 2 de septiembre, el propio presidente Obama ratificó las sanciones contra Cuba, aludiendo al supuesto “interés nacional” de los Estados Unidos. Pero todos saben que la Casa Blanca sigue prestando mayor atención a los “intereses especiales”, bien financiados, de una exigua minoría que ha hecho de la política contra Cuba un negocio muy lucrativo.
Es evidente que los Estados Unidos no tienen intención alguna de eliminar el bloqueo. Ni siquiera se vislumbra la voluntad de su gobierno para desmontar los aspectos más irracionales de lo que es ya el conjunto de sanciones y medidas económicas coercitivas más abarcador y prolongado que se haya aplicado nunca, contra país alguno.
Históricamente, cada vez que se desploman los pretextos esgrimidos como supuestos obstáculos al levantamiento del bloqueo contra Cuba, se sustituyen por nuevas excusas para justificar la continuidad de una política que es insostenible desde todo punto de vista.
Muy recientemente, el 19 de octubre, el presidente Obama calificó, según varias agencias de prensa, de insuficientes los procesos que, a su juicio, ocurren hoy en Cuba y condicionó cualquier nuevo paso a la realización de los cambios internos que quisieran ver en nuestro país.
El Presidente se equivoca al asumir que tiene derecho a inmiscuirse y a calificar los procesos que hoy tienen lugar en Cuba. Es lamentable que esté tan mal informado y asesorado.
Las transformaciones que hoy emprendemos los cubanos responden a los anhelos de los cubanos y a decisiones soberanas de nuestro pueblo. Van dirigidas a actualizar y hacer eficiente nuestro modelo económico, perfeccionar nuestra sociedad, ahondar nuestra cultura y desarrollar nuestro socialismo. No se proponen complacer los deseos o satisfacer los intereses del gobierno de los Estados Unidos, hasta hoy siempre opuestos a los del pueblo cubano.
Para la superpotencia, todo lo que no conduzca al establecimiento de un régimen que se subordine a sus intereses será insuficiente, pero eso no va a ocurrir porque muchas generaciones de cubanos han dedicado y dedican lo mejor de sus vidas a defender la soberanía y la independencia de Cuba.
El gobierno norteamericano ha ignorado, además, las múltiples declaraciones y las propuestas presentadas por el gobierno de Cuba, en público y en privado, que ratifican nuestra voluntad de establecer un diálogo serio, constructivo, en condiciones de igualdad y pleno respeto a nuestra independencia.
No se ha respondido sobre los nuevos proyectos de cooperación presentados durante el año 2010 por el gobierno cubano, para avanzar en temas de interés común como el combate al narcotráfico y al terrorismo, la protección del medio ambiente, la prevención de desastres naturales e incluso en el enfrentamiento a posibles accidentes en la explotación petrolera en el Golfo de México. Nuevamente se evade la oportunidad de avanzar en áreas que beneficiarían a ambos pueblos.
Por el contrario, dicho gobierno ha continuado la arbitraria práctica de poner a Cuba en las espurias listas, incluida la de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo internacional, que fabrica el Departamento de Estado para calificar el comportamiento de otras naciones. Este país no tiene la autoridad moral para hacer tales listados, que como regla tendría que encabezar, ni existe una sola razón para incluir a Cuba en ninguno de ellos.
El gobierno norteamericano también mantiene el injusto castigo a los Cinco cubanos luchadores antiterroristas que sufren prisión, hace más de doce años, en sus cárceles, cuya causa ha concitado la amplia solidaridad de la comunidad internacional.
Cuba, que ha sido y es víctima del terrorismo de Estado, reclama a dicho gobierno que ponga fin al doble rasero y a la impunidad de que gozan en su territorio los autores confesos de actos de terrorismo, que se gestaron al amparo de la política anticubana de ese país, concebida con fines de desestabilización, en los años 60, y que incluyó el sabotaje, el secuestro, el asesinato y la agresión armada. Ello sería una verdadera contribución al combate internacional contra ese flagelo.
