Los pasados 25 y 26 de noviembre se celebró en Barcelona un seminario de
Reclaiming Public Water
(RPW), una red internacional que conecta a activistas, sindicatos,
personas del mundo académico y operadores públicos para fomentar modelos
públicos y democráticos como alternativa a la privatización y
comercialización del agua.
Y es que, entre otros, la red se
fundamenta en el principio de que el agua no es una mercancía, sino un
bien común y un derecho fundamental, además de elemento esencial para la
vida, por lo que no puede funcionar según la lógica de mercado. Así,
frente a la ofensiva privatizadora y mercantilizadora que están
sufriendo los servicios públicos, incluido el agua, desde hace más de
dos décadas, movimientos y plataformas de todo el mundo, como RPW,
abogan por buscar y poner en práctica alternativas.
Durante las
dos intensas jornadas de trabajo, los y las participantes debatieron
cuestiones como ¿qué significa exactamente público? ¿Es público sinónimo
de democrático? ¿Cómo construir un servicio que sea democrático,
ambientalmente sostenible y responda a las necesidades de las personas?
¿Cómo se pueden fortalecer las luchas contra la privatización de los
servicios de agua y la mercantilización de los recursos hídricos? ¿Qué
alternativas están dando buenos resultados?
En el marco de las alternativas, se pueden destacar los conocidos como ‘
partenariados público-públicos’
o PUP. Los PUP son asociaciones entre operadores públicos de agua que
buscan reforzar, sin ánimo de lucro, capacidades técnicas y
administrativas. Los PUP son una herramienta innovadora y concreta para
compartir conocimientos y experiencias entre operadores públicos, y así
difundir buenas prácticas y mejorar el rendimiento de los servicios,
además de proporcionar el apoyo socio-político necesario para
desarrollar este tipo de cooperación.
Otra de las alternativas que
está tomando cada vez más fuerza es la remunicipalización de los
servicios, es decir, casos en los que las autoridades municipales están
volviendo a asumir la gestión pública, normalmente debido a la mala
experiencia con el sector privado. En efecto, según un estudio de la
Unidad de Investigación de la Internacional de Servicios Públicos, en noviembre de 2013 se contaban un total de
86 casos documentados
de remunicipalización de agua en todo el mundo. De estos, todos excepto
tres se materializaron entre 2000 y 2013, y desde 2009 el ritmo casi se
ha triplicado. La remunicipalización, por lo tanto, se dibuja como una
creciente tendencia, tanto en el llamado Norte como en el Sur.
Para compartir experiencias concretas de remunicipalización y algunas de las conclusiones del encuentro, la red RPW y
Aigua és Vida,
una plataforma catalana integrada por entidades de ámbito social,
vecinal, sindical, ecologista y de solidaridad, y que aboga por la
gestión pública del agua, convocaron
un acto público en que se analizaron varios casos concretos de Europa.
Barcelona: el abuso del monopolio privado
“La
situación en Catalunya, y más concretamente en Barcelona, es muy
distinta a la europea”, comenta para empezar Eloi Badia, de
Ingeniería sin Fronteras,
una organización que trabaja por el cambio social y que forma parte de
Aigua és Vida. “Aquí solo se nos habla del modelo francés o inglés,
basado en el suministro privado, pero no de la realidad en otros países,
como Francia o Alemania, donde cada vez se extiende más el suministro
público”.
En efecto, en Catalunya más del 80 por ciento del
suministro no solo está en manos privadas, sino que depende de una única
compañía, Agbar, subsidiaria de Suez, lo cual equivale a un auténtico
monopolio. En el caso concreto de Barcelona y el área metropolitana, la
situación es aún más extraordinaria, puesto que hace unos años se
descubrió que no existía contrato entre las autoridades municipales y la
compañía. En 2010 una sentencia judicial dictaminó que “no hay
adjudicación del servicio ni hay contrato”, por lo que “la actuación de
Agbar, en tanto que concesionaria del servicio es una actuación
ilegítima”. Desde entonces, la plataforma está luchando para que se
promueva una gestión transparente y democrática y, entre otras cosas, en
febrero de 2013 denunció a Agbar ante la Fiscalía por dar servicio sin
contrato.
