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jueves, 9 de septiembre de 2010

LOS NECIOS

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El dictador Porfirio Lobo recibe un absoluto rechazo popular
1.
Policia se prepara para capturar y enjuiciar a hondureños que protestaron contra medios de comunicación golpistas

En las próximas horas, la Policía Nacional emitirá órdenes de captura contra los hondureños que participaron en el paro cívico, por el hecho que demostraron su repudio hacia los medios de comunicación que ocultaron el genocidio que los hondureños padecieron durante la dictadura de Roberto Micheletti.

Tegucigalpa. El director general de la Policía, José Luis Muñoz Licona, anunció que se perseguirán a todos los que participaron en las movilizaciones convocadas para exigir al gobierno que aumente al salario mínimo.

“Vamos a tomar las medidas del caso, en breve emitiremos las órdenes de captura para que estas personas sean saancionadas y que tengan como lección que hay que respetar la ley”, manifestó Muñoz.

También dejó entrever que solicitarán los videos que grabó Corporación Televicentro, el Comisionado de los Derechos Humanos y el edificio “Torre Libertad” (donde funciona Abriendo Brecha), para identificar a cada uno de los manifestantes.

Los medios de comunicación golpistas, en un verdadero acto de irresponsabilidad, han difundido en los espacios noticiosos videos en donde retratan de cuerpo entero a los manifestantes, lo que da vía libre a los organismos de seguridad y cuerpos paramilitares para aniquilar a todo aquel que proteste a favor de las causas sociales.

Rodrigo Wong Arévalo, propietario de canal 10 y apologista del odio contra la ciudadanía, manifestó "que los periodistas grabaron la movilización, y a partí de ahí vamos a tomar medidas contra estos vándalos".

En tanto, el tristemente célebre Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Ramón Custodio López, dice que las movilizaciones que el pueblo realiza en defensa de los derechos más elementales son ridículas y ha calificado al pueblo como “una bola de vagos que andan haciendo disturbios y debe haber alguien que los neutralice”.

Custodio jamás se pronunció sobre la represión que padeció la población durante la dictadura impuesta por Roberto Micheletti, la oligarquía golpista, y su irracionalidad llegó hasta los extremos de decir que “los militares dispararon balas de goma”, así como “en Honduras no ha pasado nada, solamente son unos pocos que quieren quebrantar el sistema democrático, pero se debe imponer la ley".




A pesar de la represión de la Dictadura, decenas de miles de personas marcharon en todo el país
2.
Entrevista a Bertha Cáceres, Juan Barahona y Rafael Alegría, representantes del Frente Nacional de Resistencia Popular
"Participamos miles de personas en el Paro cívico nacional"

Defensores en Línea / Rebelión


En entrevista con Defensoresenlinea.com Bertha Cáceres, Juan Barahona y Rafael Alegría, representantes de las comunidades indígenas, del gremio obrero y del sector campesino –respectivamente-, evalúan el Paro cívico nacional convocado por el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) y la presentación de 1,057,000 firmas para solicitar la Asamblea Constituyente. La jornada terminó con una vigilia en la Embajada de Chile, en solidaridad con los presos políticos mapuches, acusados en el marco de la Ley Antiterrorista, un prejuicio que desde la Base militar de Palmerola pretenden aplicar a la Resistencia hondureña.


MC.- ¿Cuál es el balance del Paro cívico nacional?

JB.- Según los reportes que tenemos de las diferentes regiones del país la convocatoria ha sido todo un éxito, se han cubierto las expectativas, el pueblo ha respondido, acudimos al llamado de la Resistencia y se ha llevado a cabo lo planificado, en Tegucigalpa quedamos satisfechos, han sido miles y miles de personas que participamos en la manifestación del día de hoy.


MC.- ¿Qué diferencia habrá entre la movilización del 15 de septiembre y el Paro cívico del 7 de septiembre?

JB.- Esta manifestación fue planificada como un Paro cívico con tomas de carreteras, el 15 de septiembre está planificado como movilización popular frente al desfile oficial de Lobo. Nosotros vamos a organizar una gran manifestación popular, con los trabajadores, las organizaciones sociales, magisteriales y estudiantiles. El 15 de septiembre exigiremos nuestra verdadera Independencia; en el Estadio de Fútbol la oligarquía celebrará su “independencia”, el pueblo lucha por su verdadera Independencia por eso vamos a la calle.


MC.- ¿Qué cifras tienen en la Resistencia sobre la recolección de firmas para solicitar una Asamblea Nacional Constituyente?

JB.- El domingo -5 de septiembre- se hizo un último escrutinio y vamos en 1,057,000 firmantes, nos aproximamos a la meta mínima que propusimos: 1,250,000 firmas. El 15 de septiembre vence el período que fijamos, estoy seguro que para esa fecha superaremos la meta.