Señor Presidente:
Es indignante e insólito que la política de bloqueo y subversión de los Estados Unidos contra Cuba siga siendo guiada por la lógica del memorando del subsecretario asistente de Estado Lester Mallory, escrito el 6 de abril de 1960 y desclasificado hace pocos años, cuyo texto cito:
“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro [...] No existe una oposición política efectiva [...] El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria [...] Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica [...] negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”. Fin de la cita.
Se trata de una política de agresión, cruel y absolutamente contraria al Derecho Internacional, que este gobierno persiste en mantener a sabiendas de que causa daños, provoca sufrimiento y viola los derechos humanos de todo un pueblo.
No es una cuestión bilateral, como suelen repetir los representantes norteamericanos. Su marcado carácter extraterritorial está refrendado en las leyes y existen sobrados ejemplos de la aplicación de las medidas coercitivas a ciudadanos y entidades de terceros países.
El bloqueo, por su naturaleza y su amplitud, califica como un acto de genocidio, en virtud del artículo II de la Convención de Ginebra de 1948 para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; y también como un acto de guerra económica, de acuerdo con la Declaración Relativa al Derecho de la Guerra Marítima adoptada en 1909.
Es un acto hostil y unilateral que debe cesar unilateralmente.
Una vez más, a nombre del pueblo de Cuba, solicito a los representantes de todos los países aquí reunidos votar a favor del proyecto de resolución que tengo el honor de presentar con el título “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de los Estados Unidos de América contra Cuba”.
Señor Presidente:
Los cubanos nos sentimos orgullosos de nuestra obra. Si esta guerra económica, aunque provoca privaciones, no cuesta vidas humanas y no consigue causar un daño traumático y generalizado a nuestra población, es gracias al esfuerzo y sacrificio de los cubanos y a la voluntad y el empeño de su Gobierno.
A pesar de que la persecución económica constituye el obstáculo principal para el desarrollo del país y para la elevación de los niveles de vida del pueblo, Cuba muestra resultados innegables en la eliminación de la pobreza y el hambre, en índices de salud y educación que son de referencia mundial, en la promoción de la igualdad de género, en la libertad y el bienestar equitativo de los cubanos, en el consenso social, en la participación democrática de los ciudadanos en las decisiones del país, en la reversión del deterioro ambiental, y en el desarrollo de la cooperación internacional con un centenar de países del Tercer Mundo.
Cuba pudo declarar aquí, hace pocas semanas, un elevado y excepcional cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Estos resultados, alcanzados por Cuba, aún son una utopía para una gran parte de la población del planeta.
Los cubanos asumimos nuestro destino histórico con optimismo, compromiso y creatividad. Nos inspiran los sentimientos de paz, justicia y solidaridad que caracterizan a nuestro pueblo, y la amistad con que el mundo se identifica con nuestra isla libre y rebelde.
Cuba seguirá dispuesta a entablar relaciones de paz y respeto con los Estados Unidos, como las que disfruta con la inmensa mayoría de la comunidad internacional y con todo el hemisferio.
Cuba no cejará jamás en la denuncia del bloqueo y no dejará de reclamar el derecho legítimo de su pueblo a vivir y trabajar por su desarrollo socioeconómico en condiciones de igualdad, en cooperación con el resto de las naciones, sin cerco económico ni presiones externas.
Cuba agradece a la comunidad internacional la firme solidaridad con nuestro pueblo, segura de que algún día se hará justicia y no será necesaria ya esta resolución.
Muchas gracias.
Este es un grupo de correos de amigos de la Organizacion Politica Los Necios. Creemos en el debate, en el ejercicio de opinar y difundir pensamiento revolucionario, sentimiento humano. Tambien para hacer acopio de ideas, observaciones, criticas y pensamientos que contribuyan con la construccion de una nueva sociedad hondureña y centro americana, que a la vez nuestra luz crezca y se comparta con el mundo.
¡Venceremos!
¡Necedad!
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