Posted: 07 Jul 2014 09:05 AM PDT
Cuando decidimos con mi esposa Margarita
no habitar la Residencia Presidencial, pensamos que este sería un lugar
ideal para mantener encuentros con diferentes sectores de la ciudadanía.
Creemos que para gobernar bien es indispensable escuchar el sentir del
pueblo, tomar en cuenta sus ideas y atender cada uno de sus consejos.
Quisimos también hacer un espacio para la exposición de la obra
pictórica nacional: expresiones de la creatividad e identidad de nuestro
pueblo.
Ayer, por primera vez en su historia, la
Residencia Presidencial abrió sus puertas para recibir a familiares de
víctimas del Conflicto Armado. Precisamente personas cuyas demandas no
fueron tomadas en cuenta en el pasado. Fue un verdadero honor para mi
esposa y para mí desayunar y conversar con este grupo de mujeres y
hombres, la mayoría adultos mayores, que a pesar de haber sufrido mucho
están llenos de esperanza y deseosos de trabajar por el país.
Una importante noticia para nuestro país
es que este día lunes presentaré el Consejo Directivo del Programa de
Reparación de Víctimas de Graves Violaciones a los Derechos Humanos
ocurridas en el contexto del Conflicto Armado interno. Nuestro propósito
no es abrir heridas del pasado, sino ayudar a cerrarlas, consolidando
la reconciliación, asumiendo nuestra historia y buscando juntos un
futuro esperanzador. Ayer pude disfrutar del amor y la sabiduría de un
grupo de salvadoreños que tienen mucho que enseñarnos sobre la vida, la
fe y la libertad.
Para presentarnos la muestra de arte
salvadoreño contamos con la presencia del Secretario de Cultura, Dr.
Ramón Rivas, y de la Directora Nacional de Artes, Tatiana de la Ossa. Al
contemplar una reunión sin precedentes, Tatiana recordó una hermosa
historia que contiene el libro de la sabiduría maya, Popol Vuh, y que yo quiero compartir:
Se dice que hace miles de años, nuestros
ancestros mayas se enfrentaron a una época oscura, el lodazal
embarrialaba los caminos, las plantas no crecían… Nuestros ancestros, en
la oscuridad, caminaban sin rumbo. Hasta que los cuatro gobernantes y
líderes se buscaron unos a otros e hicieron lo que tenían que hacer:
reunirse en Consejo. Allí hablaron, pensaron y decidieron. Desde
entonces mantuvieron la costumbre de reunirse en consejo con los clanes y
las tribus para conocer y tomar decisiones. Así construyeron el
“Popol-nah”, que significa, la casa del pueblo.
Eso mismo estamos haciendo en nuestro país
al abrir una casa para el encuentro, la reflexión y el consejo. Estamos
incrementando los mecanismos de participación ciudadana y de diálogo, a
fin de construir un país más fuerte e inclusivo donde avanzamos todos
al mismo tiempo.