MC.- Desde los años 1973-1990, en Santiago de Chile, no veíamos una militarización de la Ciudad Universitaria; tiempo después, en México la UNAM fue desalojada por la policía (1997). ¿Qué postura tiene el Frente Nacional de Resistencia Popular sobre la militarización de la UNAH?

JB.- Para el pueblo hondureño es una bofetada que la rectora de la Universidad hoy tenga en manos de la policía y del ejército la UNAH, para expulsar a los trabajadores, a los estudiantes y los maestros eso no lo habíamos visto en Honduras, únicamente teníamos la referencia de la dictadura de Pinochet, por eso para nosotros es una bofetada, nos demuestra que el pueblo hondureño vivimos un régimen militar policíaco y bajo una represión brutal; hoy se está criminalizando toda la lucha social y tenemos que revertir esta situación.


MC.- El próximo lunes COFADEH presentará su 6to Informe sobre violaciones a los Derechos Humanos (2010), ¿en qué medida el Frente Nacional de Resistencia puede aportar en la difusión nacional e internacional del Informe de COFADEH?

JB.- Tenemos conocimiento de que COFADEH presentará su 6to Informe, nosotros haremos cualquier trabajo para difundirlo en todo el mundo, para que los pueblos y gobiernos del mundo se den cuenta de que en Honduras estamos viviendo una represión salvaje, que en Honduras no se están respetando los Derechos Humanos, que hoy vivimos una dictadura la cual estamos rechazando y repudiando a diario en las calles.


MC.- ¿Qué tipo de estrategia de proyección internacional tiene el FNRP?, lo pregunto porque el año pasado organizaron delegaciones en España e Italia…

JB.- A partir del golpe de Estado y durante el régimen de Lobo se instaló un cerco mediático; en los medios de comunicación no sale ninguna información, por eso el Frente ha desplazado comisiones para países de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos para mostrar la realidad que vivimos en el país –en especial sobre las violaciones a los Derechos Humanos-, vamos a seguir en eso, además se forman comités de solidaridad en otros países hermanos, que vienen a Honduras y se llevan una información más completa para divulgarla. Los medios tradicionales de Honduras sólo informan a conveniencia de ellos, pero la realidad no la informan, pareciera que estuviéramos viviendo en “el país de las maravillas” y eso no es cierto, aquí se vive hoy una crisis política y económica, una represión salvaje y una violación sistemática de los Derechos Humanos.


MC.- ¿Es fluida la comunicación entre Manuel Zelaya y la Resistencia?

JB.- Sí, la comunicación con Mel Zelaya es fluida y permanente, se le nombró Coordinador Nacional del Frente Nacional de Resistencia Popular, eso nos permite tener criterios unificados y avanzar juntos por la Asamblea Constituyente.


MC.- Bertha, conversamos en 2009, ¿qué ha pasado desde entonces con la Resistencia y el COPINH?

BC.- Hemos venido madurando en nuestros espacios organizativos que son la base fundamental de la Resistencia, de la construcción colectiva de propuestas alternativas, para que el pueblo hondureños tenga una Patria con soberanía, dignidad y autodeterminación, con respeto a los derechos de las mujeres, los jóvenes, de las comunidades indígenas. Hemos vivido un proceso de reflexión que no ha sido fácil, buscamos la refundación del país, donde el pueblo debata y construya sus textos constitucionales, hemos estado en una batalla de ideas, pero no hemos renunciado a la movilización, hemos seguido en todos los espacios posibles ahora más que nunca que la oligarquía aprovecha el golpe de Estado para actuar con total impunidad en el saqueo de nuestras riquezas naturales, lo dijimos entonces: “una razón por la que dieron el golpe de Estado fue el avance del proyecto de dominación y colonización”, es lo que quieren concretizar los “diputados” del régimen de Lobo, al pretender vender nuestros ríos y nuestras tierras. Esta lucha histórica que hemos librado ahora se convierte en el contenido del proceso refundacional de la Constituyente.


MC.- ¿Qué piensas cuando la derecha se “apropia” del discurso de la Resistencia?, lo pregunto porque Lobo habla de una Asamblea Constituyente, vocifera que se siente amenazado de ser víctima de un golpe de Estado…

BC.- Después de la gran lección que recibimos con el golpe de Estado: “la manipulación mediática sigue siendo un instrumento de desinformación de distorsión, incluso de terrorismo y criminalización social”, el pueblo hondureño lo aprendió a pesar del bombardeo de toda la maquinaria política de la derecha, no han podido convencer al pueblo hondureño del mensaje perverso y sistemático de los medios de comunicación. Aquí sigue mandando la derecha oligárquica más rancia de Latinoamérica, Pepe Lobo es un títere que lo pueden quitar cuando ya no les sea funcional, no le toleran frases que atentan contra el poder de la oligarquía, hay un desgaste total de la institucionalidad, no existe el Estado de derecho. La amenaza de un nuevo golpe de Estado pretende confundir al pueblo, victimizar al Lobo, hacer crecer su perfil ante la comunidad internacional, pero esas maniobras no las creemos, por peligrosas, seguiremos alertas y desnudando las mentiras de Lobo.


