En general los eventos culturales durante el bloqueo mantenían el espíritu de la gente agotada por el hambre. "La ciudad se congelaba, moría pero se venció". Bajo este nombre se celebra la exposición en el centro ubicado donde está la casa de hielo con las paredes llenas de los carteles, abonos de viaje y fotos del tiempo del bloqueo.
Los ciudadanos de Leningrado sacan agua de la tubería rota creados por los bombardeos, deciembre de 1941. |
Cuando el bloqueo fue anulado, en Leningrado y sus suburbios habían sólo 560.000 personas de los casi 3 millones que habitaban la ciudad antes. Pero Leningrado vivía y luchaba.
La gente mantenía fuerte el espíritu. Leían y escribían libros y hasta que continuaban las excursiones en el Museo del Hermitage. Allí en el febrero de 1942 se reunieron los arquitectos quienes elaboraban el proyecto del futuro Leningrado. Esto no fueron solamente los planes de reconstrucción, sino 'El proyecto del renacimiento' que se preparaba sin luz y calor. El mismo año, en enero de 1942, se instaló la exposición de los pintores de Leningrado.
En general, el invierno de 1941-1942 fue el más duro para la ciudad, se registró la mortalidad más alta de estos 900 días: 96. 751 personas murieron sólo en enero de 1942.
Los primeros temas de la sinfonía fueron escritos a finales de julio de 1941 cuando los enemigos se acercaron a la localidad. En el Lenindgrado asediado se crearon tres partes de la obra y después el compositor se evacuó. 'El himno de no destruidos', como se le bautizó a la obra que se sonó por primera vez el 5 de marzo de 1942, en la ciudad del río Volga Kuibishev. El gran violinista del siglo XX David Óistraj recuerda que "la música hizo a los oyentes e intérpretes a sobrevivir los minutos de gran conmoción, alegría y dolor, orgullo por nuestro pueblo… Sonó como la confirmación profética de la victoria sobre el fascismo…"
Después llegaron las transmisiones desde la siberiana Novosibirsk y desde Moscú, pero el estreno verdadero para el mismo compositor fue el 9 de agosto de 1942, en la ciudad asediada.
Dmítri Shostakovich, julio de 1943. |
"¡Cómo se animaba la gente cuando empezamos a retirarles de sus habitaciones!. Estos fueron momentos muy conmovedores cuando sacaron sus trajes de gala, sus violines, flautas y bajo las arcas heladas del Comité de Radio, empezaron a ensayar".
Carl Eliasberg fue el único director de la orquesta sinfónica quien quedó en Leningrado. Solo hace 6 meses le llevaron en el trineo infantil al hospital con el diagnósistico "distrofia alimentaria de segundo grado". Se recuperó, aunque recordaba cómo la tensión de los nervios llegaba hasta límites imposibles bajo los bombardeos.
Los ciudadanos de Leningrado salen del refugio contra bombardeos. |
Durante la madrugada del día del estreno los artilleros asestaban un golpe fuerte a los cañones fascistas de largo alcance y durante la interpretación de la partitura en el centro de la ciudad no estalló ni una bomba. 'La sinfonía de fuego' se convirtió en la obertura improvisada a ella. La grabación hecha durante este concierto se transmitía por todo el mundo, hasta en Australia.
Cada año, el 27 de enero a las 20:00 los ciudadanos de San Petersburgo encienden en las ventanas las velas de memoria. Después suena el sonido de metrónomo, "el batido del corazón de Leningrado", como lo llaman los ciudadanos. Estos días de paz cuenta los segundos de silencio, durante la guerra este sonido era la alarma aérea.
LA ÚLTIMA BATALLA DE JOSÉ PASCUAL SANTAMARIA
- Eso es buen síntoma - añade José-. Hasta el sol está con nosotros, rojo como nuestra bandera; tenemos que aprovecharlo.
