Foto: Oficina del diputado Ströbele
"Pensé
'¿por qué no preguntárselo directamente?' y acabé sentado sobre una
maleta" rumbo a Rusia. El pasado 31 de octubre este parlamentario alemán
de Los Verdes logró estrechar la mano del hombre más buscado del
planeta: "Ofrecía una aspecto saludable y vivaz", explica a La Voz de Rusia Ströbele, de 74 años.
Fueron
tres horas que dieron para mucho: pero lo que sobresaltó a las
cancillerías tras revelarse el encuentro fue la disposición de Snowden a
testificar ante una comisión parlamentaria en Alemania para explicar
"cómo, según él, el Gobierno de EEUU ha actuado mal". Ello quedó
plasmado en una carta que Snowden firmó y que a las pocas horas estaba
en la mesa de la canciller, Angela Merkel, traducida al alemán. Ahora
Berlín ha enfriado los ánimos, argumentando que Snowden no es un
"perseguido político" y que por lo tanto no puede aplicarle el asilo que
el filtrador requiere para salir de Rusia.
Pero
el Gobierno alemán, aunque en un primer momento señaló que no quería en
dañar las relaciones con Washington, manifestó días después de la cita
que estaba dispuesto a estudiar la posibilidad de tomar declaración en
Moscú al extécnico de la NSA para conocer más datos sobre el programa de
espionaje que ha llevado a cabo la agencia en su territorio. Ströbele
es crítico con esta prudencia de Alemania ante la posibilidad de
desairar a EEUU. "Si se hubiese probado a través de documentos que Rusia
espió en millones de ocasiones a la población alemana e incluso que
escucha las conversaciones telefónicas privadas de la canciller de la
República Federal Alemana, un filtrador como Snowden hubiese obtenido
asilo de inmediato; y si no, se le acogería", explica el diputado
alemán. "Sólo hay que quererlo realmente", insiste Ströbele, que cree
que enviar una delegación a Rusia no es la mejor solución, ya que el
interrogatorio debería contar con el visto bueno de las autoridades
rusas. El legislador evita calibrar la añoranza o resquemor que irradia
el fugitivo respecto EEUU: "No hemos hablado sobre su opinión acerca de
los regímenes americano y ruso". Pero ambos saben que la confianza entre
Merkel y Obama se ha visto dañada por el escándalo de las escuchas.
Ströbele
está convencido de que, en un formato o en otro, Snowden sería un
testigo muy útil para investigar qué pasó. "Él no era sólo un
administrador, sino que tomó parte activa en los trabajos de la NSA y
conoce la estructura interna lo suficiente como para explicar los
documentos que se han conocido". Las recientes filtraciones sobre el
'pinchazo' del teléfono de Merkel han ablandado la postura del Gobierno
alemán, que sí parece dispuesto a conceder algún papel a Snowden, aunque
sin pillarse los dedos concediendo un permiso de residencia para el
joven norteamericano, sobre cuya cabeza pende una petición de
extradición.
Aunque
el presidente de EEUU, Barack Obama, ha dicho que no sabía nada del
espionaje a Merkel, Ströbele pide no restar importancia al asunto: "No
tengo ni idea sobre lo que sabe la Casa Blanca. Pero no me puedo
imaginar que se escuche a la canciller y que no se haga nada para
pararlo, si se sabía que la NSA espíaba las conversaciones de móvil".
Su
viaje a Moscú la semana pasada ha reavivado el caso. "Alemania parece
dispuesta a interrogar con fines informativos al señor Snowden en
Moscú", afirma Ströbele. De hecho el presidente de la comisión de
secretos oficiales del Bundestag, el socialdemócrata Thomas Oppermann,
ha destacado públicamente la importancia de tomar declaración al técnico
estadounidense, aunque sin que ello complique la difícil situación en
la que se encuentra. El apoyo de Ströbele a Snowden ha sido desde el
principio tajante: "Alemania debería estar agradecida por lo que ha
hecho Snowden. De lo contrario el móvil de la canciller seguiría
'pinchado' a día de hoy”.
Lo
que Ströbele guarda en secreto son los pequeños detalles de aquellas
tres horas con el informático. Si su estado de ánimo es proclive a
quedarse en Rusia o si es cierto que busca una salida, tal vez hacia
Alemania. "No sé nada concreto y además esto pertenecería a una parte de
la conversación que se acordó que sería confidencial", zanja el
diputado con algo de misterio. Sí ha dejado caer que Snowden goza al
parecer de cierta libertad en suelo ruso que le permite, por ejemplo, ir
de compras. Incluso puede cenar con diputados como Ströbele, que
obligan a los gobernantes a posicionarse en un asunto que todavía es
demasiado peliagudo para que la canciller Merkel hable de ello en
público.
je/kg
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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