MC.- En la ciudad de Tegucigalpa vemos una militarización y excesiva presencia policial, ¿qué noticias recibe el COPINH sobre la militarización en las comunidades rurales e indígenas?

BC.- Hemos denunciado que hay una militarización en todo el país, no sólo por parte del ejército hondureño y la policía local sino por las tropas norteamericanas que realizan sus maniobras conjuntas con el ejército de Colombia en Islas de la Bahía (al norte de Honduras); quieren imponer una lógica de aceptación del militarismo parecida a Colombia, nosotros hemos sido víctimas del hostigamiento –en las comunidades indígenas- de las tropas norteamericanas de Palmerola, esto no lo habíamos visto, llegan tropas del ejército norteamericano a fiscalizar nuestras oficinas. Vivimos un terrorismo de Estado, han asesinado a compañeros del COPINH, tenemos compañeros presos, nos han decomisado documentos, nos han golpeado, desalojado y reprimido. Ante todo esto, la respuesta digna de los pueblos indígenas es: más Resistencia, más organización, más organización y más propuestas.


MC.- El Paro cívico concluirá con una vigilia frente a la Embajada de Chile en Honduras, ¿por qué el COPINH convocó a una actividad en solidaridad con el pueblo mapuche?

BC.- Nuestros hermanos y hermanas de la Nación Mapuche no son alguien aparte, todas las comunidades indígenas tenemos una conexión histórica de rebeldía y resistencia, los pueblos originarios hemos aportado a la emancipación del continente, a pesar de los diferentes puntos geográficos jugamos un papel muy parecido y sufrimos la misma represión. Nos identificamos con la causa mapuche, nos solidarizamos con sus demandas, que el gobierno chileno cese en la criminalización de la Ley Antiterrorista ante la protesta pacífica del pueblo mapuche, exigimos que sean liberados los 57 presos políticos mapuches y que sean respetados sus territorios, el pueblo mapuche inspira a todos los pueblos indígenas, nosotros vamos a la Embajada de Chile para decirles: ¡el pueblo mapuche no está solo!, desde aquí –los hijos de Lempira- acompañamos a la “Gente de la tierra”; en la Resistencia hondureña debemos darle espacio a la solidaridad, es un pilar fundamental de la liberación. Le exigimos a Piñera que desista de aplicar la Ley Antiterrorista –dictada por Pinochet-; Mario, te quiero contar que a nosotros –en el COPINH- los comandantes del ejército norteamericano en más de una ocasión nos han acusado de ser una “organización de tendencia comunista”, eso no nos aflige ni intimida, seguiremos adelante frente a la ridícula acusación de “terroristas” que nos adjudican desde la Base de Palmerola.


MC.- Rafael, el año pasado, en entrevista me dijiste: “viviremos una hambruna general, consecuencia del golpe de Estado”, ¿cuál es la situación actual del sector campesino?

RA.- El campo está en una situación lamentable, crítica; antes teníamos abastecimiento de frijoles, ahora tenemos que importar 200,000 quintales, estamos importante más de 10,000,000 de quintales de maíz, arroz y verduras, estamos viviendo una gran pobreza, los campesinos abandonan sus tierras y van en búsqueda de otro sendero, pero imagínate lo que encuentran: la masacre masiva, como lo vimos en Tamaulipas (México).


MC.- ¿Cuántos casos de violaciones a los Derechos Humanos han denunciado desde el sector campesino en Resistencia?

RA.- Hemos denunciado más de 15 asesinatos en un término de 3 meses, no hay duda que se trata de sicarios contratados por los grupos empresariales y latifundistas, se derrama la sangre campesina, recientemente asesinaron a Santos Ávila, a doña Teresita Flores, y las amenazas las recibimos por todos lados; hasta que no refundemos el país no veremos el final del terrorismo de Estado.


MC.-Finalmente, ¿de qué forma participaron los campesinos en el Paro cívico?

RA.- Los campesinos no tienen dinero para viajar a Tegucigalpa, pero están incorporados en las reuniones y decisiones de la Resistencia; los campesinos son la fuerza contundente y mayoritaria del Frente Nacional de Resistencia Popular y participaron en las regiones de los 12 departamentos del país.

