Un brindis entre Fulgencio Batista (derecha) y el entonces
Vice-Presidente de los EEUU Richard Nixon, en La Habana, en 1954. Foto:
Archivo
Antes del Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952Junto
con el golpe de Estado perpetrado por Fulgencio Batista el 10 de marzo
de 1952, la sociedad cubana heredó todo un sistema de opresión padecido
en la República Neocolonial en beneficio de la explotación llevada a
cabo por los Estados Unidos en contubernio con los distintos gobiernos.
Para mantener ese sistema se emplearon las Fuerzas Armadas y los distintos cuerpos represivos.
El
movimiento obrero había caído bajo el control de Eusebio Mujal tras el
asesinato de sus verdaderos dirigentes y el asalto a los sindicatos; en
el campo, los terratenientes actuaban a sus anchas, robándose tierras,
desalojando a los campesinos y asesinando a sus líderes; el ciudadano
negro, padecía la discriminación más atroz: excluidos de los trabajos
más remunerados –bancos, tiendas de comercio y de servicio, escuelas
privadas, etc.; la mujer, discriminada en todos los sentidos y
humillada, sino, ver la página roja donde diariamente aparecían jóvenes
mujeres que se quitaban la vida por fracasos amorosos o abusos y
rechazos de todo tipo.
El país, estaba además lleno de
prostíbulos donde prevalecía un sistema de esclavitud de mujeres traídas
y arrancadas de la miseria de los campos; de salas de juego y tráfico
de drogas, explotados por la mafia extranjera y las autoridades
cómplices. El desempleo, el hambre, las enfermedades y el analfabetismo
se expandían alarmantemente por todo el país.
A estos males, se
añadía para desgracia de nuestro pueblo, la dictadura opresora del nuevo
tirano, reconocido inmediatamente por el Gobierno norteamericano y que
con su acción frustró las esperanzas de la mayor parte del pueblo que
esperaba elegir a los seguidores de Eduardo Chibás quien con su “último
aldabonazo” apeló a la conciencia de los cubanos para “barrer” tanta
desvergüenza, corrupción y opresión.
Para evitar la toma del
poder por los ortodoxos, Prío elaboró el plan de permitir el regreso de
Fulgencio Batista a Cuba dándole todas las garantías. Pensaba que le
restaría votos a los ortodoxos con la postulación del partido de Batista
electo como senador por Santa Clara.
Batista, al llegar a Cuba, de inmediato comenzó a conspirarVarias
vías informaban de los planes de Batista. El periodista Mario Kuchilán
se enteró de los mismos y divulgó lo que conoció. Tiempo después el
periodista Luis Hernández Serrano en un artículo, señaló que sobre el
golpe de Estado militar de Batista, fue enviado un informe muy detallado
el 8 de febrero de 1952, al Jefe Dirección SIM por el capitán Salvador
Díaz-Versón Rodríguez, oficial de ese cuerpo investigativo. Esa
información fue entregada al presidente Prío.
Prío no le prestó
el más mínimo caso. Al igual que Batista temía las medidas de
recuperación de bienes malversados que prometían llevar a cabo los
ortodoxos.
Con el artero golpe, perpetrado pocos días antes de
las elecciones, Batista depuró las Fuerzas Armadas y los aparatos
policíacos, ascendiendo y colocando en ellos a sus secuaces, disolvió el
Congreso y sustituyó a todos los gobiernos provinciales y municipales
que no juraron los llamados Estatutos.
Numerosos cubanos,
principalmente los de mayor edad, al ver como muchos de los hombres que
derrocaron a Machado habían caído en la corrupción y el vicio
traicionando los ideales de la Revolución de Mella y Guiteras, no se
sintieron partidarios de enfrentar con las armas al Dictador ya que no
creían que con ello se iba a lograr algo mejor. Nos decían a los
jóvenes: “Con los americanos o sin los americanos, pero nunca contra los
americanos” o la otra fatal sentencia: “Con el Ejército o sin el
Ejército, pero nunca contra el Ejército”. Batista contaba con los
americanos y con el Ejército.
Sin embargo para el estudiantado
universitario dirigido por la FEU y los estudiantes de Segunda
Enseñanza, surgieron de inmediato actitudes de rebeldía y protestas ante
el artero golpe. En la Colina Universitaria los estudiantes esperaron
por las armas que les prometiera Prío y que nunca llegaron. La tiranía
dirigió toda su más brutal represión contra el movimiento estudiantil
reprimiendo sus manifestaciones de protesta que en la capital y en todo
el país eran casi diarias.
Solo, la “Generación del Centenario”
liderada por Fidel, recuperó la confianza de los cubanos en la lucha
armada como única vía para restablecer la justicia y expulsar del poder
al régimen de facto, cuando el 26 de Julio de 1953, se produjo el asalto
a los cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de
Céspedes, en Bayamo.
A petición de los jóvenes del “Club Martiano
Herencia Rebelde”, me limitaré a reseñar, brevemente, las fuerzas
represivas en la Ciudad de La Habana, parte del trabajo investigativo
sobre todo el país que vengo realizando.
El
23 de julio de 1957, en La Habana. El dictador Fulgencio Batista
(derecha), disfruta de un encuentro con el Embajador de EEUU en Cuba,
Earl E. T. Smith. Foto: Bettmann/CORBIS
Relaciones con EE.UU.Al
producirse la caída del dictador Batista, salieron de la zona del
Estado de la Florida, fundamentalmente de la base aeronaval de
Homestead, los destructores “Jack White”, “Robinson”, “Gilmore” y
“Bushnell” que pertenecían a la flota del Atlántico.
Su misión
consistía en evacuar a los ciudadanos norteamericanos residentes o en
tránsito en la Habana, si la huida de Batista producía caos y desórdenes
en la capital.
No entraron en el puerto de la Habana, según lo
investigado, permaneciendo frente a la capital hasta que el gobierno de
EE.UU. de América reconoció al gobierno cubano el 6 de enero de 1959,
regresando a su Flota y sus bases. La realidad era que tenían el
propósito de intervenir si las condiciones lo aconsejaban.
Los Embajadores de los EE.UU. durante el gobierno de BatistaHomer
Bigart, periodista del New York Times relata su trifulca con el
Embajador Earl T. Smith al informarle de la entrevista hecha en la
Sierra a los rebeldes:
Me increpó colérico diciéndome: ¿Cómo es
posible -preguntó el Embajador- que Ud. se haya ido a la Sierra a hablar
con esos comunistas? Fidel Castro es un comunista, con una pequeña
banda de criminales que se dedican a matar y a robar en las montañas de
Oriente.
