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por Alba tv
Lunes, 11 de Noviembre de 2013 22:08
La guerra económica que emprende la derecha contra el pueblo
venezolano no es una coyuntura actual, desde hace más de una década el
sector empresarial -ligado a los actores políticos de la IV República-
le declaró frontalmente la guerra al Gobierno Bolivariano, al ver
trastocados sus privilegios de
La guerra económica que emprende la
derecha contra el pueblo venezolano no es una coyuntura actual, desde
hace más de una década el sector empresarial -ligado a los actores
políticos de la IV República- le declaró frontalmente la guerra al
Gobierno Bolivariano, al ver trastocados sus privilegios de clase
dominante dueña de las tierras del país y la renta proveniente de las
enorme riqueza petrolera.
Con la autoridad que le confirió la
Asamblea Nacional (AN), mediante Ley Habilitante, el 9 de noviembre de
2001, el presidente Hugo Chávez dictó el Decreto con Fuerza de Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, en el que se señala el latifundio "como
sistema contrario a la justicia, al interés general y a la paz social en
el campo ", y se especifican directrices "con el objeto de establecer
las bases del desarrollo rural". Se reivindicaba así la lucha del
campesino y la máxima revolucionaria: La tierra es de quien la trabaja.
La prohibición de la tenencia de grandes
extensiones de tierra en pocas manos, así como la justa redistribución
de la renta petrolera y la posición del Estado de asumir su
responsabilidad de garantizar la soberanía alimentaria, causó ira entre
las cúpulas de poder que no dudaron en defender sus intereses
latifundistas. Comenzaba una cruzada llena de ataques al Gobierno del
comandante Chávez, algo inevitable cuando un país comienza un verdadero
proceso de cambios profundos hacia la justicia social.
Ese noviembre de 2001, Chávez cerraba su
segunda Ley Habilitante con otras 48 normativas entre las que destacaba
también la Ley Orgánica de Hidrocarburos, a través de la cual se
elevaban las regalías que debían pagar las transnacionales al Estado
venezolano y se recuperaba el control de la mayor empresa pública del
país: Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Guerra abierta y pública
El 21 de noviembre, en rueda de prensa,
José Luis Betancourt, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos,
rompió la Gaceta Oficial en la que una semana antes había sido
publicado el Decreto con Fuerza de Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.
Con actitud soberbia y desafiante, el
empresario expresó: "Si él quiere plantearle una guerra al sector
privado venezolano, a la sociedad civil venezolana en los términos que
él imponga en ese terreno, nosotros nos vamos a enfrentar", en alusión
al presidente Chávez.
A la posición de Fedenaga se sumaron las cúpulas de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) y de la Central de Trabajadores de Venezuela
(CTV), presididas por Pedro Carmona Estanga y Carlos Ortega,
respectivamente. Se trazaba el objetivo: sacar a Chávez del gobierno.
Por la supuesta falta de diálogo con el
Gobierno los empresarios convocarían –con todo el apoyo de la resonancia
de los medios de comunicación privados- a un paro patronal para el 10
de diciembre. Ese mismo día, Chávez promulgaría la revolucionaria ley de
tierras, con la cual en más de una década el Gobierno Bolivariano ha
recuperado más de 3.000.000 de hectáreas.
En aquellos días el Presidente Chávez
defendería que efectivamente sostuvo diálogos con el sector empresarial
pero "lo que pasa es que hay sectores minoritarios que se adueñaron de
las riquezas, de las tierras y tenían por costumbre su propio diálogo,
para sus intereses, pero nunca oyeron ni consultaron a los campesinos de
Venezuela".
Ataque incesante
Al paro de diciembre del 2001 le
seguiría el del 9 de abril de 2002, que dos días después derivó en el
golpe de Estado contra el presidente Chávez, quien retornó al poder el
13 de abril luego de la rebelión cívico militar del pueblo venezolano
que reclamó el respeto a la Constitución Nacional y las leyes, tras los
violentos sucesos en los que perdieron la vida 19 venezolanos.
En diciembre de 2002, la Revolución
Bolivariana volvió a enfrentar la paralización del país pero esta vez
con el sabotaje de Petróleos de Venezuela
(Pdvsa), paro que fue derrotado y culminó con la reactivación de la
industria petrolera gracias a la resistencia del pueblo y el empuje del
gobierno bolivariano.
Especulación, acaparamiento, planes de
magnicidio, guerra psicológica a través de los medios de comunicación,
son unos de los tantos ataques que ha combatido -y combate- la
Revolución Bolivariana, que sigue resistiendo los embates de una derecha
que jamás ha descansado en su afán de recobrar el poder "para unos
pocos" en contraste con la democracia participativa que fortalece cada
día el Poder Ejecutivo presidido ahora por Nicolás Maduro, quien
denunció hace pocos días que la actual guerra económica -al igual que en
2001- es dirigida por el Presidente de Fedécámaras, Jorge Roig, junto a
la Cámara Venezolano - Americana de Comercio e Industria (Venamcham) y
Consecomercio.
"Lo digo y lo ratifico. Tengo pruebas:
la guerra económica la dirige Jorge Roig, Consecomercio y un sector de
Venamcham", aseveró Maduro, quien agregó que el presidente de
Fedecámaras " está vinculado a la embajada gringa (estadounidense) desde
hace 25 años".
La guerra económica tiene más de una
década pero ahora no hay ruedas de prensa, ni se rompen gacetas
oficiales, ni se planta cara, es silenciosa -alerta el presidente
Maduro- por lo que es vital tener presente la historia y activar la
consciencia.
Fuente: AVN (Agencia Venezolana de Noticias)
Más información: http://www.albatv.org/
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