La espectacular erupción del volcán Ploski Tolbachik, en la península de Kamchatka, atrae a cientos de turistas. 
Como es todavía peligroso acercarse al cráter, las autoridades locales planean montar un campamento turístico en las inmediaciones de la montaña. Los interesados no solo podrán acampar en dicho lugar, sino también recibir asistencia médica en caso de necesidad. 
La intensidad de la erupción ha disminuido en los últimos días. En estas circunstancias, cientos de turistas arriesgan sus vidas intentando acercarse al volcán para observar los chorros de lava candente. Para solucionar el problema, las autoridades acordaron habilitar un itinerario turístico hacia el volcán vigilado por médicos y socorristas. 
La erupción del Ploski Tolbachik comenzó a fines de noviembre pasado. Por las grietas en sus laderas se salieron a la superficie corrientes de lava candente, de hasta mil grados centígrados de calor. Casi de inmediato fueron devastadas las bases vulcanológica y turística al pie del volcán. Por suerte, estuvieron vacías, así que no hubo víctimas humanas. 
Es imposible detener a la gente ansiosa por observar un singular fenómeno natural. El director de la agencia de turismo y relaciones exteriores de la región de Kamchatka, Guevork Shjian, estima que la nueva ruta turística permitirá al menos proteger la vida y la salud de los nuevos aventureros: 
Vamos a montar allí un campamento turístico con el mínimo indispensable de comodidades: baños, áreas de acampada, aprovisionamiento de leña y agua. Lo más importante es garantizar la seguridad del turista individual o grupo. Habrá médicos y socorristas. Se impartirán necesariamente instrucciones de seguridad personal y prevención de accidentes. El permiso de salida se dará a partir de un seguimiento diario de los flujos de lava. El tema es serio. El turismo individual tampoco estará prohibido. Estamos desarrollando gran cantidad de vallas, afiches y folletos informativos para señalar el lugar del campamento y el camino a casa, advertir, instruir y, tal vez, disuadir de aventuras demasiado peligrosas. 
El Ploski Tolbachik erupciona cada veinte o treinta años. La erupción más reciente y más fuerte tuvo lugar en 1975. La lava se vertió por las grietas de la ladera austral de la montaña. El episodio quedó catalogado bajo el nombre de “Ruptura del Sur”. En aquella ocasión, se desplomó la cúspide del volcán formándose un nuevo cráter de mayor profundidad. Esta vez, el Ploski Tolbachik se comporta de la misma manera. Las corrientes de lava caliente descienden borrando todo a su paso, dice Tatiana Chúrikova, del Instituto de Vulcanología y Sismología de la Academia de Ciencias en el Extremo Oriente de Rusia: 
Hasta el momento todo va muy dinámico. Pero las previsiones varían. Dicen que la erupción puede terminar en pocos meses. Pero sabemos que la “Ruptura del Sur”, que fue de naturaleza similar, duró un año entero. Para la fecha ya se ha vertido la mitad de la cantidad total de lava registrada en 1975-1976. Fue la mayor erupción del siglo pasado. Actualmente, la lava se está acumulando. Es una lava líquida que fluye muy rápido. 
Ese volcán se encuentra ubicado en un arco insular, donde teóricamente las erupciones deberían ser más cortas y de menor volumen. En Kamchatka hay muchos volcanes, pero solo el Ploski Tolbachik erupciona de esta manera. Es justo por esa peculiaridad que llegan a verlo científicos y turistas procedentes de diversas partes del mundo, estima Tatiana Chúricova: 
Una lava tan líquida suele desprenderse en los llamados “puntos calientes” del planeta. Por ejemplo, en Hawái o en Islandia. Pero el Ploski Tolbachik está en un arco insular. Esto es inusual. Se lo compara con frecuencia con el tipo hawaiano de volcanes, debido a su lava líquida. Pero su composición química es distinta. Solo coinciden en tipo de erupción. 
El Ploski Tolbachik se encuentra ubicado lo suficientemente lejos de las zonas pobladas como para no amenazarles. Forma parte de una cadena volcánica a la que pertenecen también el Shiveluch, el Karimski y el Kizimen. Todos ellos están despiertos desde hace poco. Por los importantes chorros de ceniza que emiten se les ha asignado el código “naranja” de peligro para la aviación. Las menudas partículas de lava arrojadas a la atmósfera pueden penetrar en los motores de aviones provocando accidentes aéreos. 
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