Roque Dalton

Reseña biográfica

Poeta, ensayista, abogado y antropólogo salvadoreño nacido en la ciudad de San Salvador en 1933.
Fue educado inicialmente por los Jesuitas y posteriormente estudió en universidades de su país, de México y de Chile. Militó en el partido comunista desde los veintidos años, dedicándose desde muy joven a la literatura, a la poesía y a la política. Obtuvo en tres ocasiones el Premio Centroamericano de Poesía, el Premio Casa de las Américas y otros galardones en diversos certámenes nacionales y centroamericanos.
De su vasta obra poética iniciada en 1956, merecen destacarse:
«Mía junto a los pájaros» en1957, «La Ventana en el rostro» en 1961, «El Mar» en1962, «El turno del ofendido» en1963, «Los Testimonios» en 1964, «Poemas» en 1968, «Taberna y otros lugares» en 1969 y «Los pequeños Infiernos» en 1970. Fue asesinado en 1975.

Como la siempreviva.

Mi poesía
es como la siempreviva
paga su precio
a la existencia
en término de asperidad.

Entre las piedras y el fuego,
frente a la tempestad
o en medio de la sequía,
por sobre las banderas
del odio necesario
y el hermosísimo empuje
de la cólera,
la flor de mi poesía busca siempre
el aire,
el humus,
la savia,
el sol,
de la ternura.

