Foto:
Martín Fresneda (Secretario de Derechos Humanos) y Baltasar Garzón
reuniéndose con los representantes del régimen marroquí en septiembre.
Parece
una broma pero se sabe que con ciertos temas no se juega. El próximo
día 28 de noviembre comenzará en la ciudad marroquí de Marrakech un
Foro Internacional sobre Derechos Humanos,
allí precisamente, donde el gobierno anfitrión los viola
sistemáticamente desde hace décadas. Y si faltaba algo, Argentina será
participante activo del mismo, en el marco de una delegación montada por
el ex juez y conocido represor español
Baltasar Garzón, a través de esa plataforma autorreferencial denominada
Centro Internacional para los Derechos Humanos, que alberga al ex magistrado y a su
partenaire a sueldo,
Adriana Arce.
Como
viene ocurriendo a menudo desde que Garzón se hizo kirchnerista (de la
misma manera que antes se codeaba con el ex presidente y jefe número uno
de los escuadrones de la muerte españoles -
el GAL- Felipe González)
lo acompañan en esta nueva incursión internacional, funcionarios del
gobierno argentino, como el Secretario de Derechos Humanos,
Martín Fresneda, su jefe de Gabinete
Agustín Cetrángolo, el Director de Derechos Humanos de la Subsecretaría de Política Exterior,
Federico Villegas Beltrán y el secretario ejecutivo del Consejo Federal de DDHH de la Nación ,
Agustín Di Toffino.
En
aras de acomodar las fichas para que el Congreso sea un éxito y que
Argentina esté presente, todos ellos se reunieron ya en el mes de
septiembre con el representante de la dictadura monárquica marroquí en
Argentina, el embajador
Larrbi Reffouh y otro cuadro de la política exterior del Reino, el presidente del
Consejo Nacional de Derechos Humanos de Marruecos, Driss El Yazami,
quien muy suelto de cuerpo destacó la organización de este evento en su
país, argumentando que es un “reconocimiento internacional a los logros
del Reino en esta área y a la vitalidad de las instituciones y
organizaciones nacionales de la sociedad civil que trabajan en el campo
de los derechos humanos”
¿Dónde se efectuó la reunión preparatoria argentina? Lo adivinaron: otra vez en la
ex ESMA, y nada menos que en el Auditorio
Alicia Eguren de Cooke del
Archivo Nacional de la Memoria.
No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta cómo se sentirían los inolvidable
Alicia Eguren y el “gordo”
John William Cooke si
pudieran imaginarse que sus nombres son usados para albergar a un ex
juez que hizo caso omiso a las denuncias de cientos de torturados vascos
y catalanes, militantes revolucionarios como Alicia y John, a los que
fue enviando a la cárcel una y otra vez.
Más aún, qué dirían
ambos, combatientes revolucionarios por el socialismo, de un Congreso
que pudiendo realizarse en cualquier rincón del planeta se efectuará
justamente en un país, donde desde hace décadas las torturas, las
desapariciones, los asesinatos extrajudiciales, los miles de presos, la
invasión y ocupación de pueblos como el sararahui son parte de su
cotidianeidad. Eguren y Cooke, quizás chancearían sobre el particular
con un: “¿estamos todos locos?”
La presencia del embajador de
Marruecos, cuyo país es uno de los aliados fundamentales en Africa de la política genocida del
Estado Terrorista de Israel y
de las directrices injerencistas del Pentágono yanqui, no deja lugar a
dudas de que los anfitriones del Congreso aprovecharán los tres días que
durará el mismo, para blanquearse a escala internacional y contestar la
múltiple información en contrario que cientos de organismos de DDHH han
volcado sobre su adscripción al terrorismo estatal. Se sabe muy bien,
cómo se las gasta Marruecos cuando desea halagar a sus visitantes, si no
habría que preguntárselo a decenas de periodistas de aquí y de otros
puntos del planeta que cada tanto son invitados “con todo pago” para
hacer turismo y admirar la belleza de esa tierra milenaria.
