Red Morazánica de InformaciónTegucigalpa.
16 Septiembre 2012. Como una muestra de la fuerza que se aglutina en el
partido Libertad y Refundación y el deseo de cambio que albergan los
hondureños, una gran cantidad de carros y motocicletas recorrieron esta
tarde los barrios y colonias del Distrito Central, acompañando a la
candidata presidencial de consenso por el partido LIBRE, Xiomara Castro,
en su Caravana por la Refundación y la Esperanza que dio inicio el
pasado lunes en Olancho y tiene planeado visitar 16 de los 18
departamentos de Honduras antes de las elecciones de noviembre próximo.
La multitudinaria caravana partió a eso de la 1 de la tarde de
inmediaciones del boulevard Suyapa, encabezada por la motorizada de la
Resistencia seguidos muy de cerca por el automóvil en el que se conducía
Xiomara Castro junto a Manuel Zelaya, Coordinador General del FNRP y
del Partido LIBRE.
Las habitantes de los populosos
barrios y colonias de Tegucigalpa y Comayagüela se apostaron a la orilla
de las calles para saludar a la que proclamaron como la próxima
Presidenta de Honduras.
Luego de más de 5 horas de
recorrido y entrada la tarde noche la caravana arribó a la colonia
Kennedy donde concluyó la actividad.
El próximo 20
de septiembre Castro continua su visita a los departamentos, en esa
ocasión visitará algunos sectores de San Pedro Sula, Cortés.
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2.
Padre de menor asesinado por militares demanda la destitución de Ramón Custodio
Tegucigalpa.
Por considerar que no actuó de acuerdo a su mandato, obvió realizar
investigaciones y se negó a atender la denuncia, Wilfredo Yánez
Martínez, padre de Ebed Jassiel Yánez Cáceres que murió a manos de
militares durante un operativo policial, solicitó al Congreso Nacional
que destituya al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH),
Ramón Custodio.
Yánez Martínez presentó la solicitud de la destitución el martes 18 de
septiembre mediante un escrito que fue recibido en los despachos del
Presidente del Congreso Nacional, Juan Orlando Hernández, del
Vicepresidente Marvin Ponce y del diputado Orle Solís de la comisión de
derechos humanos del Poder Legislativo.
El joven Ebed Jassiel Yánez Cáceres de 15 años murió el domingo 27 de
mayo del año en curso a la altura del kilómetro 3 en la Aldea Villa
Vieja salida a Danlí, cuando se conducía en una moto propiedad de su
padre y no acató la señal de parada de los efectivos de las Fuerzas
Armadas, que le dieron persecución y dispararon varias ráfagas de fuego
contra el menor hasta matarlo.
Por esta acción el Ministerio Público señaló como responsables a los
militares Eléazar Abimael Rodríguez, Josué Antonio Sierra y Felipe de
Jesús Rodríguez.
El escrito presentado sustenta la demanda de destitución de Ramón
Custodio al afirmar que dicho funcionario no cumplió con la Constitución
de la República, la Ley Orgánica del CONADEH y Tratados
Internacionales.
La Ley Orgánica del CONADEH en su artículo 11 estipula que el titular
de este órgano cesara en sus funciones entre otras cosas, por
negligencia notoria en el cumplimiento de sus obligaciones debidamente
comprobada.
Además señala que Custodio no realizó ninguna acción encaminada a
derogar el decreto legislativo número
223-20011 aprobado por el Congreso
Nacional y que otorga facultades exclusivas de la policía nacional a
los efectivos de las Fuerzas Armadas.
Por otro lado el documento consigna que Ramón Custodio se llamó al
silencio en la muerte del menor Ebed Jassiel Yánez Cáceres y no realizó
ninguna investigación del caso, lejos de ello se negó a recepcionar la
denuncia y no atendió al padre de la víctima, Wilfredo Yánez Martínez.
En la petición presentada ante el Congreso Nacional se solicita la
destitución del titular del CONADEH, Ramón Custodio por faltas a las
funciones establecidas en la Ley Orgánica del organismo al cual
representa.
Se solicita que se pongan en práctica las recomendaciones hechas por el
Relator Especial para la Libertad de Expresión de las Naciones Unidas,
Frank La Rue en donde señala que “no se utilice a las Fuerzas Armadas
(marina, aviación o ejército) para funciones de protección o funciones
policiales, pues es importante definir y separar con claridad las
funciones militares de las funciones policiales que deben ser
enteramente civiles”.
De igual manera La Rue recomienda que el Estado de Honduras no proceda a
la creación de un cuerpo semi-militar (llamado Tigre) pues no consiste
realmente en la creación de un organismo técnico distinto, sino la
militarización de las funciones policiales. Los problemas de
infiltración de cuerpos ilegales y de corrupción que hoy pueden tener
los cuerpos de seguridad existentes si no se resuelven, se reproducirán
en la misma forma en el nuevo cuerpo”, señaló el Relator Especial para
la Libertad de Expresión de las Naciones Unidas.