Farabunterra Para los lectores revolucionarios del mundo, Primera Parte

LAS ANDANZAS DE DON CHUSITO EL CURA
Cuando don Chusito llegó al pueblo traía consigo su juventud, no su virginidad, así lo declaró 50 años más tarde en una borrachera en el palacio del Sexo. MI perdición, explicaba, fue haber conocido a Lucas el más Mentiroso del Mundo, lo mismo; a los abuelos del bandido forajido e insurrecto Ponciano Montañés que fueron los que me metieron en la testa vacía que los santos no son nada más que muñecos de chaperno labrado y que a las vírgenes ni calzones les ponían, todo lo contario de lo que nos enseñaron cuando juntos con Mariano Cabañas y Vittorio Cagliari Santa Marta estudiamos el sacerdocio del amor en el seminario Las Hermanas Adoloridas de Jocotlán, cuyo nombre cambió con la guerra contra los cristeros y se volvió Ateolandia del Bejucal de Los Ángeles Caídos, la cual se conoce sencillamente como Ateolandia del Bejucal dado a que el gobernador ad infinitum, el General Tuma; le quitó de los Ángeles Caídos aduciendo
que si se llamaba Ateolandia es porque no tenía santos ni siquiera caídos, lo cual fue respaldado y aprobado inmediatamente por el Secretario del Tesoro, Lic. Johnny Billmaker quien sostuvo que en el estado recesivo dejado por los cristeros, en esa frase se gastaban muchas calorías que el pueblo podía ocupar para cosas mejores como el sexo y el consumo de Chaparro Volador, principal fuente de ingresos al fisco Ateolandés.
Fue el malvado y maldito una y mil veces Ponciano Montañés, Monje Trapense, quien me trajo esa botella de Elixir del Ensueño, la causa de haber perdido a mi dios, mi iglesia y muchas veces hasta mi sotana y a saber qué cosas más. Bien lo recuerdo, fue una noche de abril, cuando llegó con un tal Ivanovich Monterojo. Decían que andaban celebrando el día de San Felipe y que necesitaban confesar un gran pecado que el Monje había cometido ante la presencia de Monterojo por lo cual decidí atenderlos con la buena fe de absolverlos ya que yo nunca condené a nadie aunque no me pagaran las primicias y los diezmos, lo cual tampoco hicieron. El caso fue que Ponciano había desvirgado a una menor de edad hija de un diputado del partido las Manos Sangrientas y aunque según Monterojo fue más que todo Ponciano el violado por la susodicha, la conciencia del pecado no los dejaba tener paz ya que la niña ese día iba a salir de cachiporra y en la
Carroza del Señor y el río de sangre impidió todo ello interrumpiendo los actos, pero como le cuento, yo no los podía condenar ni denunciar porque el tal Ponciano era menor de edad y así lo ere Moterojo que andaba de visita por Ateolandia esos días dando un curso de futbol y Anatomía Comparada a las estudiantes de secundaria y según las cuentas, él fue el que se la echó al tal Ponciano diciéndole que éste se la iba a llevar para su Finca Calzones Abajo que el papá le había heredado el abuelo Paolo Fortis Salvatto, un Calabrés que regió a todas las mujeres en una basta área de la nación . Quizá de pago, el maldito Montañés me regaló la botella y desde que me bebí el primer sorbo, jamás pude abandonar el trago y comencé a perder mi fe en los santos primero, en las vírgenes después, hasta terminar haciéndome ateo (perdóname señor mío).
Por esos días llegaba a la iglesia Víctor Periccolli junto con Lucas, el más Mentiroso de Mundo, ufue Pericolli el que me enseñó a fumar la Pipa de La Paz diciéndome que eso humos me trasportarían a mundos celestiales inmediatamente y yo, por ser tan religioso le hice caso hasta tener necesidad de la tal hierba todos los momentos de mi vida. Fui perdiendo el respeto y el temor a dios y fui usando el convento como un centro de perdición. La mayor parte de la Guardia de la Iglesia eran mis amantes y deje 33 hij@s regados por toda la comunidad que bien pudieran poner un seminario o un noviciado, es tal que dicen que el gobernador, el diputado, tres alcaldes, la doctora de la clínica, la directora de la escuela, el actual juez de paz y el sacerdote de la misma iglesia son hijos míos y no tengo mucha dudas sobre ello, ya que los he visto de reojo y son igualitos a mi: regordetes, chiquitos, cachetoncitos, patas cutas y panzoncitos,
lo cual era mi figura sanchezca en mi juventud y genio y figura hasta la sepultura. Mire lo que hace ese maldito elixir y las hierbas, hubo noches que andaba metiendo la mano bajo los mantos de las vírgenes para ver si tenían algo y bueno ni calzones le ponían y no dudo que fue ese malvado de Ponciano el que le puso un gran armaño al santo de la comunidad, San José Moya a quien según la historia canónica lo habían hecho santo debido al gran pájaro que se manejaba y por los favores y servicios prestados a la comunidad femenina de los pueblos vecinos y a algunos maricuyos extranjeros que llegaban a escribir la memoria histórica de la Guerra que exterminó a los cristeros, que se habían convertido en un peligro para la humanidad.
Uno hace cosas bajo los efectos que nada más nos queda arrepentirnos. Vendí el cáliz de oro a Biilmaker y casi todas las bancas de la iglesia, hasta los reclinatorios y las bancas están en el estadio y los reclinatorios en la tienda de los turcos y desde que me tomé el primer sorbo y no dejé de beber, las misas las oficié siempre en un latín que yo mismo me inventé con la ayuda de un viejo lingüista de nombre Carlos Arrevola y bueno so prueba por un lado la ignorancia de los pueblos ya que por ejemplo; en frases como: dominus la chirilicas, amén decía la gente y cuando decía, Jesucristo esta pechito, tiene hambre el pobrecito, los ricos caían hincados y esos días había abundancia en la canasta celestial ya que los despedía con: el que más da más luego se salvará y así pasé en una sola zumba cuarenta años hasta que me sacaron por haber vendido la campana y las urnas del señor.
Arrepentirme no, estoy viejito y gracias a las recomendaciones de Billmaker, el dueño del Palacio del Sexo me ha dado posada extendida para que continúe relatando el sacerdocio del amor. Un día de éstos vendrán Mariano y Vittorio, quienes están interesados junto al Dr. Mariano Zavalina en comprarme los derechos de autor de la historia inadvertida que ahora acabo de contar para venderla al vaticano en la próxima gira que Tuma y Billmaker tienen organizada ya para este caso. Estoy más que seguro de la inexistencia santera, pero no se del infierno y del diablo, si éstos existen que no dude ese malvado de Ponciano y Monterojo que los tengo bien recomendados.
PAUL FORTIS