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3.
Estudiantes universitarios guatemaltecos en rebeldía



La Universidad de San Carlos de Guatemala es la única universidad pública que existe en Guatemala. Con una historia de más de trescientos años y de momentos de resistencia y lucha como los que se produjeron durante el Conflicto Armado Interno que se vivió durante 36 años en el país y que dejó una cuota enorme de estudiantes, docentes y trabajadores asesinados y desaparecidos, se mantiene como la universidad más importante del país en términos de matrícula estudiantil (calculada en más de 100,000 estudiantes), de centros regionales y de “producción” de profesionales en distintas áreas académicas.

Puesta en cuestión por el deterioro educativo que presenta así como la injerencia de partidos políticos y de mafias que la ven como botín político (por las representaciones en distintas instituciones del Estado que tiene), dentro de un discurso y políticas neoliberales que no dejan de señalar el “costo” y la “carga” que representa la Universidad pública, se encuentra actualmente en una crisis importante. El grupo Estudiantes por la Autonomía –EPA- compuesto por miembros de distintas unidades académicas, ha tomado las instalaciones del campus central desde principios del mes de agosto del presente año. Dicho grupo y su toma de las instalaciones de la Universidad de San Carlos de Guatemala resulta un anacronismo. Pero un anacronismo cargado de significaciones y posibilidades de futuro. Un anacronismo necesario.

Ante el significatvo deterioro universitario, EPA, se revela heredera de luchas estudiantiles y de los movimientos sociales y populares para los que el presente no resulta clausurado por un supuesto acuerdo o por la imposibilidad de cambios.

Quizás las expresiones y acciones de este colectivo no son tan claras como en otros momentos cargados de un clima cultural diferente y rebelde (el clima de los sesenta y setenta), pero su esfuerzo por mantener una postura coherente resulta un contraste importante frente al acomodamiento institucional. Quizás se podría esperar un trabajo organizativo y político más fuerte. Pero EPA está aprendiendo en la marcha (en la toma de dos campus universitarios) y, cosa difícil con el desorganizado movimiento social y popular actual, está reuniendo apoyo de distintos sectores por la legitimidad de su lucha.

Solo por ello, la lucha que EPA está desarrollando contra rectoría y el Consejo Superior Universitario (máxima autoridad de esta casa de estudios), contra los sectores acomodados, conservadores y de derecha que existen en la propia Universidad, contra la cooptación del movimiento estudiantil y su situación vergonzosa, contra la habitual forma de hacer política partidaria e influenciada por intereses oscuros, contra la opinión de los medios de comunicación masiva que criminalizan de oficio cualquier protesta, contra el desgaste que supone una toma de instalaciones que cumple un mes, contra las amenazas de acciones legales y administrativas, así como el acoso sufrido (incluyendo el sobrevuelo de helicópteros y avionetas amenazantes, a las que se ha alejado con bombas pirotécnicas utilizadas en las ferias cantonales) merece todo el respaldo y apoyo.

EPA representa un momento de rebeldía frente a lo establecido. Con la toma de instalaciones y la suspensión de actividades normales y rutinarias de la San Carlos, en suma, con la ruptura de su inercialidad, EPA está poniendo en relieve la crisis universitaria que incluye serios aspectos políticos y académicos, pero también está trayendo al presente la actualidad de las luchas del pasado. Las esperanzas frustradas, pero no por ello inactuales y pendientes de realización, de una mejor universidad y de un mejor país. Porque lo que se juega en la toma de instalaciones no es sólo algo que concierna a la Universidad (que de por sí es una institución importante en la vida académica y política de la sociedad guatemalteca), sino al país, especialmente a los sectores populares que encuentran de nuevo, por fin, que los estudiantes recuperan su rebeldía.

Realizando su experiencia política en la marcha, con los costos personales y los riesgos que eso supone, EPA cerrando las instalaciones de la USAC, está abriendo posibilidades para una mejor universidad. Una universidad que debe recordar que su sentido está en los intereses de la mayoría de pobres del país. Por ello es que EPA y sus actos muestran un anacronismo (y rebeldía) necesarios.

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4.
Socialismo con dignidad humana revolucionaria



Los productos de fácil adquisición en la sociedad capitalista, que constituyen un elemento de compulsión en el enfrentamiento entre sistemas, son consecuencia de la superproducción y el librecambio. No expresan abundancia sino que decantan fronteras de franca división clasista. Han entrado en la economía global sobre bases de explotación connaturales al sistema. Su superproducción, maquilada en un superpoblado mercado del trabajo, abarata los precios al mismo tiempo que deprecia el salario, es decir, la compra de la fuerza de trabajo. Estos productos son costosos y difíciles en Cuba, donde se ha protegido la entrada del librecambio y no se ha conseguido una eficiencia económica acorde con la demanda de la población. Las causas de esta baja económica, respecto a otros puntos importantes como la cultura, la dignidad laboral, y los grados de horizontalidad que, gracias al propio proceso revolucionario, han adquirido los bienes y servicios a los que ha de acceder la población, están cardinalmente insertas en las condiciones que impone el bloqueo estadounidense, de conjunto con las circunstancias que implican las transformaciones globales, que aunque se vuelva imprescindible asumir su relación, siguen siendo contradictorias respecto a las bases del sistema. Esto último, ha obligado a sucesivos cambios drásticos en el mecanismo económico, y a la aplicación interna de esas medidas forzosas, no siempre en variables de buen funcionamiento.