Hace varias semanas Wilfredo Yánez Martínez también presentó ante la
Corte Suprema de Justicia (CSJ) un recurso de inconstitucionalidad
contra el decreto 223-2011 que faculta a los militares a realizar
funciones exclusivas de la policía nacional.
3.
Centroamérica
Imperialismo y Grupos de Poder
Texto escrito para la Escuela Mesoamericana de los Movimientos. Realizada por la Red Alforja. 2012. |
Definir
a las clases dominantes locales a partir del imperialismo es una tarea
que los revolucionarios salvadoreños y centroamericanos no hemos
cumplido aun cabalmente. –Roque Dalton-
Nota inicial
En el libro escrito en 1973 “El Aparato Imperialista en Centroamérica”,
Roque Dalton desnuda abiertamente la intervención imperialista de la
que ha sido víctima la región centroamericana desde sus albores y desde
que fue bautizado como tal; en esos años, él ya demostraba el matrimonio
no feliz entre las clases dominantes con el dominio imperial y cómo la
región actúa para satisfacer las necesidades el capital internacional
para mantener su modelo. Sin embargo, este fenómeno que podría ser
visible a todas luces -y bajo cualquier sombra- sigue siendo objeto poco
comentado en el seno de las organizaciones populares.
Si bien
la historia y actualidad de Centroamérica está sujeta a la historia de
la dominación y repartición del mundo por fuertes grupos económicos
internacionalizados, no siempre esta relación es visible, pues sigue en
el imaginario la burguesía con rostros nacionales; aunque en el actual
contexto es de cotidiano hecho, la disputa territorial entre la vida y
la muerte entre la burguesía internacional y organizaciones populares
nacionales o muy territorializadas.
Lo anterior implica
entonces analizar la incidencia del gran capital transnacional en las
políticas de los países centroamericanos, y cómo estas responden a los
intereses de aquellos. Así como de revisar de manera breve, la
trayectoria y actualidad del capitalismo en la región. Con este texto
queremos presentar la lógica de incorporación de los países de la región
al capital internacional transnacionalizado. Este es apenas un pequeño
insumo para el debate, que esperamos sea enriquecido por las
organizaciones que participan en el marco de la Escuela de los
Movimientos sociales que impulsa la Red Alforja.
Grupos de poder: el imperio a las naciones
En la actualidad es difícil hablar de grupos de poder económico en
Centro América sin entender el proceso de internacionalización de
capitales del que son parte. Es de afirmar que desde que las pequeñas
repúblicas se declaran “independientes”, la presencia de intereses
externos en la región ha sido el sello con el que se ha marcado la
incorporación del istmo a la economía mundial. Veamos un poco el origen
de este proceso.
La historia de Centroamérica es la historia de
su dependencia respecto a los países del centro del mundo. Desde que se
configura como una región independiente del dominio español,
paulatinamente se va constituyendo como una dependencia más del dominio
mundial. De un viejo imperio, pasa inmediatamente a manos del nuevo
imperio: de saqueo en saqueo, de España a los Estados Unidos.
Las repúblicas centroamericanas en unión familiar, con nobleza sin
corona, se envuelven en disputas interminables. Los hijos rebeldes de la
corona española, se repartieron para sí mismos lo que hacía algún
tiempo era un territorio unificado; surgen entonces como dueños del
paraíso grupos de poder que ingenuamente pretendían ser dependientes del
dominio extranjero. Para diferenciarse de los viejos apoderados,
hicieron exactamente lo mismo pero con una cuota más de salvajismo por
las ansias de controlar los recursos que parecían inacabables.
Casaús (2010), detalla cómo se inicia la conformación de estos grupos:
La formación de las élites coloniales en América Latina ocurrió por dos
vías complementarias: por el linaje, es decir por la transmisión
patrilineal de privilegios concedidos por la Corona, o por alianzas que
propiciarían el crecimiento y reproducción de los linajes por la vía de
los casamientos de conveniencia. (Casaús. 2010: 2)
Así es como,
bajo las mismas relaciones para acumular riquezas, estas familias
descendientes de España, constituyen su poderío y posterior dominio de
las ex colonias hispanas. Casaús (2010) define a estos grupos como
“redes familiares”, las cuales se constituirían como los grupos de poder en este periodo incipiente, la autora los define como el
“conjunto de familias que configuran la élite de poder y que conforman
en cada país el núcleo oligárquico. Estas redes están ligadas por cinco
factores que le confieren una unidad y homogeneidad que le permiten
constituirse como estructura de larga duración. A saber: a) Las alianzas
a través del matrimonio; b) Las alianzas a través de los negocios; c)
La proximidad geográfica y el factor socio-racial; d) La participación
en asociaciones políticas, religiosas o socio-culturales; e) La
formación de sus propios intelectuales orgánicos. (Casaús, 2010:8)
Es así que entre enlazamientos familiares y negocios comunes, se van
consolidando estos grupos, atados evidentemente por el amor a sus
fuertes intereses políticos y económicos. Los vínculos territoriales y
de consanguineidad son la marca que les unifica, mientras que a su vez,
son la esencia del reparto entre los países.
