No era para menos esta alegría que nos produjo, y más a un cronista que se siente tan confraternado y que sigue con tal interés los sucesos en Rumania. Pero hay una pata, una cuestión, que no podíamos obviar. Una de las causas de la caída del socialismo rumano fue su conversión de partido internacionalista, a partido nacionalista. Cierto es, y hay que reconocerlo, que Ceausescu impulsó una política exterior independiente de los mandatos (ya pervertidos) de la Unión Soviética socialimperialista, y que eso le valió el respeto de los comunistas antirrevisionistas, pero también, una peligrosa cercanía al capitalismo internacional y los organismos de "crédito" (usureros) a nivel mundial. Así fue como Rumania financió la industrialización y gran parte de su loable desarrollo económico. Pero así fue como quedó atada al FMI y a los clubes de la usura, y esto generó, en los años 80 el pago acelerado de los vencimientos de deuda, con una intención más que certera: la de liberar a Rumania de la dependencia del financimiento externo y de las redes de los banqueros. Pero se falló en la aceleración. Muchos trabajadores no lo pudieron soportar. Aunque, créanme, aquel ajuste socialista dista mucho se ser la crisis permanente y el ajuste permanente que viven los rumanos. En este mismo congreso del PAS se dio cuenta de ello, del retroceso económico, productivo y social rumano en 20 años de capitalismo y neocolonialismo.
El Congreso no ha dado indicios claros de la ideología del próximo PCR (la decisión fue votada y apoyada casi por unanimidad), pero sí de qué no se va a hablar al menos en el corto plazo: de marxismo-leninismo. No pocos creerán ridículo que las ideas se impongan a la acción. Pero no se trata de eso. La debacle, la caída, del socialismo rumano, se ha debido a un concepto erróneo de la verdadera "independencia nacional", que llevaron al país, indirectamente, hacia donde está. Cierto es que en su momento Ceausescu advirtió todo, y que quiso terminar con esa dependencia. Le erró feo. Creyó que con el discurso nacionalista y soberanista alcanzaba. Pero la coyuntura internacional de los años 80 exigía mucho más. Y hoy también. Porque la lucha de clases demuestra ser un acontecimiento digno de actualidad. Permanente. Y que otra vez se vuelva a pisar la misma piedrita es preocupante. ¿Estaremos ante una jugada oportunista del PAS?, ¿o el principio del resurgir del socialismo como movimiento político para la emancipación obrera y nacional en Rumania?. Hay mucho por hacer, pero sería bueno apuntar, de momento, que nunca las ideas deben ser desdeñadas.
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