Indignado el periodista que había sido galardonado con el premio “Pulitzer” escribió a su diario el domingo 23 de marzo:
“De continuarse la presente política norteamericana con respecto a
Cuba, los Estados Unidos se quedarán con un solo amigo: el dictador
Fulgencio Batista.”
El lacayismo de Batista con los
norteamericanos llegó a tal extremo, que en horas de la noche del mismo
día del ataque a Palacio y del asesinato de Pelayo Cuervo que venía
denunciando el aumento de las tarifas telefónicas, firmó en ese lugar,
lleno aún de sangre, el Decreto Presidencial No. 552 de 13 de marzo de
1957 por el cual la tiranía aumentaba las tarifas y establecido el
sistema de tiempo “medido”, firmado con altos representantes de la Cuban
Telephone Company. Como premio por su conducta servil se le obsequió al
tirano un teléfono de oro.
También los embajadores
norteamericanos, felicitaron a jefes policiales, como los coroneles
Orlando Piedra Negueruela y Mariano Faget Díaz, jefes respectivos del
Buró de Investigaciones y del Buró de Represión de Actividades
Comunistas (BRAC), por su cooperación y servicios brindados.
La
actitud observada por los embajadores no era de tipo personal, obedecía a
toda una política bien estructurada. El miércoles, 28 de diciembre de
1955, el agregado naval de la embajada de EE. UU. en La Habana informa
que en el año que está por terminar, trescientos cuarentaisiete buques
de la armada norteamericana han visitado distintos puertos cubanos.
Doscientos cuarentaiséis unidades marítimas, con cerca de cuarentaiún
mil miembros, tocaron el puerto de La Habana.
El agregado naval
estima que el personal de esas embarcaciones gastó alrededor de 2
millones de dólares en Cuba, y cerca de 60 000 dólares se invirtieron en
servicios de pilotaje, agua y provisiones frescas.
Esta actitud
observada por el gobierno de Estados Unidos que dice defender los
derechos humanos en el Mundo, no debe extrañarnos.
Desde el fin
de la Segunda Guerra Mundial hasta el 2008, Estados Unidos intentó
derrocar a 50 gobiernos, muchos de ellos democráticos, y aplastó a 30
movimientos populares que luchaban contra regímenes tiránicos. Al
hacerlo bombardeó 25 países, causando pérdidas de millones de vidas y la
desesperación de millones más.
Misión militarEl
gobierno de Prío fue un activo colaborador de las políticas
norteamericanas de seguridad hemisférica, rubricando los acuerdos
mediante los cuales quedaron establecidas en Cuba misiones de los tres
servicios armados de los Estados Unidos: la Fuerza Aérea en 1950, y el
Ejército y la Marina de Guerra en 1951.
El 7 de marzo de 1952,
tres días antes del golpe de Estado castrense de Batista, se firmó el
Acuerdo de Asistencia Mutua para la Defensa, en cumplimiento del Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
No obstante,
según afirmó Morris H. Morley, las autoridades norteamericanas no
estaban suficientemente satisfechas con el comportamiento de ambos
presidentes auténticos.
Desde el 11 de noviembre de 1951 ya
estaban establecidos dieciséis asesores: ocho oficiales, un oficial de
servicio y siete alistados y tres días antes del golpe de Batista
firmaron un convenio de cooperación que hizo que en enero de 1958
trabajaran en Cuba como asesores de la dictadura, 14 oficiales además
del personal auxiliar. También estaban presentes delegaciones del FBI y
de la CIA que asesoraban y coordinaban las tareas represivas de la
policía y otros cuerpos de investigación de la tiranía.
Estos
convenios de cooperación sirvieron para el adiestramiento del ejército
batistiano en su lucha contra las guerrillas revolucionarias, además del
suministro de grandes cantidades de armamento, estímulos,
felicitaciones y condecoraciones por parte del presidente Eisenhower al
jefe del Estado Mayor Conjunto, general Francisco Tabernilla y Dolz, y a
un hijo de éste, el jefe de la aviación, Marcelo Tabernilla Palmero,
culpable del bombardeo a numerosos pueblos y ciudades, que causaron
centenares de víctimas civiles, además de otros altos oficiales.
En uno de esos mensajes del embajador Earl T. Smith confeccionado en base a criterios de oficiales de la Misión Militar, dice:
La
Embajada es del criterio que las actividades de las Fuerzas militares
cubanas en la Sierra Maestra y en otros lugares de Cuba como Cienfuegos,
durante el alzamiento en el cual participó la guarnición naval de esa
ciudad, constituyen una defensa legítima del Gobierno legalmente
constituido en Cuba, el cual ha sido reconocido por los Estados Unidos
(…) Si se han cometido excesos, ello no altera este hecho básico… La
Embajada considera que no es realista esperar que el Gobierno de Cuba, o
cualquier otro Gobierno que reciba asistencia, se abstenga de usar esa
técnica contra una rebelión organizada y armada.La
actuación de los militares cubanos ofrece tal satisfacción al gobierno
de los Estados Unidos, que en mayo de 1954 el presidente Dwight D.
Eisenhower concedió a Tabernilla la Legión del Mérito con rango de
Commander “por sus servicios extraordinariamente meritorios desde el 10
de marzo de 1952 al 20 de mayo de 1954”.
Explica la proclama del
Presidente norteamericano que “inmediatamente después de ser designado
Jefe de Estado Mayor, el general Tabernilla inició un vigoroso programa
de reorganización y modernización del Ejército de Cuba, siempre con la
vista fija en una completa coordinación y cooperación con las Fuerzas
Armadas de Estados Unidos de América en la Defensa Común del Hemisferio
Occidental…”
Eisenhower sentencia: “El general Tabernilla ha
puesto siempre su desinterés e integridad de carácter al servicio de su
patria y de la coordinación y cooperación entre el Ejército de Cuba y
los Estados Unidos de América, aun en detrimento de sus intereses
personales. En este distinguido soldado tiene los Estados Unidos un
capaz y distinguido amigo”.
Literalmente de un plumazo Eisenhower
había exculpado y daba su espaldarazo a los perpetradores del golpe
militar del 10 de marzo y a los asesinatos cometidos por las tropas
batistianas.
La Guardia Rural en acción.
Regimientos de la Guardia Rural
En la etapa prerrevolucionaria, el Ejército cubano estaba organizado
mayormente en unidades (regimientos) de la Guardia Rural. Por ello, la
Misión Militar de Estados Unidos se dedica a observar el funcionamiento
de dichos regimientos, a los cuales se les asigna una misión represiva,
que la Misión encubre bajo el manto del “mantenimiento del orden
público”.