La administración metropolitana pretende solucionar la
evidente irregularidad de la gestión de Agbar en Barcelona mediante la
creación de una empresa mixta. Según Eloi, “la nueva empresa se ha
constituido sin haber realizado una licitación pública, sin una
auditoría de los activos y sin revisar el estado alegal en los que
operaba Agbar en mucho municipios”.
Además de la estructura
jurídica, la plataforma alerta de que no solo nos encontramos ante una
dualidad entre ‘clientes’ o ‘usuarios’, sino que para estas empresas
multinacionales son los propios ayuntamientos los clientes del servicio,
lo cual deja claro el nulo papel que pueden desempeñar como reguladores
para controlar el servicio público. Por otro lado, la plataforma
denuncia que el recibo del agua en Catalunya se ha encarecido un 15 por
ciento solo en 2013, y desde 2008, un 65 por ciento.
“A veces, una imagen vale más que mil palabras. Solo hace falta ver la
imagen del informe
de responsabilidad corporativa del año 2009 de Aigües de Barcelona, la
subsidiaria de Agbar que gestiona la prestación de agua en la ciudad
condal: un grifo del que sale un hilo de agua en forma de código de
barras”. “¿Qué tipo de política de agua queremos fomentar?”, se pregunta
Eloi. “¿Una que esté al servicio de las personas o al servicio de las
compañías y el lucro?”.
Ante esta situación, Aigua és Vida quiere
iniciar una campaña de remunicipalizaciones en todo el territorio
catalán y estatal, para lo cual han invitado a experiencias de éxito con
las que poder inspirarse.
París recupera el control del agua: eau la la!
Si
hay un caso que simbolice con especial contundencia que la alternativa
de la remunicipalización es viable es el de París. La capital francesa
no solo alberga la sede central las dos mayores empresas de agua del
mundo, Suez y Veolia, sino que, hasta 2009, su abastecimiento de agua
dependía de estas mismas dos compañías.
Bruno Nguyen, director de operaciones de la nueva compañía pública,
Eau de Paris,
explica que, hasta 1985, el suministro de agua de París estaba
gestionado por la propia ciudad, excepto por una notable excepción, el
sistema de facturación, que era privado. Entre 1985 y 1987, la
distribución se privatizó y se repartió entre Suez y Veolia, mientras
que la producción quedó en manos de una empresa mixta, SAGEP. Pero esta
situación planteaba numerosas irregularidades y, finalmente, en 2010, la
ciudad volvió a asumir el control del agua, esta vez por completo, con
la creación de la empresa Eau de Paris.
Antes de remunicipalizar
el agua, abundaban problemas como la falta de control de la gestión. “Se
asignaban concesiones sin concurso, los contratos carecían de objetivos
claros, por lo que era difícil pedir a las operadoras privadas que
rindieran cuentas, y los flujos de dinero eran opacos”, comenta Bruno.
El sistema, además, era muy complejo. “Los usuarios finales no entendían
cómo se repartían las responsabilidades y las soluciones tecnológicas
también eran muy diversas, ya que dependían de cada operadora.”
Por
estos y otros motivos, la ciudad decidió que había llegado hora de dar
un giro. El proceso se inició en 2001, con la llegada de un nuevo
alcalde a la ciudad, tras lo que siguieron años de estudios y largas
negociaciones con todas las partes, desde las concesionarias a los
trabajadores y las trabajadoras. El proceso se guió por la idea de que
el agua era una actividad estratégica y perseguía dos grandes objetivos:
eliminar servicios duplicados y conseguir ahorros en beneficio de los
usuarios. Finalmente, en 2010, comenzó a operar Eau de Paris, una
compañía que entiende que el agua es un bien común y, por lo tanto, se
debe preservar mediante una gestión responsable y equitativa.
Tras
tres años de funcionamiento, el balance general es muy positivo. “Ya en
julio de 2011, solo después de un año de empezar a funcionar, se
registró una reducción del 8 por ciento en el coste del agua potable”.
Bruno advierte también de que el proceso no ha estado exento de
dificultades. Entre otros aspectos, menciona cuestiones como “los
recursos humanos, ya que no fue fácil empezar una nueva cultura en la
empresa, y los sistemas de gestión de la información, que pertenecían a
los distribuidores privados, por lo que tuvimos que cerrar un acuerdo
para poder usarlos temporalmente”. Sin embargo, hay también puntos
positivos y, a pesar de la transición, “el servicio no se alteró en
ningún momento, la facturación ahora es más precisa y justa, y el
servicio de atención telefónica se ha internalizado y funciona mejor”.
