Lo que algunas personas
llaman en Miami hacer periodismo no es ni más ni menos que empeñarse en
difamar a Cuba. Cualquier cosa: sus líderes, sus deportistas, su
paisaje, etc. Una de las cosas que más critican, quizás porque mucho les
duele, es el sistema de salud pública cubano.Desde hace unos años,
en un ciclo que se repite cada dos o tres meses, la prensa de Miami
cosecha su verano con alarmas y alharacas decretando con morboso placer
que en Cuba hay una epidemia de cólera o de dengue. Esto se hace con
claros objetivos políticos, no para informar a la población o para
prevenir a las autoridades.
Se trafica, en primer lugar, con el
deseo oculto de que realmente una epidemia arrase con una parte de la
población cubana para poner en entredicho la salud pública, cuyos
principios son opuestos a los del sistema de salud comercial y privado.
Se hace para acusar al gobierno cubano de esconder insensiblemente la
enfermedad para que no se perjudique el turismo. Se hace para incitar a
una ocupación de Cuba o una parte de ella con supuestos objetivos
humanitarios.
Por estos días en Miami ha arreciado la propaganda
sobre le existencia de un brote de cólera “oculto” e incontrolable en
Cuba; tan “incontrolable” que ha afectado a extranjeros que visitan la
isla. La prensa de Miami y buena parte de la prensa internacional ha
usado la palabra “exportar cólera”, como si en Cuba hubiera un
ministerio que se dedique intencionalmente a repartir por el mundo esa
enfermedad.
Toda esa propaganda se ha basado en un Informe
conjunto de la Organización Panamericana de la Salud, adscrita a la OEA,
y la Organización Mundial de la Salud, dependiente de la ONU. Informe
que citan y manipulan, pero que esta prensa mediocre no ha ofrecido a
sus lectores para que lean y juzguen según su libre criterio. Por esa
razón en el programa
La Tarde se Mueve (14.50 am) del pasado martes 27 (
http://latardesemueve.com/grabaciones) le di lectura íntegra a dicho documento, que ahora comparto con los lectores: (
http://www.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=22754&Itemid)
Lo
primero que muestra el referido informe del 23 de agosto del 2013 es
que fue el propio Ministerio de Salud Pública de Cuba quien ha ofrecido
los datos a esas dos organizaciones internacionales. Y lo segundo es que
en dicho informe se habla también del cólera en otros países del
Caribe, que a pesar de tener índices de afectación comparativamente más
altos que los de Cuba, y de haber reportado un preocupante número de
muertes, no han padecido la calumniosa campaña que se hace contra
nuestro país.
Por supuesto que no deseamos que en Haití o en
República Dominicana exista el cólera. Antes que eso nos alegramos que
estén registrando avances en su control, y que la propia Cuba ayude a
estos hermanos del Caribe a combatir la enfermedad; pero estas cosas hay
que decirlas para que se comprenda la mala intención política que
existe detrás de la campaña de prensa sobre el cólera en Cuba.
Es
realmente penoso ver lo que hace con este tipo de calamidad un
periodista como Juan Tamayo, alguna vez prestigioso profesional de los
medios y que ahora despacha un artículo tras otro en
El Nuevo Herald
sin otro fin que el de calumniar a Cuba. Su falta de respeto a los
lectores es constante; parece que Tamayo piensa que Miami bien vale una
mentira. Y otra más.
Lo que muestra el informe es que el
Ministerio de Salud Pública de Cuba ya había alertado, a través de una
Nota Informativa a la Población publicada en el periódico Granma (
http://www.granma.co.cu/2013/01/15/nacional/artic09.html),
que se habían incrementado los casos de enfermedades diarreicas agudas.
Mientras que el pasado 23 de agosto el Centro Nacional de Enlace
informaba que “Como resultado de la vigilancia implementada, se
confirmaron 163 casos de cólera en las provincias de La Habana, Santiago
de Cuba, Camagüey, así como también en otros municipios pero asociados a
estas tres provincias.”
Sobre la afección en ciudadanos
extranjeros, es la propia Cuba la fuente para que en este informe de la
OMS y la OPS se especifique que “Entre los casos confirmados se incluyen
12 casos en viajeros procedentes de diferentes países (dos de Alemania,
dos de Chile, dos de España, uno de Holanda, tres de Italia y dos de
Venezuela), de los cuales 8 son hombres y cuatro son mujeres, con un
rango de edad entre 30 a 74 años.” Añadiendo además que “El Instituto de
Medicina Tropical Pedro Kourí confirmó la detección de V. cholerae O1
Sero grupo Ogawa en todos los casos. Todos ellos evolucionaron
favorablemente y no se registraron defunciones.”