Con fecha 27 de junio de 1955, el coronel H. S.
Isaacson, nuevo jefe de la Misión, presenta al Jefe de Estado Mayor del
Ejército (JEME) sus “observaciones y recomendaciones… como resultado de
mi visita a los distintos Regimientos de la GR y sus puestos”. Entre las
“observaciones” podemos resaltar las siguientes:
“Los elementos
de la GR situados estratégicamente por todo el país, están desarrollando
eficientemente su misión de mantener el orden público”.
En medio
de la situación de virtual insurgencia revolucionaria que se vivía en
Cuba y de la creciente y brutal represión sobre la población por parte
de los órganos armados de la tiranía batistiana, la llamada Defensa
Común del Hemisferio Occidental concebida por el coronel Isaacson cuando
recorre por toda la isla los cuarteles de la GR, tiene como foco “el
mantenimiento del orden público que en su opinión se desarrolla
“eficientemente” porque evidentemente en su peregrinar el coronel no
conoció ni de los desalojos de campesinos, ni de “plan de Machete”, ni
de vejámenes a la población. Sí era de la mayor importancia la
“vestimenta de los guardias rurales”.
En el mes de mayo, el
propio coronel Isaacson envió al JEME un informe crítico que la misión
preparó con relación a los “ejercicios y maniobras efectuadas por los
alumnos de la Escuela de Cadetes durante la marcha celebrada del 1 al 15
de abril” del propio año. En carta de remisión, el jefe de la Misión
Militar señala que en su opinión lo más importante es que “el programa
de instrucción de la Escuela de Cadetes tenga mayor cantidad de
entrenamiento táctico… relacionado con unidades tácticas pequeñas…”.
Obsérvese
que estamos hablando de mayo de 1957 cuando ya el Ejército Rebelde
había comenzado a realizar acciones guerrilleras en la Sierra Maestra y
estaba a punto de producirse, el 28 de mayo, el ataque al Uvero, que
marca el arribo de la guerrilla a su mayoría de edad. En otros
documentos que citaremos a continuación, quedará más clara la relación
de esta opinión del coronel Isaacson con las acciones batistianas contra
las fuerzas guerrilleras.
Al año siguiente, 1958, la Misión
Militar vuelve a observar la Marcha de Cadetes que en esa ocasión se
produce del 17 al 31 de marzo. Por esa fecha ya se está preparando la
ofensiva contra Fidel en la Sierra Maestra (Plan FF –Fase Final o Fin de
Fidel) y el Movimiento 26 de Julio ha llamado a organizar una huelga
general revolucionaria contra Batista.
El mencionado informe de
la Misión Militar advierte notables avances en la preparación de los
cadetes, pero señala deficiencia en la preparación y manejo de las
comidas y la construcción de letrinas. En el informe, firmado por el
coronel Clark Lynn, Jr, para entonces Jefe de la Misión Militar y
redactado por el vicejefe de la misma, coronel Fred B. Séller, Jr, se
expresa que a la Misión “le gustaría prestara usted y su personal la
mayor ayuda posible en la preparación de los planes” para la marcha de
los cadetes y se sugiere que con el objeto de “asistirlo” de la mejor
manera se comuniquen los planes a los distintos asesores de esta Misión
aproximadamente 30 días antes de la iniciación del programa”.
Medios de Batista Para enfrentar la rebeldía de los cubanos, el dictador Batista, empleó, los siguientes medios:
El
Ejército Constitucional En las provincias de La Habana y Pinar del Río,
la Guardia Rural se había fundado desde el 11 de julio de 1899. Fue el
primer tipo de organización militar con que contó Cuba después de
finalizada la Guerra de Independencia.
El 5 de abril de 1901 fue
publicada la Orden Militar No. 114 mediante la cual se le dio a la
Guardia Rural una organización uniforme. Su misión era mantener el
orden, proteger a las personas y propiedades, prestar ayuda cuando la
pidieran las autoridades civiles. Sus métodos y hasta su uniforme y
armas eran copiadas de sus iguales en EE. UU.
El 1ro. de abril de
1902, la jefatura de la Guardia Rural, mediante la Orden General No. 5,
dio a conocer la disposición del gobernador militar de Cuba poniendo el
Cuerpo de Artillería, que ya existía, bajo las órdenes del jefe de ese
cuerpo. Con este tipo de medida, los norteamericanos diseñaron un tipo
de Ejército que integrando la Guardia Rural, pudiera ser utilizado en la
represión interna y no para defender a la nación de agresiones
extranjeras.
Como jefe de la Guardia Rural de la isla de Cuba fue
nombrado el 10 de abril de 1901, el mayor general Alejandro Rodríguez
Velasco que desempeñó el cargo hasta el 21 de enero de 1902, a partir de
ese momento fue ocupado por el mayor general José de J. Monteagudo y
Consuegra.
Esta institución fue siendo perfeccionada y
fortalecida por los distintos gobiernos que la utilizaban para defender
su sistema de explotación.
Al ocurrir el golpe del 10 de marzo de
1952, Batista mantuvo un Estado Mayor General con iguales cargos a los
ya existentes, no hubo reestructuración formal en los regimientos
dispersos por la Isla, continuaron funcionando los institutos armados y
los diferentes cuerpos del ejército. Fue designado jefe del cuerpo el
mayor general Francisco Tabernilla y Dolz. Solo un cambio nominal se
produjo mediante el Decreto Presidencial Nro. 15, con fecha 18 de abril
de 1952, el Cuerpo de Aviación empezó a nombrarse Fuerza Aérea del
Ejército reorganizando su estructura. Su jefe fue el Coronel Carlos
Tabernilla Palmero –Winsy-, hijo del Jefe del Ejército.
De
inicio, Batista adquirió más de una veintena de aviones de caza. A
finales de 1956 la Fuerza Aérea del Ejército tenía un total de 78
aviones distribuidos en tres escuadrones:
De bombardeo ligero con
20 aviones B-26 De persecución con 17 F-47 y 8 T-33 De transporte con 8
T-6, 11 C-47, 2 L-20, 5 PA-18, 4 PA-20, 1 PA-23 Y 2 T Placer Siguiendo
el modelo norteamericano y dando cumplimiento a lo dispuesto en la sexta
Ley Orgánica del Ejército, puesta en vigor por el Decreto Ley Nro. 975
del 28 de julio de 1953, se estructuró el Estado Mayor del Ejército. Se
crearon las direcciones G-1 (Personal), G-2 (Inteligencia), G-3
(Operaciones), G-4 (Logística) y G-5 (Inspección General).