En realidad los cinco aviones se pasan todo el día en el aire. Aterrizan, cargan combustible, municiones y otra vez van al aire, y en cada una de la misiones hay combates rudos, ásperos, inclementes, unas veces contra los cazas, otras veces contra los bombarderos. No queda tiempo ni para tomar un trago de agua que refresque las gargantas. El primer vuelo lo manda el capitán Bashkírov. Vuelan Kozlóv, Pascual, Fiódorov, Bonilla. El despegue se hace esta vez en dirección al río Volga. Se asciende con rumbo Este para tomar altura de dos mil metros y entrar al objetivo: proteger las posiciones que ocupa nuestra infantería. Las nubes bajas, desgarradas, vienen al encuentro de los aviones. Por la noche cayó un lluvia menuda y ahora, por el cauce profundo del río, se forma una suave neblina, que parece un velo de seda blanca, que el Volga se echó por encima de sus aguas.
El soldado de guardia observa atentamente los contornos con una mirada escrutadora; se le ve anémico y negruzco con una orejera del gorro levantada para escuchar mejor los ruidos en el laberinto de la guerra y, con sus movimientos bien entrenados, maneja el banderín blanco, señalando la dirección del viento. Los pilotos levantan la mano para dar a entender al jefe que todo está listo.
Aumentan las revoluciones de los motores y se van haciendo al aire. Una vez despegadas las ruedas de la tierra, mueven la cabeza en busca del enemigo por la bóveda celeste. Cogen la altura señalada por el capitán; cambian de rumbo en 180º. Al pasar sobre las trincheras enemigas, enseguida resplandecen abajo las luces de una serie de disparos y, al momento quedan suspendidos delante de los “Yak” los globitos negros de las explosiones. Corrigen el rumbo en diez grados al Norte. Fiódorov mueve su avión de una ala a otra, como si tuviera fiebre y, al instante, se oye la voz en el auricular:
- Del Oeste, a la misma altura, aviones enemigos. Tres escuadrilla de “Junkers-87”. Más arriba, “Messers”. ¡Atacamos a los bombarderos!
Se nota algo de bullicio entre los cazas, nuestros y enemigos. Los nuestros tienen que hacer todo lo posible para que las bombas no caigan en las posiciones de nuestro ejército, pero el enemigo trata de salirse con la suya.
- Atacar y esquivar los ataques de los cazas, - repite Bashkírov.
Quedan contados los segundos. El nerviosismo contagia a todos.
José Pascual Santamaría
Los cuarenta aviones enemigos no esperaban tanta osadía, no tanto valor de los cinco “Yak”, que como gases sulfurosos salidos de las fumarolas de la tierra, vienen ahora del cielo a una muerte casi segura, inevitable. Retumba la primera descarga, las ráfagas son certeras, a sangre fría, encajando las trazadoras dentro de las cabinas de la primera patrulla de “Junkers”. Nuestros pilotos saben que no queda otra alternativa y que hay que tirar de cerca y a ciencia cierta. Los ataques continúan vertiginosos, espantosos y fenomenales. Dos “Junkers” responden, describiendo espirales de fuego hasta la misma orilla del Volga; desde arriba parece que sus aguas se incendiaron, pero no hay tiempo para contemplar el cuadro. Los otros bombarderos enemigos rompen la formación y se desperdigan por el cielo, dejando caer a su paso la carga de bombas. Bonilla y Fiódorov se enfrascan más arriba con los cazas, cañoneándoles a cada intento de bajar en ayuda de los suyos. Bashkírov, Pascual y Kozlóv siguen sus violentos ataques contra los “Junkers”, persiguiéndoles hasta ras de rierra. En el cielo blanquean varias cúpulas de paracaídas; en la tierra se confunden los incendios.