Como se ve Cuba
no ha escondido nada. Es el Ministerio de Salud Pública de Cuba quien
ofrece esta información. Pero no se trata solo de la prensa. A pesar de
lo elocuente de las cifras, la Oficina de Intereses de Estados en La
Habana pone en su página oficial una alerta sobre el cólera para los
ciudadanos norteamericanos que visiten Cuba. Y no pone la misma alerta
para el caso de República Dominicana con una situación más crítica.
En
República Dominicana, específicamente en Altagracia, se han reportado
numerosos casos de cólera. Se trata de la región donde está ubicado el
polo turístico de Punta Cana, visitado por residentes de Miami a quienes
sin embargo no se les advierte del peligro. ¿Es o no es política la
campaña sobre el cólera en Cuba? Ni la Embajada de Estados Unidos en
Dominicana habla de esto; ni habla tampoco el comentarista de televisión
Oscar Haza, de origen dominicano, a quien debiera preocuparle mucho
esta situación en su tierra y olvidarse un poco de Cuba; país que él ni
entiende, ni siente.
No obstante debo decir que ni siquiera la
propia Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana ha dejado de
reconocer en su llamada “alerta” que Cuba hace todos los esfuerzos por
superar ese mal y acaba aconsejando a sus ciudadanos que hagan lo que el
Ministerio de Salud Pública y las autoridades cubanas recomiendan. (
http://photos.state.gov/libraries/havana/231771/PDFs_001/Brote-de-Colera-08-20-13.pdf)
La
campaña contra Cuba tuvo un momento escandaloso cuando la pasada semana
la reportera Arlena Amaro de Univisión 23, después de informar sobre
cinco casos de dengue en el estado de la Florida, y uno en Miami,
terminó su reportaje recordando que en Cuba había cólera; algo que no
venía al caso. Lo más adecuado aquí sería que fuera Cuba quien alertara a
los cubanos que van a visitar Miami del dengue que Arlena Amaro
reportaba.
Una última cosa, que no por última es menos
escandalosa. En la medida en que toda esta campaña se iba estirando y
disolviendo por falta de fundamento, los manipuladores tenían que
aportar un caso, al menos un nombre de alguien que pudiera testificar
que había cólera en Cuba. Y apareció. ¿Dónde? Pues en el periódico más
previsible de todos:
El Nuevo Herald de Miami. ¿A través de quién? Seguro lo pueden imaginar: nuevamente en un artículo de Juan Tamayo.
El
martes 27 Juan Tamayo publicó el artículo del premio gordo con el
título de “Maestro de Nueva York enfermó de cólera en Cuba”; consumiendo
en un restaurante “estatal”. El maestro se llama Alfredo Gómez, enseña
matemáticas en Syracuse, New York, nació en Cuba y salió de la isla en
el 1997. Aunque Tamayo solo logra sacarle a Gómez un par de frases, ya
la primera de ellas basta para comprobar que se trata de alguien que no
llegó a las páginas de
El Nuevo Herald y al teléfono de Juan
Tamayo por casualidad, sino porque se está prestando intencionalmente
para participar en esta campaña difamatoria; algo que nadie espera del
comportamiento de un maestro.
Pero Gómez comete un error que le
pone en evidencia desde el primer párrafo, cuando le dice a Tamayo que
después de contraer el cólera en Cuba, y ser atendido en el Instituto
Pedro Kourí de Medicina Tropical le pasaron una cuenta de 4,700 dólares;
que al final tampoco se pudo cobrar por las regulaciones del embargo de
Estados Unidos a Cuba.
Los testimonios de Alfredo Gómez están
colgados de hilos falsos. No aporta datos, habla de conversaciones que
escuchó, de intentos de cobro inverificables; pero hay sobre todo un
desliz esencial. Gómez viajó a Cuba en un vuelo “charter”, y es política
de las compañías que operan estos vuelos que el pasajero adquiera, como
parte del pasaje, un seguro por si tiene algún problema de salud en
Cuba. Cualquier tipo de problema, desde el más simple al más grave, por
lo que Gómez hubiera sido atendido de cualquier modo cubierto por esa
póliza.
¿Qué ha ganado con su “testimonio” a Tamayo? Pues su
salto a la “fama” en Miami. Desde hace unos días el anodino maestro ha
sido entrevistado por los medios de prensa miamenses a cualquier hora.
No es mala idea que le financien sus memorias para que quede una prueba:
Alfredo Gómez puede trascender a la posteridad como cómplice de esta
campaña difamatoria en la que acaba de contraer una gran
responsabilidad.
Fuente:
http://lapupilainsomne.wordpress.com/2013/08/29/miami-los-que-querian-una-invasion-a-cuba-ahora-quieren-el-colera/