En el
año 1954, el Estado Mayor mantuvo la misma estructura, pero el resto de
las fuerzas sufrió los cambios que se plantean a continuación:
Una
División de Infantería compuesta por los regimientos 4 de Septiembre y
10 de Marzo que radicaban en la ciudad militar de Columbia. 7
Regimientos. El No. 5 “Martí” en La Habana. El Regimiento de Artillería
“Máximo Gómez (La Cabaña, La Habana). División de Infantería del SME
“General Adolfo del Castillo”, Managua, La Habana. Los cuerpos de
Aviación, Ingeniería y Señales. Los Servicios Jurídico, de Sanidad, de
Inteligencia Militar, de Veterinaria y Transporte. El Jefe Buró de
Prensa y Radio de Columbia era el Cmdte. Alberto Boix Comas. El Castillo
de Atarés y el escuadrón de la Guardia Rural de La Lisa, subordinado al
Quinto Distrito también estaban situados en la capital. Se produjo la
mecanización progresiva de la técnica, es decir, en las fuerzas de la
capital la caballería prácticamente desapareció, fue sustituida por los
vehículos mecanizados como tanques y tanquetas.
El 30 de
noviembre de 1956, cuando se esperaba el desembarco del Granma, los
institutos armados del país, incluyendo en ellos al Ejército, la Policía
Marítima, la Marina de Guerra y la Policía Nacional tenían un total de
35 997 efectivos y todo su equipamiento técnico estaba distribuido a lo
largo del país.
Estas fuerzas armadas, teniendo en cuenta el
armamento y la técnica que poseían, no resultaban poderosas para
enfrentar cualquier conflicto bélico exterior; pero debían ser
suficientes para sofocar revueltas internas, si eran eficientemente
utilizadas. Llama la atención cómo las fuerzas armadas de un país que
deben ser empleadas para defender la soberanía de la nación en caso de
ser agredida por otra u otras potencias extranjeras, se empleaban como
fuerzas represivas para mantener el orden interior cuando este debe ser
atendido por la policía.
En los últimos meses de la tiranía, las
fuerzas armadas contaban con ocho regimientos de la Guardia Rural que se
distribuían en cuarenta y cuatro escuadrones con trescientos veintidós
puestos militares a lo largo de toda la Isla; una división de
Infantería; un regimiento reforzado de Artillería; el SME; la Marina de
Guerra; la Fuerza Aérea del Ejército.
Además, pasaban a
constituir la reserva, los órganos de inteligencia, secretos,
paramilitares (masferreristas) y una cantidad considerable de los
odiados chivatos, sin olvidar que en tiempo de guerra, de acuerdo con lo
establecido en la Ley Orgánica del Ejército en vigor, se incluía en
esta categoría a todo ciudadano autorizado a portar armas, así como todo
órgano estatal o privado, destinado para con sus miembros velar por
propiedades, muebles e inmuebles.
Por eso, los cálculos
especulativos hechos con posterioridad arrojaron un montante general de
ciudadanos, obligados por la ley a apoyar con las armas al régimen, que
alcanzaban a la cifra elevada de varias decenas de miles. En estas
categorías entraba el Cuerpo de Guardajurados, los cuerpos policiales
municipales y de los ministerios.
Una vez finalizada la guerra de
liberación, el teniente coronel Tomás R. Arias Cruz, jefe de la
Dirección de Personal G-1 del Estado Mayor del Ejército Rebelde (EMER)
le rindió un informe al capitán Hilario Peña Lara, ayudante del jefe de
las fuerzas de aire, mar y tierra, con fecha 6 de marzo de 1959, en el
que relacionó el total de efectivos militares (40 850) que había hasta
el 31 de diciembre de 1958. Otro dato señala que a finales de 1956 el
Ejército contaba con un total general de 21 307 miembros, de ellos, 18
011 pertenecían al ejército regular y 3 296 al SME. Además tenía 728
trabajadores civiles.
La mayor parte de estos efectivos del
Ejército se distribuían en La Habana entre los Campamentos de Columbia,
La Cabaña, San Ambrosio (Logística), Managua, Quinto Distrito, el
Hospital Militar, Castillo de Atarés, base de Aviación de San Antonio de
los Baños.
Los asesinos más connotados en el Ejército fueron
Jacinto García Menocal en Bauta y Pinar del Río, Alberto del Río
Chaviano, Fermín Cowley Gallego, Agustín Lavastida, el Tte. Coronel
Ricardo L. Grao, el Capitán Pedro Morejón, Ángel Sánchez Mosquera, Merob
Sosa, Jesús Sosa Blanco y muchos otros más en las martirizadas y
heroicas provincias orientales.
Su principal aparato represivo era el Servicio de Inteligencia Militar (SIM).
Servicio de Inteligencia Militar (SIM)La
jefatura del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) se encontraba
instalada en abril de 1958 en el cuartel “Cor. Blanco Rico” en ciudad
Militar.
El SIM fue creado por el Decreto Ley No. 671 del 13 de
Noviembre de 1934, cuya sede radicaba en Columbia y estaba subordinado
al Cuartel General del Ejército, tenía un carácter secreto. Su misión
era la de informar, de forma confidencial, al referido organismo de
todos aquellos servicios relacionados con la Seguridad del Estado y de
las Instituciones Públicas, cuya defensa y protección estaban
encomendadas al Ejército Constitucional.
Dicho de otra forma,
constituyó un cuerpo represivo que Batista empleó para poder descubrir a
tiempo cualquier intento sedicioso o conspirativo dentro de las Fuerzas
Armadas, así como perseguir a las organizaciones y elementos
revolucionarios.
En los regimientos de provincia del Ejército se
organizó el Servicio de Inteligencia Regimental (SIR) siendo uno de sus
jefes más sanguinarios Agustín Lavastida.
Sus miembros civiles y
militares actuaban a los efectos legales como “policías judiciales” y
mantenían constantemente informado a Batista sobre la situación del país
a través del jefe del Servicio.
El funcionamiento del SIM estaba
normado por un Reglamento Especial que se elaboró sobre la base de las
experiencias de la Inteligencia Militar.
El Teniente José de
Jesús Castaño fue uno de los jefes del SIM y Mariano Faget, que después
pasó de Jefe del BRAC, eran notorios Agentes de la CIA, al servicio del
amo yanki.
