China Popular rechaza las presiones imperialistas para que le diga a la RPDC lo que tiene que hacer y sugiere a Corea del Sur que se emancipe de los USA.
Lean el interesante comentario en el Diario del Pueblo, órgano oficial del PC de ChinaSello coreano conmemorativo de la visita del camarada Kim Yong Il a Beijing
El Presidente de EEUU, Barack Obama, exhortó ayer a China a dar una respuesta más clara respecto al intercambio de fuego artillero entre Corea del Norte y del Sur. Los medios informativos estadounidenses y surcoreanos desbordan hoy de un fuerte sentimiento contra China.
EEUU y sus aliados parecen adoptar una actitud paradójica hacia el papel que esperan que China desempeñe en la península coreana.
Por un lado, desean que China se ponga de su lado y ejerza presiones sobre el Norte; por otro, quisieran que China ejerciera una influencia especial sobre Pyongyang. La situación refleja el dilema entre su pensamiento egocéntrico y su carencia de medidas adecuadas para tratar con Corea del Norte.
La estabilidad en la península coreana y sus alrededores es el principio rector de la política de China hacia ambos estados.
La relación entre China y Corea del Norte no puede ir contra este principio, el cual se aplica asimismo a la relación con Corea del Sur.
EEUU y Corea del Sur anunciaron una nueva ronda de ejercicios militares conjuntos después del más reciente incidente. Quizás Seúl no tiene otra opción mejor para lidiar con el Norte que acudir a su alianza con EEUU. Pero la realidad es que dicha alianza no garantiza su seguridad.
La experiencia previa ha demostrado que la presencia militar de EEUU en la zona garantiza un cierto nivel de seguridad para Corea del Sur, pero no puede evitar las escaramuzas de menor escala, como la ocurrida el pasado martes. Es como un arma nuclear, que puede funcionar como una disuasión estratégica, pero no evita las escaramuzas. Así, y a pesar de su alianza con EEUU, Corea del Sur a menudo parece estar en desventaja cuando entra en conflicto con el Norte.
Los ejercicios militares conjuntos del pasado no han podido disuadir al Norte, y las maniobras de esta vez resultan cuando menos cuestionables.
Quizás va siendo hora de que el Sur reconsidere su estrategia de seguridad, que no debe descansar solamente en su alianza con EEUU.
Si una mayor seguridad para el Sur va en menoscabo del Norte, será difícil mantener la estabilidad en la península coreana.
La denominada “política del sol” terminó por considerarse en buena medida como un fracaso. Sin embargo, cabría preguntar si la mano dura de la administración surcoreana de Lee Myung-bak se ha traducido en un mayor nivel de seguridad para el Sur.
Los países del Nordeste Asiático tienen enormes intereses comerciales comunes, a pesar de lo cual cada uno procura contar con sus propias garantías de seguridad.
Por mucho tiempo ya se ha ignorado el estado de pobreza e inseguridad en que vive Corea del Norte, y ahora la región toda está pagando el precio de esta negligencia.
Cuanto mayor sea la brecha entre Corea del Norte y sus vecinos, mayor será el grado de incertidumbre que atenazará a la región.(Pueblo en Líne
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