No debemos confundir, aunque se relacionen, y hasta se condicionen a veces, las forzosas medidas en el funcionamiento de la economía, a partir de sus elementos superestructurales, con el funcionamiento socializador de esas normas. “El desafío más fundamental para la Revolución es el abismo entre el sector económico y el sector social, cultural e intelectual. Cuando se trata de los tres últimos, Cuba se sitúa en un nivel comparable con cualquier país rico”, escribe Marc Vandepitte. [1] Cuba es, añade, la víctima de su propio éxito, por cuanto asegura el empleo de la población que se niega, por consiguiente, a asumir los roles productivos, sometidos a difíciles condiciones. Se necesita entonces acudir a soluciones que combinen las aspiraciones de dignidad ciudadana que ha extendido el proceso revolucionario, tanto en el ámbito de la política como en el de las relaciones sociales de otra índole. La adquisición de esas tecnologías pasa, imprescindiblemente, por entrar en el mercado mundial. Al estar bloqueada, Cuba necesita hallar socios comerciales que puedan prescindir de esas condiciones de bloqueo: China. Brasil. Venezuela; trata de contribuir al funcionamiento del ALBA, primero como alternativa y, luego, como alianza estratégica para países históricamente sometidos en el plano económico. Son economías que han seguido la norma de explotación capitalista, que han quedado en la periferia del sistema a pesar de sus riquezas, con las que podían elevar considerablemente el nivel de toda la población.

Tres causas, según Vandepitte, frenan la salida del atraso económico:

1. Bloqueo

2. Envejecimiento poblacional

3. Calentamiento global

Pero habría que agregar a estas causas una muy importante: las condiciones del mercado internacional en las circunstancias de globalización neoliberal, que son esencia del sustento de la expansión imperialista. Estas seguirían actuando aun cuando el bloqueo cesara de inmediato y sin ninguna cláusula de aplicación parcial. Las direcciones sociales socialistas, en tanto sistema que busca arribar al comunismo, impiden que se den por viables los efectos que deja la publicitada eficiencia económica del liberalismo, en un plano de análisis histórico, y del neoliberalismo, en un plano inmediato del contexto global.

Y añadir aun otra causa, no menos importante: la agudización de las nuevas condiciones de la Guerra Fría. La oposición al proceso revolucionario cubano no actúa precisamente en el interior de la nación, sino desde fuera, con altas y constantes partidas presupuestarias que regeneran y condicionan el enfrentamiento, no ya por parte de los cubanos radicados fuera, sino de políticos de otras naciones, incluido el presidente de los EE.UU.

Y otra, imprescindible para que no se precipite la necesidad de rectificar radicalmente los errores y no se confundan las medidas prácticas con las bases sistémicas: las posibilidades reales de los organismos rectores del estado de regular, controlar, y hacer avanzar, las medidas para la estimulación productiva. Las estructuras sociales no se transforman solo porque se emitan leyes o medidas legales para su puesta en uso. Es requisitorio que, tanto el sistema institucional como la población, consigan hacer viables los objetivos para los cuales se implantan esos paquetes de medidas y leyes.

En el ámbito de las reclamaciones, el pueblo cubano va mucho más allá de la disposición a asumir las tareas productivas. Una medida ha sido la del valor monetario de la producción directa de los campesinos, con productos de alta demanda y de necesidad que históricamente el estado revolucionario ha subsidiado mediante la racionalización asignada, como la leche, el arroz, los granos, etc.; pero se ha visto, en la práctica urgente, que la estructura de las instituciones no está diseñada para actuar sobre la base de esa dinámica productiva constante, inmediata, suministrada por pequeños productores aislados. Los conceptos de planificación no se corresponden con las características del ciclo productivo en su diversidad de variables. La producción de leche se materializa en ciclos diarios, en tanto la producción de otras cosechas tiene sus ciclos naturales, de meses y hasta de años, como el de árboles frutales, por ejemplo. Eso, que parece verdad de Perogrullo, no ha tenido el reflejo dinámico que necesita en el orden de las instituciones que llevan a término los beneficios del ciclo productivo. La burocratización institucional aún no ha sido puesta a prueba, por cuanto los choques entre los productores, que ven cómo los productos corren el riesgo de echarse a perder por la ineficiencia administrativa, y esos sectores de distribución a la población, aún no han generado vías de solución que no rebasen el carácter parcial, o específico, del caso.

