Muchos años ha que recibí unos cursos de estudios de la mujer en una universidad canadiense, dos años de esos cursos de verano me enseñaron muchas cosas que no hubiera aprendido de otra forma o en otro lugar y que han servido mucho para comprender y luchar por tratar de ver a la mujer por lo que es y no por lo que el sistema capitalista trata de venderle al mundo: un medio, un objeto de placer, una esclava y toda la caracterología misógina y xenofóbica habida y por haber, tampoco es necesario haber seguido esos estudios para darme cuenta cual es mi verdadero origen que no es otro que el sagrado vientre de mi madre quien desde temprana edad me enseñó el respeto y amor para nuestros semejantes, en especial los y las más desprotegid@s del mundo.
Christine de Pizan presenta su obra a Isabel de Bavaria en el Siglo XV, Epitre au Dieu d’amour (Epístola al dios del amor), sin embargo; existen autoras anteriores al Siglo de Las Luces que también habían escrito obras en defensa de los derechos de la mujer, de ahí hasta nuestros días pasando por Simone de Beauvior llegando al hito del feminismo en la Convención de Seneca Falls, en Nueva York en el año 1848, donde 300 activistas y espectadores se reunieron en la primera convención por los derechos de la mujer en Estados Unidos, cuya declaración final fue firmada por una 100 mujeres y al último tercio del siglo pasado en el cual Elaine Showalter es de las autoras académicas más importantes.
Según Maggi Hummy y Rebecca Walker la historia del feminismo puede clasificarse en tres olas: La primera aparecería a finales del Siglo XIX y tuvo como focalización el Derecho al Sufragio femenino; la Segunda Ola apareció en los años 60 y 70 del siglo pasado y focalizó la Liberación de la mujer y la Tercera Ola comienza en los 90 y se extiende hasta la actualidad.
El feminismo, (según la Wikipedia) es un conjunto de corrientes muy diversas, por lo que es más correcto hablar de "feminismos" que de "feminismo" en singular, podemos encontrar una amplia variedad de tendencias como por ejemplo, el feminismo cultural, el feminismo liberal, el feminismo radical, el ecofeminismo, el anarcofeminismo, el feminismo de la diferencia, el feminismo marxista, el feminismo separatista, el feminismo filosófico, el feminismo cristiano, el feminismo islámico, el feminismo post-colonial, el feminismo lésbico o el feminismo crítico.
Todas estas corrientes feministas han y continúan contribuyendo inmensamente a la liberación de género del patriarcalismo tradicional y por otro lado, a la cultura universal, ya que dentro de ellas se encuentran grandes pensadoras académicas, creadoras y luchadoras objetivas por los derechos de la mujer y por supuesto por una sociedad más justa diferente del endémico atolladero misógino y xenofóbico discriminador de la actualidad impuesto por el sistema capitalista.
Escribir sobre la mujer y para la mujer me parece un todo obligatorio por el hecho enigmático de la vida, de la existencia y la convivencia social. Los paradigmas deben ir más lejos de reconocerles igualitariamente sus derechos con los del sexo masculino, sino; exigir de la sociedad derechos absolutos para ambos géneros ya que si se lucha simplemente porque la mujer tenga los derechos que los hombres tenemos debemos preguntarnos: Cuáles hombres? Los que dirigen el establecimiento, los cabecillas del sistema o todo los hombres sin distinción de estatus social, color, religión, raza, etc., ya que no se deben pelear por dar a la mujer los derechos resquebrajados impuestos sobre los hombres por el sistema capitalista, sino los derechos absolutos que ambos géneros debemos tener.
En el campo de estudios de la mujer todo lleva a la equidad de todo tipo o sea a no discriminar a nadie por el sexo o por las tendencias biológicas sexuales que éste produce en el ser humano, de tal forma que la sociedad debe tratar a todo mundo sin distinción alguna de formas humanas tomando la axiología, la antropología y la gnoseología my la semántica como las disciplinas que permitan establecer una sociedad justa donde el ser humano sea tratado como tal.