La
compañía, en estos momentos, está consiguiendo un ahorro de unos 30
millones de euros al año, un dinero que, en lugar de ir a los bolsillos
de accionistas privados, como ocurría con el anterior modelo, se
reinvierte en la misma compañía. Con este dinero, por ejemplo, “estamos
manteniendo un alto nivel de inversión en infraestructuras y hemos
doblado el fondo de solidaridad”. Además, el consejo de administración
está ahora abierto a la sociedad civil, y en él participan ONG y
personal de la empresa, todos ellos con poder de voto.
El caso de Berlín: Veolia, adieu!
“Estoy
muy contenta de poder deciros hoy que, por fin, el agua de Berlín es
cien por cien pública”, anuncia con gran satisfacción Dorothea Haerlin.
“Yo vengo de la
Berliner Wassertisch,
la Mesa del Agua de Berlín, una iniciativa muy pequeña, de base, que
lleva desde 2006 en las calles reivindicando que el agua de la ciudad
vuelva a manos públicas.”
En 1999, el gobierno de la ciudad de
Berlín aprobó la venta del 49,1 por ciento de las acciones de la
sociedad Berlin WasserBetrieb a un consorcio constituido por dos
multinacionales del agua: la francesa Veolia y la alemana RWE. Pero
grupos ciudadanos como la Mesa del Agua de Berlín, convencidos de que el
agua es un derecho y no una mercancía, han luchado durante años para
que las compañías privadas se vayan y la ciudad recupere el control de
este recurso.
“Después de muchas acciones, el pasado 7 de
noviembre, el ayuntamiento de Berlín aprobó volver a comprar la
participación de Veolia por 590 millones de euros y la de RWE por otros
650 millones de euros”. “Esto”, dice Dorothea, “son buenas y malas
noticias a la vez”.
“Primero las buenas”, añade con tono de broma.
“Lo bueno es que el agua de Berlín ahora es totalmente pública, por lo
que la empresa que la gestiona se puede transformar en una compañía
democrática, transparente, justa y ambientalmente sostenible.” “La
noticia mala”, prosigue Dorothea, “es que la empresa mantiene una visión
muy mercantil y el gobierno de la ciudad espera recuperar el total de
millones que ha pagado, 1.300 millones de euros, con las tarifas de los
usuarios”.
De hecho, con la compra de las participaciones a las
empresas privadas, la compañía pública asumió una deuda que debe pagar
durante los próximos 30 años y, sumando los intereses, le deja una deuda
de 2.000 millones de euros. “El ayuntamiento de Berlín y el ministro de
Finanzas dicen que no hay problema con este dinero porque ahora
obtendrán las ganancias que antes iban a parar a otros, pero este no era
el objetivo de nuestra lucha”, lamenta Dorothea.
La
representante de la Mesa del Agua de Berlín compara el proceso de
reivindicación de la ciudadanía por una gestión pública y democrática
con la búsqueda de un tesoro en un castillo: “cuando abres una puerta y
crees que has encontrado el tesoro, se abre otra más grande y con más
escaleras”. En efecto, esta ha sido la experiencia del colectivo del que
forma parte. En febrero de 2011, por ejemplo, la Mesa del Agua impulsó
un referendo popular que pedía que se publicara el contrato de
privatización parcial del agua. Y por primera vez en la historia de la
ciudad, un referendo de este tipo consiguió el numero mínimo de votos
para que fuera considerado legal. Esta fue una gran victoria, que nunca
hubieran imaginado posible apenas unos años antes, pero también supuso
más trabajo.
“El principal objetivo ahora es impulsar un debate
público”, sigue explicando. De momento, se ha redactado un primer
borrador de la Carta del Agua de Berlín, una iniciativa que se empezará a
debatir en un nuevo espacio, la Asamblea del Agua de Berlín. “La idea
es construir un órgano que aún no existe y que permita que todas las
personas interesadas en el tema del agua puedan participar en un proceso
de debate. El objetivo final es que esas personas puedan llegar en el
futuro a participar activamente en el día a día de la compañía, y no
solo a supervisar qué se está haciendo desde el consejo de
administración.”
