Germiston, Sudáfrica. El 9 de julio de 1913, cuatro años antes de la revolución bolchevique, en el seno de una familia obrera de emigrados del zarismo, nace Isaac Blank, más tarde conocido con el seudónimo de Ted Grant.
Desde sus inicios, toma contacto con la realidad del movimiento obrero sudafricano y las ideas del marxismo. Organiza luchas junto a los trabajadores de lavanderías para poner fin a la doble explotación sufrida, primero por ser negros y luego por ser trabajadores. Desde el primer momento tiene claro que en la lucha de clases, fuera de la clase obrera no podía existir nada.
Paralelamente, a miles de kilómetros, el revolucionario ruso León Trotsky, el compañero de Lenin en la Revolución de Octubre y dirigente de la Oposición de Izquierdas frente a lo que comenzaba a ser la terrible degeneración estalinista, es expulsado del Comité Central del Partido Bolchevique en 1924. Se le destierra a Alma Ata y más tarde es deportado a Prinkipo (Turquía). La lucha de clases, como siempre, continúa. La huelga general británica de mayo de 1926 tiene una influencia decisiva sobre la conciencia de las emergentes y jóvenes fuerzas del marxismo en Sudáfrica, en la periferia colonial del capitalismo.
En 1929 se crea el grupo marxista sudafricano con 12 miembros, entre los que se encontraban los trabajadores ganados en la lucha de las lavanderías, que más tarde formaron un sindicato. No existía mucho más en el horizonte de la lucha de clases en aquella Sudáfrica de principios de los años 30. Con una población de poco más de 8,5 millones y un proletariado incipiente y poco organizado, expandirse, crecer organizativa y políticamente se convirtió en una necesidad para este pequeño grupo. América quedaba muy lejos. Sus pasos se encaminaron hacia Londres, la capital de la metrópoli colonialista.
Las ideas de la Revolución Permanente inspiran en el joven Ted —a la sazón miembro del Partido Comunista de Sudáfrica— la decisión de marchar hacia Europa al encuentro de los núcleos más organizados de la Oposición de Izquierdas, cuyo buró radica en París al frente de León Sedov, el hijo de Trotsky, el cual se encargaba de publicar la versión francesa del boletín de la Oposición.
Cuando en 1938 se celebra en París el congreso fundacional de la IV Internacional, Ted lleva ya cuatro años en Londres. Siguiendo las directrices de la Oposición internacional, Ted se une al Grupo Marxista dentro del Partido Laborista Independiente (ILP). En pocos meses, Ted y algunos compañeros pasan de trabajar en el ILP a militar en las Juventudes del Partido Laborista, partido tradicional de masas donde mayoritariamente se expresaba la clase obrera y la juventud, lo que ampliaba la recepción de las ideas. A partir de entonces, Ted ayudó a desarrollar el grupo bolchevique-leninista dentro del Partido Laborista.
En los años 50, Ted analizó a fondo las relaciones entre la clase obrera, sus organizaciones tradicionales y las ideas del marxismo. De ahí su aportación histórica sobre cómo desarrollar el trabajo revolucionario en las organizaciones de masas, sin hacer ninguna concesión al atajo, con paciencia, con profunda confianza en la capacidad revolucionaria de nuestra clase. Nunca pretendió ver en vida la revolución. La paciencia, para Ted, era una virtud revolucionaria. Nunca ha habido atajos y nunca los habrá. Como muy bien explicaba, fuera de la clase obrera, no existe nada, ni siquiera el vacío, y más allá de las organizaciones de masas, difícilmente puede surgir nada que resista el paso del tiempo.
En base a este análisis, a finales de los años 60, explicó que en España el PSOE volvería a ser el partido mayoritario de los trabajadores españoles cuando todo militante podía ver con sus propios ojos que el PCE, y hasta los maoístas, tenían muchos más militantes que el Partido Socialista. Le gustaba hablar de los procesos ciegos o «el viejo topo de la revolución haciendo su trabajo bajo la superficie. Ante los acontecimientos en México en la década de los 90, cuando el águila priista caía en picado, Ted afirmó: «El PRI no está acabado, todavía falta, paciencia.» Divisaba más allá de la superficie y veía las raíces profundas de los procesos políticos.
Pocas veces en su vida, Ted se encontró nadando a favor de la corriente como en los años 70 y 80. Debido a su análisis de las organizaciones de masas y a la intervención en ellas, vio lo que muchos, después de 40 años, soñaban como un imposible: La mayoría de las Juventudes del Partido Laborista en Gran Bretaña abrazaban las ideas del marxismo y su influencia se extendía por todo el partido. La alcaldía de Liverpool, con el Partido Laborista, fue marxista. Las teorías de Lenin sobre el parlamento, como caja de resonancia de la lucha del pueblo en las calles se demostraron correctas.
