AQUELARRE POR LA MEMORIA Y EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA
Bajo la lluvia, en medio de flores silvestres y el barro perfumado de la
tierra, el pueblo de la Nación de los Izalcos nos reunimos este lunes nueve de agosto para testimoniar y honrar a nuestros ancestros.
La tragedia no es tan grave como cual parece ya que de suerte no tuvimos acompañamiento de políticos y algunos dos pájaros agoreros del gobierno otearon nada más de paso sobre nuestro cielo y suelo.
Vamos a pasar, les digo a mis hermanos y hermanas, de hacer ese teatro de historiantes de guerras entre Moros y Cristianos, al verdadero teatro nuestro o sea al teatro de la lucha por nuestra libertad y el reconocimiento de nuestros derechos y tradiciones.
El fuego sagrado de los tatas fue cubriendo el medio, el incensio de las flores del amor dio paso a los visitantes y las bendiciones y premoniciones llenaron de felicidad el pequeño común de la Nación de Los Izalcos.
“Oh tata TopiltzÍn, guía nuestros pasos por donde no peligremos y el tigre no devore nuestras crías, llévanos con el viento donde hay frutos abundantes y las corrientes no traigan malas enseñanzas, convierte en canción la eterna primavera y el viento el silbos de esperanzas”.
“Oh Tata Atlacatl dadnos tus sólidos brazos para empuñar las armas libertarias y tus fuertes piernas para cultivar la Madre Pachamama”
Lloved tormentas cereales, Tierra Madre Tierra enciéndete en aureolas de vida, cantemos a la vida el desprecio de la muerte!
Somos los olvidados de todos, menos de nosotros mismos, abandonemos las lenguas impuestas y regresemos a la nuestra de pájaros y flores.
Matemos el espejismo de los blancos y regresemos al poema del tallo y las ramas eternales.
Cantemos nuestros himnos de siembra y cosecha y bebamos las lunas ancestrales.
Que nos despierte el guardabarranco y aúlle el coyote en la montaña, corra el venado y vuelen los pavos del encanto sobre los penachos de los balsameros.
Cante el volcán su teluria de jade y obsidiana y la corriente su sonata de chiltotes.
Dadnos madre nuestra tus presentes de flores y perfumes para adornar a nuestras
hermanas por tiempos eternales.
Que regrese el pájaro de fuego y las nubes se tornen llamaradas, que la vida
comience de nuevo.
Paul Fortis.
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