La constitución de
los estados-nacionales, representó el vínculo directo para la
negociación entre los grupos dominantes en cada país, con grupos
dominantes de Estados Unidos.
Atomizada y por lo tanto más débil
que nunca, América Central sería en adelante fácil presa de todas las
ambiciones imperialistas, estadounidenses en particular. El hecho
político de la ruptura de la Federación, determinado por una compleja
constelación de causas internas sobre las que jamás dejaron de actuar
elementos exteriores, devino, a su turno y por sí mismo, una condición
propicia para el afianzamiento de un grado tal de dependencia que
prácticamente convirtió a toda el área en una semicolonia
norteamericana. (Cueva. 1983: 45)
Separada en repúblicas, la
codicia de las clases dominantes por ajustar su propias reglas, fue
factor para que se establecieran fuertemente las políticas
estadounidenses; en manos de la ambiciosa nación del norte, se encomendó
no sólo el espíritu de la pequeña región, sino que junto a él se abrió,
como a un arca llena, el interior de las tierras que cedían sus
riquezas.
Las pequeñas repúblicas sanguíneamente hermanadas y
luego separadas por siniestros designios, comenzaron a obedecer a los
mandatos de la hermana mayor del norte quien sería la dictadora del
rumbo que habrían de obedecer. Es así, como sujetas al mandato del
capitalismo internacional, la región se especializa en ser explotada, a
través de la llegada de empresas interesadas por hacerse dueñas de los
recursos y de la vida de la zona.
Tiempo después, abriría sus
ojos a la luz abiertamente imperial, la república de Panamá, quien por
su situación geoestratégica, fue ambicionada, por franceses que
fracasaron en sus intenciones y EEUU que las consiguió abriendo un
canal, con “esclusas y excusas” de intervención capitalista.
El
cuadro doloroso de Centroamérica se completa con la independencia formal
de Panamá (1903), a través de un proceso que en parte al menos
corresponde a una dinámica interna, que no es más que la determinada por
la automatización que el capital comercial ha alcanzado en esta área
geográfica, hasta entonces integrada políticamente a Colombia. (Cueva,
1983:45)
Con el pasar de los años, la región completa y con
particulares matices, asume el modelo agroexportador como el elemento
integrador a la economía mundial, enclaves bananeros de empresas de
capital estadounidense, plantaciones y fincas de café, serían los
principales rubros con los cuales Centroamérica se sometería al
concierto mundial de explotación capitalista.
Se delega a la
región, la tarea de producir materias primas para las industrias del
norte. Particularmente se desarrollan como repúblicas “bananeras” y
“cafetaleras” en donde una mayor presencia de empresas extranjeras haría
de los territorios base para la acumulación de capitales. De esta
manera la integración ya estaba consolidada, volviéndose el socio pobre,
de la contraparte que constantemente se enriquecía.
Esa
integración productiva se da bajo una forma distinta a la que comenzará a
operar desde fines del siglo pasado (XIX), mediante los llamados
“enclaves”, que consistía en la simple anexión de áreas de producción
(por lo general extractivas, aunque también agrícolas) a los centros
industrializados, quedando esas áreas sustraídas a la estructura
productiva nacional (…). Ahora se trata de la vinculación de capital
extranjero a un sector de la estructura productiva nacional, lo que
tiene por contrapartida su desnacionalización en términos de propiedad,
aunque no su sustracción a la economía nacional. Conviene señalar que no
toda inversión extranjera en la industria reviste ese carácter, ya que
puede consistir, como ocurría en el caso del enclave, en un proceso de
anexión económica. (Marini, 1977:10)
El dominio de una burguesía
de carácter nacional, sedería incondicionalmente los intereses del
capital internacional; serán las empresas transnacionales quienes
orientarán las relaciones de explotación y saqueo del istmo, manteniendo
y apoyando grupos internos que garantizarían esta intervención.
La unificación industrializada: El Mercado Común
No es intención de este texto agotar todos los periodos económicos en
la historia de Centroamérica, sino, como lo hemos acotado, describir de
manera sucinta el proceso y lógica de integración de la región al
capitalismo internacional.
Es en ese sentido que nos parece
importante revisar que luego de una consolidación del modelo
agroexportador, una parte de las burguesías nacionales con el afán de
modernizarse y emular a sus aliados del centro definieron, conjuntamente
con las necesidades de la burguesía internacional, explotar no solo los
recursos naturales sino establecer de una vez por todas, relaciones
capitalistas de producción en esta región “atrasada”; para ello,
impulsaron lo que se dio en llamar modelo de sustitución de
importaciones, periodo en el cual se estableció con más fuerza la
industrialización de los países centroamericanos.
Pero además,
para garantizar que esta producción fuera consumida localmente, se
impulsó -a partir de la década del 50- lo que se dio por llamar Mercado
Común Centroamericano, con lo cual, se comenzó a presentar más
claramente el modelo llamado de “industrialización”, en este marco de
integración económica, se abrieron a las anchas las puertas al capital
de los países centrales.