Copia con foto de los Expedientes de Revolucionarios
apresados, iban a parar a la Embajada Norteamericana, que de esa forma
propiciaba el control por los Órganos de Inteligencia de Estados Unidos
de los “elementos revolucionarios” del Continente.
A partir de 1955 se le concedió una mayor importancia, llegando a ser el aparato mejor preparado y equipado por el EMG.
Se convirtió en un organismo que actuaba en Coordinación con la Policía Nacional.
Jefes
del SIM: Coroneles RAMON CRUZ VIDAL, MANUEL UGALDE CARRILLO, LEOPOLDO
PEREZ COUJIL Y Teniente Coronel ANTONIO BLANCO RICO. Fue uno de sus
SEGUNDOS JEFES IRENALDO GARCIA BAEZ, hijo del archicriminal Pilar García
García.
Entre los hallazgos de documentos reveladores, algunos
sobresalían por su significado. En los archivos del SIM aparecieron
cinco carnets fechados en 1958, expedidos a nombre de Charles E. Wilson,
John J. Wachter, Eltor T. Prather, Albert George Vaughan y David
Morales Sánchez. Para sorpresa de los investigadores, estos agentes del
siniestro equipo habían dado como domicilio el de la embajada
norteamericana y como teléfono para ser localizados el FO-3151,
precisamente Centro Privado de la sede de la república vecina.
Ahí
tenían excelente material los congresistas estadounidenses, tan
interesados en las cosas de Cuba, para averiguar qué nexos existían
entre los oficiales diplomáticos de Calzada y la guarida de asesinos de
Columbia.
Uno de los crímenes más atroces llevados a cabo por el
SIM fue el de Mario Fortuny bajo las órdenes del Manuel Ugalde Carrillo.
Silito Tabernilla lo revela en sus memorias, acusando a Ugalde de ese
crimen, así como el asesinato del cabo Acosta Diviñó y otros dos
soldados de Columbia. Asesinados con el conocimiento y orientaciones del
tirano Batista.
Marina de GuerraLa Marina de
Guerra ocupaba su sede principal en la Avenida del Puerto; otras de sus
instalaciones fueron el castillo de la Chorrera, el Castillo del Morro,
la Punta donde estaba instalada su jefatura, el Arsenal de Casablanca y
la Base Naval del Mariel. También contaban con el Hospital Naval y el
Círculo Militar y Naval en Marianao.
Eran instalaciones de la
Marina, el fortín de Cojímar, el Castillo de San Severino en Matanzas y
el Morro de Santiago de Cuba. Estaba organizada en tres distritos: Norte
que tenía su base en el Castillo de La Chorrera, Sur en Cayo Loco,
Cienfuegos y Oriente, en Santiago de Cuba. Además de la Policía
Marítima, estaban bajo su jurisdicción las Capitanías del Puerto, el
Observatorio Nacional situado en Casablanca y el sistema de Torres y
Faros. Su jefe era el contralmirante José Rodríguez Calderón y el jefe
del Estado Mayor, su hijo, José Rodríguez Hernández. A finales de 1956
la Marina de Guerra contaba con un total general de 5 946 efectivos; de
ellos, 4 997 eran de la Marina regular y 949 del SME.
La Marina de Guerra tenía en su haber los siguientes buques:
Tres
fragatas: la 301 “José Martí”, 302 “Antonio Maceo” y 303 “Máximo
Gómez”. El crucero Cuba El buque escuela Patria Los buques patrullas
escoltas Siboney, Caribe y Baire El buque patrulla faro “Enrique
Collazo” Además, quince guardacostas y tres buques auxiliares. Su
aparato represivo era el Servicio de Inteligencia Naval que operaba
fundamentalmente en el Castillito de la Chorrera. El SIN (Servicio de
Inteligencia Naval) era el organismo de vigilancia y represión en el
seno de la Marina de Guerra. Su Jefe JULIO STELIO LAURENT RODRIGUEZ
coordinaba estrechamente su trabajo con ESTEBAN VENTURA NOVO y contaba
con la estrecha cooperación del Comandante de la Marina de Guerra y Jefe
del Puesto Naval de la Chorrera Comandante JESUS BLANCO.
En ese
lugar utilizaban la lancha “4 de septiembre” para lanzar al mar los
cuerpos de numerosos mártires, entre ellos Lidia y Clodomira, Fulgencio
Oroz y José María Pérez entre otros.
Su jefe, fue uno de los
asesinos más sádicos del régimen tiránico. Incluso, jefe enviado preso
desde Oriente por el oficial Joaquín Casillas Lumpuy –asesino de Jesús
Menéndez- por crímenes cometidos a campesinos y puesto en libertad de
inmediato por Batista.
Policía MarítimaLA Policía
Marítima que a finales de 1956 tenía un total de 361 miembros de los
cuales tres eran capitanes y nueve tenientes, estaba bajo control de la
Marina de Guerra. Uno de sus capitanes fue el connotado asesino
Alejandro García Olayón. Su oficina central se encontraba en el Castillo
de la Punta, lugar donde Laurent también torturaba.
El SIN
utilizaba a varios miembros de la Policía Marítima en sus horrendos
crímenes como EDUARDO E. DE J. FERNANDEZ DE VELASCO Y PEREZ, Vigilante
de la Policía Marítima ; FAUSTO CARVAJAL RODRIGUEZ, de la Policía
Marítima, de 59 años; están acusados de la muerte del Teniente DIONICIO
SAN ROMAN y del Capitán ALEJANDRO GONZALEZ BRITO. (El Mundo, 1-17-59,
p-B-8).
Policía NacionalLa Policía Nacional
contaba con 19 estaciones de Policía, el Buró de Investigaciones, la
oficina de Administración, el Hospital de la Policía y la Sección
Radiomotorizada. Su primer jefe fue el brigadier Rafael Salas Cañizares,
después Hernando Hernández y por último el archiasesino Pilar García
García.
La Policía Secreta y el Servicio Secreto de Palacio, la
Judicial eran supervisadas por el jefe del Buró de Investigaciones,
coronel Orlando Eleno Piedra Negueruela. También formaban parte del
aparato de represión las Policías Municipales y de los Ministerios:
Enrique
Fernández Parajón era el Jefe de la Policía Secreta. José Hernán
Santiesteban Bruzón- Jefe de la Policía Judicial durante la tiranía de
Batista (Por lo menos durante 1957 o 1958) Juan Tomas Ledón Iglesias,
Jefe de Transito de la Policía Nacional. La Policía Secreta radicaba en
Reina No. 402 esquina a Escobar, en La Habana. La Policía Nacional, con
siete divisiones y sus secciones correspondientes y la División Central
en la Ciudad de La Habana contaba con 19 estaciones. A finales de 1956
en la Policía se reportaba la existencia de un total de 7 665 efectivos,
de ellos 5 153 eran de primera categoría y 2 502 de segunda categoría.