Dorothea concluye recordando que el proceso de
recuperación público es largo. “Después de conseguir recuperar el
servicio en Berlín, nos hicimos una foto delante del parlamento de la
ciudad con una pancarta donde se lee ‘después de la remunicipalización,
democratización’. Así que espero traeros más noticias buenas muy
pronto.”
Aguas del Huesna: compromiso político y excelencia en el servicio
Emilio Pachón, gerente de
Aguas del Huesna,
una empresa pública de la provincia española de Sevilla, comienza a
relatar su experiencia con una pequeña broma: “No saben la envidia que
me da el compañero de París. Su compañía cubre un radio de 15 kilómetros
cuadrados y todos los usuarios están concentrados. Nosotros abastecemos
a 22 municipios, que van desde los 300 a los 50.000 habitantes, y todos
ellos están dispersos en 250 kilómetros”.
Emilio relata con
pasión los 20 años de historia de esta compañía pública, propiedad del
Consorcio de Aguas del Huesna, cuyo objeto social es la realización del
ciclo integral del agua en los municipios del Consorcio. Con sede en
Sevilla, Aguas del Huesna opera en el ámbito provincial desde que se
constituyó en 1993, primero con un modelo privado y, desde 2007,
remunicipalizado.
“En 1994, 17 municipios de la provincia de
Sevilla se dieron cuenta de que la situación del suministro de agua era
insostenible. No había fuentes de agua potable sostenibles ni seguras;
los canales de riego y pozos estaban contaminados.” Por ese motivo, los
municipios decidieron consorciarse y elaborar un megaproyecto para
llevar el agua a toda la zona. “Se trataba de un proyecto faraónico”,
dice Emilio, “con casi 250 kilómetros de red de abastecimiento”.
Esta
gran proyecto exigía también muchos fondos, pero debido a la poca
capacidad de inversión de los municipios, en un entorno fundamentalmente
rural, se abrió un proceso de privatización y se convocó un concurso
para obra y explotación de 25 años. En este contexto, el Consorcio de
Aguas del Huesna redactó un exhaustivo pliego de condiciones para regir
la vida de la concesión; tanto que este incluía requisitos como que la
concesionaria explicara detalladamente las tarifas y notificara los
beneficios obtenidos. Finalmente, las obras se adjudicaron a una empresa
privada y se pusieron en marcha.
Entre 1994 y 2001 se
desarrollaron las obras, pero con un sobrecosto del 25 por ciento sobre
el precio adjudicado. “Y es aquí donde comienza la batalla”, recuerda
Emilio. “La concesionaria quería que se le reconocieran esos fondos
extra y cobrárselos a través de la tarifa durante los años del contrato
de concesión y el Consorcio se negó”. En 2001, tras muchos
incumplimientos del pliego de explotación, se decidió constituir una
empresa mixta, donde el propio Consorcio participaría en la gestión, con
el 25 por ciento del capital. Así, el Consorcio se integró en la junta
de gestión y la concesión se amplió 7 años mas. “Y ahí comienza una
nueva andadura, de concesión administrativa a empresa mixta.”
Sin
embargo, la situación no mejoró y los problemas persistieron. Las
decisiones, al fin y al cabo, las seguía tomando el sector privado, pero
con la complicidad del Consorcio público. Surgieron nuevas disputas
hasta que, en 2007, ambas partes llegaron a otro acuerdo para que la
entidad privada saliera de la sociedad y vendiera sus participaciones al
Consorcio.
Desde entonces, Aguas del Huesna es una compañía
cien por cien pública. “Podríamos decir que fue una remunicipalización
por una vía no agresiva”, comenta Emilio. Esta salida permitió al
Consorcio acceder a fondos y cerrar acuerdos con entidades financieras
para poder invertir en aquellas áreas que el sector privado había
desatendido. Desde 2007, las tarifas no han subido por encima del índice
de precios al consumo y, en sus tramos más bajos, la tarifa está por
debajo del promedio en la provincia de Sevilla.
