A ti madre tierra de la que nunca recibiré tormentos
A ti que me has dado amor toda la vida
La que poco pide a cambio de lo inmenso
A ti amor, mi pensamiento.
Tanto me das y poco te entrego
La semilla que canta en tus entrañas
Mi canto nocturnal madre primera
Mi eterno amanecer, mi primavera.
Gracias por el aire y por el viento
Por la hierba y la fruta de mi suerte
Gracias por una vida preñada de alegrías
Y por la transparencia de mi muerte.
Gracias por la felicidad de mi existencia
Por hacer lo que quiero permanente
Por ser libre al sempiterno viento
Por ser genuinamente irreverente.
Gracias por la madera y por la sombra
Por el sol y el calor y por el frio
Gracias por las cuatro estaciones
Por mi libre albedrio..
Por ser así sencillo como el rio
Por la teluria que bulle en mi sangre
Por gritar mí libertad y no haber permitido
A ninguna bestia pisotearme.
Gracias mil veces, gracias por esta eternidad
Que nunca tiene dueño
Gracias mil veces por estar siempre despierto
Por nunca sentir sueño
Que no sea el sueño filosófico
De ser esencia y nunca estar muerto.
Paul Fortis
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