Buró de Investigaciones El Buró radicaba en 23 y 30, en el Vedado, y era un antro de tortura y muerte.
En
Conoce tu policía, memorias de la Policía Nacional editado en 1958 por
la Dirección Central de ese cuerpo, se afirma que por su finalidad el
Buró de Investigaciones era uno de los departamentos más importantes ya
que tenía a su cargo la indagación de todas las ocurrencias de la vida
ciudadana.
Contaba en ese momento con cinco negociados: Drogas y
Misceláneas, Extranjería; Homicidios, Robos y el llamado Negociado A que
se ocupaba de los delitos contra la Seguridad del Estado. Orlando Eleno
Piedra Negueruela convirtió al Buró en un antro de tortura y muerte
para revolucionarios cubanos e hizo de la instalación, con sus
alambradas electrificadas, una fortaleza inexpugnable.
En este siniestro lugar fueron torturados y asesinados entre muchos otros Sergio González, Oscar Lucero y Gerardo Abreu Fontán.
Otra
de las actividades siniestras de estos grupos fue la labor de espionaje
que desarrollaba Nicolás Cartaya Gómez, Agregado Naval en la embajada
de Cuba en México, quien reclutó y atendió al ex teniente de la Policía
Universitaria, Evaristo Venereo, que se infiltró en el M-26-7 para
asesinar a Fidel. Orlando Piedra Negueruela se personó en México y
coordinó este trabajo.
Soplón fue el también auténtico Eliseo
Riera Gómez, alias Ellis, que entregó la expedición del Coryntia y, por
el servicio, Piedra le hizo llegar 10 000 dólares a través de Enrique
Pizza, cónsul cubano en Miami. Tras esos sucesos Riera siguió militando
en el autenticismo y espiando para el Buró de Investigaciones. Se
inmiscuyó en la política local y llegó a ser asesor para asuntos
latinoamericanos de Steven Clark, alcalde metropolitano de Miami. Al
cesar en su cargo, Riera continuó allí con sus actividades políticas y
sociales dentro de la comunidad cubana.
Otro reclutamiento fue el de Orquídea Pino.
También
Piedra tenía infiltrado en el Príncipe al sargento Frank Quintana. El
asesinato del periodista español radicado en México, Manuel Buendía
crítico acérrimo de la CIA y del régimen Trujillista fue llevado a cabo
por este ex miembro del Buró de Investigaciones, el sargento Frank
Quintana, (Francisco Manuel Quintana Valdés), traidor al movimiento
revolucionario, que fue infiltrado entre los presos del Príncipe
haciéndose pasar como miembro del Movimiento 26 de Julio. La utilización
de esbirros batistianos por Trujillo, fue muy frecuente y varios de
estos participaron en diversos asesinatos ordenados por el jefe del
Servicio de Inteligencia Militar (SIM) trujillista, Johnny Abbes García.
Bajo
las órdenes de Orlando Piedra, el Buró coordinando esos trabajos con
los asesinos Esteban Ventura Novo y Conrado Carratalá Ugalde, reclutaba
colaboradores que le otorgaban grados honorarios. Los más conocidos
fueron Manolito el Relojero, en Regla y el judío Boris Kalmanovich que
era miembro del servicio de inteligencia de Israel. Ambos ejecutados por
revolucionarios clandestinos.
Entre los oficiales del Buró se
hallaba la flor y nata de los criminales batistianos: Ricardo Medina y
Sarmiento, Calzadilla y Rodríguez, Margoza y Macagüero, Antolín Falcón y
Mariano Faget…
En el Tribunal Revolucionario de La Cabaña fueron
juzgados por encontrarse prófugos los sargentos del Buró RAFAEL
GUTIERREZ MARTINEZ, a quien se señala como el autor material del
asesinato de Pelayo Cuervo Navarro, y a SOTERO DELGADO MENDEZ (a)
MACAGÜERO, Coronel ORLANDO PIEDRA y Tte. Cor. MARIANO FAGET DIAZ. A los
inculpados se les acusa de haber detenido en la madrugada del 13 de
marzo, horas después del asalto al Palacio Presidencial al doctor CUERVO
NAVARRO, a quien condujeron en un automóvil escoltado por otro, al
lugar conocido por el Laguito en el Country Club, dándole muerte a
tiros, siendo el móvil las actividades revolucionarias del extinto… (LAS
AMERICAS, 5-17-59).
El general Rafael Salas Cañizares fue uno de
los artífices del 10 de marzo. De las perseguidoras pasó a la jefatura
de la policía nacional donde se distinguió por su empeño en ahogar en
sangre cuanto significara oposición al batistato. En todas partes
aparecía su obesa figura y bajo su mando, los perros de presa de la
dictadura cometieron abusos incontables. El clímax llegó tras la muerte
del coronel Antonio Blanco Rico. Salas Cañizares allanó la embajada de
Haití donde estaba asilado un grupo de revolucionarios que fueron
asesinados y recibió allí heridas que días más tarde le produjeron la
muerte. Así se salvó del bochorno de la huida vergonzante.
Sección RadiomotorizadaPoseía
dos instalaciones. Una en la calle Sarabia, la SRM-1, trasladada
después a cerca del Castillo de Atarés, donde se encuentra actualmente y
la SRM-2 en la calle 51 en Marianao. LUTGARDO MARTÍN PÉREZ, fue uno de
sus jefes y se destacó por su criminal actuación:
De sargento,
BATISTA lo ascendió a Teniente Coronel. El ex-coronel de la Policía
LUTGARDO MARTIN PEREZ, quien se encontraba en el exilio fue instruido en
ausencia por cargos de asesinato por el juez DR. OBDULIO RIUMONTE
GONZALEZ, Juez de Instrucción del 6to Distrito Habana. También fue
instruido de cargos por el Dr. RIUMONTE, el ex-soldado JULIO RAMOS VEGA,
quien se encontraba bajo arresto, también por cargos de asesinato. De
acuerdo a lo investigado el 10 de Mayo de 1958, mientras el soldado
RAMOS viajaba en un ómnibus identificó entre los pasajeros del mismo a
los hermanos EDUARDO Y ROBERTO RUIZ, quienes eran simpatizantes de la
Revolución. RAMOS VEGA trató de arrestarlos y al resistirse a ello, los
balaceó hiriéndolos. El los condujo al centro de primeros auxilios de
Mantilla, de donde el ex coronel MARTIN PEREZ se los llevó a una
estación policíaca. Sus cuerpos destrozados a balazos aparecieron
posteriormente en una solitaria carretera en Arroyo Apolo. (The Havana
Post, 8-26-59, p.1).
