Un reciente informe del FMI y del BM reiteró que la situación del hambre se está tornando grave a raíz de que algunas naciones utilizan los alimentos para producir combustibles.
El BM advirtió de que miles de personas padecerán de inanición si los precios de los alimentos continúan subiendo y que la crisis social causada por la inflación puede desencadenar un conflicto de grandes proporciones en regiones de Africa, Asia y América Latina. Recordó que recientemente hubo disturbios en Haití, Filipinas y Egipto.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la alimentación (FAO) reveló que el precio de la canasta básica para una familia promedio en América Latina se encareció en un 45 por ciento en los últimos nueve meses.
Ziegler dijo que la quema de cientos de millones de toneladas de maíz, cereales, arroz y otros productos para producir biocombustibles era un factor primordial en las fuertes alzas de los valores de los alimentos.
Ziegler expresó que la política del FMI obliga a muchos países del Tercer Mundo a adoptar una política agrícola orientada a la exportación a costa de la economía de subsistencia. Advirtió de que el mundo se encuentra en el umbral de una situación peligrosa en la que las revueltas por hambre pueden multiplicarse, protagonizadas por personas que temen por su vida.
El representante de la FAO en Cuba Marcio Porto consideró inaceptable la cifra de personas hambrientas en el mundo, pese a que ésta disminuyó de 1.023 millones en 2009 a 925 millones este año. Son números más elevados que los anteriores a la crisis económica y de los alimentos de 2008 y 2009, y más altos que el nivel existente cuando se decidió en 1996 reducir a la mitad la cantidad de seres en esa condición, observó.
Según la FAO, el grueso de quienes pasan hambre vive en los países en desarrollo, donde representan el 16 por ciento de la población.
Pese a que África subsahariana disminuyó en cerca de 12 millones el número de personas desnutridas, más de 240 millones de africanos aún se encuentran en esa situación por insuficiencia alimentaria.
El Presidente de la Conferencia Regional de la FAO, el angoleño Afonso Pedro Canga, manifestó que para África es ya tiempo para tratar el problema de la situación alimentaria mediante la movilización de los recursos disponibles en cada país.
Consideró que el esfuerzo de la región para erradicar el hambre y la pobreza debe complementarse con apoyos financieros y técnicos concretos de otros países desarrollados y de organismos internacionales.
Por otro lado, la incapacidad de la India para traducir su sostenido crecimiento económico en una mayor reducción del hambre quedó nuevamente al descubierto en un informe del Instituto Internacional de Investigación de Política Alimentaria (IFPRI en inglés).
India ocupa el lugar 67 entre 84 naciones, por detrás incluso de Pakistán, Nigeria, Sri Lanka y Sudán. La lista se basa en tres indicadores: la prevalencia de la malnutrición en niños menores de cinco años, el índice de mortalidad infantil y la proporción de personas subalimentadas.
El llamado Índice de Hambre Global confeccionado a partir de esos tres aspectos ubica a los países en una escala de 100 puntos, en la cual un puntaje mayor de 20 es considerado alarmante, y por encima de 30 extremadamente alarmante.
La India obtuvo 24,1 puntos, sobre todo por ser el hogar del 42 por ciento de los niños malnutridos que viven actualmente en el mundo. Esa ubicación entre los países con niveles alarmantes de hambre contrasta con el crecimiento sostenido que exhibe la economía india en los últimos años, a contrapelo incluso de la crisis global.
Para el director de Asia en el IFPRI, Ashok Gulati, la explicación está en que la India, a diferencia de China, por ejemplo, ha orientado su bonanza económica hacia el sector de los servicios, en especial las tecnologías de la información y las telecomunicaciones, mientras sigue sin reformar la agricultura.
Encarecimiento de alimentos en Latinoamérica
El encarecimiento de los alimentos en los próximos años aumentará el hambre en América Latina, alertó el último informe de FAO. La situación descrita confirma que la recesión incrementó de 47 a 52,5 millones las personas desnutridas en 2010, situación que empeorará en Centroamérica.
El representante regional de la FAO, José Graziano, significó que la reversión del hambre en Latinoamérica es importante, porque era la única zona a nivel mundial que iba en camino de erradicarla. El aumento de los precios internacionales de los alimentos a partir de 2006 y la crisis financiera y económica en 2009 son las principales causas de la malnutrición en los últimos años.
Según el informe la inestabilidad, y en momentos el estancamiento, de la recuperación en Estados Unidos y Europa, golpeará más a las naciones latinoamericanas vinculadas a esas economías que tienen escasos fondos para impulsar políticas sociales.
Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, donde entre dos y cinco de cada 10 personas están malnutridas, encararán la situación social y financiera más compleja de la región, señaló el documento.
El texto indicó que después de registrarse en 2009 una cifra de un 1.000 millones de personas con hambre en el mundo, el número descendería este año a 925 millones.
El Banco Central de la República Dominicana y algunos analistas señalan que la tasa de inflación acumulada en nueve meses de 2010 es baja, pero resulta un desastre para los sectores de menores ingresos. La entidad bancaria señaló optimista que esto sitúa al país en condiciones favorables para cumplir el rango de 6,0 a 7,0 por ciento establecido por esa institución, sin considerar los efectos sobre la pobreza.
A los gastos en educación se le atribuye el mayor aporte a la subida del índice de precios, pero los alimentos, las bebidas y tabaco, así como el transporte, sumaron en conjunto el 75,53 por ciento del índice de precios al consumidor (IPC).
Los alimentos que más se encarecieron fueron la col, la zanahoria, el café, ajo, pan de agua, leche en polvo, pollo fresco, arroz y carne de res. La variación en cuanto al transporte obedece, dicen, a las alzas de 3,6 por ciento en los servicios de transporte público en carros, en autobús y en motocicleta.
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