El capitán Bashkírov inicia un viraje de combate demasiado prolongado, el “Yak” pincha el aire suave y lozano, asciende y, a la salida, dos “Messers” le enseñan los morros, bajan picando en su dirección. Los disparos se cruzan en hojas de acero y algunas balas enemigas escarabajean dentro del avión de Bashkírov. El “Yak” queda indeciso unos instantes, se mueve sin mando, fluctúa y, de pronto, el capitán salta al espacio, abandona el aparato. Pascual le mira encogido en la cabina, lanciando, ve perderse por debajo del ala la bola endrina del comisario, pero a los pocos metros de la tierra, éste queda suspendido de las cuerdas del paracaídas. José pega con el puño en el bordillo de la cabina y deja salir de su cuerpo un quejido de satisfacción. Da dos virajes horizontales para espantar a los “Messers”, que le rodean y envía ráfagas a los que quieren ametrallarle en el aire, indefenso, colgado del paracaídas.
- ¡Salvajes!.. ¡Canallas!.. – grita, a la vez que aprieta los disparadores.
Convencido de que el comisario llegó incólume a tierra, Pascual empuja el sector de los gases a fondo y su “Yak” se encabrita sumiso, va tomando altura, como una mariposa agarrada por el torbellino. Sube más y más, evoluciona, busca en quién descargar su pena, su odio al enemigo, se deseo enfático de desquite por el avión derribado de Bashkírov. Llega a los tres mil metros; por allí juguetean cinco “Messerschmitt”. Pascual ya los vio desde lejos y, atrevido como siempre lo fuera, lanza su aparato en persecución del enemigo. Estos jamás serán capaces de creer, que un solo “Yak” intente atacar a cinco de ellos: eso sería demasiado arrojo. Pero han calculado mal y pronto quedan convencidos de su error, cuando, como un huracán, les cae encima enviando a tierra, con la primera descarga al primer “Messer”. La desproporción se hace menor.
- Éste es el duodécimo avión enemigo derribado por mí, - piensa José. – Un fascista menos que queda.
Ahora ya son cuatro contra uno. Tira de la palanca sin dejar tiempo al adversario para reaccionar, sube indómito, como un halcón, cae de ala, cuando llega a la cúspide del viraje y vuelve a caer, azotando con balas al tredécimo de su cuenta, que en disforme pirueta, envuelto en llama se precipita hacia el ineluctable fin de su carrera. Quedan tres fascistas en el aire. Los rivales fascistas rehuyen el encuentro con este diablo, que les cae del cielo. Forman un carrusel horizontal y le aprietan hacia el Oeste en retirada al territorio ocupado por ellos; pero Pacual, encendido por el resentimiento y enardecido por las dos victorias consecutivas, decide acosar al enemigo dentro del carrusel, que formaron y, cuando su mortífera racha de fuego alcanza al tercer “Messer” y, éste se va retorciendo en las convulsiones de la muerte, las balas del enemigo entran en su aparato. El fiero “Yak” hace una figura incontrolada, se llena de humo y fuego y de entre esa sombra mensajera de la muerte José Pascual se arroja al vacío. La bola redonda, que forma su cuerpo, se va perdiendo poco a poco, como un punto lejano. El paracaídas con el cable cortado por una de las balas, no pudo abrirse.
Es imposible olvidar su heroísmo. Es imposible pensar que José Pascual está muerto. Es imposible soportar, sin un quejido de dolor, la muerte de un compañero, de un amigo. Su muerte llena de gloria el recuerdo y multiplica el odio al fascismo…
En la Fábirca de automóviles “Stalin” trabajaba con abnegación. Fue uno de los primeros en los cielos de España y ha muerto, como un héroe, defendiendo Stalingrado, defendiendo la Unión Soviética y a su pueblo. Su sange derramada no ha sido estéril, ella fortalece los lazos de sagrada amistad entre nuestros pueblos.
José Pascual Santamaría fue condecorado a título póstumo con la máxima condecoración soviética: la Orden de Lenin.
Al final de este triste día, la escuadrilla contaba con 30 aviones derribados en el cielo de Stalingrado.