No
hablarán, claro, de la miseria y la represión interna que siendo
medianamente curiosos, cualquiera puede visibilizar en un recorrido por
Rabat,
Casablanca,
Fez o la misma
Marraquech. O yendo hacia el sur, en El Aiún robado a los saharauis.
Otra
perlita que retrata a los organizadores marroquíes de este Congreso:
antes de pasar por Argentina, los lobbistas del Reino se reunieron con
sus aliados chilenos del CEDEPU (Centro de Estudios para la Democracia
Popular), los mismos que el pasado 3 de noviembre participaron de una
charla organizada por el “
Centro Mohamed VI para el diálogo y la civilización” (SIC).
Presentaban un libro: “
Sahara marroquí: maniqueísmo y manipulación”,
y en la gacetilla de invitación el tal CEDEPU (imagine cuantas
prebendas debe recibir esta institución chilena por parte del Reino y
comprenderá el por qué de la inclusión de Garzón y sus amigos argentinos
en estas movidas marroquíes), decía: “
A nuestro juicio este libro
viene a acompañar la mirada donde se explicitará la situación de las
provincias del sur y la constante estela de desinformación y malas
interpretaciones con auspicio de Argelia, queremos invitar a este evento donde se reconocerá que "la situación nunca ha sido tan estable como lo es durante estos últimos cuatro años en el Sahara Occidental"
donde el Reino de Marruecos ha dado al Sahara una condición de
provincia autonómica, subrayando que el optimismo compartido por todos
los saharauis en la región, también de aquellos prisioneros en los
campamentos de Tinduf y fuera de los campos de la vergüenza.
Marruecos y su historia de terrorEn
rápida síntesis como para que nadie de los concurrentes a este Congreso
diga después que “no sabíamos nada”, como suelen hacer algunos
conspicuos políticos oficialistas cuando se les acerca información sobre
las andanzas de Garzón, aquí van algunos datos del país anfitrión.
Desde principios del siglo 19 tiempos en que gobierna la dinastía alaui (primero el
sultán Yúsef, luego su hijo el rey
Mohamed V, que al morir le pasó la posta a uno de sus hijos,
Hassan II,
y éste al fallecer dejó bien atornillado en el sillón de mando a su
vástago, el actual rey Mohamed VI) el pueblo marroquí desconoce lo que
es realmente una democracia. Y al que intentara oponerse a la “mano
dura” con que la familia real gobernó durante décadas, la medicina fue
siempre la misma. Represión y más represión.
El monarca español Juan Carlos I se refirió así sobre el genocida Hassan II, padre del actual Rey Mohamed VI en su funeral: "Ha muerto un hermano mayor".
Lo saben de sobra los historiadores que recuerdan, entre otras, la
Revuelta del Rif (1958-59),
cuando el pueblo rifeño se levantó en protesta y fueron bombardeados
desde el aire y acuchillados por tierra por las tropas de
Mohamed V, con apoyo de Francia. Miles de muertos y desaparecidos fue el saldo de este “incidente”.
Luego, con
Hassan II llegaron
lo que la historia recuerda como los “años de plomo”. Miles de
perseguidos y desaparecidos, encarcelados en centros de exterminio (como
la ESMA, claro). Los casos más conocidos son los de los militares
golpistas secuestrados de la cárcel de Kenitra en 1973 y encerrados en
las celdas subterráneas de la prisión secreta de
Tazmamart hasta 1991 (sobrevivieron la mitad de ellos); el secuestro de los hermanos
Bourequat,
desaparecidos durante años y confinados en prisiones secretas (entre
ellas Tazmamart) por razones que ellos mismos desconocen; el secuestro y
desaparición de los hijos, hermano y sobrinos del general golpista
Mohammed Ufqir,
incluidos niños de corta edad, encerrados hasta 1991 en una cárcel
clandestina en el desierto; la desaparición de centenares de presos
políticos de izquierda (
Ilal Amam, 23 marzo, de la organización “
Sirvamos al Pueblo”)
y saharauis. En otros casos, los desaparecidos fueron víctimas de
ejecuciones extrajudiciales o murieron a consecuencia de torturas
durante su interrogatorio.