No se trata de execrar, por decreto, a la burocracia; esta es parte de la sociedad y juega un papel determinante en el funcionamiento del sistema social. Lo que se necesita es condicionar su existencia al grado de eficiencia que consiga con respecto a la producción, tanto desde el punto de vista del estímulo que pueda obtener como desde la eficiencia de la distribución a la sociedad. La propia teoría revolucionaria ha sido víctima de la paradoja de su éxito en este aspecto. Las virtudes del sistema, una vez que chocan con elementos de ineficiencia, de desviación, corrupción, malversación, etc., no son asimiladas como lo que realmente representan, y no son vistas en su accionar intrasistémico, sino que, respondiendo ingenuamente a las direcciones de Guerra Fría directa, se dan, y hasta se divulgan, como consustanciales al propio sistema social. Esto es, en parte, herencia de la naturalización práctica de supeditar lo individual a lo social, de no asumir, o de cortarlo directamente, el necesario carácter dialéctico de este proceso.

Las instituciones estatales, creadas sobre la base de la participación popular, por lo tanto legítimas a costa de que participen en la esfera pública, ceden en su accionar hacia lo privado, pues determinados funcionarios llegan a considerarse encarnaciones del proceso revolucionario mismo, y no sujetos que comparten su construcción, y secuestran el debate, los cuestionamientos, y hasta las acciones prácticas y justas, como si fuesen parte del ámbito privado de la política. Esto no solo ocurre con malas intenciones, sino que, también, empedrando de buenas intenciones su particular defensa al socialismo, tanto burocracia como población en general, limitan el flujo de los cuestionamientos puntuales. Con estas actitudes se propicia un dañino proceso de generalización con el cual la agresión externa se nutre, si no de argumentos, al menos de paquetes sintomatológicos que van a ser redireccionados bajo patrones de uso en la valoración general.

La revelación de dificultades, cuando se asume como acción inmediata en el proceso de socialización socialista, no constituye un elemento de facilitación argumental al enemigo. Solo cuando se vacía de su verdadero sentido, y se generaliza como un producto-prueba cuasi legal de la ineficiencia del sistema, el enemigo adquiere un punto de saqueo, que no precisamente un argumento de fondo, en las posibilidades de desarrollo del socialismo. Este es un importante elemento de diferenciación entre la necesidad de una práctica crítica constante y la explosión antisistémica, individualista, por medio de incomodidades reales, casi siempre vinculadas a perjuicios personales factuales. Una división lógica primaria de la crítica social puede darse a partir de quienes claman a favor del desempeño sistémico de la sociedad y quienes lo hacen en pos de concesiones inmediatas.

La democratización de las instituciones que median entre el sector productivo y los niveles adquisitivos de la población, depende, en primer orden, del grado de participación que la ciudadanía adquiera al juzgar como suyas, por tanto necesariamente eficientes, esas mismas instituciones. La cuestión de que, un sacrificio personal que de momento se haga en beneficio de la sociedad repercutirá, luego, en mi propio bien individual, es siempre una abstracción, lo cual implica duda, desconfianza, dificultad para su demostración científica, manipulación lógica y, sobre todo, vulnerabilidad ante la imagen inmediata. La posesión de objetos que, aunque no son de necesidad vital, se constituyen en parte imprescindible de las relaciones humanas, como los teléfonos móviles, los dispositivos de consumo audiovisual, desde los aparatos de TV y videos colectivos hasta los reproductores personales, tienen su expresión primaria en el ámbito de lo privado: consumo familiar o personal; pero se resignifican hacia la esfera pública en tanto dan fe de nivel y estatus de vida, en el más frívolo sentido, y de soluciones concretas a necesidades y eventualidades, en el más pragmático. Ahora bien, tanto justificar la imposibilidad real de poseerlos mediante una falsa conciencia de oposición al capitalismo consumista, como usar su inaccesibilidad como elemento de carencia connatural al sistema, responden a juicios que separan, con buenas y malas intenciones igualmente, la significación dialéctica que vincula a lo público con lo privado, a la sociedad con el individuo, a la persona con su necesaria socialización.