Esa penetración del capital extranjero
en la economía latinoamericana, y en particular en su sector
manufacturero, es presentada por algunos autores como un proceso de
internacionalización del mercado interno. La expresión se presta a
confusión. Aunque sea cierto, entre las décadas de 1920 y 1940 (en la
región desde los 50), la industria latinoamericana logró, en algunos
países, un peso importante en el mercado interno —lo que se conoce como
primera fase de la industrialización sustitutiva de importaciones—, el
hecho mismo de que se tratara de un proceso de sustitución indica que
ello correspondía a un aumento de la participación de la producción
nacional en un mercado ya constituido, y constituido precisamente con un
carácter internacionalizado. Lo que caracteriza realmente el periodo de
la posguerra es la reconquista de ese mercado por el capital
extranjero, pero ya no a través del comercio, sino más bien de la
producción. Más que de la internacionalización del mercado interno, se
trata de la internacionalización (y la consiguiente desnacionalización)
del sistema productivo nacional, es decir, de su integración a la
economía capitalista mundial. (Marini, 1977:9)
Es así como un
modelo que se presentaba como la vía de desarrollo capitalista desde y
para Centroamérica, terminó siendo la consolidación de la presencia del
capitalismo mundial y el dominio de esta en toda la región.
Si
bien, los grupos tradicionales mantenían su presencia, la subordinación a
las clases dominantes del mundo constituyó un hecho evidente. Los
grupos tradicionales -que surgieron vinculados a la explotación
agrícola- , mantenían cierta parte del dominio desde donde se
extendieron, a otras actividades económicas, como la industria, la banca
y la construcción.
Sin embargo, su principal eje de acumulación
siguió siendo la agricultura tradicional de exportación, actividad de
la cual surgían los excedentes para invertir en otros sectores. En este
mismo período, y como consecuencia de la aplicación de la estrategia de
industrialización sustitutiva de importaciones (ISI), surgieron nuevos
grupos económicos vinculados a la industria tradicional y al comercio,
algunos de ellos provenientes de clases medias (las cuales en buena
medida se fortalecieron gracias a la expansión del empleo público) y de
sectores vinculados a las fuerzas armadas, que en algunos países
accedieron al control del Estado, desde donde impulsaron estrategias de
acumulación en diversas actividades económicas. (Segovia, 2005:53).
Ahora bien, -dice Cueva- esta presencia del capital imperialista implicó al menos tres efectos negativos:
El primero y más obvio consiste en la desnacionalización de la economía
latinoamericana, con todas las derivaciones, incluso políticas, que
ello supone. El segundo radica en el hecho de que tales inversiones
constituyen un elemento más de deformación del aparato productivo local,
puesto que se ubican, como es natural, en puntos estratégicos para el
desarrollo de las economías metropolitanas y no en los que mas
interesarían para un desarrollo relativamente cohesionado de los países
“anfitriones”. Y el tercero, en que tales inversiones son el vehículo
más expedito para la succión de excedente económico. El capital
imperialista fluye hacia América Latina atraído por la posibilidad de
obtener superganancias en áreas donde, como lo señalara Lenin, “los
capitales son escasos, el precio de la tierra relativamente poco
considerable, los salarios bajos, las materias primas baratas” (Cueva,
1983:234)
Y más adelante este autor asevera:
En el curso
de esta serie de transformaciones se constituye desde luego una cada
vez mas importante franja de burguesía monopólica nativa, ligada como la
uña y la carne con el capital imperialista. Este binomio
nativo-extranjero (“transnacional” exactamente) teje a su vez una
intrincada red de relaciones no solo ideológicas y políticas, sino
también económicas, con las alturas de la tecnoburocracia civil y
militar, configurando de esa manera el
bloque monopólico. (Cueva, óp. cit, p. 234)
Llevada la región a una nueva fase de incorporación al capital
internacional, no habría más opción que someterse sus intereses, de
alguna manera solo hacía falta ser más explícito en esta relación,
habría que extender más las cortinas para que las empresas
transnacionales entraran a sus anchas y pudieran continuar con su
dominio en la región.
Neoliberalismo y la “venta” de los Estados Nacionales
A finales de los años ochenta y principios de los noventa, se establece
el neoliberalismo como doctrina económica, hecho que implicó la
apertura de mercados y la privatización de las instituciones del Estado
más rentables, las cuales pasaron a manos privadas y se colocaron bajo
el control y al servicio de las empresas transnacionales.
Muchas
de las empresas que hasta este momento habían sido estatales, pasaron a
manos de empresas privadas locales o extraterritoriales, lo cual derivó
en el control casi absoluto del aparato productivo, el comercio y las
finanzas principalmente por parte de sectores privados con fines de
acumulación capitalista.