Es mi visión y proposición filosófica que la sociedad como tal debe basar sus sistemas en la felicidad y respeto mutuo donde el repartimiento del producto terminado sea de cada quien según su capacidad a cada cual según su necesidad, protegiendo a los más débiles de los estratos sociales, del rapacismo de los dirigentes y estratos privilegiados que a lo largo de la historia han sido, son y seguirán siendo los causantes de los males sociales de tal forma de crear una sociedad donde los valores éticos y morales y el derecho igualitario sean la guía para la subsistencia humana.
En El Salvador que es mi patria y a la cual amo incondicionalmente, la mujer ha sido ejemplo de heroísmo cívico desde el levantamiento del Rey de Los Nonualcos, Comandante Anastasio Aquino, pasando por todas la coyunturas sociopolíticas hasta llegar a la actualidad donde un pequeño porcentaje de nuestras hermanas han sido tomadas en cuenta en la vida política de la nación, ello, sin embargo; no borra el estado lapidario de la vida de la mujer salvadoreña, un país que se lleva el primer puesto en feminicidios en toda Latinoamérica y es uno de los que ocupa los primeros lugares en la tierra y nadie pude ocultar los grados de extrema pobreza acompañados de la falta de educación, salud y oportunidades para nuestras hermanas en una patria donde el sistema y los compañeros somos los principales causantes de los males que abaten a la mujer salvadoreña.
“No nacemos mujeres, nos hacen mujeres”, exclama Simone de Beauvoir y bueno ello conlleva el más profundo peso semántico de la exclamación, ya que no es sólo en sentido sexual, sino la mujer esclava - objeto que a conveniencia ha producido el sistema capitalista, ni tampoco se puede esperar que en un cambio de sistema, digamos del capitalismo al socialismo, los males van a desaparecer por milagro, ya que insisto en mi aseveración que sólo el ser humano es el único animal capaz de odiar y destruir a su misma especie, por lo cual todos y todas tenemos que continuar en pie de lucha por lograr un mejor presente para la mujer y poder heredar a las futuras generaciones un mundo mejor.
Es lastimero ver a nuestras niñas muertas de hambre cuando aun el sol no ha salido, semidesnudas, vendiendo diarios y baratijas en las calles citadinas, en lugar de estar en sus casas preparándose para ir a la escuela y es aún más duro darnos cuenta que la mayoría de burdeles de la nación están llenos de niñas que no han tenido ni siquiera su primera menstruación y es trágico pensar que nadie está haciendo lo que se debe hacer para evitar estos cuadros dolorosos y regresar a nuestras niñas a la escuela.
Tenemos problemas de todos lados, somos una sociedad machista y una sociedad amnésica. Nadie protege a nuestras mujeres étnicas, nadie protege a nuestras ancianas, son miles de jovencitas desempleadas y siempre que hay alguna oportunidad de trabajo se les exige la mayoría de veces, la meritocracia sexual, así; hay profesionales de todo tipo, maestros, directores departamentales de educación, políticos y en fin batallones de toda levadura acusados de abuso sexual, ya no digamos el trato bestial que la mujer sufre en silencio en cientos de miles de hogares salvadoreños y todo ello se enmarca directamente en el complejo de inferioridad de muchos que creen que maltratando a los demás y en especial a la mujer, son los dioses de la tierra.
Los hombres en la tierra necesitamos una dosis seria de educación para comprender que la humanidad se debe a la mujer, que es en su vientre donde se origina la especie y que es el sistema capitalista anti axiológico y los que vivimos bajo su régimen los causantes directos de los males sociales que nosotros mismos sufrimos, por volvernos ciegos ante realidades que nosotros tristemente somos los únicos que no queremos ver.
Paul Fortis
** Parte de la información ha sido tomada de Wikipedia
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