“La única solución estructural para resolver las frustraciones en el sector de consumo consiste en la desaparición acelerada del atraso en el sector económico”, escribe Vandepitte, y agrega algunas pistas para acelerar nuestro crecimiento económico:

1. Que los ciudadanos estadounidenses sean autorizados a visitar la Isla.

2. Incursionar en la explotación petrolera.

3. Orientar la economía hacia sectores con alto valor agregado, sobre todo de alta tecnología.

4. Aumentar la productividad.

Son pistas que se circunscriben al ámbito de lo económico, las cuales traerían consigo determinadas cuestiones de choque cultural y laboral inherentes al sistema de vínculo que inevitablemente sembrarían contradicciones con respecto a la tradición socialista que durante el proceso se ha ido consolidando. La relación individuo-sociedad, sobre las bases de la desalienación, entraría en un período de riesgo difícil de llevar a control, escurridizo a la hora de encauzar la garantía de valores que fortalecen y unen a la sociedad socialista.

Los agentes activos de la Guerra Fría, sobre todo en el ámbito de lo cultural, acuden con frecuencia al tema de la extensiva burocracia y de los casos de corrupción, que en sentido general surgen de prácticas individuales que usurpan lo público por lo privado. Y esto se hace porque, aunque sus índices no son relativamente altos, sí alcanzan importantes incidencias en una sociedad planificada y horizontalizada en sus derechos adquisitivos. Principios y estamentos morales, éticos, culturales, de derecho público y responsabilidad social, se expresan aún como valor de uso en el imaginario social y cultural cubano, a pesar de que llevamos dos décadas de erosión intensa cuyo principal elemento corrosivo se camufla en la ruptura estructural impuesta por el doble sistema monetario. Esta, que es una medida emergente, transitoria desde su misma creación, consiguió su objetivo de paliar el caos económico en que se vio el país tras el desmoronamiento del CAME, mediante el cual se permitía sostener el valor de la moneda propia. Las relaciones necesarias entre la moneda de comercio internacional y la que circula en el interior de una nación, hubieran dado al traste con la preservación del sistema de relaciones sociales. Se trata de una medida de sobrevivencia, que en buena medida permitió reorientar las direcciones de la economía, las cuales partían, literalmente, de cero. Cuba se vio en un verdadero grado cero de la economía.

El intercambio informal, que era el intercambio con el que la totalidad de la población operaba, llevó a cifras descomunales el precio del dólar. Pero ni siquiera a pesar de que el crecimiento negativo de la economía llegó a un 35%, y que se necesitaron 15 años para regresar al momento anterior al descalabro, hubo una oposición política que moviera, no ya a las masas, sino a pequeñas minorías de índice atendible como sociedad civil. En buena medida, la crítica, y la lamentación, fuese del tipo que fuese, pasaban por el denominador común de reclamar el estatus de vida anterior a 1989, alcanzado por el propio proceso revolucionario. Lo que sí ocurrió en este llamado período especial fue el abandono de las ocupaciones, sobre todo en el sector profesional, lo que marcó diferencias relacionadas con lo que la población cubana había asentado como naturales, mucho más claras en la educación, la salud, la cultura y el deporte, aunque no fuesen los únicos sectores. Y muchas de estas personas “desprofesionalizadas” de golpe, buscaron sustento en el cultivo espontáneo de la tierra.

La desmotivación laboral sí es, en alto grado, consecuencia de “la falta de vínculos entre trabajo, salario y poder adquisitivo”, como también acota Vandepitte. El equilibro entre maximizar la repercusión pública, social, de la producción por encima de los beneficios privados, y la efectiva operatividad del necesario aparato estatal de producción ideológica capaz de trabajar para la conservación de esos valores socializadores de la economía, depende del nivel de participación que, en el debate interno, puedan tener ambos sectores. No están definitivamente aislados, desde luego, pero tampoco componen una unidad gremial. La cooperativización, puesta en marcha sobre la base de sus propias posibilidades productivas, socializada a través de su propia “autorregulación” mercantil, arrojará en poco tiempo un empresariado que no solo irá apropiándose del plusproducto, absorbiendo las cooperativas menos “eficientes” (las más respetuosas de las leyes y principios socialistas), sino que incentivará la corrupción dentro del sector institucional administrativo, encargado de viabilizar sus producciones al contexto general de la población y, al hacerse cada vez más fuertes, al propio sector de producción ideológica. Una cooperativización autorregulada por su propia eficiencia mercantil dejaría de ser mixta para hacerse, en la práctica, capitalista. Transitaría, sin más, de la producción mercantil simple, a la concentración de capital.

Las cooperativas de producción mixta, como en su momento la doble moneda, son medidas transitorias, tanto de resistencia a la crisis como de impulso a la ineficiencia y el atraso económicos. Con la apropiación personal del valor de la venta del producto, mejora el salario y, por consiguiente, el poder adquisitivo. De ahí que sea importante hacer eficientes las instituciones comercializadoras del estado, no solo sobre la base del control de auditoría, sino además sobre la viabilización social de la demanda. La no regulación de las cooperativas puede hacer que no se elaboren productos necesarios, de baja demanda, o destinados a los proyectos de protección, asistencia o subsidio social e, incluso, de vital estrategia para la exportación. Esto rebajaría sensiblemente el poder adquisitivo del estado, que subsidia la atención médica, la calidad de salud, la educación y su calidad así como la mayor parte de la producción artística y cultural, entre otras varias esferas que el capitalismo deja a la suerte de la beneficencia espontánea o a la limitada —según el desarrollo— subvención estatal.