La privatización abarcó empresas financi
eras, industriales, comerciales y de servicios públicos. La
apertura económica consistió en la liberalización de precios de muchos
bienes y servicios, de los tipos de cambio y las tasas de interés, la
reducción de aranceles y la promoción de la inversión extranjera. En
la reforma tributaria,
lo fundamental consistió en reducir impuestos directos (renta,
patrimonio y otros) y al comercio exterior (aranceles) y en aumentar la
recaudación indirecta, sobre todo mediante el Impuesto Sobre el Valor
Agregado. (Villalona, 2012:1)
Son los años del auge neoliberal
en todo el mundo, se presentaba como el paradigma único con el cual la
humanidad entera vería florecer un orden mundial sin impotencias de
ningún tipo. Para el caso de la región, esto derivó en un aumento de la
presencia del capital transnacional, por la vía de aumento en la
“inversión” y por la entrada de mayores cantidades de capital y
productos de las empresas transnacionales; los cuales se instalaron en
las aéreas más rentables de las economías locales (banca, servicios,
comercio).
La forma más clara de exportación de capitales, es
aquel denominado financiamiento. Esta sería constituida fundamentalmente
por emprestamos públicos y privados cuyo destino es el financiamiento
(originado en países industrialmente desarrollados) de industrias y
conglomerados extractivos o agrario-exportadores en los países
atrasados. Nuevamente, es un cuadro bastante parecido con las formas de
exportación de capitales que se reconoce hoy cuando das análisis sobre a
globalización. (Vieira, 2011:33)
Y más adelante se firmarían el
algunos países tratados de libre comercio con EEUU, con lo cual, ya se
institucionalizaría el dominio de aquel país por sobre los demás
intereses económicos.
Imperialismo y crisis civilizatoria
En todo este documento hemos venido hablando de imperialismo; no obstante es necesario establecer algunas definiciones.
El
Imperialismo
es una fase del capitalismo que se caracteriza por el surgimiento de
los monopolios. Antes de su surgimiento, la economía se basaba
principalmente por la libre competencia entre mercados; en cambio en el
imperialismo se centraliza el capital, es decir, se fusionan las
empresas con su capital constante, las empresas grandes se van tragando
las empresas chiquitas, un burgués se traga a otro burgués. Esto
favorece el crecimiento de la plusvalía, pero las ganancias se
centralizan cada vez en menos personas.
En esta fase surge el
capital financiero [1], que es la fusión del capital bancario, capital
industrial y capital comercial y se impone el dominio de la burguesía
financiera que es la que controla el capital financiero. Además se
exportan capitales, lo cual consiste en que además de exportar
productos, también se exportan préstamos e inversión directa de capital
en países extranjeros, es decir que se montan empresas o da dinero en
otro país para generar plusvalía. La fusión del capital industrial con
el bancario y, en esta fusión, el capital bancario asume un papel
dominante
Los diferentes monopolios se reparten el mundo y por
consiguiente también los estados imperialistas se reparten el mundo,
esto último fue la principal causa de las dos guerras mundiales del
siglo XX y es el principal motivo para las consiguientes guerras
alrededor del planeta, Afganistán, Iraq, por mencionar algunos casos.
La concentración y centralización características del período de
monopolio asumirían dos formas básicas: vertical, integrando desde la
materia prima hasta la elaboración y comercio del producto; y
horizontal, integrando diferentes empresas de manufactura del mismo
producto. O alto grado de concentración y centralización monopólicas
conduciría, según Lenin y Bukharin, que retoman las tesis de Hilferding,
al dominio de la economía por el capital financiero. Este capital pasa a
ser entonces el motor de valorización del sistema. (Vieira, 2011:31)
Las empresas transnacionales controlan toda la cadena de producción y
comercialización de un mismo producto, o bien se asocian con otras
empresas o las subcontratan en ciertas fases del proceso. Todo bajo el
dominio del capital financiero.
Ya Lenin en su libro sobre imperialismo -escrito en 1916- describía esta fase expresándolo de la siguiente manera:
“los grandes establecimientos, particularmente los bancos, no sólo
absorben directamente a los pequeños, sino que se los "incorporan", los
subordinan, los incluyen en "su" grupo, en su consorcio -según el
término técnico- por medio de la "participación" en su capital, de la
compra o del cambio de acciones, del sistema de créditos,” (Lenin,
1961:384)
En relación a esta parte, en otro texto, encontramos que:
En el análisis de los clásicos marxistas surge un tercer elemento que
se junta a la concentración/monopolio del capital industrial y la
formación del capital financiero en la caracterización del imperialismo
como fase superior del capitalismo: el desarrollo de relaciones
económicas internacionales. En la etapa imperialista del capitalismo
habría, según Lenin, un extraordinario desarrollo de las relaciones
económicas internacionales, llegando a un elevado grado de
monopolización que implicaría el control del comercio mundial y del
movimiento de capital por un grupo reducido de países industrializados
y, dentro de ellos, de un número pequeño de empresas y conglomerados.