Texto cedido por cortesía de Dolores Meroño Pellicer, la hija del héroe Francisco Meroño Pellicer, aviador español, que también luchaba en la URSS contra fascismo. Francisco Meroño Pellicer 'De nuevo al Combate. Aviadores Republicanos en el cielo soviético. Memorias de un piloto de caza de la II Guerra Mundial', Madrid, 2005, pp.171-173
BAJO UNA LLUVIA DE 52 MIL BOMBAS DIARIAMENTE…
Jorge Vivo está al lado de la tumba del hermano |
En las cercanías de Nevski perecieron medio millón de soldados soviéticos en una batalla que tardó 300 días en romper el bloqueo de Leningrado. Según las estimaciónes, diariamente este pequeño territorio de sólo dos kilómetros de longitud y 800 metros de ancho sufría una lluvia de 52 mil bombas y proyectiles. Allí, dijeron los oficios, "falleció" el cubano Aldo Vivo…
“No, Aldo fue herido gravemente y cuando le enviamos al hospital nadie esperaba que sobreviviría”, recuerda Fiodor Ovechkin, el ex comisario de la división de fusileros No. 265, donde servía Aldo.
Todavía no hay certeza de cómo este cubano internacionalista de 17 años, que luchaba voluntariamente en las unidades militares, terminó sus días. No volvió vivo a casa luego de que su familia fue informada de su falso "deceso", pero es posible que sólo viviera un año más después de ello.
Según Ovechkin, Aldo luchaba hasta la primavera de 1943 en el Departamento de los Asuntos Políticos de la División y murió tratando de penetrar la líneas enemigas para recoger información de exploración.
Pero para su hermano Jorge, la noticia de su muerte llegó a principios de1942 junto con el diario y algunos de sus objetos personales. Según sus compañeros de armas, en noviembre de 1941, Aldo y el grupo de exploradores tenía que atravesar el río Neva, acercándose a la orilla izquierda para capturar un lenguado. Pero el enemigo localizó su barco y abrió fuego con ráfagas de ametralladoras y de morteros.
Aldo tenía sólo 17 años y por entonces era estudiante del Colegio Marítimo de Ingeniería Makarov de Leningrado, por lo que no le permitieron integrarse al frente. Desde el primer día de la guerra, al lado de su hermano Jorge asaltaban las comisiones de ingreso. Los graduados del Internado Internacional Stasova para los Niños Extranjeros de los Comunistas del mundo no imaginaban que podrían perder su segunda patria, tras despedirse de la primera, la isla de Cuba.
Ahí su padre revolucionario de origen ruso pasó a la clandestinidad y para salvar sus vidas los enviaron a la URSS.
“Con el rechazo de parte de la comisión (de reclutamiento) vino a mí y me dijo que iba a trampear los caminos. Confieso que lo aprobé. Luego, en su pasaporte corrigieron una cifra y así, de repente, maduró dos años. En la comisaría militar lo inscribieron al regimiento de un mayor anciano, quien creyó la mentira y desde el 5 de julio de 1941, a mi hermano lo inscribieron a las unidades militares”, recordaba Jorge Vivo, también explorador durante la Gran Guerra Patria
Aldo pasó por un “verdadero infierno”. Gracias a su hazaña y la de sus compañeros de armas, en enero de 1943 el Ejercito Rojo rompió el bloqueo de Leningrado y en un año lo disolvieron para siempre.
Los graduados del Internado Internacional Stasova recuerdan a Aldo como el verdadero ídolo de los niños, siendo alto, bello, pícaro y atrevidamente valiente. Así, dejó su imagen para la posteridad. El nombre de Aldo Vivo está grabado en oro en una tumba de mármol en uno de los cementerios militares del pueblo Nevskaia Dubrovka.
TRIBUTO A ALDO VIVÓ, HÉROE CUBANO EN LA GRAN GUERRA PATRIA
Especialmente para participar en la ceremonia de recogida de una muestra de tierra del lugar donde cayó el combatiente ha llegado hoy, 22 de mayo, una delegación cubana a la ciudad de San Petersburgo.