La solución no se halla, acaso, en subvencionar las personas antes que los bienes, como lo propone Vandepitte, sino en reorientar sus partidas en relación directa con la estimulación laboral. Focalizar como norma la subvención en la persona, retardaría la lenta salida del asistencialismo que aún subsiste en nuestra praxis social y estancaría la evolución del flujo empleo-beneficio-poder adquisitivo. Las subvenciones estatales, de bienes y necesitados, necesitan puntuales estudios que arrojen un conocimiento real de las características de la sociedad en sus diversos modos de manifestación. Son complemento y no causa de la rehabilitación salarial. La recuperación del salario depende de la recuperación de la productividad, de la reinserción de la industria en el sistema económico nacional. Tanto reducción de importaciones como aumento de exportaciones, se reacondicionan en relación con los sectores productivos. Lo que Cuba ofrece como solidaridad a numerosos países, con beneficios casi elementales, como la salud, la educación, la cultura, la asesoría deportiva, se corresponde con sectores deficitarios en esas naciones que han sido depauperadas por el liberalismo, las dictaduras militares y el neoliberalismo global. Son el resultado del criterio socialista de economía política, de seguir a toda costa los principios de respeto al derecho de todos a la educación y la profesionalización digna. Y ese es, a qué dudarlo, un botón de muestra de las posibilidades reales de nuestra capacidad productiva.

La introducción de medidas que consigan cambiar los índices económicos, bajo los factores reales en los que nuestra sociedad se desenvuelve, hostigada tanto por los factores externos como internos, no son, por sí mismas, soluciones. Con frecuencia, los imperiosos paliativos de esta índole, como lo fue la NEP (Nueva Política Económica) en la URSS, introducen un factor de quiebra sistémica mucho más determinante que las resultantes de sus aplicaciones de eficacia. Ernesto Guevara analizaba en 1965 que los cambios introducidos por la NEP habían calado tan hondo en la vida de la URSS como para marcar definitivamente toda la etapa posterior. Los resultados, a juicio del Che, eran desde entonces desalentadores, pues la influencia de la superestructura capitalista sobre las relaciones de producción, que a favor de la superestructura resolvió los conflictos, proyectaba un regreso al capitalismo. [2] Y este retroceso, en la visión guevariana, no era solo producto de los resultados en la conciencia social por causa de la mixtificación económica, sino también parte de la ciencia económica soviética que, como lo expresara Marx acerca de la ciencia burguesa, se mostraba incapaz para criticarse a sí misma y acudía, irresponsablemente, a la apologética. [3] Incidir de golpe en las relaciones entre la base y la superestructura puede llevar a prácticas de separación que arriesguen seriamente la capacidad de resistencia del proceso revolucionario, que es, en principio, el elemento sine qua non para evolucionar en las transformaciones.

Los neosocialistas cubanos, en su argumentación de medidas de esta índole, suplantan la ciencia —social, política, económica, comunicacional, etcétera— con una hipercrítica hipocodificada, sectaria no solo respecto a su asociación gremial, que se apropia intencionadamente de ciertos malestares, sino, más que todo, en relación con las ciencias referentes mediante las cuales los fenómenos deben ser entendidos. Por paradoja, en sus airadas prédicas por el derecho a expresar con libertad los criterios, descartan dogmáticamente —parrafadas de citas, analogías históricas estáticas, ajustadas ad hoc, derivaciones lógicas sobre la expresión del otro y, mire usted, pastiches de silencio— toda opinión que les demuestre, con análisis, la viabilidad de alternativas en práctica y la, a fin de cuentas evidente, inviabilidad de sus propuestas.

Notas:

[1] Vandepitte, Marc: “Los desafíos económicos y sociales de la revolución cubana en 2010”, en Rebelión.org, 23-05-2010. Traducción: Sven Magnus. Todas las citas y datos que el autor ofrece se han tomado de la misma fuente.

[2] Borrego, O.: Che: el camino del fuego, Editorial Imagen Contemporánea, La Habana 2001. pp. 381-383. Cf. Figueroa Albelo, Víctor: Economía política de la transición al Socialismo. Experiencia cubana, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009, pp. 70-73.

[3] Marx increpa en varias ocasiones, en El Capital, la apologética burguesa que enmascara la explotación tanto respecto al salario, la plusvalía y el uso de la maquinaria. En el “Postfacio a la Segunda edición” se halla más claramente esta contradicción a la que acude el Che.


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