Foto: EPA
Los
expertos de Quito y los propios ecuatorianos no dudan de que las
negociaciones del presidente Correa repercutan positivamente en el
desarrollo de su país en su conjunto y se reflejen en el ahonde de la
cooperación con Rusia. Se trata de la economía. Recordemos que Rafael
Correa nació y creció en Guayaquil, el mayor centro industrial del país.
Más tarde, después de estudiar en Bélgica y en EEUU, Correa se vuelve
uno de los expertos principales en esta esfera. De modo que hoy día
aspira a abordar de una manera edificante los problemas de su país,
donde casi un tercio de la población, viviendo por debajo del nivel de
pobreza, hasta ahora paga los errores de los gobernantes anteriores.
Inmediatamente
después de ser reelegido para el alto puesto, Correa comienza a
combatir la indignante pobreza que sorprendía incluso a sus vecinos
latinoamericanos. Impuso una moratoria a la cancelación de una parte de
la deuda externa y firmó un decreto por el que los superbeneficios de
las compañías petroleras extranjeras que operan en Ecuador son remitidos
al Tesoro Público. Por decisión del presidente, estos medios son usados
para financiar adicionalmente los programas de salud pública y
educación.
Pero
hoy no podemos menos de hablar de los éxitos que han logrado nuestros
países en las más diversas ramas de la economía, comercio, ciencia y
cultura desde junio de 1945, cuando fueron establecidas relaciones
diplomáticas entre ellos. Más tarde fue formada una comisión bilateral
que dirige el desarrollo de la cooperación económica y comercial. Hace
cuatro años, en esto desempeñaron un papel especial las conversaciones
en Moscú entre el actual presidente de Ecuador y su colega ruso de
entonces Dmitri Medvédev.
Por
su parte, Rusia asocia justo con el nombre de Correa el creciente
progreso en la cooperación de ventaja mutua entre los dos países. La
ampliación del comercio, la creación de la base de producción conjunta
llevan al robustecimiento de los vínculos polifacéticos y de la buena
inteligencia, que despiertan interés entre los vecinos latinoamericanos
de Ecuador.
Una
vez en Bogotá, el dirigente de una gran empresa industrial, que
participa activamente en el comercio internacional, me confesó que
recibía lecciones de trabajo acertado justo con rusos y ecuatorianos,
con los que mantiene los nexos mutuamente beneficiosos hasta ahora. Por
eso, antes de finalizar el tema, veamos la experiencia de los
floricultores ecuatorianos cuyos frutos ven los rusos con sus propios
ojos. Los empresarios ecuatorianos suelen destacar: por la venta de
flores a la lejana Rusia, Ecuador entra el primer quinteto de sus
principales colegas. Quiero añadir por mi parte: ¡Que florezca toda
nuestra cooperación!
vs/as/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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