El embajador cubano en este país, Juan Valdés Figueroa, encabeza la comitiva que tomará parte mañana en la histórica ceremonia en el cementerio militar de la localidad de Nevski Dubrovskaya, según comunica la agencia noticiosa Prensa Latina. La delegación cubana y el representante de la Asociación rusa de Amistad con Cuba Nikolai Manuilov, también sostendrán un encuentro amistoso con alumnos y profesores de una escuela de música de Dubrovskaya.
En 1943 en las cercanías de Nevski perecieron medio millón de soldados soviéticos en una batalla que tardó 300 días en romper el bloqueo de Leningrado. Según las estimaciónes, diariamente este pequeño territorio de sólo dos kilómetros de longitud y 800 metros de ancho sufría una lluvia de 52.000 bombas y proyectiles. Allí, según los oficios, 'falleció' el cubano Aldo Vivó.
Cuando estalló la Guerra él solo tenía 17 años por lo que no le permitieron ingresar al frente. Entonces decidió corregir una cifra en el pasaporte, gracias a la cual de repente 'maduró dos años' y es cuando en la comisaría militar lo inscribieron al regimiento.
Tal vez era una mentira que luego le costó la vida, pero si no hubiera sido gracias a su hazaña y la de sus compañeros de armas, en enero de 1943 el Ejercito Rojo no habría roto el bloqueo de Leningrado que fue una de las operaciones militares de enorme aportación para la victoria del país.
BREST, UNA FORTALEZA HEROICA E IMBATIDA
La guerra de 1941 comenzó sin declaración alguna, a primeras horas del día. Los heroicos defensores de la fortaleza de Brest truncaron los planes de la conquista rápida de esta ciudad fronteriza al oponer una resistencia tenaz al ejército hitleriano.
La fortaleza de Brest está ubicada en el territorio de Bielorrusia, país independiente hoy en día, y república de la URSS en la época soviética.
Se trataba de un puesto fortificado en las fronteras del oeste del país de entonces. Al comenzar la Gran Guerra Patria, la fortaleza de Brest fue uno de los primeros objetivos de los nazis alemanes en la Unión Soviética y también su primera desilusión, ya que lo que pasó luego no coincidía con su plan de la 'guerra relámpago'.
El bombardeo de la fortaleza de Brest empezó el 22 de junio de 1941 a las tres de la mañana. Media hora después, los soldados nazis intentaron tomarla por asalto. Su plan era apoderarse de esta fortificación en unos 15 minutos ya que el ataque era absolutamente inesperado.
Defensores de la fortaleza de Brest', de Piotr Krivonógov
El veterano de guerra Piotr Kotélnikov cuenta: "Me acuerdo de cómo se llenó todo de polvo. No había forma de respirar. Me tapé con una manta. Luego oí una orden: tomen las armas y bajen. Apenas tuve tiempo para vestirme. Después, todos mis compañeros y yo bajamos".
Pero después de unas horas, quedó claro que el plan de los nazis no funcionaba. Los soldados soviéticos consiguieron superar el choque y empezaron a resistir a pesar de que las fuerzas del enemigo eran el doble y les faltaban armas. Piotr Kotélnikov estaba entre los jóvenes que defendían la fortaleza apenas comenzado el ataque.
Kotélnikov recuerda: "Uno de nuestros regimientos de fusileros empezó a contraatacar. Los alemanes se asustaron y comenzaron a retirarse por la puerta de la fortaleza. Y entonces ya desde ahí, los fusileros volvieron a abrir fuego. Y muchos nazis ya no pudieron escapar".
A los soldados que se encontraban en la fortaleza, la guerra les pilló muy poco preparados para la resistencia. Unos días antes del ataque nazi, la principal agencia de información de la URSS lanzó un mensaje que aseguraba que no comenzaría una guerra con Alemania. Luego, las principales fuerzas de la fortaleza de Brest se marcharon para recibir una instrucción militar.