Imagen de la prisión secreta de Tazmamart, donde fueron eliminados centenares de opositores al régimen marroquí hasta 1991
En
la lista de eliminación física de opositores está el muy publicitado
caso del político socialista y presidente de la Tricontinental,
Mehdi Ben Barka, secuestrado y asesinado en París en 1965. Otro hecho célebre es el de
Mohammed Lahrizi, político socialista secuestrado y asesinado junto a su esposa suiza, Erika, y la hija de ambos, de tres años de edad, en 1963.
En 2005, Serge Le Péron llevó al cine el caso del asesinato en París del opositor marroquí Mehdi Ben Barka
Entre quienes eran perseguidos por delitos de opinión ganó gran publicidad el encarcelamiento de
Abraham Serfaty, el segundo preso más antiguo de África (después de Nelson Mandela).
El
reinado del padre del actual monarca se caracterizó también por el
hecho de que las fuerzas de seguridad abrieran fuego con total
naturalidad contra los manifestantes opositores. El número de personas
muertas o heridas a causa de ello fue alto y frecuente. Los casos más
importantes son los de la revuelta del 23 de marzo de 1965, los
disturbios de Casablanca de junio de 1981, los disturbios de Marrakech
de 1984 y los de Tetuán de 1984.
Actualmente, esta misma política es aplicada a los islamistas, quienes por el solo hecho de oponerse al tirano
Mohamed VI, son duramente represaliados. Ni qué decir de la
“política migratoria” del Marruecos de hoy.
En colaboración con el gobierno fascista español se encargan de
reprimir a quienes intentan cruzar la frontera hacia Ceuta y luego de
ser duramente golpeados por la Guardia Civil española, son cargados en
camiones marroquíes y trasladados, muchos de ellos, a pleno desierto
donde se los arroja –sin agua ni alimentos- para que mueran allí
insolados y por inanición.
Foto:
Melilla 2014. Las actuaciones salvajes de la Guardia Civil española y
la Gendarmería marroquí permiten toda clase de abusos contra las
personas migrantes que quieren acceder a territorio español
El genocidio del pueblo saharauiDespués de décadas de estar sojuzgados por el colonialismo español, el
Sahara Occidental pasó a manos en 1976 del colonialismo marroquí. En ese operativo en el que la derecha y la mal llamada izquierda española del
PSOE dejaron solos a los pobladores saharauis y literalmente los entregaron a la política invasora y cruel de
Marruecos, ocurrió algo similar a la entrada de los sionistas israelíes en territorio palestino después de 1948. Una verdadera
Naqba (Catástrofe) saharui,
con cientos de muertos por los bombardeos con fósforo que Marruecos
implementó contra los resistentes saharauis. Luego vino la segunda
parte, con miles de desplazados (familias enteras) que huían del terror a
convertirse en desaparecidos, y por último, el emplazamiento en tiendas
de campaña y jaimas en pleno desierto, en Tinduf, de la mano de la
solidaridad argelina de aquellos tiempos. Aún permanecen allí levantando
en alto las banderas de la autodeterminación.
El
pueblo saharaui no cesa en su lucha por el reconocimiento y la
independencia del régimen criminal marroquí, aliado de la UE, de EEUU y
de Israel
A partir de 1976, los saharauis se agruparon en el
Frente Polisario y autoproclamaron la
República Arabe Saharaui Democrática para guerrear contra el invasor marroquí.
Desde entonces, el
Sahara Occidental es un territorio administrado
de facto (pero no
de iure)
por Marruecos, si bien tal administración no la ejerce sobre la
totalidad del territorio pues el Frente Polisario controla el 35% del
mismo al este del muro que Marruecos construyó como defensa ante las
eficaces guerrillas del
Movimiento de Liberación Nacional Saharaui.