(Vieira, 2011:32)
Para ejemplo podemos recordar el caso de los
bancos: en primer lugar –hablaré del caso salvadoreño- estos estaban
bajo la administración estatal, luego fueron vendidos a accionistas
privados quienes se hicieron dueños de estos, más adelante, por las
necesidades del capital transnacional de tener mayor presencia en la
región, los capitalistas “nacionales” fueron vendiendo acciones a estas
hasta que posteriormente la burguesía transnacional obtuvo mayor
participación hasta fusionar los bancos locales con la banca
internacional y adquirirlas completamente.
Es la concentración
del capital y la consolidación de monopolios a su máximo nivel,
situación que si bien aparenta caminar por un camino llano y sin
límites, genera toda una serie de contradicciones que por no ser
sostenibles, arrastran al mundo entero a una disputa insatisfecha por el
control de la humanidad, los bienes naturales y la vida toda. Estamos
en un periodo de crisis.
La crisis actual
Marcado
por una fuerte crisis del sistema, basada fundamentalmente en lo
económico, esta se expresa en todas las dimensiones de la vida; es por
ello que autores como Robinson (2012), llaman al actual periodo como de
crisis civilizatoria.
“Cuando se habla de crisis global civilizatoria –nos dice Robinson- no
se habla solo de la crisis económica, sino de una crisis de la
civilización, es decir de la civilización occidental capitalista. Una
crisis como un momento de grandes cambios, transformaciones y luchas,
pero también de trastornos”.
El capitalismo en esa vía, para
seguir existiendo necesita de superar estas crisis, que en términos
resumidos, tiene que ver con la caída de la tasa de ganancia de las
empresas transnacionales y por la imposibilidad de seguir acumulando
capital, esta crisis se genera en los países imperialistas, a partir de
la generación de un capital ficticio, sin base material, es decir que no
produce, pero que para sostenerse necesita entonces de volver al
control de capital fijo; para ello ha diseñado una serie de mecanismos
que bajo la necesidad de perpetuarse intentan impulsar en el conjunto de
la sociedad.
Para detallar un poco el momento actual y basado
en el mismo Robinson, los mecanismos que se imponen en este periodo son
los siguientes:
1. Surgimiento del “capital verde”, como
nueva estrategia para la acumulación de bienes materiales. Puesto que el
sistema llega a límites ecológicos para su reproducción, busca bajo
cualquier pretexto hacerse del control de los bienes naturales
estratégicos, agua, tierra, biodiversidad para sustentarse
materialmente, lo cual aumenta la magnitud de sus medios de violencia y
de la reproducción simbólica a través de los medios de comunicación.
Así como anteriormente se diseñaron los conceptos de desarrollo
sostenible y desarrollo sustentable, como un razonamiento que los bienes
naturales no son ilimitados y que habría que poner ciertos límites para
su explotación, la noción de capitalismo verde pretende venderse en esa
línea; sin embargo sin la explotación agresiva de estos, el modelo
económico capitalista no puede funcionar. En la actualidad son más
evidentes los límites de la expansión extensiva e intensiva: no hay
nuevos territorios, todos los países están integrados. La expansión
intensiva también llega a límites, cada aspecto de la vida social se
está mercantilizando.
2. Emergencia de una nueva clase capitalista transnacional,
la cual es una facción económica de las viejas burguesías “nacionales”
con la burguesía mundial. Aunque no es un fenómeno propio de este
periodo, es cada vez más evidente como las burguesías que surgieron en
cada país de la región, se van despegando de lo propiamente nacional
formando parte del capital transnacional, es decir, como empresas que
hasta hace poco tenían carácter “nacional
” [2].
Como resultado de los procesos anteriores, y al igual que lo ocurrido
en el resto de América Latina, se está produciendo en la región una
extranjerización del
aparato productivo, que está cambiando la estructura del poder
económico a favor de las empresas transnacionales al desaparecer tanto
la hegemonía estatal como la de algunas industrias tradicionales
nacionales, y ha abierto paso una nueva clase empresarial liderada por
filiales de empresas transnacionales (CELA, 2001, citado por Segovia,
2005:81)
3. Surgimiento de “aparatos de estado transnacionales (ETN)”. Para Robinson (1998), el aparato del ETN tiene varias capas:
Una de ellas son las organizaciones supra-nacionales tanto económicas
como políticas, formales e informales. Fondo Monetario Internacional
(FMI), al Banco Mundial (BM), la Organización Mundial de Comercio (OMC),
a los Bancos regionales, etc. Los foros políticos supra-nacionales
incluyen al Grupo de los 7 (G-7)(o de los 8), el Foro Económico Mundial,
y el recientemente formado Grupo de los 22, entre otros, así como foros
formales tales como las Naciones Unidas (UN), la Organización de
Cooperación Económica para el Desarrollo (OCED), la Unión Europea (UE),
etc. y las estructuras jurídicas, normativas y administrativas de la
economía global.
Y agrega:
Las funciones del
estado-nación están virando de la formulación de políticas nacionales a
la administración de políticas formuladas a través de las instituciones
supra-nacionales. Sin embargo, es esencial evitar la dualidad
global-nacional: los estados nacionales no son externos al ETN sino que
están siendo incorporados a él como partes componentes. Las
organizaciones supra-nacionales funcionan en consecuencia con los
estados nacionales transformados. Están atiborradas de funcionarios
transnacionales que encuentran sus contrapartes en funcionarios
transnacionales que atochan a los estados nacionales transformados.