Otro ejemplo: los miembros de la Sección
Radiomotorizada Tte. FRANCISCO BECQUER, JOSE A. GONZALEZ FAEZ, OVIDIO
CHAVEZ ALFONSO y RICARDO DIAZ PEREZ, torturaron y ahorcaron al joven
REINALDO CASTRO. DIAZ PEREZ asesinó además al joven LUIS GOMEZ
WANGÜEMERT.
FRANCISCO –PACO- PEREZ GONZALEZ. Coronel de la
Policía sancionado a 20 años de prisión en la Causa 279/59 en la Cabaña.
Delito: Asesinato y encubrimiento. Mató a un joven.
Francisco
–Paco- Pérez, era Tte. Cor. Inspector en el 4to Distrito de la Policía
Nacional en la Sección Radio motorizada de la Dirección Nacional de la
Policía. Era conocido por Paco. Su Expediente Personal era el 31253. Su
hija es la cabecilla contrarrevolucionaria Lucrecia –Ninoska- Pérez
Castellón. Nació el 15-3-950, hija de Francisco y Rogelia de las
Mercedes. Vecina de 92 Ave. 36 St NW, El Doral. Teléfono 593-2305. El
padre tiene dos Causas pendientes 56/54. Homicidio de un ciudadano en
Operativo Policial en la calle Compostela. Se archivó exp. por
Resolución 49-55 firmada por Batista. El vigilante Jesús Carpintero, de
la Novena Estación, fue condenado a muerte. Con él se encuentran también
acusados el ex-Capitán de la PN JUAN PEÑATE ORTIZ y FRANCISCO PEREZ cp
PACO PEREZ, AMBOS PROFUGOS.
Esteban Ventura Novo: Estaba al
frente de tres estaciones de Policía. Sus crímenes más atroces los
cometió en la 5ta. y 9na. Estación. Poseía un equipo de criminales
integrados mayormente por traidores del M-26-7. Cometió la mayoría de
los crímenes de dirigentes del M-26-7. Utilizó la tortura y la violación
de las jóvenes que caían en sus garras. El cabo Eladio Caro, José Luis
Alfaro Sierra, el teniente José Sánchez, Mirabal, Ramón Calviño Insua,
Rafael Salgado, Ramón Rivero –Riverito-, Ariel Lima Lago, Rodolfo de
Jesús Hernández –Rudy- y Miguel Rodríguez Lazo –Miguelito el Niño- están
entre sus más despiadados criminales.
Otros asesinos destacados
fueron Coronel Conrado Carratalá Ugalde, que competía con Ventura en sus
crímenes. El Comandante Manuel Ponce –El viejito Chichí-, el capitán
Pedro Pablo Lima y López, el capitán Juan Peñate, el capitán Wilfredo
Álvarez del Real, Dámaso Montesinos, Emiliano Sosa Sáez, Oscar González y
el comandante Cristóbal Diéguez.
En los últimos meses
aparecieron en escena el archicriminal José Eleuterio Pedraza. Pilar
García, al frente de la Policía asesinó a numerosos detenidos.
Importante
documento del BRAC El Buró de Represión de Actividades Comunistas
(BRAC) bajo la supervisión y dirección de la Embajada norteamericana.
Tomado de Documento en Archivo MININT
Agencia Central de Inteligencia Washington D. C. Oficina del Director 15 de julio de 1955.
Estimado
señor Presidente: Recuerdo con gran placer nuestra reunión celebrada
durante mi viaje a La Habana el pasado abril. Para mí fue un gran honor
el haber tenido la experiencia de tan placentera e interesante visita a
Ud. La creación por el Gobierno cubano del “Buró de Represión de
Actividades Comunistas” es un gran paso adelante en la causa de la
Libertad. Me siento honrado en que su gobierno haya acordado el permitir
a esta Agencia, la asistencia en el adiestramiento de algunos de los
oficiales de esta importante organización. Como Ud. Podrá recordar, en
nuestra conversación del pasado abril, yo establecí que esta Agencia se
sentiría honrada en ayudar en el adiestramiento del personal que Ud.
enviaría como lo deseara. Tengo entendido que el general Martín Díaz
Tamayo dirigirá las actividades del BRAC y será responsable de la
organización. En este caso me gustaría sugerir que pudiera ser
conveniente al General Díaz Tamayo venir a Washington en un futuro
cercano, de tal manera, que nosotros pudiéramos discutir con él algunas
de las técnicas usadas para combatir las actividades del Comunismo
Internacional. Estoy seguro que sería útil intercambiar opiniones con el
General Díaz Tamayo, como un adelanto al grupo de sus subordinados, que
vendrían aquí para entrenarse. El material que ofreceremos al General
puede ser una considerable ayuda en su tarea de organizar el BRAC, y
para indicarle el tipo de oficial que él debe preferir al seleccionarlos
para el entrenamiento. En vista del interés que el Ministro de Estado,
Dr. Carlos Saladrigas, expresó por este asunto, me estoy tomando la
libertad de escribirle hoy, resaltándole las ideas contenidas en esta
carta. Yo le sugeriré, si le es aceptable a Ud. y a su gobierno, que
extienda una invitación en mi nombre, al General Díaz Tamayo para venir a
Washington por aproximadamente dos semanas, preferiblemente comenzando
el 1ro. de agosto. Confío que esto será con su aprobación. Permítame
decirlo de nuevo, señor Presidente, qué gran honor y placer ha sido el
reunirme y conversar con Ud., y confío estaremos en una posición para
ayudarle a Ud. y a su país en nuestro mutuo esfuerzo contra los enemigos
de la Libertad. Acepte, por favor, señor Presidente, la declaración
renovada de mi más alta y distinguida consideración. Sinceramente, Allen
Dulles Director
El 30 de Octubre de 1953, fue dictado el Decreto
Ley 1170 que declaraba ilegal el COMUNISMO en Cuba y ya en esta época
anunciaba la creación del BRAC. El surgimiento de este órgano se hallaba
en estrecha relación con la política de Guerra Fría.