Los métodos de Ted fueron capaces de influir muy positivamente en la lucha obrera en todo el mundo. En España, por ejemplo, las ideas del marxismo se extendieron por todas las agrupaciones de las Juventudes Socialistas, motivo por el cual fueron disueltas. Lo mismo ocurrió en otros países. Felipe González, en el XXVIII Congreso del Partido Socialista Obrero Español, impotente ante el avance de las ideas del marxismo en el partido y presionado por las bases y cuadros medios, fue obligado a dimitir. Más tarde, y por el momento, las fuerzas reformistas retomaron el control. Sin embargo, con otros protagonistas y en otra época, la reconquista del partido por parte de las bases, se volverá a repetir. Siempre ha sido así y siempre será así. Los marxistas españoles, inspirados por las ideas de Ted, eran conscientes de que a pesar de la insuficiencia de los dirigentes de la socialdemocracia española, en la memoria histórica de los trabajadores se encuentran los principios revolucionarios con los que fueron fundadas sus organizaciones, los mismos principios por los que lucharon y murieron sus padres y abuelos. No estaban dispuestos a abandonar estos valores, este programa, de la misma forma que no estaban y no están dispuestos a abandonar a sus muertos. No en vano, hoy, aún desenterramos de las cunetas, al borde de los caminos, los cadáveres de los nuestros, pese a quien le pese.
Ted decía incasablemente que los sentidos vitales para los marxistas deben ser el de la perspectiva histórica, el de la proporción y el del humor, acompañándolos de la paciencia. Cuando en 1983, el comité de redacción de la corriente marxista fundada por Ted fue expulsado del partido laborista de Gran Bretaña, Ted defendió con dignidad las ideas del marxismo ante toda la dirección burocrática del partido laborista.
Ted era ante todo método. Toda una generación de militantes de la causa revolucionaria, han sido educados en las enseñanzas de Ted Grant. Nunca se enriqueció ni lo pretendió, siempre siguió sencillamente ambicionando transmitir el hilo interrumpido de las ideas del marxismo revolucionario que procedía de los tiempos de Marx, Engels, Lenin y Trotsky. Ted Grant falleció el 20 de julio de 2006 a la edad de 93 años. Por entonces, sus adversarios de clase le dedicaron una crónica enormemente respetuosa en el Financial Times, al hombre que luchó hasta el final por la liquidación del capitalismo.
No vamos a decir qué rumbo habría tomado ante los acontecimientos presentes. Posiblemente, es tarea de otra generación. Históricamente se ha especulado mucho sobre la postura que habrían tomado todos aquellos revolucionarios que ya no viven con tal de reivindicarse como los seguidores oficiales de sus ideas.
No vamos a decir qué rumbo habría tomado ante los acontecimientos presentes. Posiblemente, es tarea de otra generación. Históricamente se ha especulado mucho sobre la postura que habrían tomado todos aquellos revolucionarios que ya no viven con tal de reivindicarse como los seguidores oficiales de sus ideas.
A los que quedamos, a los que seguimos, nos corresponde tomar su antorcha, y sobre los hombros de los gigantes que nos antecedieron, continuar la tarea. A los coautores de este texto, nos parece una falta de respeto hablar en futuro de lo que habrían realizado todos aquellos que físicamente ya no se encuentran entre nosotros y no pueden opinar. En cambio, sí podemos afirmar en pasado que la unión de la clase trabajadora a través de sus organizaciones tradicionales, defendiendo un programa marxista, siempre fue aplaudido por Ted. Ése es el legado de Ted que le sobrevive en el movimiento.
Nosotros, que albergamos el sueño revolucionario de la construcción de la V Internacional entorno a un programa marxista, hoy saludamos el legado de Ted Grant y le rendimos un sentido homenaje en el aniversario de su nacimiento, así como en otras ocasiones hemos honrado a muchos otros luchadores que desde sus ideas y su lucha han contribuido al desarrollo revolucionario de nuestra clase. Desde la política, la Historia, la economía y la acción, Trotsky, Pierre Broué, Engels, Marx, Durruti, Anselmo Lorenzo, Lenin, Rosa Luxemburgo, Mariátegui, Liebknecht, Che, Andreu Nin, Orwell, Farabundo Martí, Patricio Lumumba y tantos otros… En memoria de todos ellos, por la clase obrera, homenaje a Ted Grant.
Firmado:
Martín Moreno y Rodrigo Alonso
V Internacional
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