Estos cuadros transnacionales estatales actúan como parteras de la
globalización capitalista.
Mientras que Vieira (2011) sostiene:
Las empresas capitalistas, en tanto, a pesar de actuar mundialmente
permanecen nacionales, pues son organizaciones competitivas que buscan
concentrar en sus bases nacionales de origen los activos estratégicos
que permiten su proyección sobre la economía mundial. Los
Estados-nacionales continúan, por lo tanto, siendo los actores
fundamentales de la realidad. Ellos ofrecen a las empresas
externalidades que constituyen servicios indispensables a la
estructuración y potencialización de la acumulación de capital. Entre
esos servicios están: la seguridad, centralizada en el poder público
mediante los aparatos de coerción y de regulación jurídica; la absorción
parcial de los costos de producción de la infraestructura de
transportes y comunicaciones, y de la cualificación da fuerza de
trabajo; y la referencia de identidad cultural que permite al capital
reducir la movilidad da fuerza de trabajo y explorar en su beneficio los
lazos de solidaridad nacionales. (Vieira, 2011:45)
Sobre esto
es importante destacar que si bien, existe un aparataje transnacional,
los estados-nacionales no desaparecen, por los argumentos arriba
mencionados; es por ello que para garantizar el control de estos
aparatos, la burguesía transnacional, mantiene una fuerte presencia en
los partidos tradicionalmente burgueses, apoyan a los partidos
pro-burgueses y financian campañas y acciones contra gobiernos que no
les favorecen. Dando el carácter de conflictos en las democracias
locales.
4. Nuevas relaciones de dominación transnacional.
Las tres anteriores en su conjunto generan un ciclo mortal de despojo,
explotación y marginalización. Lo cual a su vez va generando una
“humanidad superflua”
a través de la marginalización de la sociedad. No hay acumulación sin
despojo, el control de los territorios implica inevitablemente la
desterritorialización de una amplia mayoría de la población. Una tercera
parte de la sociedad no tiene en apariencia ningún papel en el sistema
(esto explica maras, emigración, etc.)
La crisis del 2001 derivó en varias estrategias para la sostenibilidad del imperio veamos las más relevantes:
-Acumulación militarizada: EEUU militariza la economía mundial a través de guerras, invasiones, etc. Lo cual deriva una economía global de guerra.
-Pillaje y saqueo de las finanzas públicas:
La economía pasa de manos públicas a manos eminentemente privadas, se
socializan las pérdidas mientras se privatizan las ganancias.
-Frenética especulación financiera:
La inversión de los mercados de bienes raíces, mercados energéticos y
de alimentos con fines de especulación financiera, lo cual se convierte
en un “casino global”.
Es por esto que la carrera por el dominio
del mundo es impulsado por una dictadura del Capital Financiero
Transnacional; en el cual existen tres sectores del Capital Financiero
Transnacional que se destacan por: a) el dominio del Capital Financiero
Especulativo; b) un complejo militar industrial de “seguridad” para
acumulación capitalista y; c) Capital extractivo-energético. [3]
Además que en este periodo aparece con más fuerza el narcotráfico,
momento en el cual se colapsa el tejido social y desnuda la capacidad
del Estado Nacional de organizar la nación, entra como sostén de las
economías -aunque valga aclarar que las economías no se basan
precisamente en el tráfico de drogas sino por la militarización de los
países- movilizando un mercado de guerra que además sirve para aplastar
posibles brotes de protesta social.
En este contexto es que los
capitales “nacionales” de los países de Centroamérica se vinculan al
capitalismo internacional global a través de las finanzas, comercio,
servicios, maquilas, etc. Y se vuelven facciones transnacionalizadas de
las élites de la región.
Hoy son precisamente estas
multinacionales las que se aprovechan, como anteriormente lo hicieron
los antiguos dueños, la oligarquía financiera, de la existencia de
situaciones de monopolio y oligopolio en las principales esferas
económicas, para poder así ventajosamente acrecentar sus niveles de
rentabilidad y repatriación de utilidades. [4]
Centroamérica es
una región de abundancia, sin embargo para la lógica del imperio
dirigida por una deidad única, unilateral, los recursos naturales con
los que cuenta están en tierra de herejes. Por ello cualquier razón para
controlar estos bienes naturales estratégicos y ponerlos en función de
los intereses imperialistas se justifica.
Una palabra que no es final
Como ha sido propósito de este documento, no hemos querido, además de
no ser posible, agotar la lógica de subordinación de la región al
capitalismo transnacionalizado. Esperamos que abra una puerta para el
debate al interior de las organizaciones populares, principalmente las
que están luchando por la recuperación y protección del territorio.