Desde abril de 1991 rige un alto el fuego controlado por una Misión de
la ONU (Minurso) y desde ese momento también se planteó la realización
de un Referéndum de Autodeterminación al que sistemáticamente se niegan
Marruecos y sus aliados internacionales, EEUU, Francia y España entre
otros. No es para menos, en la región ocupada están
los mayores yacimientos de fosfato del mundo y
Marruecos está dispuesto a torturar, matar y crear más campos de
concentración para saharauis con tal de defender sus posesiones en lo
que descaradamente denominan “provincias del sur marroquíes”.
El
Sáhara Occidental estaba ocupado por España. Cuando los militares allí
destinados empatizaron con los reclamos del Frente Polisario, España
pactó la entrega del territorio al régimen marroquí.
Frente
a esta política imperial, el pueblo saharaui tanto en El Aiún como en
otras zonas ocupadas sigue resistiendo a través de verdaderas
Intifadas,
como la ocurrida hace cuatro años (noviembre de 2010), cuando 20 mil
personas montaron un gigantesco campamento a pocos kilómetros de El
Aiún. Después de varias semanas de valiente permanencia saharaui allí,
finalmente Marruecos actuó como sabe hacerlo, envió miles de uniformados
y colonos paramilitares, asesinó a varios pobladores y arrasó con el
campamento, incendiando las jaimas y desatando terror e ira. Esta última
derivó en una nueva
Intifada saharaui en el centro de la ciudad y nuevas respuestas de brutal represión.
En este marco, cabe apuntar algo que no es menor. A la
República Árabe Saharaui Democrática (RASD) la han reconocido ya 82 Estados, entre ellos, en Latinoamérica, B
olivia,
Cuba, Costa Rica, Domínica, Ecuador, Colombia, El Salvador, Guatemala,
Honduras, México, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay y otros.
Como se podrá ver,
Argentina no está entre ellos a pesar de los esfuerzos que realiza la RASD y su embajador no reconocido oficialmente,
Salem Bachir, y toda la prédica de numerosas organizaciones populares locales que apoyan al Frente Polisario.
Carlos Menem y el criminal Hassan II aceitando relaciones bilaterales (1996)
Es lógico, desde 1986 se han acrecentado los vínculos bilaterales, lo que quedó ratificado plenamente cuando
Carlos Menem visitó
Casablanca y se abrazó con el dictador Hassan II. Luego, durante el
actual gobierno, esa relación sigue incrementándose. Y la política de
“influencias” mediáticas a favor de Marruecos cada tanto recoge más
adhesiones. Como la que desgranó en el matutino
“La Nación”, Jorge Arguindegui, a nombre de la
Cámara Argentina de Comercio:
“El fallecido rey de Marruecos Hassan II impulsó, en su grandeza de
estadista, la apertura de su país, hacia América latina, recibiendo los
ecos de una Argentina que se abría a la democracia y comenzaba a mirar
con atención las múltiples y nuevas posibilidades que un país de Africa
del Norte ofrecía”, escribió sin ruborizarse.
Por
otra parte, también ha influido en esta “amistad argentino-marroquí”
que impide el reconocimiento de la RASD, la presión de la embajada
sionista en
Buenos Aires, tratando siempre solícitamente de “darle una manito” a su aliado regional. Lógico, Marruecos es una pieza clave, junto a
Arabia Saudí, Jordania y los Emiratos Arabes en la política pro-yanqui de oficiar de verdugos contra la la
Resistencia Palestina y gobiernos como el sirio, el libanés y el iraní.
En
conclusión: son muchos los datos que deberían advertir que este
Congreso Internacional de Derechos Humanos no se debería realizar en
Marruecos. Es como imaginar, 38 años atrás, en 1976, algo similar
planteado en Buenos Aires, y que los anfitriones hubieran sido
Videla y
Massera.
Y que el Driss el Yazami y el Garzón de aquella época se llamaran
Hassán II y los fascistas españoles Manuel Fraga Iribarne y Martín
Villa. Eso sí, en esa instancia aquí no hubiera existido un Secretario
de Derechos Humanos para recibirlos, algo que debería hacerlo
recapacitar al joven
Martín Fresneda y a todos los impulsores locales del
Congreso en Marraquech.