Fue oficialmente creado por el Decreto Ley 1975 con fecha 27 de Enero de 1955 y quedó adscripto al Ministerio de Gobernación.
En
Diciembre de 1955 el Vicepresidente era el Coronel LEOPOLDO PEREZ
COUJIL. Se constituyeron en todas las provincias agencias del BRAC.
Para
la preparación de miembros del BRAC, Batista recibía un gran apoyo de
los Estados Unidos de Norteamérica. El director de la CIA, Allen Dulles,
quien visitó La Habana en 1955, sostuvo conversaciones con Batista
sobre la prestación de la Ayuda correspondiente que incluía la
preparación en los Estados Unidos de personal cubano. Los Jefes del BRAC
fueron: General MARTIN DIAZ TAMAYO, Coroneles AQUILINO GUERRA GONZALEZ y
LEOPOLDO PEREZ COUJIL y Teniente Coronel MARIANO FAGET DIAZ. Uno de sus
más destacados oficiales fue el teniente José de Jesús Castaño Quevedo.
El BRAC fue responsable de los asesinatos de José María Pérez, Paquito Rosales, y Fulgencio Oroz entre otros.
Cárceles y prisionesUnido
a lo anterior el régimen contaba con el Presidio Modelo para hombres en
Isla de Pinos, la Prisión del Príncipe, la de menores Torrens y otras
de mujeres en Mantilla, además de los vivács. Ver para ampliar el libro
“Clandestinos en Prisión” del compañero Manuel Graña Eiriz.
En
Isla de Pinos fueron sus jefes el comandante Juan M. Capote Fiallo,
Manuel Ugalde Carrillo y Joaquín Casillas Lumpuy entre otros.
En
el Príncipe Francisco Pérez y Clausells y Dámaso Montesinos. En este
lugar ocurrió la masacre de los presos en la instalación en que
perdieron la vida los revolucionarios Roberto de la Rosa, Reinaldo
Gutiérrez y Vicente Ponce Carrasco y fueron heridos 15 reclusos.
Cuerpos Paramilitares los “Tigres de Masferrer”A
todo este aparataje represivo ubicado en la provincia de La Habana,
había que añadir al aparato criminal de los llamados “Tigres de
Masferrer”, dirigidos por el gángster asesino Rolando Masferrer Rojas,
Masferrer fue ultimado en Estados Unidos con explosivos confeccionados
por el asesino LUIS POSADA CARRILES por instrucciones de la DISIP
venezolana.
Los confidentesEn todos los barrios,
el régimen pagaba a miembros de su partido $33.33 para que le sirvieran
como confidentes. Vestían de civil, usaban gorras y se paraban en las
esquinas de las calles de La Habana.
Cruz RojaSe
sabe que el JEFE DE LA CRUZ ROJA era el Brigadier EVELIO FIGAROLA
INFANTE, un incondicional de la Dictadura de Batista. Esta institución
era utilizada para labores de inteligencia en la Sierra Maestra.
El cuerpo de Bomberos cooperaba en la represión a las manifestaciones estudiantiles.
Además
una flotilla de autos de alquiler conocida por el pueblo como “La
Piquera Gris”, era utilizada en la represión . También, con la
colaboración económica y el asesoramiento de las autoridades
norteamericanas crearon distintas organizaciones anticomunistas como el
Movimiento de Integración Democrática Americana (MIDA) y la Asociación
Cubana pro Democracia (ACPD), que facilitaban información y repartían
propaganda.
Acciones de estos grupos El asalto a la Universidad
del Aire, realizado bajo la mirada divertida y contemplativa de los
policías: el secuestro del profesor Rafael García Bárcena, sin
motivación alguna…
El asalto a la Universidad del Aire fue dirigido por el dirigente de la Juventud Batistiana RAFAEL DÍAZ BALART.
A
través de la Prensa se desinformaba y amenazaba al pueblo. La censura
de prensa iba acompañada por partes y noticias mentirosas de Otto
Meruelo, Luis Manuel Martínez –La Grulla-, y Rolando Masferrer en su
diario El Tiempo en Cuba. Alberto Salas Amaro y Ramón Vasconcelos
calumniaban y amenazaban a la población con sus periódicos Alerta y
Ataja.
Además, se secuestró y maltrató al periodista Mario
Kuchilán y se asesinó al periodista ecuatoriano Carlos Bastidas
Argüello, por órdenes directas del jefe de la Policía Pilar García.
Métodos
utilizados Los aparatos represivos, instruidos por sus consejeros
norteamericanos, utilizaban la penetración a las filas de sus
opositores. Lo lograban de dos formas: una por interés material como los
trabajos que realizaba Orlando Piedra Negueruela en el extranjero, ya
reseñados anteriormente.
Otro de los métodos era por medio de la
tortura o la amenaza de muerte, como hicieron con los ex miembros del
Movimiento 26-7 Ramón Calviño Insua, Miguel Rodríguez Lazo-Miguelito el
Niño-, Ariel Lima Lago, Rafael Salgado, Rodolfo de Jesús Hernández
–Rudy-, Ramón Rivero, Fidel González. Uno de estos traidores lo era el
médico Pedro García Mellado, ex miembro de la FEU y que asesoraba a
Ventura en las torturas recomendándole seguir o terminar el TRABAJO para
evitar el deceso de las víctimas y poder seguir obteniendo información.
Todos estos traidores eran utilizados por Ventura y Carratalá en
crímenes atroces.
Golpeaduras, ahorcamientos, intentos de
asfixia, violaciones y amenazas de muerte, eran más o menos los métodos.
Más de quinientos mártires tuvo que pagar la provincia de La Habana.
A
pesar de todo este aparataje de terror, llegó el Primero de Enero de
1959 y los cubanos tuvimos el privilegio que muchos pueblos en América
Latina no han alcanzado: ver a numerosos asesinos pagar sus crímenes y
otros, huir como ratas a refugiarse en los Estados Unidos bajo el amparo
de sus amos.
A las aguerridas fuerzas del Ejército Rebelde,
dirigidas por nuestro glorioso Comandante en Jefe no pudo vencerlas ni
el Ejército de la Tiranía ni el gobierno de los Estados Unidos. Con el
apoyo del pueblo la Revolución venció y liberó a toda Cuba incluso a La
Habana a pesar del inmenso aparato represivo que existía en la Ciudad.
Fuente:
http://www.cubadebate.cu/especiales/2013/12/03/la-cia-y-el-fbi-coordinaban-instalaciones-represivas-en-la-habana-antes-de-1959/