En periodos de crisis, básicamente solo hay dos salidas. Una es la vía
capitalista que pretende seguir con la lógica de acumulación de
capitales para las empresas transnacionales en base al dominio y control
del territorio a través de la fuerza o el convencimiento. La otra es la
vía revolucionaria que implica definir qué modelo económico es el que
favorece al conjunto de la sociedad. Cualquier término medio,
prácticamente solo favorece a la primera. Aunque es importante estudiar
las contradicciones que se generan y las posibilidades y necesidades que
tenemos para impulsar ese otro modelo.
Con todo lo que se
mencionó anteriormente, basta decir, se mire un poco más allá de lo que
cada territorio representa para visualizar lo que el conjunto de la
sociedad está enfrentando con el avance del capitalismo, el cual no
puede frenarse sólo en los límites del territorio y de lo nacional, pues
este es un sistema “globalizado”, “mundializado”, con presencia en el
todo el mundo. Nuestras luchas si tienen expresiones territoriales,
deberían necesariamente estar articuladas internacionalmente.
Erick Barrera Tomasino. Educador Popular salvadoreño. e-mail:
erick.ajmaq@gmail.com
TEXTOS CONSULTADOS
CASAÚS ARZÚ, Marta Elena.
Guatemala: Linaje y Racismo. Noviembre, 2010. (Versión electrónica).
CUEVA, Agustín.
El desarrollo del capitalismo en América Latina. Editorial Siglo XXI. 7ª edición. México, 1983.
DALTON, Roque.
El aparato imperialista en Centroamérica. Imperialismo y revolución en Centroamérica V. 1. 1ª. Ed. México. Editorial Ocean Sur, 2011.
LENIN, V. I.
El imperialismo fase superior del capitalismo. En V. I. Lenin. Obras Escogidas. Tomo I. Editorial Progreso. Moscú, 1961.
ROBINSON, William I.
La Globalización capitalista y la transnacionalización del Estado. Abril de 1998.
ROBINSON, William I.
¿El capitalismo global en jaque? Segunda jornada de reflexión económica. UCA, 25 de abril de 2012. Notas personales.
SEGOVIA, Alexander.
Integración real y grupos de poder económico en América Central. Implicaciones para la democracia y el desarrollo de la región. 1a. ed. San José, Costa Rica. : Fundación Friedrich Ebert, 2005.
VIEIRA, Flávia B.
Dos proletários unidos à globalizaçao da esperança. Um estudo sobre internacionalismos e a Via Campesina. Alameda Casa Editorial. Brasil. 2011.
Villalona, César.
Algunas notas sobre Centroamérica. 14 de marzo de 2012.
Notas:
[1] "Capital financiero es el capital que se halla a disposición de los
bancos y que utilizan los industriales" (Hilferding, citado en: Lenin,
1961:390).
[2] Hablamos de carácter nacional, para referirnos a empresas cuyos
propietarios mantienen una nacionalidad. Esperamos no se confunda con
carácter estatal, donde, se presupone que es el Estado Nacional quien
la administra para servicio de su población.
[3] Asumimos que sobre esta parte se profundizará en los debates de la Escuela de la Red Alforja.
[4]
http://www.omal.info/www/spip.php?article4427
4.
China tiene un nuevo “caza invisible”
Esta semana en varios sitios web armamentísticos chinos aparecieron
fotografías de un nuevo caza parecido por su diseño a los F-22 Raptor y
F-35 Lightning II estadounidenses.
En ausencia de algún comunicado oficial que aclare su denominación,
según el blog de armamento chino
bbs.tiexue.net, el índice de fábrica
del avión podría ser J-21, aunque otras páginas web chinas atribuyen a
la nave los índices J-31 y F-60.
Comparado con el J-20 (caza de quinta generación chino que se
desarrolla ahora), el J-21 tiene un empenaje convencional, similar a los
de los F-22 y F-35, en vez del canard (estabilizador horizontal delante
a las alas) del Chengdu J-20. La situación de las tomas de aire también
se parece a las del F-35 Lightning II. A diferencia del F-35 la
aeronave está dotada de dos motores y expertos chinos sugieren que
posiblemente se trata de los Klímov RD-93 rusos, pero desprovistos de
toberas de empuje vectorial.
Otros expertos deducen que también carece de capacidades STOVL (de
despegue corto y aterrizaje vertical), pero la forma de su morro indica
que se trata de un caza embarcado. En este contexto sobre todo destaca
la doble rueda de su tren delantero: los trenes de aterrizaje de este
tipo los usan otros cazas que operan desde portaaviones, tales como el
Rafale francés, el Su-33 ruso o el F/A-18 E/F Super Hornet
estadounidense.
Hoy por hoy China no cuenta con portaaviones. La única nave china de
este tipo, el Shi Lang (el portaaviones soviético Varyag renombrado, que
fue comprado a Ucrania en 1998 a precio de ‘chatarra’, ya que no pudo
finalizarse su fabricación debido al desplome de la URSS) está pasando
pruebas de navegación para ser entregado a la Armada china a finales de
este año. No obstante, en agosto del presente año el rotativo chino
Shanghai Daily informó que el gigante de 300 metros de eslora no estaría
operativo antes del año 2017.