Emilio resume las
lecciones aprendidas con el proceso de remunicipalización en dos
grandes puntos: “compromiso político y excelencia en la gestión”. El
compromiso político no es solo necesario para recuperar el control de la
compañía pública y prescindir de la privada, sino para seguir apostando
por ese modelo público, pues los ataques al sistema no cesan después de
remunicipalizar. En cuanto a la excelencia en la gestión, Emilio
subraya que “debemos competir con las mismas armas. El servicio que
brindamos debe ser muy eficaz y eficiente y estar al día. Si no, los
huecos que dejan los gestores públicos, los llenan los privados. Nuestro
deber es dar un servicio de alto nivel.”
Remunicipalización: una ola imparable
David McDonald, profesor de la Universidad de Queen de Canadá y codirector del
Proyecto Servicios Municipales,
es el encargado de cerrar la sesión con algunas observaciones
generales. David es coautor de un pequeño libro publicado recientemente
con el título ‘
Remunicipalización: el retorno del agua a manos públicas’.
“En nuestro estudio”, explica David, “vemos cómo cada vez más ciudades
de todo el mundo están remunicipalizando los servicios de agua. Desde
Hamilton, en Canadá, a Dar Es Salaam, en Tanzania, pasando por la
capital argentina, Buenos Aires, o Malasia”.
David añade que
“esto no es un invento de los académicos. Los académicos solo seguimos
lo que hace la gente en la práctica, que es la que sabe qué le conviene”
y, según sus investigaciones, “la remunicipalización es una alternativa
más, parte de una tendencia global para replantear los espacios
públicos, no solo en el ámbito del agua, sino también en otros, como la
energía o la atención de la salud”.
En todo caso, ha llegado el
momento de plantear seriamente alternativas a la privatización. “¿Por
qué?”, pregunta David, “pues sencillamente porque esta ha fracasado. Las
compañías no solo no han cumplido con sus promesas, sino que, en
algunos casos, al no conseguir los ganancias que proyectaban,
simplemente se han marchado. Eso fue lo que sucedió en Buenos Aires. La
operadora privada se fue sin más.”
Los casos estudiados por David
revelan que el proceso de remunicipalización no suele ser sencillo; son
muchos los obstáculos que se deben superar y no existen recetas mágicas
aplicables a todos los contextos. Es habitual, por ejemplo, que se den
resistencias internas. La compañía debe volver a aprender cómo operar y
la vocación de servicio público tampoco se construye de la noche a la
mañana. En Cochabamba, por ejemplo, que fue escenario en 2000 de la
llamada ‘guerra del agua’, llevan diez años trabajando para crear un
nuevo servicio público.
Sin embargo, esos mismos estudios
demuestran que la remunicipalización también puede funcionar, “quizá no
de forma perfecta”, puntualiza David, “pero seguramente ningún servicio
pueda hacerlo, independientemente del modelo de gestión”. En cualquier
caso, David se muestra rotundo: “Cuando nos dicen que lo público no
funciona, no tenemos que creerles”. Y es que sus análisis dejan claro
que la remunicipalización es una tendencia global y en auge. “Incluso en
los Estados Unidos, en municipios conservadores, estamos viendo cómo
cada vez se internalizan más servicios, porque cada vez se tiene mayor
conciencia de que el sector privado es muy caro y dificulta el
seguimiento de los servicios y los contratos, así que no solo es una
cuestión ideológica.”
Para concluir, David explica que “en estos
días, hemos documentado 86 casos de remunicipalización en todo el
mundo. Repito que no son empresas perfectas, pero son innovadoras, y
persiguen principios de equidad, transparencia, democracia y
sostenibilidad. La remunicipalización es una ola imparable y estoy
seguro de que, muy pronto, la lista llegará a los 100 casos y no dejará
de crecer”.
Fuente:
http://www.tni.org/es/article/remunicipalizacion-en-el-sector-del-agua-una-ola-imparable
Para más información
Vídeo: el retorno del agua a manos públicas (5 minutos):
http://www.tni.org/es/multimedia/video-el-retorno-del-agua-manos-publicas/
Water Remunicipalisation Tracker – Herramienta de seguimiento de casos de remunicipalización de agua:
http://www.remunicipalisation.org/
Water Justice – Centro de recursos contra la privatización:
http://www.waterjustice.org/