El historiador Yuri Nikiíforov explica: "Las tropas de las dos divisiones que estaban en la fortaleza tenían que haber estado retiradas y no enfrentar la lucha. De hecho, la fortaleza era una ratonera para las tropas soviéticas. Era imprescindible haberlas retirado antes de que empezara la guerra".
Desde los primeros días de la guerra los invasores nazis utilizaron propaganda antisoviética para desmoralizar a los defensores de la fortaleza. Cuando los soviéticos se negaron a rendirse, los nazis utilizaron lanzallamas para hacerles salir. Pero el problema más grave para los atrapados en la fortaleza resultó ser la falta de agua. Para finales de julio solo quedaban pocas personas aisladas, que seguían resistiendo en la fortaleza de Brest.
En los muros de la fortaleza de Brest los defensores dejaron inscripciones: "¡No dejaremos la fortaleza hasta morir!" "¡Adiós, Patria!" "¡Me muero, pero no me rindo!". La heroica resistencia de estas personas fue el primer gran paso hacia la victoria.
El hecho de que una división entera no pudiera derrumbar en un mes una fortificación que, según el plan, debería haberse rendido en un cuarto de hora, conmovió a los mandatarios nazis. Por eso, en agosto de 1941 el mismo Hitler y Mussolini fueron a la fortaleza de Brest para verla con sus propios ojos.
La vicedirectora del museo de la fortaleza de Brest, Larisa Bibik, menciona: "Entraron en la fortaleza y vieron las huellas de la lucha tenaz, vieron toda la destrucción. Según sus informes, los atacantes nazis no cometieron ningún error. Creo que se dieron cuenta de que la valentía y el coraje de su enemigo merecían todo el respeto".
Evguéni Koktysh
Hoy en día, todo el territorio de la fortaleza es un gran monumento a las víctimas de los primeros días de la guerra. Cada año, los veteranos se encuentran aquí con los escolares para contarles la tragedia que vivieron.
La fortaleza de Brest siempre permanecerá en la memoria de la gente como un símbolo de patriotismo y de la hazaña de aquellas personas que sacrificaron sus vidas por la victoria contra el nazismo.
martes 1 de junio de 2010
Stalin, y Medvédev. Una aproximación a la visión burguesa de la Rusia Actual.
Ahora bien, antes de analizar con detenimiento las palabras del presidente ruso llama poderosamente la atención que quien salió públicamente a aplaudir con bombos y platillos dichos juicios de valor fue el “venerable” Premio Nobel de
Creo que es importante no descontextualizar el personaje de la coyuntura histórica, Stalin asumió el mando sobre un Macro Estado que aun no se deslastraba del feudalismo zarista, transformándolo en una potencia industrial, el nivel de vida de la población se elevó, su direccionamiento fue factor clave en la derrota de las tropas de Hitler, pero más allá de referencias estadísticas o militares, hay que analizar en su justa medida el hecho que después de veinte años de disuelta
Ciertamente Stalin asumió decisiones controvertidas que incidieron en la vida de millones de personas, pero cabria preguntarle al señor Medvedev ¿Sí el revisionismo histórico que él pregona califica a Stalin de criminal y a
Las figuras del padre de
Como podemos apreciar la dirigencia burguesa rusa exalta a monarcas que ante el hambre y el sufrimiento del pueblo priorizaron la construcción de palacios, villas, castillos, catedrales para sus nobles, cortesanos, y jerarcas eclesiásticos, que quisieron borrar el carácter multicultural de su nación por un estándar europeo, y a quienes soñaron con un Estado Proletario con una profunda convicción socialista, internacionalista, reivindicativa, antiimperialista, e igualitaria se les condena al baúl de los recuerdos por “totalitarios”
Este artículo va más allá de la defensa de la memoria de un hombre como Joseph Stalin, y busca en el fondo desmontar el doble rasero de la derecha para calificar a su conveniencia como líderes o dictadores a unos y otros. Es una tarea insoslayable de todos los que impulsamos el socialismo en este agitado siglo XXI el rescatar el legado de
Daniel Quintero Rodríguez
Militante del PSUV
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